27 mayo 2011

Fragmentos de libros XX: Juana la Reina, loca de amor (II)

—Tenéis demasiados títulos, pero igual os amaría como os amo si no ostentarais ninguno. Solo me interesa el título de amante esposo. El único y definitivo. (pág. 308)

***

—Por aquellos ojos claros, soporto todo. Por aquel corazón que hace latir el mío, sufro la agonía de la espera. Por Felipe, por él y solo por él, toleraré hasta el límite de mis fuerzas —y aquella frase, dicha en voz baja una y otra vez, parecía insuflarle un soplo de aliento tibio a su alma destrozada. (pág. 343)

***

—Es una mañana esplendorosa, Juana, ¿por qué la entristecemos? Seamos felices, al menos en este minuto, sin pensar en nada más. Y escuchadme bien, Juana, quiero que sepáis, si algo llegara a sucederme, que la más bella de las vivencias me la habéis dado vos. Esa es toda la inmortalidad que pido, para cuando ya no exista. Perdurar. Perdurar en vos un instante, dejar en vuestro corazón y en vuestra alma mi recuerdo. (pág. 429)

***

Si murieseis algún día,

No quiero saberlo nunca,

Quiero morir yo primero

Para esperar en la tumba.

Mis frías manos dormidas,

Querrán apretar las vuestras,

Y en aquel trágico encuentro

De manos y labios yertos,

Volver a amarnos de nuevo

En el mundo de los muertos.

(pág. 457-458)

***

—Por aquella boca que ya no volverá a convocar mi nombre, ni a besarme con pasión, ni a murmurar tiernas frases de amor en mis oídos, ora pro nobis. Por aquellos ojos que ya no buscarán los míos entre las frescas sombras de los parques, o entre las luces vacilantes de los salones palaciegos, o en la suave penumbra de un amanecer. Ora pro nobis. Por aquellos brazos que ya no aprisionarán con pasión mi cintura. Ora pro nobis. Por aquellos cabellos despeinados que mis dedos no volverán a peinar. Ora pro nobis. Por aquel pecho que ya no latirá agitado de tanto amarme. Ora pro nobis. Por aquellas piernas y aquellos pies que ya no me seguirán para protegerme por tantas ciudades y reinos, por tantos jardines, por tantos palacios, por tantos atardeceres y amaneceres juntos, como este, que quizá sea el último… ora pro nobis. (pág. 464-465)

***

—Ir a la gloria a reunirme con Felipe es lo único que anhelo. Pero sé que Dios me dejó viva para que la historia pudiera recordarme, aunque de muy triste modo, ya que jamás lo hará por el desempeño de mi reinado. De ese reinado al que jamás me ha sido permitido acceder libremente, aunque por legítimos derechos maternos me pertenece en toda su integridad.


Enlace a mi reseña del libro.


23 mayo 2011

Los Borgia en la televisión y la literatura

La semana pasada se estrenó en Cuatro una serie basada en la familia Borgia (se puede seguir los martes en prime time). Debo reconocer que lo que vi, me gustó: al igual que ocurrió con la adaptación de Los pilares de la tierra (que no tiene nada que ver, pero es la última serie histórica que he seguido), la ambientación está muy lograda, las tramas se entienden con facilidad y en general consiguió engancharme. Pero no es de la serie de lo que quiero hablar: poner cara a César, Alejandro VI y compañía me ha hecho recordar un par de novelas en las que se habla de esta familia. No hace falta que diga que soy mucho más aficionada a la lectura que a la televisión, de modo que esos libros han tenido una importancia crucial a la hora de decidir seguir Los Borgia (me resulta mucho más fácil ver algo si ya sé de qué va la historia, aunque luego pueda enfadarme por no ser del todo fiel, como sucede con muchas versiones de libros). Así pues, voy a aprovechar la moda momentánea de esta familia para recordar esas obras.

La primera de ellas es La cautiva de los Borgia, de Jeanne Kalogridis. Un libro con el que me topé casi por casualidad (porque no buscaba nada específico sobre esta gente), y que resultó ser todo un hallazgo: estupenda novela histórica, con buenas descripciones, ambientación trabajada y, probablemente lo más importante, consiguió aportarme algo y me hizo sentir interés por el tema. Aunque la narradora sea Sancha de Aragón -esposa del pequeño Jofre Borgia, aparecerá en los próximos capítulos de la serie-, la familia Borgia al completo goza de gran protagonismo y muchos de los momentos principales de su vida quedan reflejados aquí (por ejemplo, el asesinato de Juan Borgia). Esta cautiva es, en gran medida, la culpable de que cuando veo la pequeña pantalla me acuerde de tantas y tantas cosas (y eso que lo leí hace más de un año). En definitiva, un libro recomendadísimo para quienes quieran leer algo sobre esta familia y para los amantes de la novela histórica en general.

El otro no llega a la altura del anterior -ni literariamente ni en lo relativo a los Borgia-, pero tiene alguna cosilla que vale la pena. Se trata de La dama del dragón, o lo que es lo mismo, una novela histórica entretenidísima sobre Caterina Sforza, una gran mujer y una de las rivales de César Borgia (en La cautiva de los Borgia sale de pasada y, naturalmente, en la serie también tendrá su papel). Como digo, no me pareció gran cosa, básicamente porque busca tanto la evasión y el tono ameno que en mi opinión no se profundiza lo suficiente en Caterina. ¿Veis todo lo que recuerdo de La cautiva de los Borgia? Con este no me ocurre porque tiene menos enjundia y no me llegó tanto. De todos modos, para pasar el rato no está mal, y al menos te quedas con una ligera idea de quién fue esta dama.

Sé que algunos ya le habéis echado un vistazo a la primera reseña con motivo de la serie (¡gracias!), pero he querido comentarlo en una nueva entrada para los despistados. Sé que estos libros no son los más famosos sobre los Borgia, ni probablemente los más rigurosos; aun así, siempre he tenido claro que en el blog hablo de lo que conozco, de modo que esta vez mis recomendaciones son estas.

En fin, ¿qué opináis? ¿Habéis leído algún libro sobre ellos? ¿Os está gustando la serie?

20 mayo 2011

Fragmentos de libros XIX: Juana la Reina, loca de amor (I)

—Contestadme con precisión. ¿Qué ocurrirá? ¿Qué designios regirán su vida?
—Majestad, debéis estar serena. Vuestro niño nacerá bajo la constelación del Escorpión. El agua será su elemento, aquel que le transmitirá sus características particulares y que influirá en su carácter dubitativo y por momentos inflexible.
—¿El agua? ¡Pero si el agua es bendita! ¿Acaso no pedimos lluvia para nuestros campos o no deseamos el agua para calmar la sed?
—El agua, majestad. Desde el agua mansa y bendita de vuestro vientre hasta el agua oscura de un océano desconocido. Desde las gotas dulces de la lluvia hasta las gotas saladas de las lágrimas. El agua es uno de los cuatro elementos y sin la cual nadie podría vivir… (pág. 41)

*****

— […] solo existen dos maneras de lograr la unión con otros reinos: con el acero de nuestras espadas o con el oro de nuestras alianzas. (pág. 50-51)

*****

—Qué extraño —se dijo Juana en voz muy baja—, cada vez que pienso en alguien o en algo, aparece en mi mente la idea obsesiva de la eternidad. De ese tiempo infinito sin principio ni fin. Tal vez porque ella significa la mediación entre dos mundos, el espiritual y el real. Como en los sentimientos, donde existe una atracción magnética que no solo une a los cuerpos con las almas, sino con nuestros propios espíritus. ¡Qué extraño! (pág. 92)

*****

—Debo deciros que siento por mi esposo un amor apasionado y creo que esto es motivo de peligro para mi alma. Creo que mi alma y mi cuerpo le pertenecen, que han dejado de ser míos para ser solo de él. Y, ante el acecho de la menor duda, me atacan los celos, pierdo mi cordura y me torno irascible. No soy dueña de mis actos y temo que, ante tal arrebato, pueda cometer una locura. Pero lo peor de todo, fray Tomás, es que Felipe se ha dado perfectamente cuenta del poder que su amor ejerce sobre mí y en algunas ocasiones me los provoca. Yo he optado por aislarme y la llegada de Leonor a mi vida ha sido mi mejor excusa. Dentro de esta corte me siento una extraña. Creo que no cuento con nadie y estoy comenzando a recelar de quienes me rodean y dicen servirme. Solo me queda la esperanza de que si vuelvo a ser la Juana de antes, tal vez Felipe pueda volver a ser el archiduque de siempre. (pág. 199)

*****

—Claro que siento lealtad por mi tierra. Y conozco muy bien la diferencia entre lealtad y homenaje. Lealtad es algo que uno siente muy dentro del corazón. Homenaje, en cambio, es un tributo ceremonioso, puramente externo que nada tiene que ver con los sentimientos. Si bien representan dos cosas distintas, en España van íntimamente unidas. Para un español no existe lealtad sin homenaje, ni homenaje sin lealtad. Y yo los llevo a ambos en mi corazón. (pág. 215)

*****

—Yo poco sé —respondió Juana con tono sincero— aún soy joven y he estado demasiado ocupada tratando de aprender a manejarme dentro de la corte de Flandes. Pero de una cosa estoy segura, que el tiempo lo cura todo. No hay ningún mal, mental o físico, que la grande y lenta magia del tiempo no pueda curar. Y si hay algo que deseo cuando la pena me abruma, es que el tiempo pase lo más rápido posible. (pág. 300-301).



Enlace a mi reseña del libro.

18 mayo 2011

Test literario (II)

Hace tiempo que no hago un meme, así que he aprovechado el test que pulula últimamente por la red para romper con la rutina bloguera y de paso hacer un repaso a los libros que he leído. Espero que vosotros también os animéis a responderlo, está bastante bien.

El último libro que he leído: Los perros y los lobos, de Irène Némirovsky.

Un libro que cambió mi forma de pensar: Cien años de soledad y Mujercitas, son los libros que más me han marcado literariamente hablando.

El último libro que me hizo llorar: El puente invisible, de Julie Orringer. No lloré a lágrima viva, pero sí que consiguió emocionarme (y teniendo en cuenta que no soy de lágrima fácil, es todo un logro).

El último libro que me hizo reír: reír de verdad, No te lo vas a creer, de Sophie Kinsella (si hacerme llorar es difícil, hacerme reír ni os cuento...). Con el que estoy leyendo ahora, En el país de la nube blanca, también me lo estoy pasando genial.

Un libro prestado que no me han devuelto: El Principito. Se lo dejé a mi tía hace años, y sigue en su casa.

Un libro prestado que no he devuelto... todavía: El primer día, de Marc Levy. Por suerte hay confianza y no pasa nada si tardo en devolverlo :P

Un libro que volvería a leer: aparte de los citados Cien años de soledad y Mujercitas, releería con gusto Los Juegos del Hambre, La sombra del viento, La casa de los espíritus, La mecánica del corazón y Criadas y señoras, entre otros. ¡Uy! Solo había que decir uno...

Un libro para regalar a ciegas: Los renglones torcidos de Dios, sin ninguna duda.

Un libro que me sorprendió para bien: Flores de febrero, de Fan Wu. Es un libro desconocido para el gran público del que no esperaba nada, y me cautivó.

Un libro que robé: por más que lo pienso, creo que nunca he robado un libro a nadie.

Un libro que encontré perdido: ninguno.

El autor del que tengo más libros: Toti Martínez de Lezea. Es una de mis autoras favoritas, aunque si tengo tantos libros de ella es porque es muy prolífica.

Un libro valioso: todos aquellos que me han fascinado. Que estén encuadernados en edición de lujo o en un coleccionable cutre es lo de menos.

Un libro que llevo tiempo queriendo leer: Lo que el viento se llevó. A ver si cae este año.

Un libro que prohibiría: ninguno. Ante todo, libertad de expresión y que cada uno guste de lo que quiera aunque determinados libros me puedan parecer pésimos.

El próximo libro que voy a leer: probablemente uno de los que mostré en esta entrada (quitando los tres primeros, que ya los he leído o estoy en ello).

16 mayo 2011

Los perros y los lobos - Irène Némirovsky

Editorial: Salamandra
Páginas: 224
ISBN: 9788498383584
Precio: 15 €

Irène Némirovsky

Irène Némirovsky
La realidad supera la ficción, y la vida de Irène Némirovsky podría ser un buen ejemplo de ello. Nació en Rusia en el año 1903 y recibió una educación exquisita a cargo de una institutriz francesa (motivo por el que el francés se convirtió casi en su lengua materna), aunque a pesar de ello no tuvo una infancia feliz. En el año 1919, su familia se vio obligada a huir de la Revolución bolchevique, por lo que se instalaron en París, donde en 1926 obtuvo su licenciatura en Letras en la Sorbona. Tres años más tarde, envió su primera novela a una editorial, David Golder, con la que dio el pistoletazo de salida a una exitosa carrera que la convirtió en una de las escritoras más prestigiosas de Francia. Pero su vida no fue fácil: su origen judío la obligó a refugiarse en un pueblo de la Borgoña en 1940, y dos años más tarde fue deportada a Auschwitz, donde murió. A pesar de las terribles circunstancias que atravesaba, Némirovsky pudo dejar una maleta a sus hijas, una maleta que contenía el manuscrito inacabado que sorprendentemente se convertiría en un éxito más de cincuenta años después.

De entre todos los títulos que publicó, en España se han reeditado en los últimos años los siguientes (todos de la mano de Salamandra): David Golder, El baile, El ardor de la sangre, El maestro de almas, El caso Kurílov, Nieve en otoño y Los perros y los lobos, además del exitoso e inacabado Suite francesa, que en 2004 supuso todo un fenómeno literario en diversos países y es, en gran medida, el «culpable» de que se haya recuperado a esta magnífica autora.

Sinopsis

Ada Sinner es una niña judía que vive en Ucrania en los años veinte. Huérfana de madre, se ha criado junto su padre durante los primeros años de su vida, y pronto su tía se instala en casa con sus dos hijos. El pequeño, Ben, se convierte en el amigo inseparable de Ada: juegan juntos, ríen juntos, crecen juntos… Ambos pertenecen a una de las clases más bajas de la ciudad, y miran con envidia a un primo lejano, Harry Sinner, cuya familia se enriqueció gracias a los negocios y ahora viven cómodamente. Parece mentira que dentro de un mismo linaje pueda haber personas tan pudientes y otras tan desfavorecidas, pero no es eso lo que llama la atención de la muchacha: Ada se enamora al instante de Harry, un amor platónico, porque las diferencias sociales entre ambos impiden cualquier acercamiento.

Años más tarde, las dos familias se ven obligadas a huir del país y vuelven a encontrarse en París. Ada se ha casado con Ben y aspira a dedicarse a la pintura; no obstante, en sus adentros aún tiene muy presente a Harry, al que sigue sin conocer en profundidad. El destino de los jóvenes todavía quiere jugar algunas cartas con ellos, por lo que las coincidencias para que puedan verse llegarán, y quizá esta vez no sean tan fugaces como antes.

Estilo

Ante todo, Irène Némirovsky es una gran escritora: su prosa destila elegancia y buen gusto, con un lenguaje cuidado hasta el más mínimo detalle y unos fragmentos cargados de matices que vale la pena leer con calma para apreciarlos bien. La autora se muestra hábil tanto en los diálogos –muy vivaces y expresivos— como en las descripciones —con abundante adjetivación, aunque no por ello pesadas de leer—, estilos que alterna en la novela. Dibuja todas las escenas meticulosamente y sabe entrelazar las pertenecientes a distintos personajes de forma adecuada. No se puede decir que tenga un estilo adictivo, si bien captó mi interés desde las primeras líneas y no me ha aburrido en ningún momento. A pesar de su brevedad (en la extensión de los capítulos y el propio libro), aprovecha bien cada frase, cada palabra, para construir una historia intimista y minuciosa, con una redacción muy superior a gran parte de la narrativa actual.

El libro en sí

La lectura de Los perros y los lobos me ha permitido volver a sentir la satisfacción que solo se aprecia cuando se lee una obra de calidad en todos los aspectos: estilo, tema, personajes, evolución de la trama, ambientación. Sé que en la actualidad hay muchos escritores que dan la talla, y sus obras serán los clásicos del futuro muy merecidamente; aun así, hay una simpleza bastante extendida entre las obras más comerciales (principalmente en la escritura) que hace que vea pequeñas joyas en las de antaño, relatos muy difíciles de igualar. Soy la primera que disfruta de los géneros livianos, pero, de vez en cuando, un libro más elaborado entra muy bien.

En primer lugar, me fascina la capacidad de Némirovsky para decir tanto en tan pocas palabras. Y es que, en efecto, la novela apenas cuenta con doscientas páginas y parece mentira que tenga tantas tramas, tanto contenido. No es fácil condensar las ideas sin quedarse cojo, de hecho, muchas veces he criticado textos breves porque en mi opinión ofrecían una versión demasiado superficial de la historia. A partir del triángulo amoroso, nos habla de la forma de vida de los tres implicados, con sus traumas y aflicciones, la relación de Ada con su tía, el papel de diversos secundarios y, por supuesto, el contexto histórico de Ucrania y París. No se desaprovecha ni una línea, y tampoco le falta nada.

En El ardor de la sangre descubrí la habilidad de la autora para plasmar emociones, hecho que ocurre de nuevo en Los perros y los lobos. Más que sentimientos, la novela está llena de pasión, ímpetu y exaltación, rasgos que definen perfectamente a los protagonistas. Si alguien esperaba una historia de amor tranquila, va mal encaminado: Ada y Ben tienen un carácter que les hace vivirlo todo con intensidad; ella por su espíritu soñador con Harry, él por la personalidad avispada que ha mostrado desde pequeño. Harry no deja de ser «el niño rico», simplemente cumple con el papel que se espera de él. Pienso que este ardor, estas pasiones desgarradoras, pueden ser una desventaja para algunos lectores, pues ciertamente hay cosas que no resultan demasiado creíbles (básicamente, que toda la historia se sostenga sobre la ilusión infantil de conocer a su particular príncipe azul). A pesar de todo, la novela tiene tantas cualidades que doy por válido este recurso.

Del mismo modo, hay aspectos de la trama que pueden parecer previsibles (unos más que otros), aunque eso no supone un problema para mí porque el valor de la obra va mucho más allá del típico «con quién acabará Ada». No obstante, he querido mencionarlo porque no quiero transmitir una idea equivocada. Los perros y los lobos es, ante todo, una novela intimista, así que no esperéis ni grandes acciones, ni giros argumentales especialmente sorprendentes.

Dicho eso, paso a comentar los temas que se tratan, más allá de los sentimientos. Desde mi punto de vista, el principal es la diferencia de clases: la narración empieza hablando de las zonas de la ciudad y la gente que vive en ellas, lo que ya nos da una pista acerca de la importancia que tendrá este asunto (que da título al libro, además); en segundo lugar, el que los tres protagonistas pertenezcan a la misma familia, aunque de ramas y situaciones muy distintas, llama bastante la atención. En todo momento está presente, aunque sea de forma sutil, unido a la inmigración y las condiciones de vida de los judíos, otros temas que destacar. Sin lugar a dudas, la obra tiene tintes autobiográficos de la vida de la autora, lo que le otorga una mayor credibilidad.

Asimismo, en las relaciones interpersonales también hay mucho jugo. Triángulo aparte, se habla de la tía que no soporta que su sobrina sea mejor que su hija, un hilo argumental de sobra desarrollado en la literatura, aunque no por ello pierde interés (no hace falta aportar algo nuevo, la forma de narrar de Némirovsky hace que sientas ganas por saber qué ocurrirá, trate el tema que trate). En relación con la inmigración que comentaba antes, conocemos cómo se las arreglaban los judíos que querían casarse con francesas de buena familia, porque no estaban muy bien vistos. En definitiva, el libro está cargado de tramas interesantes, presentadas con facilidad, que enseguida conectan con el lector.

El final me ha dejado muy buen sabor de boca. Pese al regusto agridulce de los sucesos anteriores (no revelo nada esencial, creo que salta a la vista que Irène Némirovsky no escribió historias flower power), me ha gustado mucho, y creo que no podía tener un desenlace mejor (tanto por lo que ocurre, como por la forma de narrarlo, porque la autora tiene citas y fragmentos para enmarcar). En esto supera al de El ardor de la sangre, que me pareció un poco precoz.

Finalmente, el libro ha cumplido mis expectativas plenamente, incluso diría que me ha gustado más que El ardor de la sangre. Tristemente, fue el último que Némirovsky publicó en vida, dos años antes de su deportación. Esto último me lleva a una reflexión que me viene bien para cerrar la reseña: Suite francesa fue un fenómeno editorial y gracias a ello se ha vuelto a editar el resto de su obra, pero ¿qué ocurre con los escritores que no dejaron un manuscrito que pudiera ser rescatado años más tarde? Se olvidan. Solo sobreviven unos pocos, los que se convierten en libros de referencia, pero todos sabemos perfectamente que hay muchos autores que carecen de esa reputación aunque sus escritos no tienen nada que envidiarles. En fin, sé que es inevitable y que ocurre en todos los ámbitos de la vida, pero me apena que se pierda tanta buena literatura con el paso del tiempo.



Mi valoración: 7,5/10

11 mayo 2011

La abadesa - Toti Martínez de Lezea

Editorial: Maeva
Páginas: 256
ISBN: 9788496231429
Precio: 9€

La abadesa

La abadesa es María Esperanza, que vive en el convento de Madrigal (Ávila) en los siglos XV y XVI, época que coincide con el reinado de los Reyes Católicos. En el año 1510, María Esperanza recibe un breve papal en el que le comunican que es hija bastarda de Fernando el Católico. María sólo sabe que llegó al convento con apenas siete años, y nadie le había dicho nada acerca de su familia. Nosotros, los lectores, sí que sabemos quien fue su madre porque en el primer capítulo de la novela se narra el encuentro entre la joven y el rey, pero el resto del libro, la mayor parte, se centra en la investigación de María Esperanza para averiguar la identidad de la mujer que le dio la vida y qué les ocurrió a ambas al ser separadas.

María podrá realizar varios viajes gracias a tareas religiosas que le ordena su superiora; la autora no se saca de la manga que la abadesa pueda salir por ahí a su antojo. El primer viaje, y el más importante en el texto, la llevará a Bilbao, donde María espera encontrar a su familia materna. Sin embargo, por el camino pasan por otros lugares y acaba sacando más información sobre sus hermanos por parte de padre, y las circunstancias de éstos le hacen pensar mucho. En esta salida va acompañada de otra monja, Joaquina, una mujer de mente muy cerrada y miedica pero a la vez de gran confianza para la abadesa; Inés, una novicia inteligente pero sin vocación de monja; Gonzalo, un caballero que las protegerá de los peligros del viaje; y Antoñín, un muchacho que también las ayuda.

A partir de ese viaje, a María le surgirán nuevas dudas sobre su origen, y unos años más adelante tendrá la oportunidad de retomar sus pesquisas. En esta ocasión, después de hablar con quien habló en Bilbao, buscará a una persona muy importante en su vida, y el camino la llevará también a encontrarse con gente que le hizo daño cuando era pequeña pero que ella nunca ha acabado de saber qué hicieron exactamente. Me cuesta un poco explicaros esta trama porque sucede hacia el final y no quiero revelaros nada, pero quedaos con la idea de que después del viaje al norte aún le quedan un par de cosas por resolver a la protagonista.

Cuando escribo una opinión me gusta comentar su argumento con mis palabras, y en este caso lo he hecho con más ganas porque me parece que se han pasado con la reseña de la contraportada. Para empezar, hay un error: dicen que María recibe el breve papal en el año 1517. Nada más abrir el libro y leer el índice vemos que el capítulo que ocupa 200 páginas es el del año 1510; al momento no hace ninguna gracia pensar que en todas esas páginas no sucederá lo que destacan en ese texto, aunque en realidad se trata de un error. Por otra parte, me parece que se han excedido contando algunos acontecimientos del libro. Hablan de las personas de su familia que conoce María, de los que sólo ve un momento, de los que oye a hablar, etc. Claro, como casualmente son los de la realeza, su nombre llama más la atención para vender (es curioso que de la madre de María prácticamente no digan nada), pero después el libro pierde un poco de gracia cuando se producen esos encuentros, ya te los esperabas. En fin, en el libro hay más cosas interesantes, por supuesto, pero da un poco de rabia encontrarte con reseñas de este tipo.

Ambientación

Como ya es habitual en las novelas de Martínez de Lezea, la ambientación me ha parecido muy buena en todos los aspectos. No sé hasta qué punto la parte de hechos históricos se corresponde con lo que sucedió en realidad, pero como siempre digo: lo que me importa cuando leo una novela histórica es que me resulte creíble y me entretenga, si además me enseña algo, muy bien, pero no es lo principal.


En esta ocasión se refleja la época de finales del siglo XV y sobre todo de principios del XVI en el norte de España. Una parte considerable de la acción tiene lugar en Madrigal (Ávila), donde se encuentra el convento de María, pero en su primer viaje también pasan por Tordesillas, Burgos y Bilbao, entre otras ciudades. Hacia el final también hay un viaje a Extremadura, pero aquí la autora no se centró tanto en contarnos la forma de vida de esta comunidad. A pesar del papel destacado de Madrigal en la novela, la ciudad que me ha parecido más importante es la de Bilbao, puesto que es donde tienen lugar la mayor parte de hechos en el pasado y como consecuencia de descubrimientos en el presente de María.

Durante el primer recorrido podemos apreciar dos cosas: por un lado, la autora describe de forma muy amena las costumbres vascas y algunas zonas importantes de la ciudad. Me llamó la atención que comentara los tipos de peinado de las mujeres vascas según su condición (soltera, casada, viuda), para esta región nunca había leído nada al respecto y es algo nuevo que he aprendido. Por otra parte, además de explicarnos cosas sobre el lugar, nos presenta a personajes de la familia real que conoce la misma María (aunque sea de oídas). Así también aprendemos algo sobre el funcionamiento de los poderosos en época de los Reyes Católicos.

Mis impresiones

El libro me ha gustado aunque no ha llegado a encantarme. Para mí su punto fuerte es el tema que trata, aunque esto es una impresión muy personal. Los libros que cuentan la vida de monjes o monjas en la Edad Media me gustan. Que yo recuerde, antes sólo lo había encontrado en Los pilares de la tierra y Un mundo sin fin. Siempre que hablo de estas novelas con alguien me dicen que lo mejor son las historias de amor y odio, pero para mí lo más entretenido en ambas fue la vida de los religiosos, y al terminarlos me quedé con ganas de leer más cosas sobre el tema. En este sentido, encontrar un título como La abadesa fue todo un hallazgo para mí. Después he comprobado que más que hablar del convento habla de los Reyes y otros personajes (así que para los que, al contrario que yo, prefieran otros temas por delante de los de la vida religiosa, no hay ningún problema), pero aun así el hecho de tener como protagonista a una abadesa le hace ganar más puntos para mí.

Además, aunque no soy experta en el tema, me da la sensación de que es una abadesa muy creíble en el contexto histórico en que se sitúa. María Esperanza fue llevada al convento sin que pudiera evitarlo, pero aun cuando descubre que es hija del rey sabe asumir y aceptar su situación. En un libro menos histórico, seguramente nos presentarían a una abadesa rebelde con ganas de tener todo lo que su padre le había negado hasta entonces. Es probable que esa hipotética novela tuviera más aventuras que el que nos ocupa, pero personalmente ahora mismo prefiero a una abadesa creíble, con ese sentimiento de resignación y aceptación de la voluntad de Dios siempre presente.

La abadesa está bien como personaje dentro de un contexto histórico; no obstante, si nos centramos en su caracterización psicológica, resulta bastante plana. La autora no profundiza en ella ni en ningún otro personaje, son personalidades llanas, que apenas tienen evolución, y cuando la tienen es de lo más previsible. La simpleza de los personajes es algo que ya aprecié en otra novela de la autora, El verdugo de Dios. Ambos son libros que están bien ambientados, tienen un buen argumento y son entretenidos, pero para ser redondos les faltaría que algún personaje dejara huella en el lector, ya me entendéis.

Hay un personaje secundario que, además, no sé qué pinta en el libro: María la Menor, otra hija bastarda de Fernando el Católico que llegó a Madrigal en circunstancias similares a las de María Esperanza, la protagonista. Al principio sonaba interesante que hubiera otra monja en su situación, pero en todo momento es un personaje de fondo, sin ninguna importancia. Para añadir un personaje con una historia que podía dar de sí pero que después no se habla de ella, mejor no escribir sobre este personaje y centrarse en María Esperanza directamente. A veces te quedas con la sensación de que una historia podría haber dado más de sí; aquí, más que eso, lo que siento es que para ponerla y que no haga nada, mejor ahorrársela y evitar de este modo que el lector crea que al final va a revelar o hacer algo destacable.

Otra desventaja que le he encontrado es que algunas tramas son un poco previsibles, sobre todo la trama secundaria que hay de los acompañantes de viaje de María, que está claro desde el principio cómo acabarán. Entre esto y la simpleza de los personajes, creo que al libro le falta un poco de chicha, algo que dé un poco de juego y haga que no sólo te metas en la historia, sino que la historia también se meta dentro de ti y te haga pensar en ella o maravillarte de sus personajes incluso cuando no estás leyendo.

No obstante, el principal problema que le veo al libro, y que también tiene alguna relación con la simpleza de lo demás, es que es demasiado corto. A veces algunos libros te gustan tanto que se te hacen cortos; no es el caso de ahora, aquí de verdad pienso que con más páginas el libro podría haber dado más de sí. En primer lugar, las diferentes tramas no acaban de mezclarse. A ver, de alguna manera todas están mezcladas (el padre, la madre, su infancia) porque se relacionan con María, pero a la hora de investigarlas me parece que habría quedado mejor engancharlas más. En el libro, María primero descubre una cosa, luego otra y al final la otra, en orden. Primero van a una ciudad, luego a la siguiente… Todo tal y como estaba previsto, y aunque la novela engancha, para mí carece un poco de emoción. Me faltan los capítulos alternados en los que se descubren cosas de una historia y te hacen mantener la intriga porque en el siguiente siguen con otra cosa. Algo así como ocurría en El verdugo de Dios, que para poder hacerlo tenía más personajes con cierto peso en la novela. Aquí sólo hay una protagonista, y los secundarios son todos muy flojos: si todos los personajes estuvieran mejor dibujados habría sido más fácil hacer que las historias tuvieran algo más de juego. Y para profundizar bien en todo esto, creo que en este caso se necesitaban más páginas.

A pesar de las pegas que le he encontrado, me sigue pareciendo un buen libro por su ambientación, tema e historia, que aunque ésta se podría haber desarrollado mejor no deja de ser interesante. Y no quiero olvidarme de algo muy importante: es una novela muy didáctica, con la que aprendes muchas cosas y siempre de forma amena. Con La abadesa he aprendido algunos detalles sobre los Reyes Católicos y otros miembros de su familia; cosas sobre la vida de las monjas y algunas diferencias entre las que siguen la regla de San Agustín y las que siguen la de Santa Clara; costumbres del pueblo vasco… Tiene un poco de todo y lo mejor es que Martínez de Lezea lo narra todo de manera muy entretenida, intercalándolo bien en la historia, sin aburrir.

La moraleja que nos deja el libro está bastante bien. Tras el viaje de María Esperanza, ésta ha podido ver el tipo de vida que llevan los hijos legítimos e ilegítimos de los Reyes, y comparar sus vidas con la suya. A veces le dará rabia que a ella le tocara la vida en el convento, otras pensará que ha tenido suerte… No os digo más detalles para que si os interesa leáis el libro vosotros mismos. Es un tema que también hace pensar al lector y me ha gustado.

Conclusión

Toti Martínez de Lezea
Al libro le faltan páginas, le falta algo de juego… Le falta un poco de complejidad en general. No se llega a profundizar en nada y me habría gustado que las investigaciones se relacionaran más entre ellas. Por otro lado, el libro tiene otras cualidades que hacen que sea una buena novela: la ambientación y la historia son muy buenas, los hechos resultan creíbles y aprendes sobre la época; el tema que se trata, a pesar de no centrarse en la vida religiosa del modo que yo esperaba, es muy interesante, y también me ha gustado que hablara de los Reyes Católicos y sus descendientes. La novela me ha gustado y la recomiendo, pero aun así me parece que es un poco inferior a otras obras de la autora.



Mi valoración: 7/10

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