Edición:
Salamandra, 2010 (trad. José Antonio Soriano Marco)
Páginas:
96
ISBN:
9788498383102
Precio:
10,50 € (e-book: 6,99)
Leído en versión original (Les mouches d’automne).
Como dice su biógrafo, Olivier Philipponnat, en el prólogo de la
edición francesa, tal vez Irène Némirovsky (Kiev, 1903 – Auschwitz, 1942) sea una escritora del «alma rusa» en lengua francesa. Nacida en la actual Ucrania, en una familia judía acomodada,
recibió una educación exquisita de la mano de una institutriz francesa y ya en
su infancia viajó al país galo, por lo que estaba familiarizada con su cultura.
Después de la Revolución rusa, los Némirovsky se instalaron en Francia, donde la
autora cursó sus estudios superiores en La Sorbona y comenzó a escribir (El vino de la soledad, publicado en
1935, narra esta huida). El hecho de ser una novelista a caballo entre dos identidades, y además en un periodo particularmente convulso de la historia
reciente, tiene especial relevancia en muchos de sus libros, entre ellos Nieve en otoño (1931), que vio la luz justo
después de las aclamadas David Golder (1929)
y El baile (1930), y que por lo tanto
forma parte de sus obras de juventud. Antes, no obstante, ya había abordado el
tema en el relato «La Niania», que apareció en un periódico en 1924. Némirovsky es una de esas narradoras
que no pierden el hilo, que vuelven y vuelven a sus preocupaciones esenciales,
y con ello dan forma a un corpus literario coherente y personal.
Entrando en materia, Nieve en
otoño narra la caída de Tatiana Ivanovna, una institutriz rusa de edad
avanzada, inspirada en la de Némirovsky, que no consigue adaptarse a los
inevitables y convulsos cambios del siglo XX. La novela comienza con una escena en la que
Tatiana despide a sus muchachos, que se van a la guerra. Muchos años atrás,
esta situación se repitió con el padre de estos chicos, al que también educó.
Tatiana lleva toda la vida en la familia, no conoce otra existencia que no
consista en criar a unos niños desde que nacen hasta que se hacen mayores. Tampoco
conoce otro lugar que no sea el Imperio ruso, aunque ahora las circunstancias
la obligan a huir con la familia a París. Ella querría hacer lo que ha hecho
siempre, pero los últimos chiquillos a su cargo se hicieron hombres y fueron
llamados a combatir. La chica, por su parte, disfruta de la juventud
divirtiéndose con sus amigos y no parece estar por la labor de continuar el
linaje. La anciana institutriz no tiene nada que hacer, nada de lo que sabe, de lo que le gusta
hacer. El viejo orden de las cosas ha
cambiado. Peor: ha desaparecido. Y, a su edad, no es fácil de asumir.
Irène Némirovsky |
La espera de la nieve en Francia se convierte en la metáfora del desarraigo de la protagonista: en París, mientras
observa cómo los demás se han adaptado sin problemas a la ciudad, ella se pregunta,
compungida, cuándo caerá la primera nieve, esa nieve que en Rusia llega en
otoño pero en Francia se hace de rogar. La nieve representa algo más que un
lugar: la institutriz añora la vida que llevaba antes, el pasado, su juventud,
el mundo previo a la revolución que tantos disgustos le ha traído. Némirovsky, gran
dominadora de las distancias cortas (no en vano fue una ferviente lectora de
Chéjov, de quien escribió una biografía), narra con su precisión, fluidez y
pulcritud habituales los últimos tumbos de un personaje perteneciente al viejo
orden que, incapaz de resurgir, se deja morir con él. Las palabras justas. La
contención perfecta. Las imágenes evocadoras. Pura elegancia. Esta es otra
muestra (una más, y no son pocas) de su talento excepcional, que, pese a situar
la historia en un momento histórico muy particular, logra, poniendo el ojo en lo íntimo más que en lo político, que la narración
trascienda y aún hoy tenga mucho que decir. Porque grandes transformaciones ha habido siempre. Y persona(je)s a la deriva, también.
¡Adoro a esta autora con toda mi alma! Me encanta que más gente la conozca, suele no ser muy conocida.
ResponderEliminarBesos.
Yo la conozco desde hace bastantes años, ya he leído siete libros suyos. Es muy buena.
Eliminaryo lo lei hace tiempo y me parecio muy bueno y bien escrito. sin duda es de mis autoras favoritas.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo :).
EliminarMe lo apunto, que sólo he leído "Suite francesa" y me quedé con ganas de leer más libros suyos.
ResponderEliminarYo todavía tengo pendiente "Suite francesa", pero todo lo que he leído de Némirovsky (y ya van siete libros) es bueno. Mi último descubrimiento han sido los relatos, "Domingo", una maravilla.
EliminarVoy a leer JEZABEL !! ya lo tengo ����
ResponderEliminarMe encantó este libro. ¡Que lo disfrutes!
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