31 diciembre 2012

Mis mejores lecturas de 2012


No puedo dejar que termine el año sin hacer mi lista de mejores lecturas, que en esta ocasión está dividida entre novela para adultos, literatura juvenil y álbumes ilustrados. Como siempre, se trata de una selección totalmente subjetiva y en ella mezclo tanto libros publicados este año como novelas anteriores que he leído durante estos doce meses. El orden es solo orientativo: aunque el primero me ha gustado más que el décimo, puede que entre el primero y el segundo, o entre el tercero y el cuarto, apenas haya diferencia, así que no os lo toméis al pie de la letra. Como veréis, las novelas son bastante diferentes entre ellas, pero todas me han entusiasmado dentro de su estilo y por eso las recomiendo.

Literatura adulta

1. La amiga estupenda, de Elena Ferrante (2012).
Dos amigas, un barrio humilde y Nápoles a mediados del siglo pasado son los componentes de esta espléndida novela en la que la italiana Elena Ferrante construye la historia de dos mujeres jóvenes con una caracterización profunda y hace un retrato social soberbio de la vida en la época. Sentí mucha empatía por la narradora y me encantó el camino hacia la madurez que se produce en ella.

2. La mujer de papel, de Rabih Alameddine (2012).
Esta obra es un regalo para cualquier amante de la palabra escrita. Rabih Alameddine nos presenta a Aaliya, una anciana beirutí que ha pasado toda su vida buscando el consuelo para la soledad entre las montañas de libros que guarda en su casa. La protagonista demuestra una gran lucidez y mucho sentido del humor para hablarnos de las novelas que han marcado su existencia y reflexionar sobre las particularidades de la traducción, actividad a la que se dedica en cuerpo y alma.

3. La niña del faro, de Jeanette Winterson (2004).
La historia de la niña que vino al mundo inclinada, y la del farero ciego que la adopta y le cuenta relatos que se entrecruzan y parecen no tener final. En esta pequeña joya poco importa el argumento, puesto que lo más valioso es la gran personalidad que demuestra Jeanette Winterson al escribir. Me ha parecido una autora original, con un estilo muy personal que derrocha sensibilidad y buen gusto.

4. Libertad, de Jonathan Franzen (2011).
No sé si será la novela norteamericana de la década o no, pero lo que tengo claro es que Jonathan Franzen plasma un retrato excelente de una familia de nuestros tiempos, con todas sus luces y sus sombras. La crudeza de sus diálogos me impresionó y sufrí con los personajes, en especial con Patty, esa madre, esposa y mujer que se nos muestra con todos sus defectos.

5. Madame Proust y la cocina kosher, de Kate Taylor (2012).
Con el París de fin de siècle como telón de fondo, el resultado no podía ser otro que una novela exquisita. Kate Taylor recorre la historia del siglo XX de la mano de tres protagonistas muy bien perfiladas, entre las que se encuentra la madre del célebre escritor Marcel Proust, de la que se plasman unos diarios que parecen reales, y dos mujeres que también tienen sus propias preocupaciones. Me cautivó su sensibilidad y el hecho de estar impregnado de la cultura francófona de Francia y Canadá.

6. Los días de Alejandría, de Dimitris Stefanakis (2012).
La ciudad de Alejandría durante la primera mitad del siglo XX es la gran protagonista de esta extensa novela. Dimitris Stefanakis plasma el ambiente oscuro y los asuntos turbulentos de tres personajes que distan mucho de ser los héroes convencionales. Además, el libro también refleja los conflictos de la Europa de la época y cómo los hijos de uno de los personajes se adaptaron a sus distintas corrientes de pensamiento. La recreación me resultó de lo más sugestiva.

7. El tiempo entre costuras, de María Dueñas (2009).
La evolución de una protagonista carismática, una ambientación exquisita de Marruecos, las voces poderosas de algunos secundarios y muchas aventuras son los motivos por los que María Dueñas me conquistó. Enseguida me impliqué en la vida de Sira Quiroga y me lo pasé muy bien durante toda la lectura. Creo que se trata de una novela muy trabajada y su éxito es más que merecido.

8. El vino de la soledad, de Irène Némirovsky (2011; publicado por primera vez en 1935).
La protagonista de esta novela es una muchacha que se ha visto obligada a emigrar de su tierra natal y además sufre profundamente por el menosprecio con el que la trata su madre, una mujer narcisista que tiene un amante mucho más joven que ella. Es el libro más autobiográfico de Irène Némirovsky y tal vez por eso me ha parecido el más duro y amargo; en ocasiones me costó avanzar, pero no cabe ninguna duda de que tiene una calidad literaria excepcional.

9. 22 Britannia Road, de Amanda Hodgkinson (2012).
Un matrimonio joven se reencuentra tras seis años de separación obligada por la Segunda Guerra Mundial. Empiezan una nueva vida en Inglaterra, donde el hijo tiene problemas para aceptar a su padre y los dos miembros de la pareja se sienten como dos extraños. Amanda Hodgkinson cuida mucho la psicología de los personajes y, en especial, destaco su habilidad para plasmar la peculiar relación que entablan la madre y el niño durante el conflicto.

10. Todo lo que soy, de Anna Funder (2012).
Esta novela es como un soplo de inspiración para los tiempos difíciles. Narra la historia basada en hechos reales de un grupo de activistas alemanes que, encabezados por la gran Dora Fabian, intentaron derrotar a Hitler desde el exilio. El libro tiene un gran interés porque nos muestra una parte poco conocida del nazismo, pero además de eso también es una obra literaria magnífica, Anna Funder escribe de maravilla.

Total de libros para adultos leídos: 48.

Literatura juvenil

1. Pomelo y limón, de Begoña Oro (2011).
María y Jorge, Jorge y María; dos adolescentes que se quieren pero deben estar separados porque la prensa del corazón ha entrado en sus vidas. ¿El motivo? Sus madres son famosas. Begoña Oro construye una novela inteligente, crítica, original y cargada de matices que para mí le dan un valor excepcional. Además, se trata de un libro muy actual porque utiliza los recursos de Internet (blog, redes sociales…). En definitiva, mucho más interesante de lo que puede parecer a simple vista.

Inspirada en los clásicos de la fantasía tradicional, esta novela nos relata las aventuras de una niña llamada Septiembre cuando viaja a un lugar mágico donde conoce a seres extraordinarios. Catherynne M. Valente escribe con mucha poesía y demuestra tener una imaginación desbordante que me dejó muy buen sabor de boca. Uno de esos libros que gustan a pequeños y mayores.

3. Hija de humo y hueso, de Laini Taylor (2012).
Unas criaturas llamadas quimeras, una evocadora recreación de la ciudad de Praga y una escritura mística y creativa conforman esta maravillosa novela cuidada hasta el más mínimo detalle y muy superior a la media de su género (el romance paranormal). Laini Taylor me ha parecido una autora original y con mucho talento.

4. La cosecha de Samhein, de José Antonio Cotrina (2009).
Un grupo de niños y adolescentes son llevados a una misteriosa tierra llena de peligros. Los que mandan allí son seres de lo más extravagantes, y la novela combina sus tejemanejes para hacerse con el poder con las aventuras de los muchachos en la ciudad. José Antonio Cotrina tiene una gran imaginación y trata con mucho mimo temas como el valor de la mistad y el trabajo en equipo.

5. El festín de la muerte, de Jesús Díez de Palma (2012).
Una novela que comprende escenas de toda la Segunda Guerra Mundial en diversos escenarios: dos hermanos franceses que quedan huérfanos, una joven pareja que viaja en un tren bombardeado, un miembro de las Juventudes Hitlerianas que cree firmemente en la ideología de su partido, un español voluntario… El mayor mérito de Jesús Díez de Palma es ofrecer una visión tan completa del conflicto de una forma muy amena y cuidada.

6. En el corazón del sueño, de Carmen Pacheco (2011).
Los protagonistas de este libro tienen algo en común: son capaces de controlar sus sueños. Sin embargo, han empezado a sufrir una extraña pesadilla y deben reunirse para intentar vencerla. En apariencia puede resultar un argumento simplón, pero la novela de Carmen Pacheco rebosa calidad: mezcla misterio, aventuras y realismo; transmite un mensaje sobre la necesidad de no autocompadecerse y los personajes son muy interesantes. Muy original y bien contada.

7. Salvando a Francesca, de Melina Marchetta (2012).
El ejemplo de lo que para mí debe ser una buena novela juvenil realista: la historia de una adolescente que atraviesa un periodo difícil porque ha cambiado de colegio y su madre sufre depresión. La trama alterna las escenas familiares con momentos con sus nuevos compañeros, trata temas con los que el joven lector se puede sentir identificado y además está escrito con mucha viveza. Melina Marchetta siempre es un valor seguro.

Total de libros juveniles leídos: 14.

Álbum ilustrado

1. Ensueños, de Conrad Roset y David Aceituno (2012).
Las ilustraciones de Conrad Roset son dulces y mágicas, utiliza tonos suaves y adecuados para reflejar la atmósfera del mundo onírico, mientras que los textos de David Aceituno están llenos de poesía y creatividad. Este no es un álbum ilustrado cualquiera, sino una auténtica biblia del acto de soñar y otros detalles curiosos relacionados con el tema.

2. Abuelas de la A a la Z, de Raquel Díaz Reguera (2012).
¿Hay alguien más entrañable que una abuela? En este álbum se presentan diversos tipos de abuelas (la lunática, la cocinillas, la jardinera…), todas ellas acompañadas de su propio equipaje. Raquel Díaz Reguera escribe muy bien y sus ilustraciones están llenas de colorido; el conjunto transmite alegría y vitalidad. Un auténtico homenaje a las abuelas y a todo el que haya tenido la suerte de conocer a las suyas.

Total de álbumes ilustrados leídos: 5.

Para saber más sobre mis lecturas de 2012 podéis leer mi balance.

30 diciembre 2012

Mi 2012 en libros

Se termina el año y llega el momento de hacer el balance de lecturas anual. En general, no puedo quejarme: cada vez elijo mejor y apenas me he llevado decepciones. Este año ha habido grandes bloques temáticos entre los libros que he leído, pero sobre todo destaco la tendencia que me lleva cada vez más hacia un tipo de literatura minoritario y de calidad (eso sí: ¡no le hago ascos a un buen best-seller!). En los siguientes párrafos expongo un resumen con todos los libros que he leído separados por géneros (no os toméis la clasificación al pie de la letra porque es solo una orientación para que el texto sea más ameno de leer y resulte útil para quien llegue en busca de ideas sobre un determinado tema).

Como siempre, clicad en los títulos para acceder a las reseñas y saber más sobre ellos (creedme: tienen mucho más que ofrecer que lo que puedo resumir en esta entrada).


Novela ambientada en la primera mitad del siglo XX

Me gustan los libros que nos enseñan algo de historia, pero curiosamente todas las novelas de este tipo que he leído este año se ambientan en el siglo XX y además de descubrirnos algún capítulo del pasado son obras sobresalientes en estilo y profundidad. Empecé el año con algunos best-sellers: El tiempo entre costuras, de María Dueñas, que me cautivó por la evolución de su protagonista y el espléndido retrato del Marruecos de la época; El prisionero del cielo, de Carlos Ruiz Zafón, que a pesar de no haber gustado en general a mí me dejó muy buen sabor de boca porque adoro los personajes de esta saga y la ambientación de esa Barcelona sombría; y Palmeras en la nieve, de Luz Gabás, del que me sobró esa historia de amor tan idealizada y digna de un culebrón, aunque en el tema histórico de la Guinea colonial me gustó bastante. Por otro lado, he leído varias novelas que tratan algún aspecto de la Segunda Guerra Mundial, como 22 Britannia Road, de Amanda Hodgkinson, una historia contada con delicadeza sobre los sentimientos de una pareja al reencontrarse tras el conflicto; El festín de la muerte, de Jesús Díez de Palma, cuyo mayor mérito es abarcar gran parte de la guerra en lo que a lugares y situaciones se refiere; y Todo lo que soy, de Anna Funder, que plasma la lucha de un grupo de activistas alemanas que querían desvelar al mundo las verdaderas intenciones de Hitler. Tampoco podía faltar una novela sobre nuestra guerra civil: El error azul, de Javier Lorenzo, una trágica historia de amor contada con un gran gusto por la erudición. También he leído Lazos de humo, de María Iglesias, la historia del hijo de un carbonaro que consigue llegar a ser abogado. Finalmente, hay dos novelas que recorren el siglo veinte que me han cautivado: Los días de Alejandría, de Dimitris Stefanakis, un soberbio retrato de la ciudad de Alejandría en su ambiente más oscuro y cosmopolita; y Madame Proust y la cocina kosher, de Kate Taylor, un libro absolutamente exquisito que desprende un gran amor por la cultura francófona y el arte.

Con sabor a buena literatura

No quiero decir que en los otros apartados no haya buena literatura (la hay); no obstante, esto de clasificar es complicado, y me ha parecido que lo que tienen en común los títulos que citaré a continuación es que se los recomendaría a un lector amante de lo literario, de lo que va más allá de una trama de acción facilona. De entrada, dos títulos de mi admiradísima Irène Némirovsky: El vino de la soledad, su novela más autobiográfica y dura, una pequeña joya; y Jezabel, más amena, con un magnífico retrato de una mujer narcisista inspirada en la madre de la autora. En segundo lugar, mis dos grandes descubrimientos del año en narrativa adulta: La amiga estupenda, de Elena Ferrante, la deliciosa historia de dos mujeres jóvenes en un pueblo de Nápoles en los años cincuenta; y La niña del faro, de Jeanette Winterson, un relato tan original y mágico que me dejó sin palabras, aunque lo que transmite es precisamente mucho amor por lo que las letras son capaces de crear. Por último, otros tres grandes escritores: Libertad, de Jonathan Franzen, una novela que me impresionó por la crudeza de sus diálogos; Reunión en el restaurante Nostalgia, de Anne Tyler, probablemente una de las mejores obras que he leído en lo que a caracterización psicológica y vínculos familiares se refiere; y Delirio, de David Grossman, un libro denso e íntimo sobre un tema tan complicado como los celos.

Fantasía y ciencia ficción

Durante la segunda mitad del año prácticamente he abandonado este tipo de lecturas, pero durante los primeros meses tuve tiempo de empaparme de unas cuantas. Seguramente este es el apartado más polarizado, puesto que he encontrado lo mejor y lo peor de este género: en el lado bueno, la mágica y evocadora Hija de humo y hueso, de Laini Taylor, una novela que trasciende a su género y demuestra que el romance paranormal también puede ser buena literatura; La cosecha de Samhein, de José Antonio Cotrina, el comienzo de una trilogía cargada de acción y llena de detalles imaginativos; En el corazón del sueño, de Carmen Pacheco, una historia realista con el componente fantástico del mundo onírico, contada con mucha elegancia; La niña que recorrió Tierra Fantástica en un barco hecho por ella misma, de Catherynne M. Valente, una obra con el encanto de los clásicos del género y una prosa cargada de poesía; y The Golden Lily, de Richelle Mead, que aunque me ha gustado menos que la primera parte sigo pensando que Mead es una autora estupenda. En el bando de las decepciones, Volverán a por mí, de Josan Hatero y Use Lahoz, se lleva la palma: ¡qué trama tan simplona! -aunque aun así quiero leer a Lahoz en su vertiente para adultos-; Cryer's Cross, de Lisa McMann, también deja bastante que desear: me recuerda a esas historias de terror ridículas que nos contaban en el colegio la noche de Halloween. Por último, quiero mencionar Desconexión, de Neal Shusterman, una novela que leí en inglés el año pasado y hace unos meses se ha traducido al castellano, ciencia ficción de la buena en la línea de Los Juegos del Hambre. Ah, y lo mismo sobre Promesa de sangre, de lo mejorcito de la saga Vampire Academy.

Realismo de jóvenes en apuros

Bajo este subtítulo englobo lo que es el realismo de toda la vida, que en esta ocasión se da la casualidad de que está protagonizado por adolescentes y jóvenes, incluso en las opciones para adultos. En primer lugar, esa joya llamada Pomelo y limón, de Begoña Oro, una novela original, inteligente y llena de matices interesantes que habla de dos jóvenes enamorados que se ven abordados por la prensa porque sus madres son famosas. No tengáis en cuenta que la haya metido en este apartado: su valor trasciende cualquier catalogación. Por otro lado, Salvando a Francesca, de Melina Marchetta, es otra muestra del buen hacer de esta autora para retratar la psicología adolescente de una forma verosímil; mientras que El lenguaje de las flores, de Vanessa Diffenbaugh, me parece una novela bonita, con ese toque original de las flores y el interés del sistema de acogida de Estados Unidos, pero con bastantes carencias en el estilo. Finalmente, Promise. ¿Crees en los milagros?, de Wendy Wunder, trata el tema de una adolescente con cáncer y, aunque me gustó la voz que da a la protagonista, creo que podría haber estado mucho mejor. También me acuerdo de En el camino de Jellicoe, de Melina Marchetta, un libro que leí el año pasado en inglés y ahora se ha traducido al castellano. Ha pasado muy desapercibido, pero buscadlo: es una historia maravillosa en todos los sentidos, no hace falta ser amante del realismo para disfrutarla.

Amor, pasión y misterio en el pasado

En este apartado incluyo El jardín olvidado, de Kate Morton, un best-seller que no me defraudó: me encantó la forma de escribir de la autora y su amor por la literatura que transmite en cada línea, aunque el misterio me pareció bastante previsible. En esta línea también he leído Una canción casi olvidada, de Katherine Webb, una novela que supera a la anterior en lo que a acción y giros inesperados se refiere, pero que para mi gusto no la iguala en matices, puesto que el estilo de Kate Morton me gustó mucho más. Cambiando de tercio, La canción de los maoríes, de Sarah Lark, es una novela de la que podría hacerse una buena telenovela: amores, odios y aventuras en Nueva Zelanda (muy entretenido todo, eso sí). Finalmente, Juego de damas, de Mamen Sánchez, la historia de dos hermanas que esconden algo terrible en el exótico marco del lago Como; no me convenció nada.

Perspectiva infantil

Siempre me han gustado las novelas narradas desde el punto de vista de un niño, y este 2012 he disfrutado de tres títulos que encajan en esta categoría: La insólita amargura del pastel de limón, de Aimee Bender, una historia con tintes de realismo mágico que en mi opinión podría haber dado mucho más de sí, aunque de todos modos se lee a gusto y tiene un toque original; Un destino por descubrir, de Clare Vanderpool, un libro al que le cuesta arrancar pero que vale mucho la pena porque recrea la vida en un pueblo americano durante la Primera Guerra Mundial y tiene muchos detalles interesantes; finalmente, La Tierra murmura en si bemol, de Mari Strachan, la encantadora visión de una niña muy soñadora y vital en una pequeña localidad de Gales en los años cincuenta.

Historias de amor con un estilo desenfadado

El chick-lit, la comedia romántica y las novelas de sentimientos sencillitas no son, en absoluto, mi género preferido, pero al final todos los años acabo leyendo algún libro de este tipo. Esta vez han sido tres: Cuaderno para dos, de David Levithan y Rachel Cohn, una divertida historia narrada a dos voces sobre dos adolescentes que se enamoran de una forma muy peculiar durante la Navidad; La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee, una novela de la que no esperaba nada y que me sorprendió para bien; no es nada del otro mundo pero desprende un sentimiento bonito y rebosa amor por los libros; y Tu vivo retrato, de Isabel Wolff, una historia de las que enganchan que además está aderezada con interesantes apreciaciones sobre arte; la que más me gustó de las tres, sin duda.

Los que no sé clasificar

Hay dos libros bastante peculiares que soy incapaz de incluir en alguno de los apartados anteriores: por un lado, La mujer de papel, de Rabih Alameddine, una novela en la línea de Firmin y La elegancia del erizo, sobre una mujer que vive por y para los libros en el crudo ambiente de la ciudad de Beirut; por el otro, El deseo, de Sophie Fontanel, un libro que pretende plantear una reflexión sobre la decisión de una mujer de dejar de mantener relaciones sexuales y que a mi parecer está lejos de cumplir sus expectativas.

Álbumes ilustrados

Este año ha sido muy fructífero en este ámbito, he descubierto a grandes ilustradores y poco a poco voy aprendiendo más sobre el tema. Los que más me han gustado son de autores españoles: Ensueños, de David Aceituno y Conrad Roset, una bellísima obra en la línea de Besos que fueron y no fueron que no defraudará a nadie; y Abuelas de la A a la Z, de Raquel Díaz Reguera, un libro muy original y lleno de colorido que habla de diversos tipos de abuelas, entre otros detalles curiosos. En un estilo más tradicional de álbum-cuento, he leído la Blancanieves de siempre ilustrada por Benjamin Lacombe, que le da una imagen fría y hermosa; y Un día de pasos alegres, de Raquel Díaz Reguera, un relato imaginativo y alegre sobre los pasos que da una niña a lo largo del día. Finalmente, El pequeño teatro de Rébecca, de Rébecca Dautremer, es una pequeña joya con troqueles y personajes de otros álbumes de la autora, por eso creo que gustará sobre todo a quienes conozcan su obra.

Escritores a los que quiero seguir la pista

Yo divido mis lecturas entre los libros que me han gustado mucho por sí solos y los libros que, además, me han cautivado por el estilo del autor y su forma de ver la vida literatura. Estos últimos son los que me provocan interés por seguir su obra y con el tiempo pueden llegar a formar parte de mis favoritos. De mis lecturas de este año, puedo decir que forman parte de este grupo los siguientes (por orden alfabético):



Nota: los que aparecen subrayados son los que ya había leído antes de 2012.

***

Si habéis leído alguno de estos libros y os apetece entrar en la reseña y dar vuestra opinión, ¡adelante! Los debates sobre literatura siempre son bienvenidos. Por mi parte, mañana completaré este balance con mi lista de mejores lecturas (lleva todo el año en el lateral del blog, pero ahora la ordenaré... y añadiré algún título más). ¡Os espero!

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