25 enero 2012

Hija de humo y hueso - Laini Taylor

Editorial: Alfaguara
Páginas: 464
ISBN: 9788420410982
Precio: 17,50 €
Fecha de publicación en España: 08/02/2011

Laini Taylor era una completa desconocida para mí hasta que Cadentia nos habló de ella, primero en su blog y luego con este fantástico artículo para El Tiramilla. De entrada no habría reparado en ella: otra escritora americana cuyos libros parecen más de lo mismo, el enésimo romance mezclado con temas fantásticos de poca monta. Sin embargo, cuando se pone tanto empeño en una recomendación suele ser por algo, y yo me fío de esta bloguera porque en su momento me descubrió a una de las grandes, Melina Marchetta (autora de Jellicoe Road y Finnikin de la Roca, entre otros). No me arrepiento en absoluto de haberle hecho caso: Hija de humo y hueso se lleva mi primer sobresaliente del año.

Laini Taylor

Laini Taylor vive en Portland (Estados Unidos) y está casada con el ilustrador Jim di Bartolo. Hasta el momento ha publicado cuatro obras, todas de tema fantástico: las dos primeras corresponden a la serie infantil Dreamdark, la siguiente es la recopilación de tres relatos Lips touch: three times, que le valió para ser finalista del prestigioso National Book Award 2009, y finalmente Hija de humo y hueso, el comienzo de una trilogía juvenil de romance paranormal que le ha abierto las puertas al mercado internacional. Esta autora desprende mucha frescura y originalidad: lleva el pelo rosa, el segundo nombre de su hija es Tarta (Pie) y en su blog podréis leerla en un tono divertido y bromista. Lo mejor de todo es que esa creatividad también se aplica a sus novelas.

Sinopsis

Karou tiene diecisiete años, lleva el pelo azul y en las palmas de sus manos hay unos extraños tatuajes. En su día a día, estudia arte en una escuela de Praga, pasa buenos ratos con su amiga Zuzana y tiene algún que otro encontronazo con su ex novio. Hasta ahí, todo normal. Pero Karou no es una adolescente corriente: de vez en cuando recibe encargos que debe atender de inmediato, misiones por las que se ve obligada a viajar a muchos países, aunque lo hace sin moverse de su ciudad. Tan solo acude a una tienda, donde vive lo más parecido a una familia para ella: unos seres mitad humanos y mitad animales, con el imponente Brimstone a la cabeza.

La joven nunca tuvo una vida convencional: Brimstone la crió desde que era un bebé y por ello siempre ha estado en contacto con este lado de la realidad, el lugar donde reina la magia y se recogen dientes por alguna razón que desconoce. Los trabajos de Karou están relacionados con esta tarea, se reúne con los vendedores de dientes y los compra para su jefe. Esta doble vida de estudiante de arte y chica de los encargos de una criatura extrañá la desconcierta, siempre se ha sentido incompleta, no sabe quién es ella misma en realidad. No obstante, pronto la situación cambiará, porque las puertas que conectan ambos mundos se están cerrando y Karou se verá en medio del conflicto.

Comentario personal

Soy consciente de que a primera vista el libro parece más de lo mismo (y con esa horrible cubierta, ni os cuento. Los tonos negros y blancos deberían desterrarse de la romántica paranormal durante una buena temporada), pero ¡no lo es! Y lo digo con mucha alegría, la de alguien que ha hallado una historia maravillosa que llega al corazón y trasciende los límites de este género. Porque, por definición, Hija de humo y hueso pertenece al mismo sector que Hush, hush, Predestinados, Eternidad y otras novelas repetitivas y olvidables. Y sin embargo, les da mil vueltas y tiene un público potencial mucho más amplio.

Para empezar, Karou rompe con las pavisosas de turno: tiene el pelo azul, va tatuada y, más que el perfil de chica del montón, yo la definiría como esa clase de persona que siempre está de buen humor, se lleva bien con todo el mundo y resulta fácil hablar con ella. Un encanto, vamos, aunque tiene ese punto retraído por no poder contar nada de su doble vida. Por si eso fuera poco, en el primer capítulo encontramos una escena en la que el ex novio se encuentra con ella y le recuerda un momento en el que se puso sexy para él. ¡Un ex novio, una protagonista que no es virgen! Empiezo a recuperar la fe en este género (vale, en realidad nunca la había perdido del todo, ahí están Vampire Academy y Hermosas criaturas).

El contexto fantástico es complejo y cualquier cosa que os avance se quedará corta. En la sinopsis os he hablado de la búsqueda de dientes y de los seres medio humanos, medio animales, pero hay mucho más: Karou puede pedir «deseos», unos pequeños trucos con los que ha conseguido, por ejemplo, aprender numerosos idiomas sin necesidad de estudiar. También hay ángeles, los enemigos de la peculiar familia de la protagonista. Por supuesto, Laini Taylor no se limita a mostrarnos esta realidad, sino que ahonda en sus orígenes, tanto de la guerra como de los motivos por los que necesitan dientes. Ha realizado un gran trabajo para cuidar esta construcción hasta el más mínimo detalle.

El otro gran escenario de la novela es Praga, una ciudad que se describe como el paisaje de un cuento de hadas, con lo que se consigue un ambiente oscuro, que intriga y desprende magia. Me gusta que los escritores innoven y no hablen siempre de los mismos espacios urbanos; en esto Laini Taylor aprueba con matrícula de honor. Incluso en las escenas de clase se sale de lo habitual: al acudir a un centro de Bellas Artes, las horas de estudio difieren mucho del típico instituto americano con esos laboratorios en los que siempre ocurre algo. No, aquí lo que hay son asignaturas de dibujo, de desnudo, concretamente. Un ambiente completamente distinto a lo que estamos acostumbrados (las risas están aseguradas).

De la trama en sí, puedo deciros que ocurren muchas cosas, las páginas están bien aprovechadas y, al lado de otras sagas, todo lo que sucede aquí daría para tres libros. Es una historia entretenida, que engancha desde el principio y tiene giros de lo más interesantes. Quiero destacar lo bien escogidas que están las frases que introducen cada parte, se ha prestado atención a todo. El mensaje que transmite en conjunto me encanta: ni unos son tan buenos ni los otros tan malos, de modo que podéis deducir que, a pesar de la lucha, no se cae en el maniqueísmo (otro rasgo demasiado frecuente en este género, por desgracia). El final es brillante, atrevido, me dejó con ganas de más.

Por otro lado, en este tipo de libros a menudo se pasan por alto las cualidades del texto y se da por sentado que será simplón, sin nada que aportar (en la mayoría de los casos así es, muy a mi pesar). Pero esta no es una novela cualquiera, ya os lo advertí: la autora posee una prosa rica, seductora, incluso mística. Sabe jugar con los adjetivos para crear esa atmósfera, plantea cuestiones que invitan a la reflexión y hay momentos de verdadera belleza poética (al menos en la versión en inglés, que es la que he leído yo), como la descripción de Praga que os comentaba antes. A pesar de su complejidad, engancha de inmediato y se lee a gusto gracias al misterio planteado.

No quiero olvidarme de los personajes secundarios, bien caracterizados y especiales. Issa, una mujer humana de cintura para arriba y serpiente en el resto del cuerpo, me hace mucha gracia, quiere a Karou y en su forma de criarla (junto a Brimstone y los demás del grupo) suelta algunas frases de lo más simpáticas. Zuzana, la amiga de Karou y compañera de clase, una joven bajita de carácter, encantadora. Y qué decir de Brimstone, que da miedo y atrae a la vez. El ex de la protagonista también tiene su punto, no me habría importado que apareciera más. En fin, estoy encantada con todos, si hasta el repulsivo Razgut me ha gustado…

Por último, a pesar de haberme enamorado de esta novela, le reconozco algunos fallos: Akiva, el ángel rival de Brimstone y los suyos, me parece el típico Don Perfecto, aunque Laini Taylor lo hace tan bien en los demás aspectos que hasta los fragmentos en los que describe su enorme belleza me sentaron bien (además, me gusta que recalque que su atractivo es sobrenatural, como una manera de dejar claro que en la vida real no existen estos hombres). También peca un poco de amor a primera vista, aunque todo tiene su explicación (y me callo). Finalmente, la última parte me resultó un poco lenta, se hace un salto al pasado que en mi opinión se podría haber abreviado un poco, aunque también digo que es una historia preciosa e imprescindible para entenderlo todo.

Conclusión

Laini Taylor puede convertirse en la revelación del año en el ámbito de la fantasía: ha transformado un género manido y carente de interés en literatura de alta calidad, en todos los sentidos. No me extraña que en la contracubierta salga una recomendación de Patrick Rotuthfuss (autor de El nombre del viento) y no una de Stephenie Meyer, como tampoco me sorprende que se hayan comprado los derechos para adaptar la obra al cine. Por todas las virtudes que he enumerado, pienso que Hija de humo y hueso puede gustar (y llenar) a los adultos, así que si sois amantes de la fantasía, ignorad la etiqueta y dadle una oportunidad. Es la primera parte de una nueva trilogía y sé que eso da pereza, pero creedme: no es ni tan simple, ni tan tópica, ni tan intrascendente como aparenta. Si he conseguido despertar vuestra curiosidad, aquí tenéis las primeras páginas para empezar a babear. ¡Leedlo, no os arrepentiréis!



Mi valoración: 9/10

23 enero 2012

Let's Pacheco! Una semana en familia - Pacheco & Pacheco

Editorial: ¡Caramba!
Páginas: 72
ISBN: 9788493930615
Precio: 16 €

Érase una vez una familia normal, con el padre, la madre y sus dos hijas. La pequeña, que dibujaba, tuvo la ocurrencia de retratar algunas escenas cotidianas del hogar y subirlas a Internet. Su hermana, que escribía, le propuso guiones para algunas de las historias. Resultado: un padre con una larga lista de fans, un webcómic de éxito y un libro en papel con tiras inéditas sobre el clan. ¡Esto sí que es llegar y besar el santo! Aunque, todo hay que decirlo, la suerte está más que justificada: Let’s Pacheco! se presenta como un cómic divertido y cercano, tan cercano que incluso los que no somos asiduos a este tipo de obras lo podemos disfrutar. Cuando descubrí el webcómic me empapé todas las tiras en una tarde, así que cuando supe que se iba a publicar Una semana en familia no dudé ni un segundo en hacerme con un ejemplar.

Las autoras: Carmen y Laura Pacheco

Como os decía, este libro está hecho a cuatro manos, las de dos hermanas almerienses con mucho talento y creatividad. Carmen Pacheco (1980) es publicista y escritora, ha estado presente en la red con la web Egoismo.com y los Memoramas de la revista SModa de El País, y ha publicado las novelas juveniles Misterioso asesinato en Oz (Premio Leer es Vivir 2007), Tres veces la mujer de gris (2008) y En el corazón del sueño (2011), estas dos últimas quedaron finalistas del prestigioso Premio Gran Angular. Laura Pacheco (1984), por su parte, es licenciada en Bellas Artes y comenzó su andadura en Internet en 2011 con el webcómic Let’s Pacheco y en la actualidad también se encarga de las tiras Problemas del primer mundo para SModa. Juntas realizan las historias Divas de diván, en las que Carmen hace los guiones y Laura dibuja, además del cómic impreso Let’s Pacheco! Una semana en familia (2011) que os comento hoy.

Let’s Pacheco! Una semana en familia

En Let’s Pacheco! Una semana en familia se narran las vivencias de los Pacheco durante los días de Navidad. El reencuentro familiar, la compra de regalos y el momento de tomar las doce uvas son algunas de las escenas que podemos encontrar en este volumen, siempre contadas en clave de humor y con unas ilustraciones llenas de expresividad. El peso de la historia no recae tanto en el argumento, sino en los personajes y sus particularidades. Yo ya los conocía gracias al webcómic, pero os doy algunos datos para los que aún no habéis tenido la oportunidad de visitarlo.


En primer lugar, los padres de las criaturas. Probablemente el señor Pacheco es el que provoca más carcajadas, y no es para menos: solo verlo con el batín rojo y las zapatillas de andar por casa sentado cómodamente en su butaca ya se me dibuja una gran sonrisa. Su personalidad da mucho juego en el cómic: suelta unas buenas pullas, se mete con sus hijas con mucha gracia y a menudo se lleva todo el protagonismo. En cuanto a la señora Pacheco, las autoras la retratan como una mujer tierna, entrañable, la figura tranquila al lado del genio de su esposo. Las jóvenes, es decir, las artífices del cómic, tampoco tienen desperdicio: Carmen muestra más carácter (ha salido al padre), mientras que Laura es más calmada y se dibuja a sí misma con una expresión afable (o al menos yo la percibo de este modo).

Comentario personal


Los Pacheco, una familia normal y al mismo tiempo una familia con muchas peculiaridades, ¡como todas! En mi opinión, el gran atractivo de Let’s Pacheco! es precisamente el hecho de tratar temas cotidianos con los que cualquiera se puede ver reflejado, aunque al mismo tiempo sorprenden porque cada autor los plasma a su manera y no hay duda de que estas hermanas tienen aptitudes para superar el reto con nota. Sin ir más lejos, yo no soy lectora de cómic (creo que en toda mi vida solo he disfrutado de los de Mafalda) y Let’s Pacheco! me cautivó desde el primer instante. O mejor dicho, desde la primera viñeta.

¿Qué puedo decir de estas viñetas? No soy experta en ilustración, así que pido disculpas de antemano por si suelto alguna tontería y los entendidos se llevan las manos a la cabeza. Ahora bien, aunque desconozca este terreno, sí puedo decir que me gusta lo que veo: los dibujos de Laura me parecen monos, marca mucho las expresiones de los personajes y con eso potencia su carisma, resultan muy simpáticos. No son imágenes recargadas (detalle que personalmente agradezco), su apariencia es sencilla, limpia, agradable a la vista. El cómic está en blanco y negro, salvo por algunos detalles en color para resaltar (como esos batines que me hacen tanta gracia).

Con respecto al libro Una semana en familia en particular, está bien: escenas navideñas, tono divertido y texto ameno. El señor Pacheco es quien lleva la voz cantante en gran parte de la historia (normal, hace mucha gracia), aunque no me habría importado que hubiera más dibujos de la madre, puesto que su dulzura también nos da momentos muy bonitos. Lo he leído con una sonrisa en los labios desde la primera hasta la última página, con algunos momentos de carcajada limpia y otros de ternura familiar. Quizá en conjunto no es tan bueno como lo mejor del webcómic (lógico, siempre hay alguna tira que gusta un poquito menos), pero para ser su primera publicación está francamente bien.

Para los que conocéis el webcómic, en Una semana en familia encontraréis guiños a las tiras que se han quedado fuera, a saber: Divas de diván, Carmen y las cosas y La restauradora de obras de arte. Son momentos puntuales metidos con acierto, en ningún momento roban el protagonismo al clan Pacheco (que, a todo esto, me parecen la mejor creación de estas hermanas. Sus otras viñetas me gustan, pero como estas escenas familiares y simpáticas no hay nada). Aprovecho para aclarar un aspecto importante: no hace falta haber leído el webcómic para disfrutar del libro, y lo digo con total seguridad porque se lo he prestado a dos personas que no lo conocían y lo han disfrutado tanto como yo. El argumento está pensado para que se pueda entender sin tener conocimientos previos de lo que se cuece en esta familia; los guiños a las otras series os parecerán una escena más.

En general, estoy satisfecha con la lectura y solo puedo sugerir, tanto a las autoras como a los editores de ¡Caramba!, que sigan en esta línea porque los Pacheco pueden regalarnos muchos momentos divertidos. La única pega de este primer volumen es que se hace cortísimo, en apenas media hora lo había devorado. Me he quedado con ganas de más Let’s Pacheco!: más señor Pacheco cortando jamón serrano, más pijamas infantiles, más miradas de amor de madre y más salidas de hermanas. Bien mirado, dicen que dejar al lector (¿o era al espectador?) con deseos fervientes de seguir una historia es un buen resultado, ¿no?

Conclusión

Mi primera incursión en el cómic español no ha podido ser mejor: las hermanas Pacheco hacen un tándem estupendo y agradezco al equipo de ¡Caramba! que se haya atrevido a publicar en papel este fenómeno de la red. Porque, aunque en ocasiones cueste creer en la suerte, de vez en cuando hace acto de presencia y da un empujoncito a gente que se lo ha currado, como Laura Pacheco. En el fondo, quizá no fue tan malo que se quedara sin trabajo y se hiciera el propósito de publicar una tira al día, porque el resultado nos ha hecho disfrutar a muchos y espero que todavía llegue más lejos. Así pues, mi veredicto no puede ser más claro: ¡quiero más Let’s Pacheco!!



Mi valoración: 8/10

19 enero 2012

Esos momentos en los que me siento un bicho raro

Siempre trato de separar el blog de mis asuntos personales. Por un lado, para proteger mi intimidad; por el otro, porque a quienes vienen a leer entradas sobre libros no les interesa mi vida. Sin embargo, hoy voy a hacer una excepción: quiero expresar abiertamente lo que pienso sobre un tema, que en cierto modo se relaciona con el ámbito literario.

Tener un blog da muchas satisfacciones, como por ejemplo formar parte del círculo de blogueros, escritores, lectores y gente del mundillo en las redes sociales. Me resulta satisfactorio intercambiar comentarios con ellos y sentir que formo parte, aunque sea en un nivel muy bajo, de este ambiente. No obstante, hay algunas ideas bastante extendidas con las que no estoy de acuerdo en absoluto, a saber, el desprecio a quienes tienen aficiones no culturales, como seguir el fútbol o ver Sálvame.

Esta humillación es una constante en esto que he llamado círculo literario (y en muchos entornos más, lo sé), lo veo en los estados de mis contactos y en unas respuestas que transmiten rabia y chulería. Cuando hay un partido importante, se tacha de borregos a los que están ansiosos por verlo. Y digo yo: ¿esas ganas no son, en esencia, iguales a las que tenemos los lectores cuando se va a publicar un libro que esperamos mucho?

Cuando se trata de un programa de televisión, como el maravilloso Gran Hermano que se estrena esta noche, los insultos se dirigen primero a los concursantes, que son tachados de analfabetos (y bien sabemos los que lo seguimos que por ahí ha pasado gente inteligente, aunque eso es lo de menos. Si realmente hubiera un participante que no supiera leer ni escribir -vamos a ceñirnos a las definiciones, que por algo somos personas cultas que leen, nótese la ironía-, a mí me daría pena, no risa). Luego nos toca el turno a los espectadores, que también recibimos el calificativo de incultos y se nos recomienda leer en lugar de perder el tiempo con la telebasura.

¡Qué mal me caen los que presumen de leer y solo se acuerdan de esta afición para aleccionar a otros! Señores, yo leo novelas, apoyo al Barça, me trago todos los reality-shows de Telecinco y hasta me queda tiempo para mi carrera y para escribir en el blog y en El Tiramilla. Quizá los que encuñan la frase de Groucho Marx («La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien la enciende, leo un buen libro») tienen un problema para organizar su tiempo.

Porque es totalmente compatible leer con tener pasatiempos, digamos, menos culturales. Cuando lo he argumentado cara a cara, me han dicho «Eso en la realidad no pasa». Bueno, entonces os doy la bienvenida al primer blog escrito por una extraterrestre: me encanta leer y escribir, pero también me lo paso como una enana con algunas escenas de Gran Hermano y se me ponen los pelos de punta con las jugadas de Leo Messi.

No quiero que esto se entienda como una defensa del fútbol y la telebasura, aunque en parte lo es. En cualquier caso, no pretendo que le gusten a todo el mundo, ¡ni mucho menos! Lo que me repugna es la postura radical de algunos, que seguramente son los mismos que sueltan perlas de Crepúsculo y creen que solo los autores muertos y/o extranjeros han escrito literatura con mayúsculas. Echo de menos la empatía, cuyo mayor valor reside en ponerla en práctica con personas de carne y hueso, no con personajes ficticios. Pero, sobre todo, echo de menos el respeto.

Yo, por suerte, creo que tengo una visión más amplia del mundo que nos rodea (o al menos lo intento). Y no solo lo digo por el hecho de leer y tener guilty pleasures a la vez, sino porque cuando me encuentro con alguien que no lee, jamás me he sentido superior ni me he reído de sus gustos. Me parece que las personas, nuestra personalidad y nuestros valores, están por encima de cualquier hobbie, incluida la lectura.

Y todavía voy a ir más allá: leer ficción como fuente de cultura es una idea muy sobrevalorada. No seamos falsos, los que estamos aquí sabemos que hay lecturas intrascendentes que solo nos proporcionan entretenimiento, exactamente igual que una buena gala de Sálvame Deluxe. Por no hablar de aquellas historias malas a rabiar que jamás se tendrían que haber publicado. ¿De verdad nos aportan más que los momentos emotivos de Sofía y Nagore en Acorralados? ¿De verdad nos lo pasamos mejor con ellas que con la final de la Champions? Yo, no.

Con esto rompo una lanza a favor de aquellas aficiones que a menudo son ninguneadas y defiendo que la capacidad intelectual y la cultura de una persona no dependen en exclusiva de las actividades que realiza en su tiempo libre (es tan obvio que hasta me parece ridículo tener que escribirlo). Si después de esta reflexión alguien se siente decepcionado conmigo y quiere dejar de seguirme, que lo haga, porque por mi parte tampoco será bienvenido aquí.

16 enero 2012

Sorteo 2º aniversario

Como sabéis, hace unos días el blog cumplió dos años y he decidido celebrarlo con un sorteo. Participar es muy sencillo, leed atentamente los puntos siguientes.

Participación
No hace falta ser seguidor, tan solo anunciar el sorteo en vuestro blog o redes sociales (con un enlace a esta entrada) y disponer de una dirección con residencia en España. A continuación tendréis que rellenar el formulario que encontraréis abajo, ¡y ya está! Ah, y como hago siempre, los 20 que más habéis comentado en los últimos meses tendréis 5 papeletas en lugar de una.
Premios
Esta vez no hay lotes, cada novela será para una persona diferente, con lo que habrá nada menos que 7 ganadores. En el formulario tenéis que seleccionar los libros que os interesen (uno, varios o incluso todos), así a nadie le tocará uno que no le haga gracia. Estos son los premios:


- 3 ejemplares de Hermosa oscuridad, de Kami Garcia y Margaret Stohl.
- 1 ejemplar de Será hermoso morir juntos, de Manuela Salvi.
- 1 ejemplar de Los platos más picantes de la cocina tártara, de Alina Bronsky.
- 1 ejemplar de El ejército furioso, de Fred Vargas.
- 1 ejemplar de El mensaje que llegó en una botella, de Jussi Adler-Olsen.

Sorteo
El sorteo se hará mediante Random y avisaré a los ganadores por correo electrónico. El envío de los premios corre a cargo de las editoriales, de modo que no me hago responsable si hay algún problema con ellos. Por lo demás, podéis participar desde hoy hasta el 16 de febrero, todo un mes.

FIN DEL PLAZO PARA PARTICIPAR


Agradecimientos a Espasa, Maeva y Siruela.

14 enero 2012

Devoradora de Libros cumple dos años

Hoy se cumplen dos años del nacimiento de este blog. Dos años que han dado sus frutos en forma de doscientas reseñas, cincuenta artículos sobre temas literarios, un número de visitas semanales en aumento constante, cerca de novecientos seguidores, mil fans en Facebook, quinientos en Twitter, cuatro mil ochocientos comentarios en las entradas y una frase mía en la solapa de un libro. Por si fuera poco, el blog también me ha permitido formar parte del maravilloso equipo de El Tiramilla.

Después de esta muestra de orgullo por los resultados conseguidos, quiero quedarme con la parte sentimental, la de aquello que me aporta llevar este blog. Soy aficionada a la lectura desde que era una niña, siento un gran amor por este mundo y me encanta poner mi granito de arena para dar a conocer aquellas obras que merecen la pena y señalar las que no hacen ningún favor a la literatura. Cuando alguien me dice que hizo caso de mi recomendación y disfrutó mucho de un libro, se me dibuja una gran sonrisa.

También me gusta el proceso, esto es, la redacción de críticas, reflexiones o lo que se tercie. Siempre me ha gustado escribir y analizar, mi estilo ha mejorado mucho desde que empecé y creo que en conjunto voy por el buen camino. Aunque esto no sea más que un pasatiempo, a menudo las actividades que hacemos por amor al arte son las que nos proporcionan más satisfacciones, como me ocurre a mí con este rincón que modelo con tanto mimo.

Con respecto al segundo año en particular, tengo la sensación de que me ha servido para consolidarme en la red y darme a conocer más. Durante los primeros meses, los blogueros sufrimos una invisibilidad que desgasta a muchos, pero es normal, ningún camino es fácil y menos todavía el de una red en la que cualquiera puede crear su propio espacio. Sin embargo, una vez superada esa primera etapa, el esfuerzo se empieza a recompensar.

Asumo que el blog gustará o no, que se estará de acuerdo con mi opinión o no, pero estoy contenta con lo que hago y eso me basta. Uno de los principios que conservo desde aquel 14 de enero de 2010 es mantenerme fiel a mí misma en todo momento, no dejarme llevar por los demás y escoger el rumbo que yo quiera. Ese es uno de los motivos por los que sigo con ánimos de seguir adelante con esto.

En definitiva, aquí estoy y aquí seguiré mientras el cuerpo aguante. Gracias de corazón a todos los que me apoyáis con vuestros comentarios, lecturas, correos o mensajes en las redes sociales. La calidad de un blog no solo se mide por sus contenidos, sino por el grado de interés que despierta en sus visitantes. Y yo no me puedo quejar porque os tengo a vosotros.

11 enero 2012

Las crónicas de la señorita Hempel - Sarah Shun-lien Bynum

Editorial: Libros del Asteroide
Páginas: 264
ISBN: 9788492663477
Precio: 18,95 €

Las crónicas de la señorita Hempel se nos presenta como una interesante historia sobre un momento vital de una joven profesora. El libro viene avalado por la crítica norteamericana, que considera a Sarah Shun-lien Bynum —una gran desconocida para nosotros— una de las escritoras con más talento de su generación. Aunque los halagos nunca están de más, lo que de verdad me hizo sentir interés por el libro fue su argumento, ese relato sobre una chica recién licenciada que se adapta a los cambios que se han producido en su día a día. Además, tenía ganas de leer alguna obra de Libros del Asteroide, una editorial con fama de escoger meticulosamente sus publicaciones y cuidarlas al detalle. Veamos lo que me ha parecido esta primera toma de contacto.

Sarah Shun-lien Bynum

Nacida en Houston (Estados Unidos) en 1972, Sarah Shun-lien Bynum fue elegida en 2010 como una de los veinte mejores escritores americanos menores de cuarenta años, según el New York Times. Esta prometedora autora publicó su primera novela, Madeleine is sleeping (en castellano sería Madeleine está durmiendo, aunque no está traducido), en 2004, y con ella consiguió ser finalista del National Book Award y del Herdinger Kafka Prize. Su segunda obra, Las crónicas de la señorita Hempel, salió a la venta en 2008 y quedó finalista del PEN/Faulkner Award, además de recibir numerosos halagos de la crítica. Aparte de escribir, trabaja como profesora de literatura y escritura en la Universidad de California San Diego.

Beatrice, la señorita Hempel

Beatrice Hempel es una joven profesora de secundaria con muchas ganas de darlo todo para que sus alumnos aprendan. Su edad y su implicación le permiten conseguir ese equilibrio entre maestra enrollada y al mismo tiempo competente en su labor: por un lado, emplea palabras complicadas para enriquecer el vocabulario de los chicos (y cuando estos le preguntan su significado, les responde con mucha simpatía); por el otro, sabe ponerse en su lugar y no es tan rígida como los docentes más convencionales. Así, trata con todo tipo de adolescentes, aunque quizá el que más emblemático es Jonathan Hamish, un chaval con sus propios problemas al que la señorita Hempel ha sabido comprender muy bien.

Sin embargo, las crónicas no se limitan a las situaciones vividas en las aulas: Beatrice, como cualquier mujer de su edad, pasa por una etapa decisiva en la que debe dejar atrás el mundo de su infancia y enfrentarse a nuevos retos, como su relación de pareja. A esto se le añade la reciente muerte de su padre, con el que estaba muy unida, una pérdida que la ha marcado profundamente. En medio de las reflexiones familiares, la protagonista también recuerda algunas escenas de la niñez de ella y su hermano, y narra cómo es su relación en la actualidad con su madre y su hermana pequeña, que tiene la misma edad que sus alumnos.

Comentario personal

En primer lugar, es importante aclarar que Las crónicas de la señorita Hempel carece de un desarrollo lineal al uso: se divide en diversos relatos que, por lo que deduzco de los agradecimientos de la autora, originalmente se publicaron en antologías diferentes. Los textos están relacionados entre sí porque giran en torno al mismo personaje, pero todos tienen un final, aunque luego en el siguiente se plasme una nueva situación en la vida de Beatrice Hempel. En cualquier caso, esta estructura no supone un problema de cara a seguir el hilo de los acontecimientos, que tratan cuestiones tan interesantes como las que comento a continuación.

A mi parecer, el tema principal es el paso de la juventud a la madurez de la protagonista, una etapa en la que experimenta numerosos cambios y aprende a ver el futuro con otra perspectiva. En el terreno laboral, se nota que es nueva y se implica mucho en su trabajo, pone un gran empeño por mostrarse como la profesora joven que cae bien y a la vez utiliza buenos métodos para hacerles aprender vocabulario, entre otras cosas. También hay una parte personal, en la que destaca el reciente fallecimiento de su padre y el estado de su relación de pareja. En conjunto, el retrato de Beatrice, de la señorita Hempel, me parece soberbio, siento que he llegado a conocerla a fondo en todas sus facetas y creo que es un personaje humano, cercano, con el que resulta fácil identificarse.

Por otro lado, la relación con los alumnos y las escenas de clase (quien dice clase dice excursión a la playa o espectáculo de magia) son momentos indispensables dado el trabajo de Beatrice. A pesar de que, como bien dice Jonathan Franzen en la contraportada, Bynum posee la capacidad para escribir genialidades sobre cualquier profesión, el hecho de haber escogido una protagonista docente le da la posibilidad de desplegar su talento a la hora de retratar a un sinfín de alumnos adolescentes cuyas personalidades dan mucho de sí. Lo hace con unas pocas pinceladas, suficientes para hacernos una idea de cómo es cada chico de inmediato.

En general, me parece una lectura con enjundia, sustanciosa, una obra que hace pensar al lector porque los asuntos planteados (y la forma de abordarlos de la autora) son fáciles de identificar en nuestra realidad y consiguen calar hondo. No todos los capítulos me han gustado por igual, eso también lo digo (el hecho de que no exista el esquema típico de una novela puede haber influido en ello), pero aun con eso siempre poseen interés y, los que me parecieron buenos, me hicieron sentir un gran entusiasmo (estos son: Talento, Yurt y Satélite). Entre los motivos por los que algunos me llegaron menos, puedo decir que no tenían la misma originalidad o que sencillamente su trama me resultó menos atractiva.

El estilo de Bynum es otro de los puntos fuertes: prosa elegante, serena, directa y cuidada, que mantiene la calidad tanto en los diálogos como en la narración. No abusa de las descripciones y puede ser leído por cualquier lector, aunque recomiendo leerlo con concentración porque dista mucho de ser una lectura ligera. Me ha maravillado la capacidad con la que introduce frases mordaces terriblemente acertadas, tan pronto me hacía reír como me asustaba por lo acertado de un comentario un tanto cruel. En definitiva, la autora tiene un gran dominio de los recursos narrativos, sabe hilar los contenidos para conducirlos hasta donde ella quiere sin perderse por el camino. No me sorprende que se haya ganado a la crítica.

Con respecto a la edición de Libros del Asteroide, está bastante cuidada en general y me gusta la línea estética de sus portadas, transmiten seriedad y buen gusto, que en teoría es lo que se espera de su interior. Sin embargo, han tenido un gran despiste en el índice: las páginas indicadas no coinciden con el inicio de los relatos, solo en el primero. Me da la sensación de que en principio habían previsto que el número de hojas sería mayor (dicen que los agradecimientos están en la 278, pero el libro termina en la 264) y se olvidaron de modificarlo tras la maquetación definitiva. Actualización: según me comentan, este error se subsanó en la segunda edición.

Por último, se da la casualidad de que en un corto espacio de tiempo he leído dos novelas sobre profesores de secundaria, esta y La edad de la ira, de Fernando J. López. No obstante, la forma de adentrarse en el tema es muy distinta: mientras que La edad de la ira se centra en el sistema educativo español desde su esfera más cruda, en Las crónicas de la señorita Hempel la protagonista no es la enseñanza, sino la propia Beatrice Hempel, su persona. Aunque ambas me parecen altamente recomendables, quería hacer esta puntualización: quien busque una historia sobre la educación secundaria llena de intriga, que lea La edad de la ira; quien busque calidad literaria y una prosa magistral, que se decante por Las crónicas de la señorita Hempel. Yo de vosotros leería los dos, que conste.

Conclusión

Creo que Las crónicas de la señorita Hempel puede satisfacer las expectativas de los lectores más exigentes, de los que buscan un fondo interesante y no se conforman con el entretenimiento. Por mi parte, no será la mejor lectura del año, pero tiene algo que me fascina: la maestría del texto y la brillante caracterización de personajes, tanto de la protagonista como de los que la rodean. Quizá en conjunto le ha faltado más continuidad entre los capítulos, esos trucos que implican al lector en la trama y hacen que sienta la historia en las entrañas. De todos modos, he disfrutado de los relatos y no me importaría volver a leer a Sarah Shun-lien Bynum si deciden traducir otra obra suya.



Mi valoración: 7/10

09 enero 2012

Catalina de Habsburgo, reina de Portugal - Yolanda Scheuber

Editorial: Nowtilus
Páginas: 464
ISBN: 9788499672458
Precio: 23,95 €

Catalina de Habsburgo, reina de Portugal es una biografía novelada de la hija pequeña de Juana I de Castilla, más conocida como Juana la Loca. Como sabéis, este tipo de obras suelen gustarme, ya que me permiten aprender un poco de historia a través de una trama contada de una forma más cercana y agradable que un texto no literario. En este caso, además, la novela está escrita por Yolanda Scheuber, una autora argentina de la que había leído dos libros que me gustaron mucho: Juana la reina, loca de amor, que me pareció un magnífico retrato del personaje y lo incluí entre mis mejores lecturas de 2011, y El largo camino de Olga, que recorre la dura vida de su abuela, de la que se puede aprender mucho. Así, mis expectativas cuando cogí Catalina de Habsburgo, reina de Portugal eran más bien altas, pero incluso los escritores que nos han entusiasmado pueden decepcionarnos, como me ha ocurrido esta vez.

Catalina de Habsburgo, reina de Portugal

Catalina de Habsburgo, última hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, nació en 1507, cuatro meses después de la muerte de su padre y en pleno cortejo fúnebre para llevar los restos de este a Granada. Al cumplir los dos años, fue encerrada junto a su madre en el castillo de Tordesillas, donde estuvo obligada a permanecer hasta la adolescencia. En esta época compartió los pesares de su progenitora, que inevitablemente la marcaron profundamente hasta el fin de sus días. Cuando su hermano Carlos la liberó, dejó atrás a su madre para casarse con Juan III de Portugal, un rey rico con el que le esperaba una vida cómoda y tranquila, alejada de las penurias del pasado. Sin embargo, el destino aún le deparaba muchas sorpresas amargas, la más dura de ellas, sin duda, la muerte de sus nueve hijos. Fue una reina discreta, pero precavida y con una gran fe, rasgos que aprendió de la mujer que la trajo a este mundo. Ahora, en 1577, vive en un convento de Lisboa por voluntad propia y narra sus recuerdos a su sobrina María, a la que quiere como a una hija.

Estilo

Antes de empezar cualquier libro de Yolanda Scheuber conviene hacerse una idea de lo que habrá en su interior: su estilo denso, cargado de florituras, frases poéticas y datos, hacen que se avance despacio y resulte imprescindible disponer de tranquilidad para concentrarse en su lectura. Como detallaré más abajo, esta forma de narrar me provoca amor y odio a la vez, puesto que admiro su capacidad para escribir fragmentos bellos pero a la vez me supera que a veces se exceda tanto en la información histórica y no la integre mejor en la novela. Hablando del texto, de nuevo tengo que pedir a la editorial Nowtilus que cuide más sus ediciones. Yolanda Scheuber sabe escribir, pero la obra necesita más corrección y estoy segura de que el resultado final mejoraría si se le hubieran dado un par de repasos.

Por otra parte, a diferencia de lo que hizo en Juana la reina, loca de amor, esta vez la autora ha apostado por la primera persona de la propia Catalina, que relata su vida a su sobrina María, un sistema clavado al que empleó en El largo camino de Olga, donde la protagonista también recordaba sus experiencias, en esta ocasión para transmitírselas a su nieta. A pesar del componente del interlocutor, este interviene poco y en líneas generales el punto de vista se asemeja más a una primera persona normal y corriente.

Comentario personal

Como os comentaba al principio, empecé Catalina de Habsburgo, reina de Portugal con mucha ilusión: Juana la reina, loca de amor me pareció un libro precioso, con una recreación magnífica y un estilo adictivo a pesar del alto contenido en detalles. No pretendía que esta novela me gustara tanto, pero sí contaba con encontrar una obra digna de, al menos, un notable. Sin embargo, me he llevado una enorme decepción: desde el primer capítulo noté que el nivel había bajado considerablemente, seguí con la esperanza de que mejorara y lo único que me causó fue un gran hastío. No pienso ni por un momento que Yolanda Scheuber haya perdido la capacidad para plantear una buena historia, más bien me decanto por la influencia de otros factores en este bajón de calidad.

Pero empecemos por el principio. Os decía que desde su comienzo percibí que algo fallaba, y no era otra cosa que la abundancia de datos históricos en el primer capítulo. Así no se puede empezar una novela, las páginas iniciales tienen la responsabilidad de captar el interés del lector, y saturarlo de información que todavía no es capaz de retener no me parece la mejor forma de conseguirlo. En Juana la reina, loca de amor (me voy a pasar la reseña haciendo comparaciones) se empieza con una escena de Isabel la Católica embarazada, hablando con su confesor sobre el horóscopo de su hija (hace casi un año que lo leí y todavía lo recuerdo, una prueba más de lo mucho que esta lectura me llegó). Explicado así suena irrelevante, pero al menos era pura novela, una situación capaz de atrapar, nada que ver con el repaso al árbol genealógico que se hace en Catalina de Habsburgo.

Aun así, le di un voto de confianza, quise entender que ese recurso era necesario para contextualizar y continué leyendo. Enseguida me percaté de otro problema: casi la mitad del libro se dedica a hablar de Juana la Loca, su madre. Comprendo que se debían plasmar las circunstancias del nacimiento de Catalina y su infancia (encerrada en Tordesillas); no obstante, con uno o dos capítulos bastaba, no me ha gustado que me volviera a contar con tanto esmero la vida de Juana, me ha aburrido porque ya la leí en su momento y aquí la protagonista tenía que ser su hija. Volviendo a comparar con Juana la reina, loca de amor, nadie duda de la importancia de los Reyes Católicos (padres de Juana) y, sin embargo, en ningún momento se dedicó tanto espacio a sus vidas en particular.

Además, hay otro inconveniente, que me temo que es el mismo por el que la narración de El largo camino de Olga se me hizo un poco pesada en su momento (aunque entonces el interés del argumento lo compensó): la autora no muestra los acontecimientos a través de las acciones narradas, sino que los cuenta (no cumple la regla del Show, don’t tell). La historia no está mal, pero pierde toda la gracia por lo mal contada que está. Salvo por los fragmentos más evocadores y literarios, esta obra no dista tanto de un libro de texto que nos explica que primero pasó esto, luego lo otro y etcétera, de un modo aburrido. Creo que la primera persona y el enfoque retrospectivo han sido una mala elección, Yolanda Scheuber saca su mejor vertiente con la tercera, ya que ahí se obliga a adquirir una visión de narrador en tercera persona, no de protagonista que recuerda, y la perspectiva de los hechos es más amplia y amena de leer. (Esto no quita que otras veces la primera persona sea maravillosa, solo hablo del caso de esta autora en particular).

Por otro lado, hay otro aspecto que me ha disgustado, aunque de menor importancia y mucho más subjetivo: las conversaciones entre Catalina y María están repletas de apelativos cariñosos del tipo «madrecita mía» e «hija querida», con las que no conecté demasiado. Soy consciente de que en el siglo XVI no se hablaba como ahora y cada escritor es libre de encauzar su relato como quiera, pero esto me ha resultado cargante y ñoño, incluso poco natural. No quiero pareceros una persona fría que se horroriza ante cualquier palabra de afecto: considero que tengo bastante sensibilidad, ahora bien, nunca hay que abusar de nada.

De todos modos, quiero reconocerle algunos puntos positivos. En primer lugar, lo atractivo del tema: la decisión de escribir sobre una hija de Juana la Loca, una figura poco conocida, me parece valiente y agradezco que los autores no se limiten a los nombres más populares. Se nota que ha habido un gran trabajo de documentación (aunque quizá se tendría que haber digerido más antes de plasmarla sobre el papel) y eso siempre da valor a una novela histórica. Me ha gustado descubrir a la reina Catalina, una mujer que enterró a todos sus hijos y en los últimos años de su existencia decidió encerrarse por voluntad propia. Triste ironía que empezara igual que acabó, aunque por motivos bien distintos.

Tampoco puedo negar, pese a las pegas que he señalado, que Yolanda Scheuber posee una gran capacidad para escribir pasajes bellos, de esos que emocionan y dan ganas de apuntarlos (he tomado nota de más de uno, de hecho). Con la vida que tuvo Catalina, en más de una ocasión he admirado la empatía de esta escritora para ponerse en su piel y transmitirnos sus vivencias. Os cito unas líneas de la página 76 para que lo comprobéis vosotros mismos: «Porque, ¿quién desea la muerte? ¿Acaso los hombres por hacer sufrir a sus esposas? ¿O las esposas que quedan viudas y con su estado se les va la mitad de su vida? ¿O cuando mueren niños, almas inocentes que no habrán de volver jamás a repetir su historia? Nadie desea morir, todos queremos perdurar. La victoria de todo ser humano consiste en vivir mucho tiempo, venciendo a la muerte cada año hasta llegar a la vejez.».

En general, mi impresión es que ese potencial no ha brillado tanto como otras veces por diversos motivos. El primero, las prisas: esta novela es la segunda que la autora publicó en 2011, y desde 2007 llevaba un ritmo de un libro por año (que me parece muchísimo, sobre todo para el género histórico, que requiere documentación). Casualmente, Juana la reina, loca de amor fue su primera obra y a todas luces está mucho más elaborada. ¿Casualidad? No lo creo, pienso que se quiso finiquitar la saga de las hijas demasiado rápido. El segundo hándicap podría deberse al hecho de que Catalina de Habsburgo es mucho menos popular que su madre y quizá (esto son simples suposiciones mías) hay menos bibliografía sobre ella, lo que explicaría que se haya explayado tanto con la vida de Juana la Loca, sin entrar al grano con la de la protagonista.

Conclusión

Yolanda Scheuber
Me siento bastante descontenta con esta lectura, desde mi punto de vista se podría haber hecho mucho mejor y por ello solo la recomiendo a quienes estén interesados en descubrir la vida de esta reina marcada por la muerte. A los demás, os aconsejo que paséis de largo: su historia es interesante, pero no se narra de la mejor forma y además se dedica un espacio excesivo a un tema que en mi opinión no debería pesar tanto. Si queréis disfrutar de una magnífica biografía novelada de una reina, os remito al libro de esta misma autora que no he parado de mencionar: Juana la reina, loca de amor. Espero que la próxima publicación de Yolanda Scheuber se parezca más a este último que al que os he comentado hoy.



Mi valoración: 4/10

05 enero 2012

Queridos Reyes Magos...

Queridos Reyes Magos:

Este año he sido una buena bloguera: además de publicar un montón de reseñas escritas con criterio, he contestado los comentarios de los lectores y les he recomendado libros a través del correo. También he hablado alto y claro sobre temas en los que muchos piensan pero pocos se atreven a expresar su opinión, aunque me haya costado alguna que otra crítica. En definitiva, he intentado hacer de este espacio un lugar con personalidad, que no se vende por cuatro palabras bonitas y ante todo mantiene su amor por la literatura de calidad.

Por todo esto, este año no voy a pediros ningún regalo porque estoy satisfecha con lo que consigo yo sola. Eso sí, si en el viaje de vuelta queréis llenar vuestros sacos vacíos, pasad por este rincón y recoged a los escribidores que creen que estoy a su servicio, a los blogueros plagiadores, a los anónimos maleducados y a las personas dañinas en general, que solo se mueven por la rabia y la envidia.

Y si os parece demasiado, al menos dadme la energía suficiente para aguantarlos un año más.

Con cariño,
Rusta

04 enero 2012

La cantidad de libros que leímos en 2011

En la encuesta de diciembre os pregunté la cantidad de libros que habías leído en 2011. Después de 645 votos (y con un único voto por persona), estos son los resultados:

¿Cuántos libros has leído en 2011?

Menos de 10.......................... 108 votos (16%)
Entre 10 y 30........................ 240 votos (37%)
Entre 30 y 60........................ 155 votos (24%)

Entre 60 y 100....................... 90 votos (13%)
Más de 100.............................. 52 votos (8%)

Bueno, sobra decir que los que nos movemos por la blogosfera subimos una barbaridad la media de lectura. Normal: si estamos aquí, entre blogs literarios, es porque el tema nos interesa lo suficiente como para buscar reseñas, información y otros artículos sobre este mundo, de modo que nunca hay que caer en el error de extrapolar estos datos (esta encuesta de andar por casa) a toda la población.

Por otro lado, considero que son unos resultados razonables: las dos opciones más elegidas son las del medio, mientras que las cantidades más bajas y elevadas se quedan con un trozo de pastel más pequeño. Creo que leer entre 10 y 30 libros está muy bien para una persona ocupada, ya sea por trabajo, estudios o familia, que supongo que será el perfil mayoritario de los votantes. 30-60 obras me parece un número alto, propio de lectores asiduos (yo me incluyo en este grupo, con unos 50 títulos). Con menos de 10 se encuentran los lectores ocasionales, y cuando se supera los 60 entiendo que se dispone de mucho tiempo libre para leer o se trabaja en el sector.

De todos modos, quiero plantear un par de cuestiones. La primera es que no todos leemos igual: algunos prefieren leer con atención, con la lectura en voz alta en la cabeza, mientras que otros leen en diagonal. Por otro lado, el tipo de libros también influye en la suma final, pues no es lo mismo leer una novela histórica (densa) que una de chick-lit(ligera), por ejemplo, por no hablar de variables como la extensión o la capacidad para engancharnos.

En definitiva, somos grandes lectores, de eso no hay duda. Ahora tendríamos que plantearnos lo siguiente: de todas las novelas leídas, ¿cuántas recordaremos con el paso del tiempo? Ahí está lo importante, la prueba de si los títulos escogidos merecían la pena, aunque tampoco quiero mostrarme negativa: los malos o normalitos sirven para fijarnos en aquello que no se debe hacer y con ello ganamos una mayor capacidad crítica. Hay que ver el lado bueno de las cosas, ¿no?

02 enero 2012

Besos que fueron y no fueron - Roger Olmos y David Aceituno

Editorial: Lumen
Páginas: 96
ISBN: 9788448832353
Precio: 21,95 €

De la mano de la editorial Lumen nos llega el álbum ilustrado Besos que fueron y no fueron, el primer libro de una colección que pretende aunar la magia de las palabras con la belleza de las imágenes más delicadas y tiernas. Al contrario de lo que puede parecer, no se trata de una obra orientada al público infantil, sino que se dirige a lectores de todas las edades. Además, cuenta con la participación de autores españoles, con lo que se distancia de otras propuestas parecidas, como las de los franceses Benjamin Lacombe o Rébecca Dautremer. Hasta ahora solo he reseñado novelas al uso, pero llega el momento de ampliar horizontes y os invito a hacer lo mismo.

Los autores: Roger Olmos y David Aceituno

Este álbum está hecho a cuatro manos, dos que dibujan y dos que escriben. Roger Olmos (Barcelona, 1975) empezó con trabajos científicos para libros de texto y revistas especializadas, aunque gracias a sus estudios de Artes Aplicadas y el aprendizaje autodidacta se ha consolidado como un importante ilustrador de libros infantiles y juveniles. Sus creaciones se encuentran en editoriales de prestigio como Edelvives, Ediciones B, Kalandraka o Baula (además de Lumen), ha ganado varios premios y también ha trabajado en publicidad, prensa y televisión. David Aceituno (Badalona, Barcelona, 1977), por su parte, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona y cuenta con un largo recorrido en el sector editorial. Además, ha escrito el poemario Sylvia & Ted.

Beso a beso

¿Qué se puede decir de los besos? Dulces, apasionados, babosos; de amor, de cariño, de cortesía. Siempre están presentes en nuestra vida, en mayor o menor medida, y el contenido de este álbum está dedicado a ellos. Los románticos de pro darán saltos de alegría, pero cuidado: no solo se habla de los besos en el terreno del romance, también los hay entre familiares, además de una retahíla de juegos y curiosidades sobre el mundo del besuqueo. Todo un acercamiento a los besos en su sentido más bello y poético.

Besos que fueron y no fueron no tiene un argumento típico de planteamiento, nudo y desenlace, sino que está formado por fragmentos breves y sueltos, dedicados a diversos personajes y situaciones. Cada una ocupa dos páginas, que generalmente constan de una hoja entera de ilustración y otra de texto y alguna imagen de tamaño más reducido, todo muy bien ligado. En algunos momentos se establecen relaciones entre lo que se ha leído al principio, aunque a pesar de todo lo considero un libro para disfrutar en pequeños sorbos, no para leerlo del tirón, entre otras cosas porque vale la pena prestar atención a los dibujos.

Empezaré hablándoos de los pasajes de David Aceituno, en los que no hay un estilo único: algunos textos son poéticos, bellos y sentimentales, mientras que otros tienen un tono gracioso, a modo de juego (para abrir boca, os adelanto que hay una máquina expendedora de besos, un apartado de anatomía del beso y un test para saber cómo eres según tu forma de besar). Algunos se inspiran en clásicos, como Peter Pan o Romeo y Julieta. Resulta difícil decir cuáles son mis favoritos, aunque diría que me quedo con el de Peter Pan (precioso y tierno), la costurera (melancólico) y las hermanas del día y la noche (delicado y con muchísimo trasfondo), sin olvidar los más imaginativos, como ese Juego de los Besos a modo de Juego de la Oca.

En ocasiones se aprecia un tono infantil por el tipo de personajes que aparecen (la princesa, el hada malvada, el pirata Barbaespesa…); sin embargo, soy de la opinión de que las historias que parecen un cuento tienen muchas lecturas y pueden satisfacer plenamente las expectativas de los adultos. Por otro lado, después de dos o tres fragmentos sobre personajes, aparece una página con algo diferente y chulo, lo que evita que se caiga en la monotonía y aumenta la riqueza de contenidos de la obra. Debe de haber habido un gran trabajo para montarlo todo.

Todas las palabras de este álbum giran en torno al beso: cómo fue el beso de Fulanito, cómo son los besos de una sirena, la colección de besos de la princesa, manual de instrucciones para distinguir besos verdaderos y falsos… Como podéis ver, el tema da mucho de sí, los autores se han tenido que estrujar el cerebro a base de bien para llenar estas 96 páginas. Unas me han gustado más que otras, lógico, pero en conjunto he saboreado con gusto estas frases tan bien escogidas, cargadas de ternura y lírica. Además, tal y como nos advertía la editorial, los adultos pueden disfrutar de su lectura; de hecho, hay partes que dudo que un niño llegue a captar del todo (sobre los celos, por ejemplo). Es un error relacionar ilustraciones con cuento infantil: hoy en día las posibilidades de creación artística son muchas y me da que el terreno del álbum ilustrado ganará adeptos con el tiempo.

En definitiva, el texto es una muestra de exquisitez y delicadeza, un deleite para los corazones más sensibles y un bálsamo para los duros como una roca. A pesar de su aparente sencillez, tienen mensajes de los que se adivinan entre líneas y algunos denotan una gran imaginación y creatividad. Se nota que Besos que fueron y no fueron se ha hecho con mimo, sin descuidar ningún detalle. Quizá cuesta creer que a partir de los besos, sin una historia concreta, se pueda escribir tanto y tan bien, pero David Aceituno lo ha conseguido.

Las ilustraciones

Los fragmentos están cargados de encanto, pero este se reduciría a la mitad si no fuera por las magníficas ilustraciones que lo acompañan. Son obra de Roger Olmos, al que ya había descubierto por sus dibujos en la novela Luzazul, a los que dediqué un apartado específico para contar cuánto me habían maravillado por su alto contenido en detalles y su fidelidad con respecto a las descripciones dadas en la obra. Cuando supe de la publicación de Besos que fueron y no fueron, me bastó con leer su nombre en el titular de la noticia para saber que este álbum tenía que caer en mis manos. Y es que Olmos es un ilustrador excelente.

Veamos, me resulta difícil hablaros de una ilustración, no es el ámbito en el que me muevo y no podré hacer una crítica tan precisa como los expertos. Aun así, sí que me veo con ánimos de deciros lo que me transmiten, lo que me hacen sentir cuando las veo. Y se puede resumir en una sola palabra: ternura. Las formas de los personajes son aniñadas y dulces, de esas que dan ganas de achuchar, y están acompañadas de un bonito colorido. Las de los malvados son más oscuras, aunque de todos modos tienen su punto y no creo que lleguen a dar miedo. No siempre se muestra la escena del beso; a veces la expresión del rostro o una simple mirada dicen mucho más.

Otro aspecto que me entusiasma de las imágenes es lo cuidados que están los detalles, tanto en los rasgos propios del protagonista de cada escena como en los frecuentes elementos secundarios (¡o no tan secundarios!). Soy una persona observadora, así que me lo he pasado muy bien al contemplar estas entrañables figuras. En fin, a mí las ilustraciones de este autor me tienen enamorada, pero por sus rasgos suaves y dóciles pienso que también gustarán mucho a los peques. Creo que sería una buena idea leerlo junto a un adulto, para disfrutar del texto entre los dos y comentar las particularidades del componente visual.

A todo esto, sobra decir que las ilustraciones están perfectamente conjugadas con el texto, no hay nada fuera de lugar e incluso hay oraciones colocadas en lugares estratégicos de la página. Es decir, la elaboración de este álbum ha ido mucho más allá de «Tú dibujas y yo escribo»; se nota que hay esfuerzo, que se ha dedicado tiempo a pulirlo todo y a intercambiar opiniones para que el resultado final no deje nada en el tintero. Soy incapaz de hacerle ninguna crítica negativa, me ha conquistado por completo. Ya veremos cómo serán los libros que continúen la colección, de este solo puedo decir chapeau.

Conclusión

No todos los libros son novelas y no todas las ilustraciones se encuentran en las cubiertas. Los álbumes ilustrados son un género con entidad propia y esta simbiosis de texto e imagen da grandes resultados cuando en su creación se pone tanto cariño y esmero como en esta obra de Roger Olmos y David Aceituno. Lejos de ser un cuento para niños, Besos que fueron y no fueron contiene diversos tipos de textos, desde líneas poéticas a fragmentos divertidos, sin olvidar esos puntos de agudeza que siempre hace ilusión encontrar. Un libro para leer, reposar y releer (y para regalar el día de Reyes, que seguro que no soy la única que va con retraso). Si Lumen sigue en esta línea, aquí tendrán una fiel seguidora.

Enlaces de interés:
- Lee las primeras páginas del libro.
- Entrevista a los autores en Revista de Letras.
- Vídeo con el proceso de creación.


Mi valoración: 10/10

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