30 abril 2012

Blancanieves - Hermanos Grimm y Benjamin Lacombe

Edición: Edelvives, 2011
ISBN: 9788426381484
Páginas: 46
Precio: 20,90 €

Blancanieves está de moda: además de las dos adaptaciones a la gran pantalla que se estrenan este año (una más fiel al cuento, con Lily Collins y Julia Roberts en los papeles principales, y otra más rompedora, de la mano de Kristen Steward y Charlize Theron), en 2011 se publicó en España la edición tradicional del clásico ilustrada por el prestigioso Benjamin Lacombe. Quien piense que la muchacha de piel pálida, pelo negro y labios rojos se ha quedado estancada en la imagen que nos vendió Disney de ella está muy equivocado.

Benjamin Lacombe
Los Hermanos Grimm fueron los encargados de poner por escrito este relato, allá por el siglo XIX. El libro del que os hablaré a continuación mantiene su texto, pero hace más rico el conjunto gracias a la intervención del ilustrador Benjamin Lacombe (París, 1982), que a pesar de su juventud ya ha publicado más de diez títulos, principalmente infantiles y juveniles. Si no sois aficionados a la ilustración, puede que Lacombe os suene por la preciosa cubierta de La mecánica del corazón, una novela breve que tuvo bastante éxito hace un par de años. Yo lo conocí a través de esa imagen y desde entonces me he interesado por su trabajo, aunque Blancanieves es el primer álbum del autor que tengo en mi poder.

Hablando de álbumes ilustrados, de un tiempo a esta parte parece que el papel de los dibujos está ganando prestigio. Antes no era extraño que las ilustraciones se relacionaran únicamente con los libros infantiles; sin embargo, cada vez son más los adultos que se deleitan al contemplar una buena creación y, en este sentido, publicaciones como esta Blancanieves o Besos que fueron o no fueron (del que os hable hace tiempo) son pequeñas obras de arte que vale la pena conservar. Me alegra que se exploren nuevos caminos y que los ilustradores empiecen a ser artistas con nombre y apellidos, no un mero acompañamiento del escritor. Y sin más preámbulos, paso a hablaros de la obra que me ocupa en esta ocasión.

El cuento

El texto de Blancanieves es el de toda la vida, sencillo y sin hacer experimentos: la historia de la joven que se refugió en el bosque porque su madrastra quería matarla. Allí conoció a los siete enanitos, pero su protección no bastó para que su enemiga la envenenara. El desenlace lo sabemos todos. A pesar de promover la bondad, la generosidad (del cazador y los enanitos con Blancanieves) y la victoria del bien sobre el mal, no lo considero un relato especialmente interesante en lo que a moralejas se refiere.

¿Por qué no jugamos a criticar un clásico desde la perspectiva del siglo XXI? En primer lugar, y aprovechando que el tema está de moda, Blancanieves es uno de los cuentos tradicionales que hace un retrato insulso de la mujer: la protagonista no sabe salir adelante sola, se deja engañar continuamente y tiene que ser el príncipe el que acuda a salvarla; los únicos rasgos que conocemos de ella son su extraordinaria belleza y su buen corazón. Por otro lado, el hilo argumental se apoya en los celos, de nuevo se insiste en el atractivo físico como cualidad importante. Finalmente, la forma de vencer a la madrastra tampoco denota ningún tipo de ingenio (el galán se enamora de la damisela y la salva de las garras de la bruja).

Aun así, no me parece mal que se reutilice la versión popular; al fin y al cabo, forma parte de nuestra cultura y estos relatos nunca pasan de moda. Reivindicar la trascendencia de este cuento y darle una presentación más adecuada a nuestra época —mediante las ilustraciones de Benjamin Lacombe— puede resultar eficaz para que no caiga en el olvido y la gente se interese por él. De todas formas, no me habría importado que se arriesgara con una adaptación atrevida, que transmitiera mensajes acordes a estos tiempos. Creo que ambas cosas son compatibles: el clásico, por su importancia y para conocer el contexto en el que se escribió, y las versiones modernas, que le quiten ese aire apocado al personaje y propongan giros valientes. En cualquier caso, en esta Blancanieves solo encontraréis lo primero.

Las ilustraciones

Pero lo que da más valor a este libro no son sus palabras (tiene gracia que esto lo diga yo, firme amante y defensora de la escritura), sino las magníficas ilustraciones: la Blancanieves de Benjamin Lacombe es bella, delicada, fina, dulce, frágil. Su cara tiene la expresividad habitual de las creaciones de este ilustrador, con ese aire aniñado y a la vez de una belleza extrema: con una sola imagen de ese rostro se contagian más sentimientos que con el conjunto del texto. Desconozco la técnica que utiliza el autor; solo puedo deciros que sus resultados son extraordinarios, basta con echar un vistazo a la cubierta para haceros una idea de su estilo.

En las ilustraciones predominan los tonos fríos, que contrastan con el rojo de la manzana envenenada y los labios de Blancanieves; me encantó este detalle, le da mucha viveza al cuento. A propósito de las manzanas, aunque parezcan un elemento irrelevante al lado de las figuras humanas, están realmente trabajadas y tienen un aire gracioso que hizo que me fijara bastante en ellas. También hay algunas imágenes en escala de grises (o algo así), que quizá no brillan tanto como las de color pero son igual de bonitas e impactantes. Intercalar este tipo de diseños en medio de las otras contribuye a no caer en la monotonía y dar más variedad a la obra.

Si tengo que hablar de las que más me han gustado, como es obvio me quedo con las que representan a Blancanieves. Hay una de dos páginas que muestra su rostro cuando muerde la manzana: pese a su sencillez aparente, me pareció de una delicadeza extraordinaria, no me canso de admirarla. La de la cubierta —también de dos páginas— es otra que me fascinó, igual que la de la niña en el agua. En relación con los demás personajes, los enanitos tienen su punto simpático y la madrastra realmente da esa mezcla de asco y terror. Finalmente, quiero destacar el cuidado de los árboles del bosque y la originalidad de algunas imágenes (la de Blancanieves cubierta de animales o la del cuervo enjaulado en su interior, por ejemplo). Solo por contemplar estas escenas merece la pena comprarlo: es una verdadera obra de arte.

La edición

El cuento está editado en tapa dura de gran tamaño (27 x 32 cm) y con papel de alta calidad. Sé que algunos pensáis que no sale a cuenta comprar un álbum ilustrado, pero tened presente que se trata de un libro que os va a durar en perfectas condiciones durante mucho tiempo. Además, me parece un error compararlo con una novela: su valor no depende del rato que nos entretenga (evidentemente, en una primera lectura una obra literaria gana por goleada), sino de la calidad de las ilustraciones. Los álbumes son publicaciones para leer y releer, o ni siquiera eso: para cogerlos de la estantería en cualquier momento y embelesarse con una página abierta al azar, o analizar los detalles de algunas imágenes. Para esto hace falta tener un mínimo interés por el arte, claro: su público potencial no tiene por qué ser el mismo que el de la narrativa.


Volviendo a la edición, aunque en general está bien, hay un detalle de su interior que no me gustó: el texto está escrito sobre espacios en blanco, lo que nos da como resultado unas cuantas páginas blancas que afean un poco el conjunto. En mi opinión, habría sido mejor añadir más dibujos y colocar la narración en el fondo de estos, sin el antiestético color blanco. Esto tiene otra desventaja añadida: de las 46 páginas que ocupa, se desaprovechan varias porque no todas tienen imágenes. Por mucho que Benjamin Lacombe goce de un gran prestigio y sus publicaciones se vendan con facilidad, los editores se podrían haber esforzado en sacarle más partido a la obra, añadirle más creaciones (porque el cuento de Blancanieves da para más, ya lo creo). En este sentido, el álbum Besos que fueron y no fueron, el primero de una colección reciente (es decir, tanto la editorial como los autores tuvieron que currárselo para convencer) está mucho más cuidado: no solo se extiende el doble, sino que es mucho más original en todos los sentidos y los fragmentos de texto están plenamente integrados en las ilustraciones.

Conclusión

Las ilustraciones se merecen un diez: Benjamin Lacombe me parece un ilustrador excepcional y tanto su Blancanieves como los acompañantes de esta rebosan belleza y delicadeza. Sin embargo, considero que se podría haber sacado más partido a la edición si se hubiera colocado la narración en el fondo de los dibujos, sin utilizar páginas en blanco. También creo que habría sido bueno arriesgar y atreverse a narrar el cuento de una forma más moderna, aunque de esto no me puedo quejar porque cuando lo compré sabía que se trataba del clásico. En definitiva, como podéis ver, no todo consiste en contar con el trabajo de un gran profesional; las personas encargadas de preparar el resto del libro deben estar a su altura. Por mi parte, os recomiendo ignorar el texto y leer la historia a través de las imágenes: transmiten muchísimo más que las palabras.

23 abril 2012

Sant Jordi, día de rosas y libros

Hoy es Sant Jordi, el Día Internacional del Libro, pero no he preparado ningún especial porque ya lo he hecho para otro sitio. Además, hace unos días os dejé mi lista de propuestas para regalar en esta fecha tan especial para los lectores. Ahora, contadme, ¿qué obras habéis comprado hoy?

20 abril 2012

Libros para regalar el Día del Libro (Sant Jordi)

Como ya hice en Navidad, os propongo una selección de libros publicados durante el último año que me parecen una buena opción para regalar el próximo lunes, Diada de Sant Jordi y Día Internacional del Libro. Todos me gustaron mucho, cada uno dentro de su estilo, y sería una pena que cayeran en el olvido tan pronto, así que ahí van mis recomendaciones:

Para los amantes del realismo: La nevada del cuco, de Blanca Busquets.
Dos mujeres separadas por tres generaciones que tienen en común su necesidad de escribir. Una novela escrita con una prosa elegante y fina.

Para los incondicionales de los paisajes exóticos: Palmeras en la nieve, de Luz Gabás.
Una recreación de las plantaciones de cacao en la isla de Fernando Poo (Guinea Ecuatorial), durante la época en la que fue colonia española.

Para los que valoren la originalidad: En el corazón del sueño, de Carmen Pacheco.
Una bellísima historia que mezcla realismo, fantasía, aventuras e intriga de la mano de unos personajes creíbles y carismáticos.

Para los fans de la fantasía: Hija de humo y hueso, de Laini Taylor.
O cómo convertir el romance paranormal en la crème de la crème. Un mundo fantástico lleno de detalles y contado de forma magistral.

Para los que busquen una visión crítica de la realidad: La edad de la ira, de Fernando J. López.
Una mirada crítica a los centros de secundaria, con el ingrediente atractivo de una trama de intriga. Invita a la reflexión y no deja indiferente al lector.

Para los lectores más exigentes: El vino de la soledad, de Irène Némirovsky.
Irène Némirvosky es sinónimo de alta calidad literaria y su última obra reeditada no es una excepción. Imprescindible para los fans de la autora, pues se trata de la más autobiográfica.

Para los zafonianos: El prisionero del cielo, de Carlos Ruiz Zafón.
Tercera parte de su tetralogía ambientada en la Barcelona oscura de los años treinta y cincuenta. Más sencillo, pero con una prosa igual de poderosa.

Para los que quieran pasar un rato divertido: Cuaderno para dos, de Rachel Cohn y David Levithan.
La divertida historia de un chico y una chica que se conocen a través de una libreta roja.

Para los que se deleiten con las ilustraciones: Besos que fueron y no fueron, de Roger Olmos y David Aceituno.
Un álbum ilustrado precioso y tierno sobre los besos. No se limita a los de tipo romántico y en sus páginas hay textos de todo tipo; muy currado.

Para los aficionados al cómic: Let's Pacheco! Una semana en familia, de Carmen y Laura Pacheco.
Unas tiras que se leen del tirón por la expresividad de los dibujos y la cercanía de los temas tratados.

¿Qué os parecen? ¿Habéis leído alguno?

16 abril 2012

La dama y el unicornio - Tracy Chevalier

Editorial: Punto de Lectura
Páginas: 352
ISBN: 9788466368377
Precio: 8,99 €

Tracy Chevalier
Hablar de una novela de Tracy Chevalier significa hablar de historia, arte y emociones mezcladas con buen gusto y una prosa amena. En concreto, La dama y el unicornio es mi obra favorita de la autora y tuve la oportunidad de saborearla hace algunos años. A continuación os dejo mi reseña para que la conozcáis y (espero) os animéis a darle una oportunidad.

La dama y el unicornio

La historia gira alrededor de un pintor y dos familias y tiene la particularidad de que cada capítulo está narrado por un personaje distinto, aunque no por ello se pierde el orden lineal. Este recurso resulta muy práctico porque permite conocer en profundidad los sentimientos de todos ellos sin perder de vista los avances de los demás. Pero empecemos por el principio: ¿de qué va el libro?

Para empezar, tiene dos escenarios: París y Bruselas a finales del siglo XV. Todo comienza en la primera ciudad, cuando el pintor Nicolas des Innocents recibe el encargo de diseñar unos tapices para una familia noble. Nicolas es bueno en lo suyo, pero no deja de ser un hombre muy mujeriego y con mucho morro. Es él quien enlaza las dos ciudades y nos proporciona escenas divertidas gracias a esa autoestima tan alta que tiene (en otras palabras, que es un chulo; eso sí, de los que tienen gracia y saben cuándo hay que agachar la cabeza).

La familia que le hace el encargo son los le Viste. Jean le Viste es un hombre de ideas firmes pero bastante pasota con todo, hace años que no tiene relaciones con su mujer y parece que los demás le importan poco. Geneviève, su esposa, no se siente feliz y desea entrar en un convento, aunque su marido no se lo permite porque lo dejaría en muy mala imagen a él. Para desahogar su frustración, Geneviève quiere alejar a su hija mayor, Claude, de los placeres carnales. Por su parte, Claude es una jovencita que se siente atraída por Nicolas, el pintor, desde la primera vez que lo ve y, a pesar de que por pertenecer a clases sociales diferentes no les conviene tener relaciones, esto no supone ningún impedimento para ellos.


En Bruselas reside la familia encargada de tejer los tapices. A diferencia de los le Viste, son gente humilde y tendrán que acoger a Nicolas como a uno más cuando éste los visite para observar cómo siguen sus diseños. George y Christine de la Chapelle son un matrimonio que se sigue queriendo con el paso del tiempo y quieren lo mejor para sus hijos, aunque a veces les será difícil lograrlo. Aliénor es su hija, una joven invidente que vive dedicada a su jardín y se esfuerza día a día por ser útil. Ella y Nicolas se sienten atraídos, pero en medio está el tintorero, un hombre que huele muy mal (y Aliénor todavía lo percibe de forma más intensa) pero el único que está dispuesto a casarse con ella.

En el libro destacan las historias de amor/pasión de Nicolas con las dos chicas, en las que también influye la familia de cada una y por supuesto todo el proceso de creación de los maravillosos tapices, un tema de lo más interesante. Al final del libro se incluyen imágenes de los seis tapices, de modo que me fue muy fácil echarles un vistazo cada vez que se nombraban para comprobar aquellos detalles que van cambiando a medida que avanza la historia. Ha sido muy entretenido y al final he acabado recordando de memoria cada tapiz.

Los seis tapices

Ante todo, hay que aclarar que los seis tapices existen bajo el nombre de La dama y el unicornio. No obstante, en la novela se presentan en un contexto ficticio, es decir, no esperéis encontrar la historia real de su confección en estas páginas, aunque eso sí, este argumento inventado os puede resultar útil para acercaros a ellos y aprender a distinguir sus partes.


Los seis tapices de la novela representan el proceso de seducción de un unicornio por parte de la dama y se inspiran en los cinco sentidos. Explicado así puede sonar poco interesante, pero en la novela los personajes van hablando de ellos de forma muy amena y nos permiten descubrir el significado de algunos elementos que contienen. Son estos seis:


- À Mon Seul Désir
Es el primer tapiz y lleva este nombre, Mi único deseo, porque Claude se lo propuso a Nicolas (se trata de una frase con mucho sentido dentro de la novela). En él aparece una dama saliendo de una tienda y dispuesta a engalanarse con sus joyas para conquistar al unicornio, que por el momento ni siquiera la mira. El rostro de la dama es el de Geneviève.

- El OídoEn este tapiz, la dama aparece tocando el arpa, para ser capaz de llegar al animal mediante la música.

- El Gusto
A medida que avanza la historia de los tapices, podemos observar que la posición del unicornio en ellos va variando y cada vez se acerca más a la dama. En esta escena, la dama (que tiene el rostro de Claude) da de comer a un pajarillo.

- El OlfatoLa dama cada vez está más segura de su éxito y aquí está haciendo una corona de flores.

- La Vista
En este tapiz, el unicornio ya descansa sobre el regazo de la dama, mientras se mira en un espejo. El pintor le puso la cara de Aliénor, la joven ciega, algo que sentó mal a algunos porque les parecía una ofensa hacia ella.

- El TactoFinalmente, triunfa el amor y la dama toca el cuerno del unicornio. Ya están juntos,y el resto de animales que los rodeaban se encuentran atados: no son libres. La dama representada es Christine, en una situación concreta que se da en la novela.

Los tapices tienen la peculiaridad, además, de poder leerse al revés, como la historia de una dama que decide abandonar la vida carnal y entregarse a la fe (por eso mismo en el primer tapiz no queda claro si la dama se está poniendo o quitando las joyas). Es un tema que tiene relación con uno de los personajes de la novela.

Mis impresiones: arte, pasión, unicornios y amor

Empezaré mi análisis comentando lo que me ha parecido más original del libro: el hecho de que cada capítulo tenga un narrador distinto. Esto nos permite conocer mejor los sentimientos de cada personaje, una característica más difícil de encontrar cuando el libro está narrado en primera persona por el protagonista. La mayoría de personajes me han gustado, pero si tengo que destacar a algunos, estos son sin duda Nicolas, Aliénor y las dos madres, Geneviève y Christine.

Nicolas porque es lo más parecido a un protagonista y por lo tanto tiene más cosas que contarnos; al fin y al cabo, es el enlace entre París y Bruselas, el autor de los tapices y alguien que aporta mucho sentido del humor al libro. Aliénor, por su parte, me ha conquistado porque a la hora de narrar no describe las imágenes (lógico, es ciega), sino que se para en las demás sensaciones: el aroma, el tacto, la forma de las flores, el ruido que hacen otras personas… Creo que su personaje está bastante logrado y me ha caído muy bien por esas ganas de resultar útil y valerse por sí misma que tiene en todo momento. En cuanto a las dos madres, me parece que están mucho mejor caracterizadas que sus respectivos maridos y, pese al gran contraste entre ellas dos, tienen en común el tema de casar a la hija mayor, la preocupación por lo que pueda hacer Nicolas y la elaboración de los tapices.

Hay un aspecto un poco más flojo: todos los personajes son diferentes (un artista, una chica ciega, una familia humilde, una rica…) y nos cuentan la misma historia desde las peculiaridades de cada uno, pero todos ellos se expresan igual. Aquí la autora no se ha esforzado mucho, me parece poco creíble que ricos, pobres y artistas hablen del mismo modo. De todas formas, al igual que hay obras con personajes muy bien hechos pero poca trama, para mí este libro destaca por su historia más que por sus personajes, y me gusta tal y como es.


Las historias que cuenta son bonitas, aunque tienen su parte dura: en París, Claude, Nicolas y la madre de ella que no los quiere juntos; en Bruselas, Aliénor, Nicolas, el tintorero y los padres de la chica preocupados porque no les gusta tener que casarla con ese hombre; en todo momento, los tapices. La mezcla de estos temas con los tapices me parece bastante original, sobre todo si tenemos en cuenta los símbolos que representan las damas y los unicornios. El hecho de que se vayan alternando los diferentes temas hace que ninguna historia se haga pesada. Personalmente, la historia de Aliénor me ha parecido previsible, pero aun así merece la pena leerla por el desarrollo que tiene. La historia de Claude es más abierta y su final me ha gustado.

En algunos sitios he leído que lo calificaban como una novela romántica porque el hilo argumental empieza con la relación de Nicolas y Claude. Me indigna bastante que la gente califique los libros tan a ligera y me encantaría saber qué dirían estas personas si leyeran a Victoria Holt o a Johanna Lindsey, por ejemplo, porque decir que Chevalier escribe novela romántica tiene delito. Es cierto que el tema amoroso tiene un papel más destacado que en otras novelas históricas, pero el conjunto del libro no es tan simple como las novelas románticas de "chico y chica se enamoran y después de muchas dificultades acaban juntos". Espero que nadie se aleje de este libro por ese tipo de comentarios, porque os aseguro que no tiene nada que ver con una novelita rosa y merece la pena leerlo.

Otro tema que aparece de fondo y resulta muy interesante es el contraste entre las dos familias: la aristócrata y la trabajadora. El matrimonio le Viste está roto, se mantienen juntos solamente para guardar las formas delante de la sociedad, pero entre ellos dos apenas hay relación y sólo se comunican para cosas muy puntuales. En cambio, los de la Chapelle, a pesar de no vivir rodeados de lujos y tener que trabajar muchas horas al día, se quieren y se mantienen unidos a la hora de tomar decisiones sobre el futuro de los hijos y el negocio. La autora plasma perfectamente la forma de vivir de cada una y eso enriquece la novela.

Aun así, si hay algo que hace que el libro tenga un aura especial, son sin duda los tapices. Cuando leí la sinopsis del libro pensé que me interesarían menos que el cuadro de La joven de la perla, pero no ha sido así. La autora sabe intercalar cada tapiz en un momento determinado de la historia, los cambios que les hace Nicolas con el tiempo tienen un significado, todo está pensado para que las imágenes se relacionen con lo que se cuenta en la novela. Son tapices que han existido en la realidad y me ha gustado poder descubrirlos gracias a este libro.

En lo que respecta a la narración, el libro tiene una prosa muy amena, entretenida y fácil de leer. Hay bastante diálogo y los párrafos son cortos. Me enganchó de principio a fin y, aunque me dio mucha pena terminarlo, tiene las páginas justas y necesarias.

Conclusión

El libro me ha gustado mucho, es mi favorito de la autora. Su historia me parece preciosa, me gusta el contraste que hay entre las familias y los tapices dan un toque muy especial. Además, el hecho de que cada capítulo esté narrado por un personaje diferente le da un toque distinto a lo que se publica normalmente. Si habéis leído La joven de la perla (mucho más famoso) y os gustó, este no os lo podéis perder porque a mí me ha parecido incluso mejor. En definitiva, he disfrutado mucho con esta lectura, así que espero haber plasmado bien todo el entusiasmo que me ha producido. Ahora sólo falta que os animéis a leerlo.



Mi valoración: 9/10

11 abril 2012

La mayoría de lectores con e-reader afirma descargar libros sin pagar

Después del pequeño parón vacacional, retomo el blog con los resultados de la última encuesta, en la que os preguntaba si habéis descargado e-books de forma gratuita (e ilegal, se entiende). He hablado bastante del lector electrónico y sus ventajas e inconvenientes, e incluso del problema que suponen estas descargas para el autor. Aun así, nunca lo había planteado de una manera tan directa como en esta ocasión:

¿Has descargado e-books gratis?

Sí, y después (casi) nunca los he comprado................................... 92 votos (28%)
Sí, pero luego compro los que me han gustado.............................. 96 votos (29%)
Solo cuando el precio era muy elevado........................................... 27 votos (8%)
No, no me parece ético...................................................................... 15 votos (4%)
No tengo lector digital/No me interesa el e-book......................... 95 votos (29%)
Total de votos: 325

Teniendo en cuenta lo que ocurrió con la música, cualquier otro resultado no me habría parecido creíble. Esta encuesta es de andar por casa, pero hace unos días leí una noticia sobre un estudio que revela que el 79% de internautas descarga e-books sin pagar. Sin duda, estamos ante un problema: si los lectores, los que amamos libros, no respetamos el trabajo del autor y de todas las personas que intervienen en el proceso de fabricación de una obra, ¿quién lo hará? Es triste que solo un 4% se dé cuenta que esta práctica no es ética.

Soy consciente de que ante una situación económica mala el ocio y la cultura son lo más prescindible; ahora bien, si el problema es el dinero, hay alternativas para no recurrir a las descargas ilegales, como las bibliotecas o los e-books de menor coste (que los hay). Una persona preocupada por la literatura sabe encontrar la manera de seguir leyendo sin aprovecharse del trabajo del escritor. No es mi intención sonar dura, pero pienso que a veces el dinero no es más que una excusa; preferiría que me dijeran claramente "descargo libros gratis porque me apetece y es más cómodo hacer dos clics desde casa que ir a la biblioteca".

Por otro lado, hay gente que dice que descarga muchos títulos "por curiosidad", aunque de esos solo lee una pequeña parte. Hoy en día casi todas las editoriales ofrecen las primeras páginas de la obra en sus webs y, además, contamos con infinidad de reseñas online para hacernos una idea de su contenido. ¿Para qué descargar la novela entera? Personalmente, no entiendo qué placer hay en tener quinientos libros en el lector, aunque es justo reconocer que a veces esta acumulación también se produce con las obras impresas.

En cualquier caso, lo que veo es que hace falta mucha concienciación. Siempre nos quejamos de las ediciones que contienen faltas e incongruencias; no obstante, ¿cómo queremos que las editoriales contraten a más correctores si cada vez venden menos? Lo mismo se puede aplicar a las encuadernaciones, pues abunda más la tapa blanda y barata. El negocio editorial depende de nosotros, sus consumidores.

Tras esta reflexión, voy a explicar lo que haría yo en caso de tener lector electrónico: pagaría aquellos e-books con un coste de 6 € o menos, pero -en el hipotético caso de no tener biblioteca cerca y estar realmente interesada en algunos títulos en concreto- buscaría una versión gratuita de los que cuesten más. Eso sí, una vez leídos, compraría la edición impresa de los que me gustaran (creo que nunca dejaré de preferir el formato de toda la vida). Así pues, a pesar de estar en contra de las descargas ilegales, también me pongo en el lugar del lector y soy consciente de que los precios deben ser razonables. De todos modos, estoy segura de que incluso así habría gente que no los pagaría, por eso soy partidaria de cerrar las páginas que fomentan estas prácticas.

En definitiva, las editoriales deben poner de su parte, pero los lectores también. El "todo gratis" gusta demasiado, tenemos que ser conscientes del trabajo que hay detrás de cada libro y pagar por él como pagamos por la comida o la ropa. Quien no se lo pueda permitir, que acuda a las bibliotecas, que están reguladas y han pagado por su colección (no tienen nada que ver con una descarga gratis, como dice mucha gente). Querer es poder.

Ahora es vuestro turno: ¿qué opináis de todo esto?

02 abril 2012

Cerrado por vacaciones y algo más

Me tomo un descanso del blog durante Semana Santa. Eso sí, seguiré activa en Facebook y Twitter y, por supuesto, estaré disponible en el correo y responderé a los comentarios que hagáis en el blog. Por si os aburrís, os dejo mis particulares deberes: encontrar una buena lectura entre las reseñas, poner a prueba vuestra capacidad de reflexión con los debates y votar en la nueva encuesta.

Por otro lado, hace unos días el blog alcanzó la maravillosa cifra de 1000 seguidores y quería daros las gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Sé que la cantidad no tiene nada que ver con la calidad, pero el número es tan redondo que me apetecía hacerlo notar. Además, hace un año tomé la decisión de no exigir hacerse seguidor para participar en los sorteos que organizo, de modo que me produce una gran satisfacción que la gente me siga porque le gusta este espacio y no por obligación.


¡Que disfrutéis de las vacaciones y hasta la vuelta!

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