24 junio 2011

Fragmentos de Libros XXII: Las risas de mi hermano

Dejé a Thomas al día siguiente de cumplir treinta años.
Con el corazón dividido en dos. Como siempre.
Puedo multiplicarme. La cuestión no es ésa. Hay mucho amor en mí.
Pero no puedo dividirme. Y no me gustaba su manera de mirarte. Su manera de no mirarte.

***

Tampoco tengo hijos. No tengo ninguno. De vez en cuando lo lamento. Pero te tengo a ti. Gracias a ti me siento útil. Gracias a ti sé lo que significa amar como una madre. Mi vida tiene sentido. Te vigilo. Velo por ti. Te acepto como eres desde hace mucho tiempo. Aunque no siempre resulte fácil. Jamás te lo he reprochado. Quizá un poco… No es a ti a quien más se lo reprocho. Sé que no fue culpa tuya que tus alas se rompieran. Sé que habrías preferido volar. Eres mi hermano. No hay dos como tú. Eres único. Y he dejado de buscarme otros.

***

Enlace a mi reseña del libro.


22 junio 2011

Campaña: ¡Promesa de sangre en 2011!

No sé si os habréis fijado en la imagen que hay al final de una de las barras laterales desde hace unos días. Se trata de una campaña del Facebook de Vampire Academy en España para que el cuarto libro de la saga, Promesa de sangre, llegue a nuestro país este mismo año.

En realidad, yo no tengo un interés particular en ello porque ya lo leí en inglés (y me pareció uno de los mejores de la saga), pero nunca está de más apoyar una iniciativa como esta. No tengo ningún contacto con Alfaguara, así que puedo decir libremente que me parece lamentable que no vayan más rápidos con las traducciones (una novela por año en una serie de seis puede acabar matando esta maravillosa saga). Cuando Stephenie Meyer saca nuevo libro sí que se dan prisa...

15 junio 2011

Everlost - Neal Shusterman

Editorial: Anaya
Páginas: 360
ISBN: 9788466794923
Precio: 14 €

Bienvenidos a Everlost

Nick y Allie son dos muchachos de catorce años que no se conocen de nada, hasta que ambos mueren en un accidente de tráfico en el que viajaban con sus respectivas familias. Cuando despiertan, se encuentran en Everlost, un lugar entre la vida y la muerte al que van a parar todas aquellas almas que no lograron encontrar la luz al final del túnel mientras fallecían. Curiosamente, allí solo hay niños y adolescentes; la ausencia de adultos se justifica con la explicación de que ellos tienen las cosas claras


y por ello no hallaron dificultades en ese último viaje. En apariencia, Everlost es como el mundo urbano que conocemos, con algunos matices: los edificios caídos y diversos objetos que estaban junto a los chavales en el momento de su muerte también cruzan la frontera (así, podemos encontrarnos con las Torres Gemelas de Nueva York, por ejemplo). Tal y como se dice en el libro, «Everlost es como un museo, una exposición de las creaciones humanas».

Los protagonistas enseguida se encuentran con novedades: tienen la misma apariencia que antes, pero pueden traspasar paredes y otras construcciones del mundo real, por lo que son como fantasmas. Además, no pueden deshacerse de la ropa que llevaban al morir, ni de los restos de chocolate que le quedaron a Nick porque estaba lo comiendo cuando se produjo el choque. No obstante, lo peor viene cuando conocen a más almas de jóvenes que les cuentan que en Everlost se pierde memoria paulatinamente, y cuanto más se esfuercen en recordar su nombre, su apariencia o cualquier otro aspecto de su vida anterior, con más facilidad lo olvidarán.

Pero no penséis que en Everlost todo es caos. Una de las adolescentes, Mary Hightower, se ha establecido como líder de los niños perdidos, los acoge a su llegada y les da la protección que necesitan. Es una chica bondadosa y paciente, que les insta a vivir cada día exactamente igual que el anterior, pues el tiempo en Everlost es infinito y ella considera que de ese modo se encuentran felices. Asimismo, Mary ha escrito libros con todo lo aprendido en sus años en Everlost —se incluyen fragmentos de los mismos entre capítulo y capítulo—, y es que este lugar esconde muchos misterios: un monstruo llamado McGill y otras criaturas extrañas de las que no se sabe a ciencia cierta si existen o son invenciones de la gente.

Sin embargo, la vida apacible de Mary y sus muchachos está a punto de cambiar. Tal vez puede controlar a los pequeños, pero Nick y Allie son prácticamente de su edad y, en especial ella, no están dispuestos a asumir su muerte así como así ni aceptan las directrices que les marca la guía. Con ellos, Everlost puede dar un giro… si es que logran vencer todos los peligros que hay en él.

Temas interesantes

Se tiende a meter las novelas de fantasía en el saco de lecturas intrascendentes que solo aportan entretenimiento. En este sentido, quiero alabar la pericia de Shusterman a la hora de plasmar temas delicados con tanto tino y crear personajes con una psicología cuidada, realista, que nada tiene que ver con los arquetipos que encontramos con frecuencia en el género. Por mucho que en la sinopsis algunas cosas os puedan parecer simples (como la existencia de monstruos), os aseguro que en la práctica nada es tan sencillo y el autor consigue hacernos reflexionar en numerosas ocasiones.

En primer lugar, el hecho de olvidar tu nombre, tu rostro y tu vida anterior pone los pelos de punta con solo pensarlo. Además de transmitir angustia, esta idea da mucho juego literariamente, ya que en determinados contextos que alguien no recuerde quién es (y como consecuencia, consiga engañar —intencionadamente o no— a los demás) puede proporcionarnos escenas de lo más interesantes. Neal Shusterman es plenamente consciente de lo que ha ideado y os aseguro que no desaprovecha ningún recurso. ¡En la recta final me sorprendió!

Por otro lado, Allie se niega a aceptar su muerte y su primer deseo al llegar a Everlost es visitar a su familia para saber si ellos han sobrevivido al accidente o no. Esta reacción visceral resulta muy creíble, pero ¿de verdad le conviene hacerlo? En su nuevo hábitat alguien le explica que puede llevarse una decepción, puesto que ver que los tuyos han rehecho su vida y no piensan en ti constantemente hace daño. Insisto, incluso en libros plenamente fantásticos como este, se consigue tratar cuestiones muy humanas.

Cambiando de tercio, la ausencia de quehaceres en Everlost provoca lamentos por el tiempo que se perdió en vida sin hacer nada. Del mismo modo, los protagonistas se plantean si realmente es bueno dedicarse a repetir las mismas acciones día tras día en esta «eternidad», tal y como predica Mary Hightower, o sería mejor arriesgarse, investigar, aunque eso pueda llevarlos a la desaparición. Pese a formar parte del contexto fantástico, este tema se aplica perfectamente a nuestra vida: ¿debemos conformarnos con lo que tenemos, o vale la pena arriesgar aunque nos demos un batacazo?

El libro en sí

Como veis, Neal Shusterman es un autor que sabe lo que se hace. Más allá de sus temas para pensar, quiero destacar que las tramas personales son soberbias. Tanto el «amor» —entre comillas porque es muy sutil, al menos en esta primera parte— como las relaciones de amistad me parecen creíbles, sanas, sin ese tufillo prefabricado que se ve tanto en la literatura juvenil. Además, la cosa no va como estáis pensando: tiene giros sorprendentes que me han encantado.

Es importante recalcar que a Shusterman le gusta trabajar con grandes grupos de niños y adolescentes. Ya lo hizo en Unwind y repite fórmula en Everlost, con un planteamiento muy distinto, eso sí. Pese a la gran cantidad de personajes que intervienen, no los he confundido y me he hecho una idea muy clara de cómo son, incluso con los secundarios que aparecen de manera ocasional. De los protagonistas, mi favorita sin duda es Allie, la chica guerrera que no teme al peligro, aunque reconozco que la inteligente Mary Hightower, con todo lo repelente que pueda resultar, también está perfectamente caracterizada. Me gusta que se reflejen tanto las virtudes como los defectos de todos ellos, sin idolatrar a uno ni crucificar a otro. La vida es una escala de grises, no existe lo blanco ni lo negro.

Y qué decir de la ambientación, de esa capacidad que tiene el autor para adentrarnos en una atmósfera tensa desde el minuto uno. Construye el mundo de Everlost sin descuidar ningún detalle ni desaprovechar los rasgos que le ha otorgado, lo tiene todo bien atado. Personalmente, me ha parecido un contexto muy original: el colectivo de niños perdidos está bastante visto desde El señor de las moscas (William Golding), pero un lugar en que las cosas se olvidan y hay tantos recovecos para indagar, no tanto. En ningún momento dejamos de aprender cosas sobre su funcionamiento, así de complejo es. Por una vez comprendo que el libro forme parte de una trilogía, pues merece la pena explorar más el espacio inventado.

Al igual que observé en Unwind, el estilo del autor se caracteriza por el uso de frases breves y un vocabulario asequible para los lectores. Escribe bien, su tono ayuda a mantener esa tensión de la que os hablaba y además consigue captar nuestro interés. No es una novela de aventuras trepidantes, pero no me ha aburrido en ningún momento y pienso que en el segundo libro ganará en ritmo, ya que no será necesario introducir poco a poco todas las particularidades de Everlost. En definitiva, que aunque estoy un poco cansada de tanta saga, esta vez merece la pena seguirla.

Con respecto a Unwind, he apreciado que hay varias similitudes en ambos libros: abundantes personajes y de diferentes edades, la forma en la que se encuentran los principales es a raíz de un accidente, y en general los dos se pueden englobar en el género del misterio. No obstante, os recuerdo que Unwind es una distopía futurista cuya gran baza se centra en el proceso en el que se «despedaza» a los adolescentes rechazados por sus padres o el gobierno; en cambio, Everlost nos ofrece fantasía pura y dura, con un mundo lleno de caracteres interesantes, poderes y otras mil cosas que descubrir. A decir verdad, no sé decir cuál me ha gustado más: Unwind impacta mucho, pero Everlost presenta un mundo tan chulo… Cada uno es bueno en su estilo.

Neal Shusterman
En algunas reseñas he leído que tachaban este libro de infantil. Sinceramente, pienso que los libros de este autor son aptos para jóvenes y adultos, se tratan tantos temas en su trasfondo que no entiendo que algunas personas no los valoren. Parece que porque los protagonistas tengan catorce años (oh Dios mío, dos menos de lo que marca la tendencia, ¡qué pecado!) ya no se puedan tratar ideas profundas, ni elaborar una trama de sentimientos bonita. En mi humilde opinión, en lugar de limitarnos a la historia evidente, deberíamos fijarnos en todo lo que transmite, porque Everlost supera con creces a casi todo lo que se publica actualmente. No es un Los Juegos del Hambre, pero vale muchísimo la pena.

Sinceramente, no le veo ningún defecto digno de mención. Al principio me pareció que se tomaba alguna licencia (el accidente, un cambio de actitud en Allie un poco repentino, eso de que los adultos tienen las cosas claras…), pero son detalles que a medida que avanza la historia pierden importancia y se olvidan. Así pues, le perdono esas pequeñas licencias.

La trilogía continúa con Everwild y Everfound, ya publicados en inglés.

Enlaces de interés:
Lee el primer capítulo.
Web de Neal Shusterman
Facebook de Neal Shusterman
Twitter de Neal Shusterman



Mi valoración: 7,5/10

13 junio 2011

El jardín de la oca - Toti Martínez de Lezea

Editorial: Maeva
Páginas: 416
ISBN: 9788492695720
Precio: 10 €

Como sabéis, la novela histórica es uno de mis géneros preferidos y, en concreto, la obra de Toti Martínez de Lezea me ha dado muchas alegrías. Pese a ser desconocida para el gran público, esta escritora vasca tiene un gran número de novelas a sus espaldas y todas ellas destacan por el gran trabajo de documentación realizado para su ambientación, que se completa con unas tramas personales que en ocasiones son muy bonitas. El jardín de la oca me llamó la atención porque es una especie de continuación de El verdugo de Dios, el segundo libro de la autora que leí, que me dejó muy buenas sensaciones. Ambos se pueden leer de forma independiente, tienen su principio y su final, pero las historias de algunos personajes de El verdugo de Dios se retoman en El jardín de la oca, de ahí que exista una conexión entre ellos.

El jardín de la oca

Norte de España, segunda mitad del siglo XIII. El inquisidor Robert Lepetit se recupera de las heridas que sufrió en el incendio y hace buenas migas con Ezequiel Falaquera, un médico judío bondadoso y fiel a los suyos. Sin embargo, el interés de Lepetit va más allá de la amistad: cree que ha encontrado un aliado con el que descifrar el misterioso tablero de adivinación, ese enigma de las ocas con el que está convencido de poder descubrir algo grande. Toda iba bien, hasta que el antiguo inquisidor vuelve a hacer de las suyas y tanto él como Ezequiel deben huir del pueblo, por razones distintas.

Por otro lado, tenemos a Eder Bozat, el muchacho de El verdugo de Dios que se ha convertido en todo un hombre. Vive marcado por la ausencia de su amada y su hija, lo que ocurrió en la recta final del citado libro, y ha dejado de tallar la piedra pese a ser un genio en el oficio. Un buen día, recibe la visita de su amigo Bertrand de Garlande, el comendador, que le anima a viajar a Ponferrada, donde viven sus familiares huidas. Con lo que Eder no cuenta es que por el camino se enterará de que Robert Lepetit, el hombre que hizo tanto daño a él y a sus seres queridos, sigue vivo. Esto se convierte en un incentivo más para avisar al comendador, y lo hará acompañado por el médico Ezequiel Falaquera y el herbolario musulmán Hadi al-Suri, que también tienen motivos para odiar a Lepetit.

Mis impresiones

Toti Martínez de Lezea es buena a la hora de recrear periodos históricos, y El jardín de la oca no supone una excepción: a lo largo de estas cuatrocientas páginas, recorre el Camino de Santiago, desde el País Vasco y La Rioja hasta Galicia. El viaje de los protagonistas los lleva a hacer paradas en diversas ciudades, lo que aporta riqueza a la novela y la dota de mayor amplitud que las que se desarrollan únicamente en una zona. Aun así, en lo relativo a la descripción de los lugares, me ha parecido que profundiza menos que en sus otros libros, como si pasara rápido por ellos. Al terminarlo, soy incapaz de narraros las particularidades de Burgos con respecto a Nájera, por ejemplo.

Tal y como podéis deducir por la nota que le he puesto, El jardín de la oca no me ha gustado tanto como otras novelas de Toti. La razón es muy sencilla: me ha aburrido bastante. En gran medida, por ese recurso casi obsesivo de añadir más y más personajes a la trama cuando con unos pocos principales la historia ya estaba más que definida. Es algo que he notado antes en la autora, a veces presenta demasiados personajes secundarios y yo, como lectora, me he perdido un poco. Tampoco me gustó —sobre todo en la primera mitad— que se alternaran capítulos de los protagonistas. Entiendo que era necesario, pero hablar ahora de Lepetit, luego de Ezequiel y más tarde de Eder (cada uno con su historia) entorpece muchísimo el ritmo y hace que se pierda interés. He llegado a sentir auténtica pereza al retomarlo porque, aunque formalmente está bien y narra una historia interesante, no ha logrado involucrarme en ella.

Lo único que salva esa falta de gancho es la personalidad arrolladora de los protagonistas: Eder Bozat, Ezequiel Falaquera y Hadi al-Suri enseguida inspiran cariño y simpatía, mientras que Robert Lepetit despierta interés por ser el malo de la historia que en cualquier momento puede hacerles daño. Creo que lo mejor del libro es ver cómo los marginados por la sociedad (un pagano, un judío y un musulmán) se unen para hacer frente a las adversidades. Me parece un mensaje precioso: por encima de todo estamos las personas y nuestros valores. A propósito del tema, me ha gustado reencontrarme con los agotes (personas que viven en zonas montañosas y no creen en la religión cristiana, sino en la naturaleza), aunque en esta novela no se habla tanto de ellos como en El verdugo de Dios. De los judíos y los musulmanes no digo nada porque su presencia en la literatura histórica está mucho más extendida, pero vaya, siempre es grato encontrar diversidad de culturas.

Por otro lado, las tramas personales están bastante bien. Al igual que ocurrió en El verdugo de Dios, me ha encantado la de Eder Bozat, me parece bonita y el personaje me cae bien aunque no transmita la misma ternura que cuando era más jovencito. Aun así, por desgracia su trama pierde fuelle al mezclarse con todo lo demás, por lo que finalmente no me ha llegado tanto como podría haber hecho en otras circunstancias.

Ahora bien, no todo es perfecto en la relación entre los personajes: nuevamente, Toti abusa de las casualidades, un fallo que le he encontrado incluso en las novelas suyas que más me han gustado, como La Universal. En El jardín de la oca se hace especialmente notable porque hay varios personajes con bastante peso y la forma en que se encuentran (mejor dicho, la manera en que uno ve a otro y saca conclusiones) me parece demasiado forzada. Pienso que la autora debería esforzarse en imaginar caminos mejores para cruzar sus historias.

Hablemos ahora del tablero de adivinación que da nombre al libro. De entrada puede recordar un poco a los misterios tan típicos de Dan Brown y otros autores de thillers; sin embargo, nada más lejos de la realidad: El jardín de la oca es una novela histórica igual que las otras de la autora, que puede gustar más o menos, pero en absoluto pertenece a un género distinto (de hecho, no le habría venido mal adquirir una narración más trepidante…). Las cuestiones matemáticas y de adivinación son una mera excusa para trazar el camino e involucrar a los personajes en él, igual que en La herbolera lo eran los temas médicos y de brujería, por poner un ejemplo. Esto es una impresión subjetiva, pero tengo que decir que los momentos en los que hacen cuentas y empiezan a pensar qué puede esconder el pergamino me gustaron.

Por último, solo me queda añadir que el estilo está tan cuidado como siempre. Toti Martínez de Lezea escribe bien, con una prosa amena y rica en detalles históricos, por lo que no conviene tomarse sus libros como «lecturas de playa». En El jardín de la oca le falta ritmo y gancho, pero creo que se debe más a un planteamiento mejorable (aquello de meter muchos personajes, alternar sus tramas y mandarlos de viaje continuamente) que a la escritura en sí. En este aspecto la autora es un valor seguro, podéis estar tranquilos.

¿Lo recomiendo? Salvo que os interese mucho el Camino de Santiago y queráis recorrerlo de la mano de estos personajes, no. Aunque no sea un libro malo, pienso que antes deberíais dar una oportunidad a La herbolera, La calle de la judería o Los hijos de Ogaiz, por citar otros títulos de la autora que me gustaron mucho más que este.



Mi valoración: 5/10


10 junio 2011

Fragmentos de libros XXI: Luzazul

—La verdad es que no existe la verdad —repite Iris.
—Además, la realidad no se compone sólo de verdades. También contiene medias verdades…, paradojas…, mentiras…, e irrealidades.
—¿La realidad contiene irrealidades? ¿Cómo puede ser?
—Acostúmbrate a contemplar diferentes posibilidades, incluso las más absurdas. Sí, hay diversas realidades dentro de la realidad. Llamamos realidad a lo que podemos aprehender, percibir, experimentar. Pero ¿por qué lo que tú percibes como realidad es más verdadero que lo que percibe una lumínida, que puede oír el gorjeo de otras lumínidas? ¿Es real el gorjeo de otras lumínidas?
[…]
—Tú lo que quieres es volverme loca… —dice Iris muy confundida.
—Niña, no quieras entender el mundo sólo con la mente. Hay otras formas de conocimiento que dependen de tu espíritu… Debes aprender a especular usando mente, imaginación, espíritu, corazón… Son diversos los caminos del conocimiento. Úsalos….
—¿Cómo?
—Encontrarás la manera.Uno no nace excepcional, sino que se hace excepcional con sus actos.

***

—[…] Sin imaginación, la ciencia tampoco habría progresado. La ciencia y la fantasía no son opuestas, sino complementarias.

***

—[…] El mundo dejará de ser inhumanamente perfecto para volver a ser lo que era… imperfectamente humano.



Enlace a mi reseña del libro.

08 junio 2011

Gata blanca - Holly Black

Editorial: Plaza & Janés
Páginas: 304
ISBN: 9788401339233
Precio: 15,90 €

Reconozco que no presté mucha atención a Gata blanca cuando lo vi entre las novedades de abril. «Otra trilogía, esta vez con la fantasía y la historia de amor relacionadas con una gata», pensé. Sin embargo, estaba muy equivocada: Holly Black es una autora consagrada que ya escribía antes del boom de la literatura juvenil, por lo que no le hace falta repetir el romance fantástico de turno para vender. Gracias a la reseña de Jorge me animé a darle una oportunidad. Ahora que lo he terminado puedo deciros que Gata blanca no tiene nada que ver con lo que se publica últimamente, así que borrad los prejuicios de vuestra mente y empezad a verlo con otros ojos desde este mismo momento.

Holly Black

Holly Black (Nueva Jersey, 1971) pasó su infancia en una casa victoriana decadente, donde su madre le contaba historias de fantasmas y otros misterios que alimentaron su imaginación. En 1994 se graduó en Filología Inglesa y posteriormente trabajó como editora para una revista médica. Durante un tiempo se planteó hacerse bibliotecaria, pero finalmente la literatura se impuso y en 2002 publicó su primera novela, El tributo (reeditada por Alfaguara en 2010), un cuento de hadas oscuro y nada convencional. A este le siguieron las secuelas Valiant y Ironside, no traducidas al castellano, que lograron un éxito notable en su país. De todos modos, su serie más conocida es Las crónicas de Spiderwick, de tipo infantil. Gata blanca es el primer volumen de su última trilogía (The curse workers) cuya segunda parte, Guante rojo, ya se ha publicado en Estados Unidos, y se espera que en 2012 salga la última, Corazón negro. Además, ha participado en numerosas antologías y es muy amiga de Cassandra Clare, la creadora de los populares Cazadores de sombras.

Sinopsis

Cassel Sharpe pertenece a una familia de trabajadores malditos, esto es, personas con poderes que pueden cambiar tus emociones, manipular tus recuerdos o darte suerte con solo tocarte con la mano, entre otras cosas. Se mezclan con los humanos normales y corrientes, viven en el mundo urbano tal y como lo conocemos. Hay trabajadores buenos, que ayudan a la gente; no obstante, las estafas y malas prácticas en general están a la orden del día entre un sector importante de trabajadores, por lo que desde hace tiempo no están bien vistos por la gente y los médicos intentan detectar estos casos con una máquina.

Los parientes de Cassel son un buen ejemplo del lado negro de los trabajadores: su madre está en la cárcel, y sus hermanos mayores traman algo. Ahora bien, Cassel es la oveja negra de la familia, puesto que él no es un trabajador. Acude a un colegio privado y trata de hacer vida normal, pero hay algo en él que le impide hacer amigos y tener la vida de un adolescente cualquiera: mató a su mejor amiga cuando tenía catorce años. No recuerda nada más, solo la sangre, y que no volvió a verla. Desde entonces no se siente bien consigo mismo, es incapaz de mantener una relación con una chica sin que la cosa salga mal, y tampoco logra trabar amistades fuertes.
El libro empieza con Cassel en el tejado del colegio. Parece que padece sonambulismo, y se ha despertado allí. Ha tenido un sueño extraño, en el que aparecía una gata blanca… El director le pide que deje el centro hasta que lo vea un médico y, mientras el joven permanece en casa, escucha una conversación extraña entre sus hermanos Philip y Barron, y ve a su cuñada muy desmejorada. Algo ocurre, ¿qué será?

Impresiones

Creo que todos coincidiréis conmigo en el hecho de que los temas fantásticos presentados son de lo más atrayentes: una persona puede ser un trabajador o no, y dentro de los trabajadores, los hay de diversos tipos (de sentimientos, de suerte, de transformación…). Me parece un planteamiento sumamente atractivo y jugoso, hay múltiples posibilidades de resolver los conflictos y consigue hacer pensar al lector en torno a ello. Holly Black se lo ha currado, demuestra poseer una gran imaginación y gracias a ello crea un contexto que no tiene nada que ver con otras obras juveniles. En un momento en el que casi todo lo que se publica recuerda a Crepúsculo y compañía, se agradece enormemente encontrar joyitas como esta.

Por otro lado, Gata blanca es una novela de fantasía oscura, oscura de verdad. Si en otras series nos hemos encontrado con atmósferas similares que en la práctica parecían rosas porque los malos actuaban como buenos, aquí podéis estar tranquilos: los trabajadores disfrutan con los timos, el rollito de la magia empleada para fines poco éticos está presente y el protagonista no es un santurrón que pretende acabar con el mal. Si bien no llega al nivel de sus allegados, tiene un punto de picardía que lo hace diferente a otros protagonistas masculinos: ni se parece a los perfectos Edward Cullen y Dimitri Belikov (el sex symbol de Vampire Academy) y compañía, ni es el prototipo de chico tranquilo y buenazo como Ethan Wate (Hermosas criaturas).

Me ha gustado mucho que la familia de Cassel estuviera implicada en la trama. En primer lugar, porque uno de los recursos más frecuentes de la literatura juvenil consiste en inventar unos padres que pasan de los hijos, los han abandonado o, directamente, han muerto (cualquier excusa vale con tal de no currárselo para introducirlos en la historia). Y en segundo lugar, porque ni la madre, ni el abuelo, ni los hermanos del chico se corresponden a lo que cabría esperar: todos están o han estado metidos en asuntos turbios, y lo mejor es que les gusta y no se arrepienten de ello (las llamadas de la madre desde la cárcel son geniales, a veces parece que está como una cabra, pero le da un toque especial al libro). Sin duda, un ambiente que no se asemeja a lo que encontramos habitualmente en la literatura juvenil. Yo, pese a no ser fan de los temas oscuros, me ha gustado: ha supuesto un soplo de aire fresco después de varias lecturas que, en el fondo, no aportaban nada destacable.

Hablando de los personajes, tengo que reconocer que los de aquí están bastante bien caracterizados. Holly Black los traza poco a poco, no mediante grandes descripciones, sino con diálogos y acciones en los que todos se destapan. Me gusta que no caiga en los arquetipos de hoy: los chicos malos son chicos malos, las chicas no son pánfilas que jamás toman la iniciativa, y el protagonista, como digo, está en un término medio entre el mundo maldito y la normalidad, pero sabe sacarse las castañas del fuego él solito y con su sentido del humor enseguida cae bien. De todos modos, también reconozco que no han llegado al punto de dejarme huella, como me ocurrió con los de Vampire Academy y otras sagas, aunque es posible que esto se deba a que solo he leído el primer libro, que además es bastante corto.

La acción es uno de los puntos clave de Gata blanca: Holly Black va al grano, deja caer las pistas cuando toca y alterna escenas con los compañeros del colegio con las cuestiones familiares para no saturar (y al mismo tiempo intrigar) al lector. Reconozco que en algunos puntos es muy previsible (básicamente, lo de la gata blanca), pero aun así no se me ha hecho pesado y no me ha importado que Cassel tardara más que yo en llegar a esas conclusiones (de hecho, habría sido poco creíble que lo supiera desde el principio, entiendo que la autora fuera poco a poco). En conjunto, el libro es tan entretenido que, aunque no sea una obra maestra, se disfruta mientras dura la lectura y no tienes tiempo para aburrirte. Puede ser una buena opción cuando os apetezca una lectura ligerita y no queráis encontraros con las historias juveniles típicas y tópicas.

En el otro bando, el amor ocupa un papel muy secundario. Se da de forma sutil, pero ni por asomo se llega al nivel de lo que predomina hoy en día en el género. Básicamente, esos detallitos se relacionan con una ex novia de Cassel (¡Un protagonista con ex novia! ¡He visto la luz!) y con otro tema que no quiero revelar. Pero eso, estad tranquilos, porque es muy poquita cosa y nada empalagoso. En este sentido, me parece una lectura apta para chicos y chicas, y lo digo totalmente convencida.

El desenlace es de los que me gustan cuando hablamos de sagas: cierra el misterio que ha ocupado este primer libro (así que podéis leerlo sin preocuparos, que no vais a tener un coitus interruptus) y justo al terminar abre otro que será el pistoletazo de salida del segundo. De esta manera el lector no se siente estafado al leerlo, pues cada novela tiene una trama y la autora no estira infinitamente un mismo hilo (como ocurre con la saga Amor más allá del tiempo de Kerstin Gier, por ejemplo). Se nota que Holly Black sabe lo que se hace y lo tiene todo bien atado desde antes de empezar a escribir.

A propósito del buen hacer de la autora, he de decir que su estilo narrativo me ha gustado: tiene una prosa directa, sin artificios, con algo más de vocabulario que otras obras juveniles (esto lo he apreciado especialmente porque lo he leído en inglés). Como he comentado antes, a pesar del entorno oscuro hay chispas de humor, un aspecto que desde mi punto de vista cuesta mucho de dominar, y Black cumple con creces. En definitiva, no se va a convertir en mi escritora favorita ipso facto, pero se nota que cuenta con una amplia experiencia en el mundillo y se defiende muchísimo mejor que Becca Fitzpatrick (Hush, hush), Josephine Angelini (Predestinados) y otras novatas.

Antes de terminar, me gustaría hacer un pequeño apunte sobre su catalogación. En España lo ha editado Plaza & Janés, una editorial de literatura adulta, por lo que a priori este libro iría por ahí. No obstante, en Estados Unidos lo consideran juvenil, y tras haberlo leído puedo decir que entra dentro de los parámetros de este género. A pesar de todo, y como ocurre con muchas de estas historias fantásticas de ahora, me parece apto para jóvenes y adultos. No se extiende en las típicas dudas adolescentes, y creo que la trama de misterio y magia puede ser disfrutada por todos.

En general, Gata blanca ha cumplido mis expectativas y no me arrepiento de haberlo leído. Aunque no esté al nivel de mis sagas favoritas (al menos en esta primera parte), tiene identidad propia, un aspecto fundamental hoy en día. Al leerlo no he recordado otros libros, simplemente he disfrutado del desarrollo de los acontecimientos, que puede ser más previsible o menos, pero oye, al menos es distinto a lo de siempre. Lo recomiendo a los amantes de la literatura juvenil fantástica, y también a los que disfruten con las novelas de intriga y misterio.

Enlaces de interés:
Web de Holly Black
Web de la trilogía The Curse Workers


Mi valoración: 7/10

06 junio 2011

Los 10 mandamientos del buen bloguero

Cuando empecé mis andaduras por la blogosfera tenía la costumbre de buscar consejos en los blogs veteranos para saber cómo desenvolverme mejor con mi espacio. En esta entrada me dispongo a hacer algo parecido, en forma de decálogo adaptado a los blogs literarios según mi experiencia en este casi año y medio que llevo en la red. Obviamente, no pretendo crear unas reglas para todos, simplemente doy mi opinión (aunque si alguien está de acuerdo conmigo, estaré encantada de que comparta el texto en su blog, indicando la fuente, claro). Algunos puntos son bastante básicos y se han repetido hasta la saciedad; otros, no tanto. En cualquier caso, ahí van:

1. No copies, ni textualmente ni expresando con tus palabras lo mismo que otro bloguero, párrafo por párrafo. ¡Respeta el trabajo de los demás!

2. Crea contenidos personales y de calidad. No pretendo que la gente escriba genial desde el primer día, pero sí que se puede evitar abusar de memes, offtopics y demás recursos para llenar el blog de entradas que no aportan nada. Si tu blog es literario, que hable de libros.

3. No pidas intercambio de enlaces salvo que el bloguero indique claramente que los acepta. Con más de 150000 visitas y las estadísticas en la mano, puedo decirte que las que proceden de otros blogs son una minoría muy pequeña en comparación con las de los buscadores, por lo que no vale la pena matarse por conseguir que te afilien en espacios pequeños (y en los grandes difícilmente te harán caso). Además, esta práctica da una imagen pésima de tu blog.

4. Claridad en el diseño y la tipología de texto. No sobrecargues la página de inicio de tu blog con demasiados gadgets e imágenes. Te interesa que la gente te lea, ¿verdad? Entonces no se lo pongas difícil. Y lo mismo se puede aplicar a las entradas con miles de colorines o fuentes extrañas.

5. Cuando cites a otro blog en una entrada, enlázalo. Es una forma de valorar el trabajo de los demás, y no cuesta nada. No vas a perder visitas por dar publicidad a otro, de hecho tu imagen mejorará porque quedará claro que respetas a los colegas del mundillo.

6. No te obsesiones con el número de seguidores y visitas. Sí, a todos nos hace ilusión que el contador suba, pero da mucha más satisfacción conseguirlo poco a poco, gracias a reseñas y otras entradas, que por organizar varios concursos al mes. A la larga, el esfuerzo se ve recompensado.

7. No te vendas a editoriales y escritores. Cuando llegue el momento en que contactes (o te contacten) para reseñar libros, nunca dejes de preguntarte si te plantearías comprar la obra en cuestión en caso de que no te la enviaran. El tiempo es muy valioso, y no vale la pena desperdiciarlo en novelas que en el fondo no te interesan. Es un error creer que esos envíos son un regalo; como ya dije, los considero intercambios (un libro por una reseña + publicidad). Este mandamiento también se aplica a no perder nunca el criterio y no anunciar todas las novedades que te envíen al correo.

8. Escucha a tus seguidores, responde a los comentarios y a los correos siempre que puedas. A la gente le gusta sentirse escuchada, y nadie quiere dar una imagen de borde, ¿verdad? No se trata de hacer todo lo que te pidan y tomarse al pie de la letra sus críticas (hay gente muy desagradable y aprovechada), sino simplemente de demostrar que los lees y estás ahí.

9. Google es tu amigo, ¡úsalo! No molestes a un bloguero literario para preguntarle cuestiones técnicas y de diseño que están explicadas en miles de blogs de informática.

10. Mientras nadie te pague, escribe por y para ti. El blog es tu afición, tu pasión, ¡no te conviertas en su esclavo! Está bien esforzarse en mejorarlo poco a poco, pero nunca dejes de pensar en ti, en lo que te gusta. No incluyas decenas de entradas informativas con el objetivo de llegar a más gente. Recuerda: webs literarias con toda la actualidad y fichas de novedades hay muchas, lo que hace especial un blog es el toque personal de su autor.

03 junio 2011

Los idiomas en los que leemos

Ya tengo los resultados de la última encuesta del blog, en la que os preguntaba en qué lenguas soléis leer (no "qué lenguas sabéis" o "en cuáles sois capaces de leer"):

¿En qué idiomas sueles leer libros?

Castellano.......................... 345 votos (95%)
Catalán............................. 37 votos (10%)
Euskera........................ 3 votos (0%)
Gallego......................... 7 votos (1%)
Inglés................................ 55 votos (15%)
Francés.......................... 16 votos (4%)
Italiano......................... 3 votos (0%)
Alemán........................ 1 voto (0%)
Otros.............................. 8 votos (2%)

Han participado 360 personas. Se podía votar más de una opción, por lo que el número total de votos asciende a 475 (lo que da una media de 1,32 idiomas por cabeza). Tened en cuenta que los porcentajes que da Blogger son aproximados, de ahí que haya varios 0%. Si deseáis conocer las proporciones exactas, basta con dividir cada cantidad de votos por 475.

En esta encuesta poco puedo comentar. No la hice para saber qué lengua ganaría, sino para cotillear cuánto leemos en otros idiomas. Por mi parte, además del castellano, voté catalán (mi lengua materna) e inglés (me permite acceder a libros que no se han traducido). Siempre he querido aprender más, así que en el futuro espero poder ampliar esa lista.

Por otro lado, me ha sorprendido gratamente que el 15% de votantes lea libros en inglés. Faltaría saber su país de origen (porque por lo menos en España, el nivel general no es muy bueno), pero de todos modos está muy bien. Desde que me muevo por el mundillo de las opiniones de libros y blogosfera, he visto que hay gente que compra por Internet y lee en inglés (ambas cosas suelen estar relacionadas) y creo que, a veces, ver que otros lo hacen engancha también a los demás. A mí por lo menos me ocurre: antes leía poco en inglés, lo que encontraba en Fnac, pero si leo que cierto autor es muy bueno y no lo han traducido, corro a The Book Depository a hacer un pedido.

Finalmente, me apena que las otras lenguas cooficiales tengan tan pocos votos. Sé que las encuestas blogueras son muy de andar por casa y para poder juzgar tendría que saber cuántas personas de cada región han votado; no obstante, es una realidad que algunas lenguas están perdiendo fuerza, y no me gusta, porque al fin y al cabo son cultura, una muestra más de la evolución y la identidad propia de una tierra. Menos mal que la situación con el catalán es muy distinta.

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