31 diciembre 2010

Mi 2010 en libros: ranking final

Lo siento, lo he estado pensando mucho y soy incapaz de establecer un orden entre los libros que más me han gustado este año. Además, en mi caso no sería justo hacerlo porque leo géneros muy diferentes entre sí y quedaría un poco raro poner una novela de vampiros por encima de una histórica, por ejemplo. Cuando pongo nota lo hago pensando en el género al que pertenece el libro en cuestión, pero mezclarlos todos es otra historia, así que simplemente voy a poner el listado de aquellos diez títulos dignos de un sobresaliente (por orden de lectura): 

10/10:
- La enfermera de Brunete (Manuel Maristany) – Histórica
- Flores de febrero (Fan Wu) – Realista
- Saga Vampire Academy (Richelle Mead) – Fantástica juvenil
- Sinsajo (Suzanne Collins) – Ciencia ficción juvenil
- Criadas y señoras (Kathryn Stockett) – Realista/costumbrista

9,5/10:
- El nombre del viento (Patrick Rothfuss) – Fantástica
- Hermosas criaturas (Kami Garcia y Margaret Stohl) – Fantástica juvenil

9/10:
- Cazadores de sombras 3: Ciudad de cristal (Cassandra Clare) – Fantástica juvenil

Como no podía ser de otra manera, si se habla de lo bueno, se habla también de lo malo. Si os fijáis, todos son libros cortos: cuando uno largo no me gusta directamente lo dejo sin terminar. Y sin más preámbulos, he aquí mi lista de suspensos con menos de un 4, también por orden de lectura aunque Marcada me parece el peor con diferencia: 

Lecturas para olvidar:
- La perla (John Steinbeck) – Clásico
- El perfume (Patrick Süskind) – Histórico ‘raro’
- Aurora boreal (Asa Larsson) – Novela negra
- Marcada (P. C. y Kristin Cast) – Fantástica juvenil
- La sal de la vida (Anna Gavalda) – Realista

Que nadie se ofenda por esta lista; algunos de mis preferidos a otras personas les parecieron infumables y lo mejor es tomarse estas cosas con humor. 

Por último, os recuerdo que estoy participando en el concurso de reseñas de Libros y Literatura. Si os gusta mi blog, os agradecería que me votarais en esta encuesta (soy el número 38). Solo por votar entraréis en el sorteo de tres lotes de 20 libros, así que vale la pena hacerlo. 

Felices lecturas y hasta el año que viene :-)

30 diciembre 2010

Mi 2010 en libros: chick-lit, novela negra y algo más

Ya os he hablado de los principales géneros que leo, pero todavía quedan algunos libros sueltos que vale la pena mencionar. No suelo hacer experimentos a la hora de escoger lecturas, tengo muy claro cuáles son los estilos que me van y cuáles me van a aburrir, pero eso no quita que haya algunos que me apetezca probar de forma ocasional, como el chick-lit o los clásicos. También lo he intentado con la novela negra (en mala hora) e incluso con algo que se podría englobar dentro del realismo mágico. 

Empiezo por el chick-lit, que sin duda me ha dado muchas alegrías. Por una parte, he vuelto a leer a mi autora favorita del género, y además por partida doble: Una chica años veinte (Sophie Kinsella) y No te lo vas a creer (Sophie Kinsella). Los dos son divertidísimos y el primero, además, me pareció muy optimista, una lectura que os recomiendo especialmente si estáis bajos de moral. Por otro lado, he descubierto el chick-lit vampírico o fantástico, o en otras palabras: libros que por su estilo y temática se pueden considerar chick-lit pero, en lugar de chicas normales, sus protagonistas y la gente de su alrededor son criaturas imaginarias. Aquí tengo que destacar Cantos de súcubo (Richelle Mead), que me gustó mucho, y Citas en el más allá (Kimberly Raye), un poco inferior pero igualmente eficaz para sacarte una sonrisa. 

Como os decía antes, también me ha dado por la novela negra y de misterio. Concretamente, lo hice con uno de los libros nórdicos más aclamados: Aurora boreal (Asa Larsson), que me pareció un tostón, simple y llanamente. Sé que a muchos les ha encantado, pero a mí me costó Dios y ayuda terminarlo y desde entonces no he vuelto a animarme con algo de este género (el año pasado sentí lo mismo con el best seller de Stieg Larsson, de modo que mucho me temo que este género no está hecho para mí). Aunque no sea exactamente suspense, otra novela con tintes oscuros es Ave del paraíso (Joyce Carol Oates), que no me pareció mala en absoluto pero también saqué en claro que el estilo de esta autora tampoco es para mí.

En el apartado anterior he mencionado dos clásicos que me gustaron, pero también encontré uno que se me atragantó a pesar de su buena fama: La perla (John Steinbeck), que me pareció una lectura desfasada y no me aportó nada. Con El perfume (Patrick Süskind) también discrepo con la mayoría: el libro tendrá sus puntos buenos, pero en conjunto me pareció una ida de olla del autor. Tampoco me gustó Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo (Albert Espinosa), a pesar de que hay gente que lo califica como el mejor libro que ha leído en su vida (para gustos…). En fin, está visto que no estoy hecha para experimentos literarios. 

Cambiando de tercio, este año he leído dos libros que podrían englobarse dentro del llamado realismo mágico. Uno es Llora, Alegría (Cuca Canals), sobre una chica que lloraba lágrimas de oro. Me lo recomendó LAKY y me gustó mucho, consiguió sacarme unas cuantas sonrisas y es una opción perfecta para leer en medio de libros más densos o convencionales. El otro es La alargada sombra del amor (Mathias Malzieu) que, si bien incorpora el componente mágico del gigante Jack, la temática principal es muy cruda y triste y me dejó con mal cuerpo, aunque no me pareció un mal libro (como ocurre con los anteriores, tendrá su público y su momento). 

Solo me queda citar una novela romántica, género que leo una vez cada varios años (sin contar los libros juveniles fantásticos que también se pueden catalogar como tales, claro) porque no me aporta mucho. Esta vez me decanté por La inglesa y el torero (Wendy Salisbury), que no es gran cosa pero me entretuvo y me hizo reír con los tópicos de la España profunda. No esperaba ni más ni menos que eso. 

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29 diciembre 2010

Mi 2010 en libros: realismo y sentimientos

Durante muchos años la novela realista ha sido mi género preferido, en especial cuando se trata de historias protagonizadas por mujeres con las que puedo identificarme. Este tipo de tramas consiguen aportarme algo más que entretenimiento (cuando están bien contadas) y tengo comprobado que al final me implican mucho más en la lectura que los géneros livianos. Este año no he leído demasiados libros realistas como tales, de modo que voy a unir este apartado con las novelas sentimentales (no confundir con románticas). Al fin y al cabo, una historia sobre sentimientos no idealizados y creíbles también tiene su punto verosímil.

Allá por el mes de abril descubrí una joyita bajo el título de Flores de febrero (Fan Wu): la vida de dos jóvenes chinas en los años 90 y el proceso de madurez de una de ellas. Sé que el argumento no resulta especialmente tentador, pero me pareció una auténtica delicia, una de esas novelas capaces de dejarte un sentimiento muy profundo dentro. Además, y como algunos sabréis, fue la culpable de que me haya aficionado a los libros ambientados en China. Precisamente en este país se sitúa la acción de El último chef chino (Nicole Mones), probablemente la novela más realista que he leído este año: una mujer americana debe viajar allí para solucionar unos asuntos de su difunto esposo y por motivos laborales conoce a un prometedor chef, todo ello con el telón de fondo de la gastronomía china. Maravilloso.

Este año he calificado con un diez sobre diez cinco novelas: dos juveniles, una histórica y dos realistas. Además de la mencionada anteriormente, el otro diamante que he encontrado es Criadas y señoras (Kathryn Stockett), el penúltimo libro que he leído en este 2010. Se trata de una fabulosa novela ambientada en el sur de Estados Unidos de los años 60, con una trama que mezcla la superación personal de las criadas negras con el sueño de una joven blanca adelantada a sus tiempos. Muy, muy recomendable.

Hablemos ahora de los relatos intimistas que te dejan con el corazón en un puño. En este ámbito he leído dos clásicos, uno francés y otro catalán: Buenos días, tristeza (Françoise Sagan), sobre la relación de una adolescente con la nueva novia de su padre, y Aloma (Mercè Rodoreda), centrado en una joven de familia humilde que se enamora de su tío recién llegado de América. Tampoco me dejó indiferente la historia real de El largo camino de Olga (Yolanda Scheuber), que narra la vida de una niña que a los doce años tuvo que dejar atrás a su familia para empezar de cero en un país totalmente distinto. Sin ser brillantes, los tres me parecen de lo más recomendables.

Hasta ahora estoy hablando bien de todos los libros, pero no nos engañemos, este 2010 también he tenido alguna que otra decepción. Probablemente, la más grande ha sido La sal de la vida (Anna Gavalda), o cómo aprovechar que soy una autora de éxito para presentar cualquier cosa a la editorial. También me esperaba más de Nunca olvides que te quiero (Delphine Bertholon), una novela que me llamó por su portada y luego me dejó bastante indiferente. Como ya he comentado alguna vez, este año me he llevado muchas decepciones con los autores franceses, aunque hay uno del que esperaba un chasco y curiosamente me sorprendió para bien: Dios es mi colega (Cyril Massarotto), que a pesar de su apariencia se engloba más en el género realista que en el humorístico.

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28 diciembre 2010

Mi 2010 en libros: literatura histórica

Novela histórica
A pesar de la evidencia de que he leído muchísima literatura juvenil, en la práctica el género que me ha dado un mayor número de satisfacciones en proporción a las lecturas es un viejo conocido mío: la novela histórica. A veces el calificativo de ‘histórico’ está un poco cogido por los pelos porque no sé a partir de qué período empezamos a hablar de realismo y actualidad; no obstante, lo importante al final son los libros y si alguno os interesa seguro que sabréis encontrarlo, aunque de entrada no esté en esta sección. 

Empiezo con una novela absolutamente maravillosa: La enfermera de Brunete (Manuel Maristany), que además se trata de la más extensa que he leído este año (más de mil páginas, ahí son nada). Cada cierto tiempo me apetece leer un libro muy largo: es una buena forma de dejar atrás malas rachas lectoras ya que, si das con uno adecuado, te aseguras entretenimiento para unas cuantas semanas. Va de la Guerra Civil española, pero no os asustéis: es entretenidísimo y en ningún momento tuve la sensación de estar leyendo algo que ya me han contado mil veces. Vale la pena, de verdad.

Por otro lado, he devorado una estupenda novela sobre la Barcelona de la Edad Media, Te daré la tierra (Chufo Lloréns). Si todavía no habéis descubierto a este escritor, os animo a que lo hagáis ya de ya porque sus obras valen la pena (aunque para mi gusto está mejor Catalina, la fugitiva de San Benito que la que he citado anteriormente). Pese a tener un estilo descriptivo, siempre consigue atraparme y me adentra irremediablemente en sus historias. Estoy deseando leer sus otros libros. 

La cautiva de los Borgia (Jeanne Kalogridis) fue toda una sorpresa para mí: lo leí sin referencias previas y me gustó muchísimo, una apasionante visión de la familia Borgia con una recreación de la época impecable. También puedo catalogar como agradables descubrimientos Flores en la sangre (Gay Courter) y La vendedora de huevos (Linda D. Cirino), el primero sobre la interesantísima vida de los judíos en la India y el segundo sobre el nazismo. Sin ser perfectos, me dejaron muy buen sabor de boca y os los recomiendo encarecidamente.

Por último, destaco los que tengo más recientes: Encuentro en Sebastopol (Katharine McMahon), una novela de sentimientos con la Guerra de Crimea como telón de fondo; La Universal (Toti Martínez de Lezea), una extravagante pensión en el Madrid de principios del siglo XX; La Principessa (Peter Prange), una enriquecedora historia que tiene como protagonista la arquitectura barroca italiana; y finalmente Dos chicas de Shanghai (Lisa See), el relato de dos hermanas que tuvieron que emigrar a Estados Unidos a raíz de la ruina familiar y los bombardeos japoneses. Los cuatro son maravillosos, aunque los valoré con un notable son el tipo de libros que recomiendo encarecidamente a todos los amantes del género.

Y no, no os estoy gastando una broma.

27 diciembre 2010

Mi 2010 en libros: literatura juvenil y fantástica

A lo largo de esta semana haré mi particular balance literario 2010: un análisis-resumen de todo lo que he leído este año (novedades y libros que ya llevan años en el mercado). Me gusta hacer este tipo de textos para valorar las lecturas y, además, me parece un sistema práctico de cara a ofrecer ideas para los demás, puesto que no se hace necesario leer todas las reseñas enteras para conocer mi opinión sobre los libros. Empiezo hoy con mis impresiones en materia juvenil y fantasía, y terminaré el viernes con el ranking final. Cualquiera que lo desee es libre de sumarse a esta iniciativa.

Literatura juvenil y fantasía

No puedo engañar a nadie: lo que más he leído este año ha sido literatura juvenil fantástica. Libros facilitos en su mayoría, con un lenguaje muy ameno y una capacidad extraordinaria para evadirme de todo, ¡entran tan bien! Empecé el año con la segunda y la tercera parte de una saga que me dejó muy buen sabor de boca: Cazadores de sombras (Cassandra Clare), una serie repleta de acción y magia de lo más entretenida (y menos azucarada que otras del género, que siempre se agradece). A estos les siguió Graceling (Kristin Cashore), una novela de fantasía épica que a mi juicio podría haber dado mucho más de sí.

Como algunos sabéis, me enganché a este género a raíz del fenómeno Crepúsculo (Stephenie Meyer). Sobre este tema, tengo que decir que he encontrado muchísimos libros con un parecido descarado a esta saga, por mucho que cambien las criaturas fantásticas: los ángeles de Hush, hush (Becca Fitzpatrick), los inmortales de Eternidad (Alyson Noël), etc. En su momento los valoré con un notable porque me entretuvieron, pero a día de hoy les daría un aprobado justito por su falta de originalidad. A los que sí di un aprobado por los pelos porque dejaban bastante que desear son Temblor (Maggie Stiefvater), Encanto fatal (Melissa Marr) y Rojo feroz (Jackson Pearce), que son lobos, una historia de elfos y una versión del cuento de Caperucita, respectivamente. Una pena que no dieran más de sí, pues su temática me parecía de lo más atractiva.

Llega el momento de sacar lápiz y papel: sé que muchos tenéis prejuicios hacia este género, pero dentro de él se encuentran verdaderas joyitas aptas para todas las edades. En este ámbito destaco En llamas y Sinsajo (Suzanne Collins), segunda y tercera parte de la magnífica distopía futurista cuyo primer tomo ocupó el primer puesto de mi podio el pasado año. Vampire Academy (Richelle Mead), aparte de ser la saga culpable de que haya vuelto a leer en inglés, ofrece una versión diferente y atractiva de los vampiros, aderezada con buenos personajes y diálogos ácidos, ¡no os la podéis perder! Por último, la otra joyita que he descubierto es Hermosas criaturas (Kami Garcia y Margaret Stohl), un gótico sureño con una magia muy particular y una ambientación fascinante.

Ahora vienen las recomendaciones exclusivas para fans de la literatura juvenil (en otras palabras, libros dignos de un notable): Embrujo (Nina Blazon), una distopía distinta con un mundo mágico diferente y fresco; La novia maldita (Nina Blazon), o los ancestros de Drácula en una sociedad cargada de escrúpulos; Dos velas para el diablo (Laura Gallego), ángeles y demonios por una autora española; Adorada Jenna Fox (Mary E. Pearson), una exquisita novela futurista con un trasfondo que hace pensar; Rubí (Kerstin Gier), una historia sobre viajes en el tiempo de lo más entretenida, y Los hijos de Ahiris (Jenny May Nuyen), fantasía épica con dragones y elfos de los de toda la vida. ¿Queréis más? Pues preparaos, porque el próximo año pienso hablaros hasta de libros en inglés no publicados en España.

¡Ya me olvidaba! No todo es literatura juvenil: este año he leído el fabuloso El nombre del viento (Patrick Rothfuss), cuya segunda parte espero como agua de mayo, y dos novelas de fantasía urbana: Cantos de súcubo (Richelle Mead) y La llamada de la luna (Patricia Briggs). El primero me gustó bastante y probablemente seguiré la saga en inglés; el segundo me aburrió muchísimo, aunque puede tener su público.

22 diciembre 2010

Criadas y señoras - Kathryn Stockett

Editorial: Maeva (EMBolsillo)
Páginas: 560
ISBN: 9788415140047
Precio: 10€

A veces es bueno fiarse de la intuición. Me encanta escribir y leer reseñas, pero en ocasiones basta un título o una portada sugerente para que empiece a babear y me encapriche del libro en cuestión. Si además las críticas lo alaban —caso de Criadas y señoras, que se ha convertido en todo un best seller en su país de origen—, mejor que mejor. Salvo que en lo que queda de año se alineen los planetas, puedo decir que esta novela es la última que se lleva mi máxima puntuación de este 2010. Y no, no es porque las Navidades me hagan sentir generosa: el libro lo vale y punto.

Sinopsis

Jackson, Misispi, 1962. Aibileen es una criada negra de cincuenta y tres años que se encarga de cuidar a la hija de una de las señoritas del pueblo. A pesar de haber tenido una vida difícil, consigue sacar fuerzas de dentro para salir adelante y dar todo su cariño a la niña e intentar inculcarle buenos valores. Sin embargo, se encuentra con muchos baches en su profesión: el último ha sido tener que usar un lavabo especial para el servicio que se encuentra en el garaje, todo por una propuesta de la mujer blanca más influyente de la localidad para evitar que los negros les contagien enfermedades.

Aibileen tiene una amiga, Minny, que también trabaja como asistenta. A diferencia de la bondadosa Aibi, Minny tiene la lengua afilada y su incapacidad para cerrar el pico le ha hecho ganarse una mala reputación en Jackson. Cuando parecía que nadie iba a contratarla tras su último despido, la suerte se puso de su lado y encontró a un matrimonio recién llegado que no estaba al tanto de su fama. Además, la mujer, Miss Celia, es de orígenes humildes y no consigue entrar en la Liga de Damas, por lo que todavía lo tiene más difícil para descubrir el historial de Minny.

En el libro también hay un lugar para una protagonista blanca (a todas luces inspiradísima en la propia autora): Miss Skeeter, una joven de veintitrés años que acaba de terminar sus estudios universitarios. A diferencia de su mejor amiga —la que tuvo la idea de los retretes—,tiene una mentalidad avanzada para su tiempo y no le preocupa encontrar un marido ni peinarse de la forma adecuada. El sueño de Skeeter es ser escritora y, mientras busca un tema original para su primer libro, los recuerdos de la criada que la cuidó de pequeña llegan a su mente.

Las vidas de estas tres mujeres tan diferentes se entrecruzan para formar el hilo narrativo de esta novela: un proyecto liberador para las criadas y esperanzador para todos. Pero la historia va mucho más allá de eso: Aibileen, Minny y Skeeter arrastran a las personas de su alrededor y nos permiten conocer una gran cantidad de relatos a través de la lectura, desde el pasado de Aibileen a los problemas en casa de Minny, sin olvidar la trama amorosa de la joven Skeeter. ¿Estáis dispuestos a dejaros llevar por la fuerza de estas tres protagonistas maravillosas?

Estilo

Tal y como se dice en el propio libro, su estilo es sencillo pero hermoso. En otras palabras: está bien escrito y te sumerge en sus páginas, mas no encontraréis fragmentos rimbombantes ni descripciones pesadas (por mí perfecto, oye). Me gusta que se plasme el lenguaje coloquial de las criadas y que a la hora de narrar cada una se exprese de una forma distinta (tened en cuenta que cada capítulo está narrado por una de las tres protagonistas): Aibileen con su humildad y su dulzura, Minny con su garra, y Skeeter como la joven inteligente que es. Aprovecho para decir que los cambios de narradora están muy bien hechos, no se pierde el hilo y todas me han atrapado por igual, no puedo decir que los fragmentos de X personajes me resultaran más pesados. Por otra parte, la novela engancha desde el principio sin ser tampoco un thriller. Aunque por su extensión parezca largo, el texto es muy ameno y no me ha aburrido en ningún momento (y ya sabéis que yo soy de aburrirme fácilmente), así que no tiene que echaros para atrás por ese motivo. Por último, destaco el sentido del humor que desprende a pesar de la dureza de algunas situaciones.

Ambientación

Jackson es una localidad del sur de los Estados Unidos, de modo que estamos ante un libro de la popular ambientación sureña (que a mí cada vez me entusiasma más): habitantes con mentalidad clasista y retrógrada, mujeres catetas en asociaciones como la Liga de las Damas o las Hijas de la Revolución Americana, negros esclavos y apartados de las casas de los blancos, etc. Por supuesto, también hay un lugar para el Atticus Finch de turno, que en este caso responde al nombre de Eugenia Skeeter Phelan. Además, se hacen menciones a dos clásicos sureños: Matar un ruiseñor y Lo que el viento se llevó. Como veis, no cuesta nada familiarizarse con el entorno y desde las primeras páginas sientes que formas parte del pueblo.

Impresiones

Me cuesta definir el libro sin tener la impresión de que me quedo corta. Criadas y señoras es una historia entrañable, capaz de transmitir una sensación reconfortante a la vez que afronta momentos complicados. Esto es, evita los dramatismos y se convierte en uno de esos relatos que dejan buen sabor de boca a pesar de la penosa situación que plasma. Las criadas deben pasar por momentos de lo más humillantes, pero la autora no enfoca el tema desde un punto de vista dramático, sino desde una persona que acepta lo que le ha tocado vivir e intenta ver el lado positivo de las cosas. Las escenas en las que las mujeres negras se apoyan entre ellas son preciosas. [Inciso: aunque no tenga nada que ver en el contexto y el argumento, Un árbol crece en Brooklyn de Betty Smith también cumple lo que digo en estas líneas y puede gustaros si os gustó Criadas y señoras, y viceversa. No viene muy a cuento en la opinión, pero mientras leía me acordé de esta delicia que también valoré con un 10/10 en su momento.]

A pesar de la sencillez (hermosa) de su prosa, se nota que la novela está cuidada en los detalles y se ha puesto mucho esmero en escribirla: hay una gran cantidad de tramas secundarias y muchas escenas memorables, unas duras y otras entrañables. Por no hablar del sentido del humor y el buen rollo que desprende desde las primeras líneas, un rasgo propio de un escritor experimentado aunque no olvidemos que se trata de la primera obra de Kathryn Stockett (y la pobre lo va a tener muy difícil para superarse de ahora en adelante). No nos dejemos engañar por la facilidad con la que plasma cada escena; precisamente presentarlo todo con ‘facilidad’ sin perder la gracia es dificilísimo.

Los personajes son todos maravillosos, desde las protagonistas hasta el secundario que solo habla una vez. La autora perfila perfectamente los caracteres de las mujeres y te implica en sus vidas, consigue que todas te caigan bien a pesar de ser tan diferentes entre ellas. Yo en particular me he sentido un poco identificada con Skeeter —el bicho raro que quiere escribir mientras sus amigas tienen la cabeza en otra parte—, aunque no me costaba nada relacionar las personalidades de los demás con gente de mi alrededor. Resulta interesantísimo analizar las actitudes de cada personaje y pensar en cómo actuarán. Quizá el único ‘pero’ del libro es el hecho de que todos pecan de cierto maniqueísmo bueno-malo (porque cuando uno de los bondadosos actúa mal, se le entiende por las circunstancias); no obstante, son tantas las virtudes de esta novela que se lo perdono.

Otro de sus puntos favorables reside en su capacidad para sorprenderte. Puede que algunos temas parezcan previsibles, pero no se dan de la forma en que el lector espera y eso siempre es un punto a su favor. Son sorpresas pequeñas, dentro de lo cotidiano, pero está muy bien que la autora lo tuviera todo tan estudiado y le sacara todo el jugo posible a esta estupenda historia. Destaco especialmente la recta final: cuando parece ya no habrá nada nuevo y puedes imaginarte la última escena, se dan giros inesperados que te impactan y conmueven (y estas sorpresas llegan hasta la última página, literalmente).

Por otra parte, a pesar del buen humor que destila no comete el error de volverse azucarado y cursi. Por poner un ejemplo, la relación que empieza Skeeter no cae en tópicos de amor a primera vista: el primer día el chico parece un capullo integral y ella no quiere saber nada de él, el proceso de enamoramiento va poco a poco y se conocen como dos personas normales, sin caer en un idilio digno de las comedias románticas. El final también es digno de mención: la historia acaba bien para unas y no tan bien para otras, pero el libro sabe sacar la esperanza incluso en los malos momentos y eso es lo que me gusta de él, que plantea situaciones duras y les planta cara, no busca el final idealizado y facilón.

Creo que es la primera vez que digo esto en una opinión, pero Criadas y señoras me parece una de esas novelas llamadas a convertirse en clásico, aunque suene muy fuerte. Un libro redondo en todos los sentidos, con una temática de la que se pueden sacar muchas cosas y unos personajes absolutamente inolvidables. Hoy en día se escriben muy pocos libros como este, por eso os animo a leerlo a todos, independientemente de vuestros gustos. Por si mis palabras no os convencen, os dejo algunos datos: más de dos millones de ejemplares vendidos, número 1 de ventas del New York Times, más de 9000 fans en Facebook y una película en camino. Algo tendrá para convencer a tantos lectores, ¿no os parece?

Para terminar, quiero decir que la edición española está muy cuidada, tanto en la traducción como en la cubierta (diría que el título Criadas y señoras me gusta incluso más que el original, The Help). Últimamente Maeva apuesta mucho por la novela negra nórdica (y lo entiendo porque es lo que está de moda y hay que aprovecharlo), pero espero que no dejen de lado estas historias costumbristas y entrañables porque pertenecen a un género que siempre tendrá un público fiel.

Conclusión

En definitiva, una novela para saborear y disfrutar mientras te pierdes en las vidas de unas mujeres que saben sacar el optimismo incluso en los momentos más difíciles. Creo que puede gustar mucho a los lectores de siempre, gente que no hace ascos a una historia entre realista y costumbrista mientras esté bien contada y consiga aportar algo. Además, aunque antes lo he definido como futuro clásico, su prosa sencilla resulta asequible para todos y no se hace pesado en ningún momento. No le veo ninguna pega, así que os animo encarecidamente a darle una oportunidad: hoy en día se escriben pocos libros como este y vale la pena no dejarlos escapar.

Enlaces de interés:

Web de Kathryn Stockett
Web española de Criadas y señoras


Mi valoración: 10/10

20 diciembre 2010

Dos chicas de Shanghai - Lisa See

Editorial: Salamandra
Páginas: 352
ISBN: 9788498383058
Precio: 19€

Uno de mis descubrimientos literarios de este año ha sido la novela ambientada en China (ojo, no literatura asiática, ya que la mayoría de los libros que he leído están escritos por autores anglosajones). Empecé en abril con Flores de febrero (Fan Wu), una deliciosa historia sobre la amistad entre dos jóvenes chinas y el proceso de convertirse en mujer. Unos meses más tarde me animé con El último chef chino (Nicole Mones), que presenta una trama realista en la que una mujer americana viaja a China por asuntos nada agradables y allí conoce a un chef que le enseña los entresijos de la gastronomía del país. Recomiendo ambos al cien por cien, son libros poco conocidos que hacen gala de una gran calidad. También leí Sweet Mandarin (Helen Tse), la historia real de tres generaciones de mujeres, pero este me supo a poco. Finalmente, el pasado mes de noviembre cogí Dos chicas de Shanghai, del que os hablo a continuación. Hace unos años este país no me interesaba en absoluto, pero gracias a la literatura he empezado a sentir interés por él y disfruto muchísimo al descubrir nuevos aspectos sobre su cultura e historia.

Lisa See

Lisa See (París, 1955) se crió en una familia china asentada en Estados Unidos y actualmente vive allí con su marido y sus dos hijos. Durante más de diez años trabajó como corresponsal para el semanario Publishers Weekly y ha escrito artículos para publicaciones de la talla de The New York Times, The Washington Post y Los Angeles Times, entre otras. Se la conoce principalmente por su novela El abanico de seda (2005), que habla del lenguaje secreto de las mujeres de tiempo atrás. Dicha obra se tradujo a varios idiomas y ganó numerosos premios. Después del éxito publicó El pabellón de las peonías (2007) y Dos chicas de Shanghai (2010), que continúan con el retrato de la sociedad china. No obstante, antes de concebir su best seller ya había publicado una novela un poco distinta: On Gold Mountain (1995), algo así como En la Montaña Dorada, donde narra la historia real de su bisabuelo cuando llegó a América.

Sinopsis

Año 1937: Pearl y May son dos jóvenes hermanas que viven en Shanghai junto a sus padres. El trabajo de su padre les permite llevar un buen nivel de vida, pero las chicas ayudan con lo que ganan gracias a sus posados como chicas bonitas, esto es, ilustraciones para calendarios y anuncios hechas por un pintor. Las dos se consideran modernas: salen de fiesta, les gusta vestir a la moda, ya no tienen que llevar los pies vendados como mandaba la tradición y aspiran a casarse por amor. Pearl, además, pudo estudiar en la universidad y consigue un dinero extra como profesora de clases particulares. May, por su parte, es la pequeña y como tal la más mimada y caprichosa. No obstante, a pesar de sus diferencias se llevan bien y actúan como dos mejores amigas.


Con el inicio de los bombardeos japoneses, la vida de las hermanas da un giro inesperado: su padre se ha arruinado y las ha vendido como esposas de los hijos de un chino afincado en Estados Unidos, La Montaña Dorada. Las chicas no se dejan manejar fácilmente y hacen todo lo posible para evitar ese destino, pero el peligro que supone vivir en Shanghai en plena guerra se suma a sus nuevas obligaciones y finalmente no les queda otra opción que viajar al otro continente. Allí deberán aprender a ser buenas esposas y tendrán que adaptarse a una sociedad muy distinta: de chicas bonitas despreocupadas pasan a ser mujeres inmigrantes con responsabilidades.

Estilo


No había leído a Lisa See con anterioridad y en este libro he encontrado una prosa contundente y directa, con detalles y descripciones interesantes pero sin llegar al punto de abrumar o aburrir al lector. Se aprecia que la autora tiene cierto bagaje en el mundo literario, puesto que alterna perfectamente narración y diálogo y cuida la estructura general y el contenido de cada capítulo. En otras palabras, se nota que lo tenía todo organizado y pensado antes de empezar, no escribió el libro de carrerilla. Me gusta que los escritores se esfuercen y presenten textos trabajados, de modo que Lisa See me ha causado muy buena impresión y tengo ganas de leer sus otros libros.

Volviendo al estilo, la novela está narrada desde la perspectiva de Pearl, la hermana mayor y la más inteligente y sensata. Personalmente, a lo largo del relato me he sentido más identificada con ella que con May —más cabeza loca—, así que para mí resulta positivo que la autora la escogiera para contarnos el relato. Los capítulos son más bien cortos y el ritmo se mantiene constante con el paso de las páginas, me ha atrapado en todo momento (sin ser tampoco un thriller). Destaco la belleza poética y simbólica de los títulos de cada capítulo ( Flores blancas de ciruelo, Una cáscara de grano de arroz, Hasta la luna más perfecta, etc.), poco a poco voy aprendiendo y valorando estos detalles de la cultura china.

Contexto

Además de su buen hacer a la hora de escribir, Lisa See destaca por sus conocimientos de la cultura china y el magnífico trabajo de documentación que ha realizado para preparar esta novela. La historia de Pearl y May es pura ficción, pero la autora se inspiró en hechos reales y habló con personas que tuvieron que emigrar de China para recrear mejor los interrogatorios a los que eran sometidas a su llegada a Estados Unidos, entre otras cosas. Mientras leía no dejaba de pensar en la gran credibilidad que transmite esta historia, todo parece tan real que a menudo me sorprendía a mí misma recordándome que Pearl y May como tales no existieron. Creo que tiene un gran mérito recrear la ambientación de una forma tan convincente.

En cuanto a los lugares en los que se sitúa la novela, hay tres partes claramente diferenciadas: la juventud de las chicas en China, cuando vivían bien y no estaban atadas a nada; un momento de transición con la llegada de los bombardeos y el viaje a Estados Unidos, y finalmente su etapa de madurez en este país. Todo está perfectamente recreado: Shanghai en su época dorada, conocido como el París de China y más avanzado que otras zonas; el miedo a los micos (así llamaban a los japoneses) y las trifulcas que tuvieron que pasar para ponerse a salvo; la vida en Chinatown y las dificultades para que su hija se integrara en la sociedad de los blancos y pudiera aspirar a lo mismo que ellos, etc. En definitiva, la novela plantea una gran amplitud de temas y en todos se nota que Lisa See sabe lo que se hace, tanto en la recreación de los espacios como en la mentalidad de la gente de la época (tan importante o más que lo anterior).

Impresiones generales

Tal y como se puede deducir por el título, el hilo argumental gira en torno a las dos hermanas y su relación con el paso del tiempo. La madurez y las responsabilidades hacen que se enfrenten a cosas en las que no pensaban cuando eran jóvenes y en esas circunstancias sus diferencias se hacen más patentes. Me ha gustado mucho la forma de plasmar la psicología de los personajes y su evolución a medida que se hacen mayores: siempre desde la perspectiva de Pearl somos conscientes a los cambios que se producen en su personalidad, sus lamentos por haber sido irresponsable en algunos momentos y sus disgustos con ciertas actitudes de su hermana. Todas las emociones son extremadamente cercanas para cualquiera, de modo que no cuesta nada meterse en la historia y entender los comportamientos de sus protagonistas.

Pero no todo son las hermanas: Dos chicas de Shanghai también es una historia sobre la inmigración y las dificultades que tenían los chinos para entrar en Estados Unidos. Además de los interrogatorios, había muchos tejemanejes por detrás para conseguir ser un hijo de papel (obtener la documentación necesaria para hacerse pasar por el hijo de un ciudadano americano), entre otras cosas. Todo lo que se narra en el libro resulta interesantísimo para entender mejor las dificultades a las que debe enfrentarse una persona que llega de un país lejano, ya que no todo son los prejuicios de los nuevos vecinos (que aquí también se representan), previamente hay cosas peores y aun superándolas después viven con el miedo constante de que los deporten. Supongo que los que no hemos vivido algo así no somos capaces de imaginar lo que es permanecer en un sitio con ese temor tan grande, pero Lisa See lo plasma muy bien a partir de la figura de Pearl. [Un pequeño inciso: casualmente leí este libro después de El largo camino de Olga, en el que la protagonista también debe abrirse camino en una tierra que no es la suya. Las dos historias no tienen nada que ver en el contexto, pero ahí dejo la recomendación por si os apetece leer más sobre el tema de la inmigración y el hecho de dejar atrás toda tu vida.]

El libro está repleto de detalles que aumentan el interés de la historia: desde las creencias de la tradición china (como el zodíaco) al estilo de vida en Chinatown con el bazar de la familia, sin olvidar los momentos en que Pearl y May posaban para un pintor y posteriormente se iban de fiesta. China me parece un país con una gran sabiduría por descubrir y agradezco que Lisa See no se haya limitado al argumento en sí y haya aprovechado el relato para transmitirnos algunos de sus conocimientos.

No he querido decir nada sobre los temas sentimentales para no destriparos la historia, pero obviamente algo ocurre y puedo deciros que me ha gustado mucho (con todos sus pesares). Creo que la autora, acorde con el resto del relato, ha construido una trama creíble, con actuaciones entendibles según la personalidad de cada implicado. No es el tema principal, así que simplemente lo menciono para dejar claro que el libro al completo es muy creíble y cercano. De hecho, si tengo que clasificarlo en un género, diría que se trata de una novela realista sobre un período histórico digno de descubrir.

Si todo es tan bueno, ¿por qué no le doy más nota? Fácil: la primera parte del libro me pareció digna de un sobresaliente, pero a partir de la llegada de las hermanas a Estados Unidos el nivel baja un poco, y os explico el porqué: se hacen saltos en el tiempo bastante a menudo, en un capítulo estás en un año y en el siguiente han pasado dos (no es una gran diferencia, pero al lado de la primera parte, en la que se narran los acontecimientos de unas semanas o algún mes como mucho, se nota un cambio). No he tenido problemas para coger el hilo de nuevo, pero inevitablemente no estaba tan metida en la piel de Pearl porque me faltaba esa continuidad de las primeras páginas. De todas formas, no es un fallo importante y no tenéis que tenerlo en cuenta si el libro os ha llamado la atención.

Conclusión

Dos chicas de Shanghai pertenece al grupo de libros que además de entretener consiguen aportarte algo a nivel cultural y emocional, un tipo de lecturas que siempre tiene su público pese a no ser precisamente carne de best seller (estos suelen tener una prosa más sencilla y menos descripciones, aunque siempre hay excepciones honrosas como precisamente El abanico de seda, que me imagino que será del mismo estilo que Dos chicas de Shanghai). Su historia está muy bien construida, la caracterización de los personajes me parece sublime y el contexto no podría estar mejor recreado. Aunque no sea redondo del todo, considero que el libro puede gustaros mucho si sentís interés por China o sencillamente os apasionan las novelas históricas con protagonistas fuertes y grandes dosis de emociones humanas. Debéis tener en cuenta que no es una historia banal para leer en el bus; a pesar de su lenguaje ameno hay que leerlo con cierto interés para poder captar los matices de la cultura china que se dejan entrever en sus páginas. En definitiva, la novela es exactamente lo que parece cuando la ves por primera vez (título, portada, sinopsis), su apariencia no engaña a nadie, así que si os atrae seguro que no os defraudará.


Enlaces de interés:

Web de Lisa See



Mi valoración: 8/10

19 diciembre 2010

Fragmentos de libros XV.

La Principessa - Peter Prange

—Intento aprender de él, pero no, no lo admiro. Los ídolos nos convierten en esclavos.

Con la sonrisa en los labios tomó una decisión: guardaría aquel instante en su corazón como un precioso perfume en un frasco, y lo llevaría consigo para siempre, independientemente de lo que le tuviera deparado la vida.

—Sí, Cronos —dijo él, mientras su rostro se cubría una vez más de aquella extraña tristeza—, el dios del tiempo. A él debemos agradecerle todos los minutos y segundos de nuestra vida. Pero si nos regala algo de tiempo, es sólo para quitárnoslo después, para su disfrute y nuestra desesperación. ¿Sabe lo que hizo Cronos cuando le predijeron que uno de sus hijos le arrebataría el poder? Se los comió, los devoró en cuento nacieron. Y eso —añadió en voz baja— es lo que hace con todos nosotros: nos devora. Creemos que estamos en la plenitud de la vida, trabajamos y disfrutamos de nuestra existencia como si no existiera un final, como si fuéramos inmortales…, y de pronto nos deshacemos en su garganta.

—Mis proyectos son como mis hijos, y no tengo ninguna intención de salir a pedir limosna para que el mundo los alabe y correr el riesgo de que no acaben en nada.

“Dios nos ha hecho capaces de crear el arte para que lleguemos más allá de lo que nos permite nuestra efímera vida […] por eso cada obra de arte vale mil veces más que su creador.”

—Quizá sea preciso envejecer para amar realmente. Hay que tener una edad para que el amor se combine con la desesperación.


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