Edición:
Lumen, 2016 (trad. Carlos Mayor Ortega)
Páginas:
192
ISBN:
9788426402851
Precio:
20,90 €
Leído en la edición en catalán de
Amsterdam, 2016 (trad. Dolors Udina).
En
su novela más reciente, la premio Nobel de Literatura Toni Morrison (Lorain,
Ohio, 1931) sale de su zona de confort para dar vida a una protagonista millennial, una chica nacida en los años
noventa del siglo pasado, lo que le permite examinar los problemas de la
juventud actual y, en particular, de las jóvenes negras. La autora trabaja el
retrato generacional con referencias a la PlayStation, Internet y ciertas marcas;
no obstante, en la práctica, La noche de
los niños (2015) va más allá del puro presente y explora ante todo el peso de la infancia en la construcción
de nuestra identidad adulta, un tema que, tal como está planteado, no
entiende de edades ni de épocas. La protagonista, Bride, tiene
veintitrés años y se puede considerar una mujer hecha a sí misma: después de
una niñez complicada, marcada por el rechazo que su madre sintió hacia ella al
descubrir que tenía la piel más oscura que la familia (y, por lo tanto, le esperaba una peor consideración social), se ha convertido en
una chica independiente y atractiva que dirige con éxito una firma de
cosméticos.
Sin
embargo, dos acontecimientos resquebrajan el equilibrio de Bride: por un lado,
la salida de la cárcel de una antigua maestra, condenada por un episodio turbio
que nunca se esclareció; por el otro, la ruptura con su chico. En cuanto su
orden se rompe, Bride se pierde y vuelven los fantasmas; después de todo, el
pasado no estaba tan enterrado como parecía. Hacia la mitad, el libro adquiere
la forma de una road-novel: un viaje por
carretera pero sobre todo un viaje interior para reencontrarse consigo misma.
Morrison coquetea con el realismo mágico
para llevar a cabo un regreso simbólico al pasado, materializado en las
transformaciones corporales de la protagonista, que poco a poco recupera su
cuerpo de niña. Aunque el truco se adivine enseguida (es demasiado evidente, sí), no
deja de ser un toque alegórico creativo para decirnos que, a veces, cuando uno
quiere salir adelante necesita retroceder, dar un paso atrás para sanar las
heridas y, al fin, coger impulso para continuar. El conflicto culmina en una
catarsis liberadora, acorde con el devenir del relato.
La noche de los niños
también es una historia sobre las segundas
oportunidades o, dicho de otro modo, sobre la forma en la que reconstruimos
la identidad a lo largo de nuestra existencia; porque adaptarse a menudo es
la única vía para sobrevivir en un entorno hostil. La primera «superviviente» no
es otra que la protagonista, cuyo cambio de identidad se plasma hasta en el
nombre (nació como Lula Ann, pero se hace llamar Bride). Su madre la crió con
dureza, preparándola para los futuros golpes que recibiría por ser mujer y negra. Más
adelante, consigue triunfar en su carrera y ser dueña de su vida (a propósito,
no parece casual que se dedique al sector de la cosmética: el maquillaje no
deja de ser un recurso para reinventarse, como ponerse una máscara para ocultar
las fragilidades). Otros personajes que buscan su segunda oportunidad son la
maestra en proceso de reinserción; el ex de Bride, que guarda sus propios
secretos; y la madre, que a su manera intenta reconciliarse con ella. La construcción
coral, con diversos puntos de vista
y una voz próxima a la oralidad, facilita la comprensión de lo que cada uno de ellos oculta.
Toni Morrison |
No
aparecen niños en la novela, pero Morrison se las ingenia para abordar los traumas de la infancia a partir de las experiencias de los adultos que no los han superado; se trata, por lo tanto, de
una mirada descarnada sobre la niñez, sobre lo que nos hace débiles, sobre
lo que puede romper el equilibrio. Por extensión, es asimismo una mirada descarnada sobre la maternidad,
porque la violencia simbólica ejercida sobre la protagonista comienza, precisamente, con esa madre que,
al contrario que otras progenitoras sobreprotectoras, la cría con aspereza para
que aprenda la cara más amarga de la realidad desde la cuna. Pese a estos
aciertos, no termina de ser una obra redonda: la profundidad pretendida
contrasta con determinados clichés (escenas racistas vistas y revistas,
superficialidad del ambiente de la protagonista, giros melodramáticos) y,
además, algunos personajes se podrían haber desarrollado mejor, como la maestra
o la amiga de Bride. En general, aun apreciando el lirismo de su prosa y el
calado de su mensaje, parece que La noche
de los niños se quedó un poco a medias en todos los aspectos (trama, personajes,
estructura). Seguramente no es lo mejor que ha escrito la autora.
No me termina de convencer, y junto a tus peros la dejaré pasar esta vez.
ResponderEliminarUn beso ;)
No es una mala novela, pero estoy segura (y los que la han leído lo confirman) de que es una obra menor dentro de su producción. Parece que "Ojos azules" y "Beloved" son sus mejores libros.
EliminarTengo muchas ganas de probar con esta autora, de la que tengo dos novelas, "Ojos azules" y otra que no recuerdo...
ResponderEliminarYa me contarás qué te parecen. Me han hablado muy bien de "Ojos azules".
EliminarNo es una novela que me llame demasiado la atención y como encima no está a mi alcance, pues casi mejor.
ResponderEliminarBesos
Quizá tengas más suerte con las primeras novelas de la autora ;).
EliminarAcabo de terminarla, y me ha gustado muchisímo, removió partes de mí interior y me hizo sentir como cada uno de sus personajes. Yo sí la recomendaría :). Saludos
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