30 marzo 2012

Pomelo y limón - Begoña Oro

Editorial: SM
ISBN: 9788467548082
Páginas: 288
Precio: 8,50 €

Pomelo y limón
, novela ganadora del Premio Gran Angular 2011, nos adentra en una historia de amor adolescente bajo circunstancias turbulentas. De entrada, reconozco que no le habría prestado atención porque no me gustan las obras que giran alrededor de un romance, aunque el problema no es tanto su tema central, sino la forma de abordarlo; sin ir más lejos, La mujer del viajero en el tiempo y Contra el viento del norte también hablan de relaciones y, aun así, me encantaron porque se alejan del prototipo de relato azucarado que me viene a la mente en cuanto pienso en las palabras «literatura romántica».

Tal vez ahí se encuentra el error, en tildar de romántico lo que es simplemente realista (ese es el calificativo que mejor se adecúa a Pomelo y limón, en mi opinión). En cualquier caso, ahora no voy a divagar sobre los problemas de la clasificación por géneros, digamos simplemente que mis compañeros de El Tiramilla se encargaron de hacerme saber que este libro merecía la pena (una forma fina de decir que me dieron la brasa durante meses) e incluso acabó en el segundo puesto en nuestro ranking de mejores publicaciones del pasado año (por detrás de En el corazón del sueño y por delante de Everlost, que también me gustaron mucho). Cuando una recomendación tan entusiasta viene de lectores con criterio, no me puedo resistir.

Begoña Oro

Pomelo y limón es el debut en la narrativa juvenil de la zaragozana Begoña Oro Pradera, autora que ha desarrollado toda su carrera en el sector editorial de la literatura infantil y juvenil. Tras licenciarse en Derecho en la Universidad de Zaragoza, cursó una especialización en literatura y un posgrado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. En los años siguientes trabajó como editora del Grupo SM, donde primero se encargó de las colecciones juveniles, luego de la rama escolar y, finalmente, realizó estudios de mercado como jefa del Departamento de Investigación y Comunicación. Desde entonces se ha dedicado a diversos oficios del mundo de la edición (editora, lectora y traductora) como consultora “freelance” y ha colaborado en proyectos para el fomento de la lectura. Su nombre consta en más de doscientos títulos entre publicaciones propias y traducciones, pero el salto a lo más alto le llegó en 2011 con el Premio Gran Angular por su novela Pomelo y limón, que como os comentaré más adelante se trata de una obra muy creativa y moderna.

Sinopsis


Jorge y María son dos adolescentes que viven su particular historia de amor como tantos otros jóvenes: los cruces de miradas, las primeras conversaciones, las dudas, el primer beso… Todo sería normal si no fuera por el detalle de que las madres de ambos son famosas. Ellos no quieren saber nada de la prensa, pero la prensa se interesa por ellos y los rumores de los programas del corazón los obligan a estar separados, al menos hasta que pase la marea. «¿Por qué tienen que apuntarme con la cámara como si fuera un arma? ¿No ven que me siento encañonada?» (pág. 10). Así pues, en estos momentos solo están en contacto gracias a los mensajes que se intercambian a través de una amiga: las cartas de María y los dibujos de Jorge, en los que reflexionan sobre su mundo y la necesidad de gritar su verdad, porque «una mentira se parece mucho a una verdad, y solo quien la cuenta es capaz de distinguirlas.» (pág. 251).

¿Queréis conocer la verdadera historia de Jorge y María?

Comentario personal

«Esta, al contrario que todas las campañas, se ha hecho para que dejen de hablar de ella. No es una campaña de publicidad. Es una campaña de privacidad» (pág. 13). Toda una declaración de intenciones que refleja a la perfección el espíritu del libro: Pomelo y limón no es solo la historia de dos jóvenes que se quieren, sino una muestra de cómo se puede llegar a distorsionar una realidad inocente y común. Tampoco se trata de un ataque explícito a la prensa rosa: pese a tener su parte crítica, la novela es muy rica en contenidos y no se limita a hablar de un solo tema. Os invito a dejar vuestros prejuicios a un lado para descubrir una historia que seguro que os sorprenderá.

Lo primero que llama la atención al abrir el libro es la variedad de textos que se emplean en él (narración en tercera persona, cartas, correos…). Begoña Oro utiliza la táctica de empezar el relato con la acción comenzada (cuando María y Jorge no pueden verse por las circunstancias) para seguidamente hacer un salto hacia atrás y reconstruir su relación desde su inicio. Ambos hilos se alternan e incluyen breves reflexiones que nos dan una estructura del tipo: anticipación, digresión, anticipación, digresión, hasta que confluyen en la recta final. Al adelantarnos lo que sucederá a los protagonistas, consigue captar el interés del lector en las dos tramas: en una, porque quieres saber qué los llevó a estar separados, y en esta, para averiguar cómo terminará todo.

En general, Pomelo y limón es una novela de dos personajes: María, hija de una ministra, con una situación familiar en la que cuesta hablar abiertamente de los sentimientos; y Jorge, cuya madre es una reconocida actriz y su padre un periodista con el que se mantiene en contacto mediante el correo electrónico. Begoña Oro no ha necesitado recurrir a largas descripciones para reflejar su forma de ser; lo hace de forma sutil, con los diálogos y los pensamientos de las cartas de María. Con respecto a su relación, son dos adolescentes con mucha complicidad y su historia evoluciona de forma realista, con naturalidad. En los secundarios no se profundiza tanto, pero tienen algo que valoro mucho: desprenden vitalidad, los he visualizado perfectamente. Ah, ¡Clara y Edgar son geniales!

La historia, como se puede suponer, es típica y original al mismo tiempo: típica porque arranca con dos adolescentes que no pueden estar juntos, como Tristán e Iseo, como Romeo y Julieta; original porque se sitúa en pleno siglo XXI y contiene un sinfín de reflexiones y juegos de palabras que le dan un estilo muy personal. Su final es maravilloso. Además, hay una trama secundaria (una chica desconocida que lee el blog de María) que no está ligada directamente a la principal pero sirve para mostrar hasta qué punto llega lo ocurrido y cómo cambian nuestras impresiones sobre alguien según la forma en la que este se nos presente. Me pareció un buen detalle que hace más completa (aún) esta novela.

Volviendo a los elementos característicos de Pomelo y limón, las reflexiones ocupan sin duda un puesto importante: desde referencias literarias bien conectadas con la trama a comentarios sobre temas universales, como el modo en el que la elección de las palabras marca el sentido que queremos dar a una historia (ya lo dijo Gabriel García Márquez: «La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla»). María y el narrador en tercera persona son curiosos y enseguida consiguen hilar una idea con la narración; todos estos razonamientos me han parecido acertadísimos y he tomado nota de unos cuantos.

Por otro lado, resulta evidente que se habla de la importancia de la privacidad y el lado negativo de la popularidad, así como de los miedos habituales cuando se empieza una relación. Los adolescentes, público potencial de esta obra, se sentirán identificados con Jorge y María y al mismo tiempo utilizarán el cerebro con las inteligentes observaciones que se hacen. En este punto de mi reseña me apetece retomar lo que dije en la introducción: como se puede ver, Pomelo y limón va más allá de lo sentimental y abarca una gran cantidad de cuestiones. Trasciende los límites del género romántico juvenil, en el que últimamente la perspicacia y el realismo brillan por su ausencia.

Todo esto no sería posible sin la prosa excepcional de Begoña Oro: su estilo está cargado de personalidad, escribe muy bien y a menudo nos habla de tú a tú para hacernos partícipes del relato. Si leéis su blog entenderéis a lo que me refiero; mientras, quedaos con la idea de que está muy por encima de la media (y no solo en literatura juvenil). Con respecto al gancho, me atrapó enseguida, aunque es aconsejable leerlo con calma para digerir todos esos matices y no perderse ningún detalle (tengo que confesar que yo no fui capaz: ¡me absorbió tanto que leí la segunda mitad del tirón!).

Todavía hay un recurso del que no he hablado: Internet. Las redes sociales y el correo electrónico están presentes (María tiene un blog, los amigos están en Facebook, Jorge se escribe con su padre por e-mail…), como también lo están en la vida de cualquier joven de hoy en día y, no obstante, en la literatura se aprovechan poco. Lo único malo del uso que se hace de ellos en Pomelo y limón es que me he tirado de los pelos por no tener el ordenador encendido cuando se ponía un enlace (cosa que se soluciona en la versión e-book. Una ventaja más del lector electrónico), aunque debo reconocer que son asuntos adicionales y sin consultarlos también se puede seguir la historia sin ningún problema. De hecho, a veces se plasma esta información de una forma muy bien encontrada (por ejemplo, Jorge le pasa el enlace de una canción a María, pero entonces recuerda que ella está sin Internet y le escribe el estribillo para que sepa a cuál se refiere. Me encantó este detalle).

Por último, queda claro que el contenido y la forma de esta novela son brillantes, pero todavía quiero comentar algo más: la edición. ¡Qué edición! ¡Necesitaría mil palabras más para alabarla en condiciones! Desde esa cubierta que imita a una revista del corazón —con el anuncio de una fragancia incluido— y que resulta vital para captar la esencia de la historia (imaginad que simplemente nos mostrara la imagen de una pareja: sería muy sosa y común), a las magníficas ilustraciones de Ricardo Cavolo, coloridas y llenas de detalles, una parte imprescindible de la obra (son los dibujos que Jorge le manda a María). Lo mejor es que no son adornos gratuitos, sino que todo se relaciona (y se integra) con el relato. Ha habido un gran trabajo detrás y me alegra comprobar que aún hay editoriales que en tiempos de crisis se preocupan por estos aspectos.

Conclusión

Pomelo y limón me ha llenado tanto que se lleva mi primer diez del año. Al terminarlo me enfrenté a las próximas lecturas como quien regresa al trabajo después de las vacaciones: sabes que pronto te acostumbrarás, que disfrutarás de las anécdotas cotidianas y que incluso te lo pasarás mejor que durante el verano, pero la sensación no será la misma. Ser capaz de hacer sentir algo al lector me parece fundamental, y esta novela lo consigue. Además, por el buen juicio de los temas tratados y la riqueza del conjunto, pienso que puede gustar tanto a jóvenes como a adultos, ya que carece de los tópicos que se suelen asociar a la literatura juvenil.

En definitiva, se puede decir que he conectado al cien por cien con su historia, hasta el punto de que la defino como inspiradora para los que adoramos la literatura y la escritura. Más allá del entretenimiento, Pomelo y limón contiene un sinfín de técnicas y rasgos a los que merece la pena prestar atención (y esto se ve pocas veces). Me ha llenado en todos los sentidos y lo recomiendo de corazón a todos los que os atreváis con una lectura que en sus primeras páginas puede descolocar por empezar in media res y narrarse desde dos perspectivas. Por mi parte, espero y deseo que Begoña Oro siga escribiendo: ¡quiero más libros suyos!

P. D. Si queréis saber el significado del título, tendréis que leerlo.



Mi valoración: 10/10

28 marzo 2012

¿Se publican demasiados libros?

Hace unas semanas conseguí hacerme con un libro tras muchos meses de búsqueda. Se trata de una novela bastante reciente (se publicó en el 2003 y su última edición salió en 2009) e incluso se adaptó a la gran pantalla hace unos años. No obstante, lleva meses descatalogada por la editorial y encontrar algún ejemplar en las librerías es cuestión de suerte. Y yo me pregunto, ¿qué es lo que lleva a una obra que por lo visto no está nada mal a desaparecer del mapa en tan poco tiempo?

En mi opinión, se publican demasiados libros. No importa el género ni la franja de edad a la que se dirijan, en todos los ámbitos hay una oferta muy amplia y esto tiene sus pros y sus contras. Como puntos favorables, el más importante es la variedad de autores y temas: hay mucho donde elegir y seguro que cada lector dará con uno que le guste (aunque a veces tantas propuestas saturan un poco, ¿no os parece?).

En el lado contrario, la abundancia de publicaciones tiene como consecuencia que cuesta más discernir entre las obras que merecen nuestra atención y aquellas en las que no vale la pena pararse. Sí, es cierto que siempre hay alguna que destaca, pero también hay joyas que caen en el olvido rápidamente. La novela de la que os hablaba es solo un ejemplo: cada vez son más las tiradas de ejemplares que al cabo de uno o dos años se venden a precio de saldo porque no han funcionado tan bien como esperaban.

Entiendo que la desaparición de algunos títulos es ley de vida: no todos pueden perdurar eternamente, ya sea por falta de calidad o sencillamente para dar paso a nuevas sugerencias. Aun así, tengo la sensación de que con la literatura está ocurriendo lo mismo que con la ropa: antes era cara y la gente procuraba arreglarla antes de tirarla, mientras que ahora tiene precios tan asequibles que uno se puede renovar el armario a menudo y arreglar una de estas prendas sale más caro que comprar una nueva. Exactamente igual que con una buena parte de lo que se publica: novelas rápidas de olvidar.

Acepto que el mercado debe renovarse, pero me gustaría que el filtro de las editoriales fuera mayor, que publicaran menos títulos pero mejor escogidos (y con ediciones más cuidadas, por dentro y por fuera). Como lectora lo agradecería porque me quitarían de en medio muchas historias que quizá entretienen pero a la larga no aportan demasiado. En este sentido, para mi gusto la política de Salamandra es perfecta: saca pocos libros al año en comparación con otros sellos, pero suelen ser joyitas y no les va nada mal.

A pesar de todo, también soy optimista: el e-book acabará con el problema de los títulos descatalogados porque las novelas editadas en este formato seguirán a nuestro alcance con el paso de los años (o eso quiero creer). Aun así, sigo pensando que no vendría mal que agentes y editores aumentaran las exigencias con el fin de dar más bombo a aquellas obras que realmente lo merecen. La publicidad es la gran aliada del éxito y en un mercado tan competitivo se debería invertir en conseguir la máxima calidad en un solo producto, no en hacer cien productos simplemente aceptables.

23 marzo 2012

Fragmentos de libros: La brecha

—Ustedes nunca han presenciado una guerra, ¿verdad? El mejor hombre se convierte en una fiera excitada por el olor de la sangre, el mejor padre en asesino de niños, el mejor marido en violador de mujeres, el hombre honesto en ladrón. La tensión y el miedo a los que se ven sometidos los soldados alcanzan cotas inimaginables. Después de una batalla en la que han arrebatado la vida a otros seres humanos y han luchado por defender la propia, han destripado, han rebanado pescuezos y desfigurado los rostros de hombres iguales a ellos, necesitan tiempo para recuperarse, como los caballos tras una larga cabalgada. No pueden detenerse de golpe, tienen que hacerlo poco a poco. Es, digamos, una especie de catarsis para no volverse locos.

***

¿Cómo explicarle a una chiquilla que el amor no se mide por la cantidad de palabras, que los silencios también hablan y que es preciso saber escucharlos?

***

—¿Por qué nos han hecho esto? —preguntó de nuevo—. Usted solía decirme que las guerras eran necesarias para reparar los entuertos ocasionados por hombres sin escrúpulos, pero no me dijo que eran las personas más indefensas las que sufrían sus resultados.
—No lo sabía…
—Los vascos todavía creemos en las brujas y en los aquelarres —continuó ella—, y hay quien asegura que el diablo tiene aspecto de macho cabrío, mitad animal, mitad hombre, pero se equivoca. Yo lo he visto y juro por mi madre muerta que viste de uniforme. Tiene los ojos rojos y la cara y las manos manchadas de sangre; su aliento huele a alcohol y ríe mientras contempla el sufrimiento de sus víctimas. Mata a seres inocentes, incendia, golpea y viola a mujeres y niñas y luego las asesina. Yo lo he visto porque he estado en el infierno.

***

—[…] bien sabes que no siempre se convence con palabras al contrario.
—Y entonces se utiliza la fuerza…
—Sí, cuando el contrario la utiliza primero.

***

—Nuestras vidas están llenas de decisiones buenas y malas. Somos el resultado de nuestros aciertos y nuestros errores.

***

Enlace a mi reseña del libro.


21 marzo 2012

Lecturas temáticas: sagas familiares

Se conoce como saga familiar un libro que relata las vivencias de diversas generaciones de una o varias familias. Es un tema que me encanta encontrar en la literatura, de modo que he decidido hacer una lista con propuestas que recomiendo a quienes quieran descubrir más obras de este tipo.

1. Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez: la maravillosa historia de los Buendía, una familia marcada por la soledad cuya vida se desarrolla en un pueblo imaginario, impregnada de elementos mágicos. Independientemente de que sea una saga familiar, cualquier amante de la literatura debería leer este libro. Una obra maestra.

2. La casa de los espíritus, de Isabel Allende: tres generaciones de grandes (y peculiares) mujeres, Clara, Blanca y Alba, acompañadas por el patriarca Esteban Trueba. Además de ser la mejor novela de la escritora chilena y uno de los referentes del realismo mágico, narra una historia en parte verídica, la de la familia de la autora (ella misma lo cuenta en sus libros de no ficción, como Paula). Me fascinó, y me parece injusto que a veces se la tache de copia de Cien años de soledad: pertenecen al mismo género, pero cada una cuenta su propio relato.

3. Espejo roto, de Mercè Rodoreda: un clásico de la literatura catalana, aunque bastante desconocido para los lectores de otros lugares. Nos traslada a la Barcelona de principios del siglo XX, al corazón de una familia acomodada cuya existencia está marcada por los secretos oscuros. La obra contiene muchos elementos simbólicos y hay escenas que permanecen en la memoria. Imprescindible.

4. La tía marquesa, de Simonetta Agnello Hornby: una familia de la aristocracia siciliana en el siglo XIX. La protagonista, Costanza, vive determinada por la tristeza desde su infancia y la relación con sus parientes no es buena. La elección de la ambientación me parece exquisita (la autora desciende de una familia aristócrata, así que conoce bien el tema) y disfruté mucho con la evolución del personaje. Merece la pena.

5. Habitaciones cerradas, de Care Santos: a partir de la figura de un pintor atormentado, Care Santos plasma una historia que combina pasado y presente y está llena de giros inesperados. Comparte con Espejo roto la familia burguesa y la recreación de Barcelona, pero en este caso el relato no es lineal, sino que mezcla fragmentos de diversos tipos de texto que al final encajan como un puzle. Muy bueno.

6. En el país de la nube blanca, de Sarah Lark: la vida de dos mujeres inglesas que en pleno siglo XIX viajan a Nueva Zelanda para casarse y allí nada resulta ser como esperaban. Entre los puntos fuertes de la saga, destaco su ambientación, el carácter pasional de los personajes, la introducción a la cultura de los maoríes y la facilidad de la lectura. La recomiendo especialmente a los amantes del romance y las aventuras.

7. Lo que sé de Vera Candida, de Véronique Ovaldé: una novela exquisita y evocadora, en la que destacan las tres generaciones de mujeres, Rose Bustamente, Violette y, sobre todo, Vera Candida. Las tres tienen en común el hecho de criar a su hija solas y no revelarle nunca el nombre del padre. La historia tiene tintes del realismo mágico hispanoamericano y la prosa me pareció una delicia. No creo que sea un libro para las masas, pero si os gusta este estilo os encantará.

8. Hija de la fortuna y Retrato en sepia, de Isabel Allende: el primero nos cuenta la vida de Eliza Sommers y Tao Chi'en, que llegaron a California en la época de la fiebre del oro. mientras que el segundo se centra en Aurora del Valle, su nieta. Ambas se mueven en el estilo del realismo mágico que la autora ya desplegó en La casa de los espíritus, aunque a mi parecer son un poco inferiores. Lo que más recuerdo de ellas es que, a pesar de que a ratos se me hicieron pesadas, me transmitieron un gran sentimiento. Se pueden leer de forma independiente.

9. Un secreto bien guardado, de Maureen Lee: dos tramas paralelas en pasado y presente que relatan, respectivamente, la vida de una joven en el Liverpool de la Segunda Guerra Mundial y el reencuentro de esta mujer con su hija veinte años después. El tema clave de la novela, ese secreto bien guardado, es el motivo por el que la madre fue encarcelada y separada de la niña. Una historia muy entrañable.

10. Los pilares de la tierra, de Ken Follet: Edad Media, una catedral en construcción, una abadía, un hombre trabajador, una mujer proscrita, malos malísimos y una bella historia de amor. A grandes rasgos, estos son los ingredientes del gran éxito de Ken Follet, una novela que no me gustó tanto como esperaba por el maniqueísmo de los personajes y otros detalles, aunque aun así le reconozco el mérito de ser entretenidísima.

Algunas que no me convencieron: Un dulce par de senos, Sweet Mandarin, La nieta de la maharaní...

Por último, os animo a comentar qué sagas familiares os han gustado para hacer más rico este listado de recomendaciones (sin enlaces a otras páginas, por favor). Mi propósito no es enumerar todas las novelas de este tipo que existen, sino solamente las que nos han hecho disfrutar; de este modo, quienes lleguen a esta página encontrarán un montón de buenas opciones.

19 marzo 2012

Cuaderno para dos - Rachel Cohn y David Levithan

Editorial: Molino
ISBN: 9788427200807
Páginas: 320
Precio: 16 €

Nunca me habría fijado en esta novela si no fuera por las elogiosas palabras que le dedicó Jorge. ¿Por qué? Porque me parecía una comedia romántica de poca monta que no me iba a aportar nada. Y, en parte, es cierto que no se trata de una obra pensada para dejar huella. Sin embargo, su crítica desprendía tanto entusiasmo que me hizo creer que se trataba de una buena historia, escrita en clave de humor y sin plantear dudas existenciales, pero destacable dentro de su género. ¡Esto sí que me llama la atención!, pensé, y aquí me tenéis, con una reseña positiva de un libro que me ha hecho pasar un rato muy agradable.

Rachel Cohn y David Levithan

Cuaderno para dos está firmado por dos autores norteamericanos de larga trayectoria (aunque en España ni nos suenan), Rachel Cohn y David Levithan. Cada uno hace su carrera en solitario, pero ocasionalmente se han unido para escribir a cuatro manos unas comedias románticas que han tenido una buena aceptación entre el público adolescente.

David Levithan (1972) es editor y escritor de literatura juvenil. Dio el salto a la fama con Boy meets boy (2003), una historia de amor entre dos chicos homosexuales, y desde entonces ha publicado once novelas más, entra las que se encuentra A de amor (2011), recientemente traducida a nuestra lengua. Rachel Cohn (1968), por su parte, estudió Ciencias Políticas con el objetivo de ser periodista, aunque pronto abandonó esa idea para centrarse en la escritura de ficción. La oportunidad de publicar le llegó en el año 2002 con Gingerbread, el primer volumen de una serie sobre una chica llamada Cyd Charrise. Tiene siete libros más, pero en castellano solo podemos disfrutar de dos que ha escrito junto a David Levithan, Nick y Norah: una noche de música y amor (2007), que tuvo un éxito notable y se adaptó a la gran pantalla, y Cuaderno para dos (2010).

Sinopsis

Se acerca la Navidad en Nueva York y dos desconocidos están a punto de unirse de una manera muy peculiar: Dash, un chico de dieciséis años un pelín estirado, encuentra una moleskine roja en un estante de la Librería Strand. En su interior, una desconocida llamada Lily le incita a realizar una serie de retos. Dash entra en el juego y así comienza un intercambio cargado de ironía y buen rollo, aunque en el fondo ambos esconden el deseo de conocer a alguien especial. Ellos todavía no lo saben, pero en estas fechas tienen algo en común: por primera vez celebrarán las fiestas sin sus padres. En un caso, por voluntad propia; en el otro, porque las circunstancias lo han querido así. ¿Será este el ambiente propicio para que surja un sentimiento?

Comentario personal

Cuaderno para dos es, ante todo, una novela fresca, divertida y para pasar el rato. No marcará un antes y después en la vida lectora de nadie, pero lo bueno es que tampoco lo pretende: los autores saben lo que quieren escribir y cómo abordarlo, de modo que el resultado se puede definir como una comedia romántica de alta calidad. Su estilo ágil y sencillo atrapa de inmediato, lo que facilita gran parte del trabajo posterior. Entre tantas novedades históricas y fantásticas, de vez en cuando se agradece una lectura como esta.

De entrada, posee un planteamiento muy original: dos jóvenes que se conocen a través de una libreta. ¿A quién no le haría ilusión toparse con una moleskine que propone un reto en medio de una librería? Sintiéndolo mucho, aquí la ficción supera la realidad (o yo soy demasiado convencional). Esta toma de contacto puede recordar un poco a Contra el viento del norte, pero, a diferencia del éxito de Daniel Glattauer, el contenido de Cuaderno para dos no se limita a los mensajes entre Dash y Lily, sino que el texto está formado por la narración de ambos, por lo que conocemos a fondo sus vidas y maneras de pensar.

Hablando de los personajes, se alternan los capítulos narrados en primera persona por Dash y Lily. He llegado a conocerlos bien, los dos tienen mucho sentido del humor, me resultan simpáticos y su evolución es creíble. Dash tiene un puntito snob que lo hace irresistible (y distinto a los galanes del chick-lit, generalmente hombres inteligentísimos y amables pero sosos a más no poder), así que se puede decir que mi favorito es él. En su trama, además, destaca su ex novia, a la que todavía tiene muy presente. Lily, por su parte, se nos presenta como una chica muy familiar, que todavía debe espabilar bastante. Los secundarios también son geniales: he tenido la sensación de estar entre amigos, unos amigos que derrochan alegría e ingenio.

Por otro lado, a pesar de estar escrito en clave de humor e incluir algunas escenas un tanto disparatadas, la novela plantea reflexiones acertadas sobre cuestiones sentimentales. No lo hace de forma directa y moralizante, sino dentro de su estilo, es decir, con mucho sentido del humor y encajando cada tema en un momento concreto de la historia. Sin cursilerías, sin explicaciones superfluas; Rachel Cohn y David Levithan saben lo que buscan y lo hacen bien. Por mi parte, prefiero mil veces este enfoque que el de las novelas cargadas de romances idealizados o el de los libros de autoayuda. Ya hace tiempo que me di cuenta de que se puede transmitir mucho más con agudeza y salero que con largas divagaciones (y ya no hablo de subir el ánimo de los lectores).

No quiero olvidarme del telón de fondo: la Navidad en Nueva York. Parece mentira, pero ¡qué pocas obras se sitúan en este periodo del año! En muchas aparece de pasada; ahora bien, que el argumento se desarrolle únicamente en estas fechas no suele ser habitual. En este caso, la idea está bien empleada porque le da un toque especial: que si Papá Noel, que si los regalos, que si las decoraciones de las calles… Siempre digo que la ambientación de una novela es importante, y en una de humor no va a ser menos.

Otro detalle que me gustó son las frecuentes referencias a autores clásicos (Yates, Saramago, Lorca…). En cierto modo, los autores han aprovechado este Cuaderno para dos para hacer un homenaje a la literatura y a los amantes de la misma, ya que, no lo olvidemos, el lugar en el que Dash encuentra la moleskine por primera vez es una librería. Son ese tipo de cosas que a primera vista están tapadas por el hilo principal de Lily y Dash, aunque esta meticulosidad en el cuidado de todas las escenas le da más valor y demuestra que ha habido un gran trabajo detrás del libro. Como lectora, agradezco que los autores hayan sabido hacerme llegar su amor por este mundo.

Finalmente, contesto una duda que tal vez os ronda por la cabeza: ¿es una historia para chicos o para chicas? En mi opinión, para los dos. El género de la comedia romántica se suele asociar al público femenino; no obstante, si tuviera que clasificar Cuaderno para dos en una categoría, me decantaría por un híbrido entre el chick-lit y el dick-lit o lad-lit (el chick-lit para hombres, para entendernos), ya que tenemos el punto de vista de él y de ella, al más puro estilo Finalmente juntos, de Josie Lloyd y Emlyn Rees, una de las primeras obras de este tipo que se salieron al mercado. Este humor desenfadado, junto con las tramas cotidianas, encaja bien en esta clasificación y por eso opino que puede gustar a lectores de ambos sexos.

Conclusión

Detrás de esta cubierta bonita y alegre se esconde un relato igual de simpático y buenrollista: las vivencias de dos jóvenes que se conocen de una forma muy poco convencional y a raíz de esa casualidad empiezan a contarnos su día a día con mucha ironía. Cuaderno para dos no pretende ser más de lo que es, una lectura agradable, aderezada con guiños a la Navidad y a la literatura, cuyo desenlace me ha dejado con una sonrisa en los labios. Aunque esté catalogado como juvenil, su estilo se asemeja al de sus equivalentes para adultos, de modo que por mi parte lo recomiendo a gente de todas las edades (a partir de los catorce años, más o menos). Si no tenéis la cabeza para obras complicadas o simplemente os apetece un break entre historias más densas, animaos a conocer a Lily y Dash. ¡No os defraudarán!



Mi valoración: 7/10

16 marzo 2012

Fragmentos de libros: Jellicoe Road

"What do you want from me?" he asks.
What I want from every person in my life, I want to tell him.
More.Then when it was over, she gathered him into her arms. And told him the terrible irony of her life.
That she had wanted to be dead all those years while her brother was alive. That had been her sin.
And this was her penance.
Wanting to live when everyone else seemed dead.

***

“Do you know what?” I asked both of them. “If you don’t build a bridge and get over it, I’ll never forgive either of you.”

***


Enlace a mi reseña del libro.


09 marzo 2012

Fragmentos de libros: Lo que sé de Vera Candida

Las vidas se transforman en trayectorias. Las oscilaciones, los titubeos, las elecciones fallidas, las decisiones familiares, el libre albedrío reducido como piel de zapa, los dos pasos adelante y tres atrás al final quedan borrados y sólo se ve el trazado de un cometa. Así es como Itxaga se había convertido poco a poco en lo que todavía era y por eso, desde lejos, no podía imaginarse para él una vida distinta a la suya.


Enlace a mi reseña del libro.

08 marzo 2012

Lecturas para el Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Hoy, 8 de marzo, se conmemora la lucha por los derechos de la mujer. Probablemente los que hemos nacido en épocas en las que gran parte del trabajo estaba hecho no somos capaces de entender este día (no lo digo por mí, sino por los que tachan esta celebración de hembrista). En cualquier caso, he querido aportar mi granito de arena a la causa en forma de lecturas -novelas- sobre un tema que se relaciona con esta reivindicación. Me ha costado hacer la selección porque me encantan los libros con un planteamiento del tipo "chica contra el mundo", pero ahí están los elegidos y mis razones. Clicad en su título para acceder a la reseña.

De mujeres que lucharon por sus derechos en un ambiente hostil:

- Domina, de Barbara Wood: la historia de Samantha Hargrave, una joven que quería ser doctora en el siglo XIX, una época en la que las mujeres solo podían aspirar a ser enfermeras. Aunque Samantha no existió, la autora se inspiró en casos reales.

- La nevada del cuco, de Blanca Busquets: a principios del siglo XX, Tònia se esconde para escribir porque no puede vivir sin hacerlo. Su lucha es silenciosa, pero maravillosa.

- Lo que sé de Vera Candida, de Véronique Ovaldé: tres generaciones de mujeres que tienen en común el hecho de no revelar nunca el nombre del padre a sus hijas. Chicas luchadoras, por lo tanto; interesa sobre todo la protagonista, que durante un tiempo vivió en un centro de acogida para madres solteras.

- La doctora de Maguncia, de Ricarda Jordan: otra chica con deseos de ser médico, esta vez en la Edad Media. Evidentemente, no puede obtener ningún título, pero acompaña al doctor en una epidemia de peste y aprende con la práctica.

- Ángeles fugaces, de Tracy Chevalier: es el libro que menos me ha gustado de la autora; no obstante, me parece interesante porque habla de las sufragistas, las mujeres que lucharon por conseguir el derecho a votar en la Inglaterra de principios del siglo XX.

De mujeres en situaciones actuales:

Esta vez no daré explicaciones particulares porque mis motivos para seleccionar estos títulos son los mismos: me ha parecido conveniente añadir este apartado como una forma de homenaje a las mujeres trabajadoras de hoy, cada una con su personalidad y sus circunstancias pero todas ellas dignas herederas de las anteriores. Sus historias son realistas, cotidianas y profundas en la caracterización de personajes.

- Atlas de geografía humana, de Almudena Grandes.

- Amor, curiosidad, prozac y dudas, de Lucía Etxebarria.

- Lo que me queda por vivir, de Elvira Lindo.

- Mujeres, de Isabel-Clara Simó: como no lo tengo reseñado, os comento brevemente que consiste en una serie de relatos con la mujer como tema común. Muy recomendable.

- Las crónicas de la señorita Hempel, de Sarah Shun-lien Bynum.

Por último, dos títulos de Gemma Lienas que me parecieron muy interesantes:

- El diario violeta de Carlota: una novela juvenil apta para todas las edades en la que se analizan aquellos detalles del mundo que nos rodea en los que todavía quedan restos de machismo, desde situaciones concretas a expresiones.

- Pornografía y vestidos de novia: se trata de una recopilación de artículos en los que la autora reflexiona sobre la desiguladad entre sexos, siempre con alguna relación con casos reales.

05 marzo 2012

La cosecha de Samhein - José Antonio Cotrina

Editorial: Hidra
Páginas: 464
ISBN: 9788492939602
Precio: 15 €

La influencia de El señor de las moscas en la literatura juvenil actual

Primero fueron los colegios de magia, después los vampiros y ahora las distopías: Harry Potter, Crepúsculo y Los Juegos del Hambre, tres fenómenos literarios que han creado escuela y son la base de gran parte de las obras juveniles que se han publicado en los últimos años. En el caso de la ciencia ficción, hay un subgrupo que no deja de ganar terreno: el de las trilogías que siguen la estela de El señor de las moscas y narran una historia en la que un grupo de niños o adolescentes debe arreglárselas para sobrevivir sin la ayuda de ningún adulto.

A diferencia de las sagas que siguieron la estela de Crepúsculo (generalmente azucaradas e insustanciales, salvo honrosas excepciones como Vampire Academy), las que utilizan un planteamiento similar al del clásico de William Golding poseen muchos puntos de interés, como los valores de amistad y trabajo en equipo. El grado de complejidad y atractivo del escenario dependerá de las habilidades de cada autor, aunque con novelas como El corredor del laberinto, Everlost y La cosecha de Samhein (que son más fantásticas que distópicas, todo hay que decirlo) no podemos quejarnos. Para mi gusto, resultan mucho más fascinantes que aquellas distopías que se sostienen sobre la idea de no poder enamorarse, que también abundan bastante. En cualquier caso, hay una amplia variedad donde elegir y me alegra que el mercado haya superado la fiebre por los romances entre criaturas imaginarias y humanos para adentrarse en un terreno que a mi juicio da mucho más de sí.

José Antonio Cotrina

José Antonio Cotrina (Vitoria, 1972) es un escritor de fantasía y ciencia ficción. Se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas, pero su vida gira en torno a la literatura, donde ha ganado los premios Alberto Magno y UPC, ambos convocados por universidades. En los últimos años ha ganado cierta popularidad gracias a su trilogía juvenil El Ciclo de la Luna Roja —compuesta por La cosecha de Samhein (2009), Los hijos de las tinieblas (2010) y La sombra de la luna (2011)—, que empezó a publicar con Alfaguara y que, como consecuencia de haber obtenido menos ventas de las esperadas, tuvo que terminar el año pasado con la editorial Hidra, que reeditó los tres libros con nuevas cubiertas. Durante todo el proceso, el autor mantuvo informados a sus seguidores y llevó el tema con mucha elegancia, lo que le hizo ganarse el apoyo de los lectores. Fuera de esta serie, ha publicado las novelas independientes Las fuentes perdidas y La casa de la colina negra.

Sinopsis

Hector (sin tilde porque es americano) es un chico de quince años regordete y torpe. El día de Halloween, su madre le obliga a acompañar a su hermana pequeña a recoger los caramelos que los adultos dan a los niños, tal y como manda la tradición, pero al regresar a casa por la noche se encuentra un panorama inesperado: un hombrecillo gris aparece en su habitación, le asegura que sabe lo especial que es y le pide que le acompañe a un lugar mágico donde lo necesitan. Hector acepta, aunque no contaba con que después de hacerlo borraría todas sus huellas para que quienes lo han conocido se olviden de él, incluidos sus padres.

La ciudad que le espera no resulta ser el espacio espléndido que imaginaba: Rocavarancolia se encuentra en ruinas y hay muchos peligros en todos los rincones. Por fortuna, el joven no está solo: hay más adolescentes que, como él, fueron cosechados aquella fatídica noche por el tipo misterioso. Los únicos adultos que se dirigen a ellos les dicen que su meta es sobrevivir, aunque, todo hay que decirlo, no tienen mucha fe en ello. Como miembros del Consejo, estos seres extraños saben que los muchachos nunca han superado esta prueba; además, bastante preocupados están por sus propios intereses, a saber, sustituir al regente que en esos momentos agoniza. Pero en su particular lucha por el poder, tal vez haya alguien interesado en ayudar a los chavales…

Comentario personal

¡¿Quién dice que España no se escribe buena literatura fantástica?! Tal vez tradicionalmente no ha tenido el mismo tirón que la narrativa o la novela histórica, pero autores especializados en el género con buenas ideas y mejor pluma no faltan. Os he hablado de Dos coronas, Luzazul, Ne obliviscaris y En el corazón del sueño, y hoy se une a la lista La cosecha de Samhein, que además es el que me ha gustado más de todos. Me habían hablado muy bien de esta trilogía y lamento haber tardado tanto en descubrirla porque me ha arrastrado incluso más de lo que esperaba.

El mayor logro de Cotrina es sin duda Rocavarancolia, la ciudad encantada en la que las sorpresas y los trucos de magia nunca dejan de sorprender. Tanto las particularidades de los emplazamientos como las características de los miembros del Consejo me parecen propios de una fantasía muy creativa (pájaros hechos de trapos, una mujer que puede quitarse el ojo y volvérselo a poner…), ni épica, ni urbana, ni terrorífica; tal vez el adjetivo que mejor la define es simplemente «mágica». A pesar de la complejidad de este contexto, el autor introduce los conceptos con un ritmo adecuado, sin saturar de datos. En ningún momento me he sentido perdida durante la lectura.

Con respecto a la historia en sí, se combinan dos tramas: la de los adolescentes en la ciudad y la de los adultos que se mueven por sus propios intereses. Como es obvio, la primera se lleva la mayor parte de protagonismo y resulta muy atractiva porque está llena de aventuras (no es una de esas primeras partes introductorias que saben a poco); no obstante, la segunda también consiguió intrigarme porque plasma los pasos que dan estos seres para conseguir sus propósitos, y os aseguro que en ocasiones son imprevisibles. Siempre he sentido que iría a más… y así ha sido. El final me dejó con muchas ganas de seguir; tengo claro que Los hijos de las tinieblas será mi próxima compra.

Llega el turno de los personajes, la otra gran virtud de esta novela. Lo que más me ha gustado de ellos es que no caen en tópicos y el autor se esmera en hacerlos cercanos (unos más que otros, claro, pero al ser tantos resulta inevitable), de modo que su actitud es creíble y cada uno exterioriza el miedo a su manera. Para empezar, provienen de distintos países y hay uno de raza negra (qué triste que esto tenga que señalarse como una excepción), que además se consolida como uno de los líderes. En segundo lugar, los presenta a todos con mucho tacto, por ejemplo, en el caso de una chica gordita deja claro que tiene unos ojos muy bonitos, como una forma de mostrar que la belleza no solo se basa en un cuerpo diez. Con Natalia, una rusa en apariencia fría y arrogante, profundiza en sus entrañas hasta que la descubre como una joven cargada de sensibilidad, diría que es la más especial de todos (y mi favorita, aunque cuesta elegir). Marina, más allá de ser la niña mona que le gusta a Hector, tiene una gran imaginación y eso le da un aire soñador. Todos los libros juveniles deberían transmitir estos valores, esta variedad de físicos y personalidades que nos hace únicos y especiales.

Hector no es una excepción y pese a ser el protagonista no se asemeja en nada al típico héroe: está rellenito, es muy torpe (tanto, que pienso que a algunos lectores les puede llegar a hartar, aunque no ha sido mi caso) y, atención, ¡tiene hormonas! Le he cogido cariño y hay un tema en particular que quiero destacar: se fija en Marina, pero su timidez apenas le permite acercarse a ella. Estas escenas (cuando la observa con discreción, cuando se siente pletórico por haber intercambiado un par de frases con ella…) me transmitieron mucha ternura y me recordaron a mí cuando tenía su edad. Esto sí que es un amor creíble, señores, y no el de las historias sobre un chico perfecto que se enamora a primera vista de la protagonista pavisosa.

Los miembros del Consejo tampoco tienen desperdicio, ¡menudos esperpentos! Pero su atractivo no solo está en su apariencia (que daría para un tratado), sino en sus intenciones ocultas: ¿quién es trigo limpio y quién no? En definitiva, una novela completita en todos los aspectos en la que se palpan los principios que comenté el principio: amistad, trabajo en equipo, espíritu de superación, nostalgia por lo que han dejado atrás… Además, el estilo es muy ameno, me atrapó desde las primeras páginas y gracias a ese ritmo trepidante no lo pude soltar. Una de las lecturas más adictivas que he encontrado en mucho tiempo, aunque por suerte sus cualidades no se limitan al entretenimiento puro y duro.

Como punto negativo, me pareció que al principio se emplean algunos recursos facilones (como que los chicos beban agua encantada para hablar el mismo idioma, o los pajarracos que vuelan rapidísimo), pero se lo perdono porque sé que al menos sirven para llegar a un puerto en el que todo está perfectamente construido. Por otro lado, he sentido que le faltan picos emocionales: la novela me ha hecho pasar un buen rato; ahora bien, en cuanto a sentimientos no me ha transmitido tanto como otras obras de corte similar (¿quién no recuerda la muerte de Rue en Los Juegos del Hambre?). Aun así, pienso que esto se arreglará en los siguientes libros, cuando lo conozca todo mejor.

De la edición, quiero destacar que me gusta su nueva portada y sobre todo su tamaño, manejable sin ser tampoco de bolsillo. La letra grande, con buenos espacios, hace la lectura muy cómoda. Además, el precio —tanto el de este como el de los dos que le siguen— es asequible para el número de páginas que tiene, ya podrían aprender otros sellos. En definitiva, es de esas ediciones que me hacen exclamar «¡Todos los libros tendrían que ser así!». Con respecto a la inclusión de un capítulo adicional, lo considero acertado, me ha gustado leerlo y conocer las otras cosechas.

Para terminar, he disfrutado muchísimo con La cosecha de Samhein y lo recomiendo encarecidamente a todos los amantes del género. Por si todavía tenéis dudas, que con la avalancha de novelas juveniles similares no me extraña, os recuerdo que Cotrina le da un aire distinto gracias a Rocavarancolia, una ciudad fascinante en la que en cualquier momento puede ocurrir un hecho inesperado. Quizá a algunos les desconcertará no conocer de antemano sus entresijos, pero a mí me encanto descubrirla poco a poco, como los protagonistas. En cierto modo, es lo más parecido que he leído a Los Juegos del Hambre, aunque aporta ingredientes originales y no es tan macabro.

Conclusión

Estoy segura de que si este libro se hubiera publicado en Estados Unidos ya habría una película en camino, y con esto lo digo todo. Rocavarancolia es un lugar muy especial, hasta en el nombre; merece la pena perderse en ella durante unos días y acompañar a estos personajes en su misión. Lo considero una buena opción para adolescentes y adultos, pertenece a ese tipo de historias que pueden satisfacer a todas las edades porque tienen muchas lecturas. Y todavía voy más allá: por su creatividad y su gancho, pienso que tiene el poder de crear nuevos lectores. Os animo a regalarlo a los jóvenes que tengáis cerca, les gustará esta historia y vosotros tendréis la tranquilidad de que leerán una obra cuidada, sin las frivolidades que tanto abundan por ahí.

La cosecha de Samhein ha cosechado una nueva fan.



Mi valoración: 8,5/10

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails