Páginas: 368
ISBN: 9788497634342
Precio: 19,95€
Me acerqué a esta novela gracias a dos recomendaciones: la primera vino de una persona que conoce mis gustos y tuvo el detalle de hablarme del libro expresamente; la segunda fue la estupenda reseña de Bookworm (os animo a leerla si no lo habéis hecho ya). Seguramente el libro me habría llamado la atención por sí solo porque tiene un argumento que va acorde con mis preferencias, pero si además lo avalan dos personas de cuyo criterio me fío, mejor que mejor.
La historia de Olga
Olga es una niña de origen alemán que vive en la Rusia de los Romanov a finales del siglo XIX y principios del XX. La tercera de siete hermanos, siempre ha ayudado a sus padres y está muy unida a sus dos hermanas mayores. A pesar de no vivir en su país natal, el padre de Olga se gana bien la vida y la familia puede llevar una existencia más digna que la de sus vecinos. Sin embargo, la situación cambia cuando se empiezan a oír rumores que dicen que los inmigrantes serán trasladados a Siberia, lugar donde les espera una muerte segura. Ante esas circunstancias, el padre no se resigna y decide huir con su familia antes de que las cosas se pongan peor. Tiene muy claro su destino: Canadá, algo así como la tierra soñada donde al fin encontrará la felicidad. No obstante, antes de emprender el viaje todos deben decir un adiós muy doloroso y definitivo: Lidia, la hija mayor, se ha casado y debe quedarse en Rusia.
Parecía que dejar atrás a Lidia sería lo peor, pero con la llegada de la familia a Canadá surgen nuevos problemas y se ven obligados a seguir el viaje, esta vez con destino a Argentina. Las circunstancias tampoco convencen al patriarca, aunque esta vez no se marchan todos: Julia, la segunda hermana, repite la historia de Lidia y el padre decide que Olga se quede con ella para que se hagan compañía mutuamente. Así es como una niña de doce años se separa de sus seres queridos y debe resignarse a vivir con todos sus parientes perdidos en distintos países, pues entre los hermanos restantes se volverá a dar el mismo drama.
El día a día en una tierra desconocida y nueva, la adaptación a una cultura distinta, la certeza de que no volverás a ver a tus seres más queridos, el aprender a vivir con este peso en el interior… Son muchos los temas que abarca el libro, aunque principalmente me quedo con la separación de los hermanos y el dolor de Olga al despedirse de ellos con la seguridad de que no volverá a verlos nunca más. Sólo tiene la compañía de Julia, que además de su hermana se convierte en su apoyo incondicional y ambas saben que se tienen la una a la otra. Más adelante, Olga se casa y forma su propia familia, pero eso os dejo que lo descubráis vosotros mismos a través de la lectura.
Estilo
Desde el primer momento me llamó la atención la exquisita narración del libro: está muy bien escrito, con una prosa poética y fragmentos dignos de enmarcar. En algunos libros de este género hay carencias en el estilo porque sus autoras no son escritoras de profesión, pero afortunadamente aquí se notan las tablas de Yolanda Scheuber, que supo encontrar el momento idóneo para plasmar sobre el papel la historia real de su abuela. Aun así, no todo es perfecto: en algunas partes he echado de menos un corrector para pulir ciertos detalles, aunque en conjunto no deja de ser un mal menor y mi opinión sobre el libro no se ve influenciada por ello.
Por otra parte, se aprecia un tono nostálgico y evocador en la forma de narrar de Scheuber. Como comentaré más abajo, la historia plasma muy bien los sentimientos y no deja indiferente al lector, de modo que el estilo influye positivamente para lograr ese efecto. En general, la autora me ha causado buena impresión, tiene una prosa cuidada y se nota que escribió esta historia con muchísimo cariño y respeto por la figura de su abuela (y se agradece, pues sería una pena que una vida tan impresionante como la de Olga no tuviera una narración a su altura).
La novela se estructura en capítulos de diez páginas en las que la narradora es la propia Olga, a pesar de que ocasionalmente se hacen saltos al presente y se relatan los diálogos de abuela y nieta cuando la primera le contaba su historia. Desde mi punto de vista, hay un problema en el enfoque: se nota excesivamente que Olga le está contando su vida a alguien. ¿Y qué problema hay?, os preguntaréis. En este tipo de libros prefiero que el autor se adentre en las entrañas del personaje y nos hable de sus cosas como si de un diario personal se tratara, con menos ‘narración externa’. De todas formas, comprendo que las circunstancias en las que se escribió este libro tal vez no son las más adecuadas para intentar ponerse en la piel del otro, ya que narrar la historia de un ser querido debe de imponer mucho y me parece comprensible que la autora haya optado por recrear las charlas con su abuela en lugar de ser ella misma quien le pone voz.
El libro transmite una gran fuerza y espíritu de superación. Uno de los motivos por los que Yolanda Scheuber quiso escribir esta historia fue no dejar caer en el olvido la valentía que mostró su abuela a lo largo de su vida, desde el momento en que tuvo que decir adiós a su hermana mayor hasta las dificultades a las que se enfrentó una vez asentada en su nuevo hogar. Desde mi punto de vista, ha cumplido su propósito: tras leer una historia tan dura y cercana a la vez, el cuerpo no se queda igual y sientes más energía para afrontar tus propios problemas.
Destaco por encima de todo la importancia que se da al significado de nunca más, dos palabras con las que Olga debe aprender a convivir desde pequeña: nunca más volverá a abrazar a su hermana Lidia, nunca más volverá a ver a su padre, etc. ¿Cómo puede una niña de doce años dejar atrás a sus seres queridos y empezar de cero en un país desconocido? A principios del siglo XX las cosas no eran como ahora, la gente no tenía la misma facilidad para viajar y no existían medios de comunicación rápidos como Internet o el teléfono. El único contacto de Olga con sus hermanos es el correo tradicional, lento e insuficiente para sentir que está cerca de ellos. Mientras leía no he podido evitar pensar que es una triste ironía que su vida haya pasado de ser el nunca jamás al para siempre que ha conseguido su nieta al escribir el libro.
Olga vivió más de noventa años y sólo estuvo doce estuvo junto a sus parientes más cercanos (a excepción de su hermana Julia, que se quedó con ella en Argentina). En cierto modo resulta llamativo que el recuerdo de esos doce años estuviera tan presente para Olga a pesar del paso del tiempo, impresiona ver cómo siempre pensaba en sus padres y hermanos y no los olvidó. Supongo que las experiencias que vivimos de pequeños nos dejan las heridas más difíciles de cicatrizar y por ello resulta difícil dejarlas atrás, sobre todo cuando hablamos de una separación tan traumática.
Además de la vida de Olga en sí, que como digo está repleta de experiencias para aprender y sentimientos que no dejan indiferente a nadie, la obra tiene otro elemento digno de mención: el contexto y la evolución política de la época. En el subtítulo del libro hacen mención a las dos guerras mundiales, pero la realidad es que estas no influyen de verdad hasta la recta final del libro y se dedica más espacio a los hechos acaecidos en Rusia al comienzo de la novela y al crack del 29, entre otros temas. En cualquier caso, no se puede negar que la ambientación está muy bien hecha y valoro que la autora no se haya limitado a hablar de la vida de su abuela de forma aislada (al fin y al cabo, las políticas y demás nos afectan directamente, de un modo u otro).
En mi opinión, lo peor de la trama son algunas descripciones del contexto, que se me han hecho un poco pesadas (por ejemplo, las del principio, porque se habla antes del imperio ruso que de la familia de Olga y su forma de vida). No obstante, como ya he dicho comprendo que estas partes también son necesarias para dar credibilidad a la historia y aumentar su valor literario.
Por último, no quiero olvidarme de comentar que el final me ha llegado muchísimo, es de los que emocionan y pasados unos días siguen dentro de ti. Parecía que con la vida de Olga más normalizada ya no me iba a llevar sorpresas, pero en las últimas páginas se narran nuevos hechos que te dejan con el corazón en un puño y sólo puedes sentir admiración por el coraje y la entereza que mostró esta mujer a pesar de todo lo que le tocó sufrir. Gracias a esa recta final se ha ganado medio punto más, y es que adoro los desenlaces que no dejan indiferente al lector.
Conclusión
Sé que la temática de este libro no resultará atractiva para la mayoría de lectores: a unos les dará pereza por ser una historia real y otros se echarán atrás porque no les apetece leer sobre un tema duro. Aun así, como defensora de las historias reales, nunca me cansaré de repetir que vale la pena dejar los reparos a un lado y dar una oportunidad a este tipo de relatos. En el caso particular de El largo camino de Olga, además, podréis recrearos con su deliciosa prosa y hacer un viaje por los hechos más importantes del final del siglo XIX y principios del XX. Más que tristeza, os transmitirá el mensaje de que no hay que rendirse nunca y tenemos que luchar para salir adelante a pesar de las adversidades. ¿Hay algún sentimiento más reconfortante que este? Por mucho que el libro no sea perfecto y se me haya hecho pesado en algunos momentos, sus virtudes compensan con creces estos pequeños fallos y no puedo hacer otra cosa que recomendarlo encarecidamente a todos.
Mi valoración: 7,5/10
Realidades que superan la ficción
Es bien sabido por todos los que me leen que adoro las historias reales de mujeres (o libros de testimonios, como prefiráis). Siempre me ha gustado el realismo, me encanta sumergirme en relatos que perfectamente podrían desarrollarse en la vida diaria y aprender de lo que nos cuentan. Cuando se trata de situaciones que sé a ciencia cierta que son verdad, la crudeza aumenta y con ella la capacidad para llegarme. Sé que a mucha gente le da pereza leer este tipo de libros, pero considero que aportan muchísimo y, si están bien escritos, podemos estar seguros de que no dejarán indiferente a nadie. Como libros de este género (porque yo lo considero un género) que me han gustado mucho puedo mencionar No sin mi hija de Betty Mahmoody, Sultana de Jean Sasson y La masai blanca, de Corinne Hofmann.Yolanda Scheuber
Yolanda Scheuber (1953) creció en el campo, entre las provincias de Buenos Aires y La Pampa. Es graduada en Ciencias Políticas y ha trabajado como redactora y colaboradora de publicaciones de la Administración Pública, además de dar clases en la universidad. Le apasiona la novela histórica y ha publicado diversos libros pertenecientes a este género: Juana, la Reina: Loca de amor (2007) —su novela más sonada hasta el momento—, Leonor de Habsburgo: Reina consorte de Portugal y Francia (2009) y finalmente Isabel de Habsburgo: Reina de Dinamarca (2010). El largo camino de Olga (2008) rompe con lo que había escrito hasta el momento y hace realidad un sueño que la autora tenía desde hacía años: contar la historia de su abuela.La historia de Olga
Olga es una niña de origen alemán que vive en la Rusia de los Romanov a finales del siglo XIX y principios del XX. La tercera de siete hermanos, siempre ha ayudado a sus padres y está muy unida a sus dos hermanas mayores. A pesar de no vivir en su país natal, el padre de Olga se gana bien la vida y la familia puede llevar una existencia más digna que la de sus vecinos. Sin embargo, la situación cambia cuando se empiezan a oír rumores que dicen que los inmigrantes serán trasladados a Siberia, lugar donde les espera una muerte segura. Ante esas circunstancias, el padre no se resigna y decide huir con su familia antes de que las cosas se pongan peor. Tiene muy claro su destino: Canadá, algo así como la tierra soñada donde al fin encontrará la felicidad. No obstante, antes de emprender el viaje todos deben decir un adiós muy doloroso y definitivo: Lidia, la hija mayor, se ha casado y debe quedarse en Rusia.
Parecía que dejar atrás a Lidia sería lo peor, pero con la llegada de la familia a Canadá surgen nuevos problemas y se ven obligados a seguir el viaje, esta vez con destino a Argentina. Las circunstancias tampoco convencen al patriarca, aunque esta vez no se marchan todos: Julia, la segunda hermana, repite la historia de Lidia y el padre decide que Olga se quede con ella para que se hagan compañía mutuamente. Así es como una niña de doce años se separa de sus seres queridos y debe resignarse a vivir con todos sus parientes perdidos en distintos países, pues entre los hermanos restantes se volverá a dar el mismo drama.
El día a día en una tierra desconocida y nueva, la adaptación a una cultura distinta, la certeza de que no volverás a ver a tus seres más queridos, el aprender a vivir con este peso en el interior… Son muchos los temas que abarca el libro, aunque principalmente me quedo con la separación de los hermanos y el dolor de Olga al despedirse de ellos con la seguridad de que no volverá a verlos nunca más. Sólo tiene la compañía de Julia, que además de su hermana se convierte en su apoyo incondicional y ambas saben que se tienen la una a la otra. Más adelante, Olga se casa y forma su propia familia, pero eso os dejo que lo descubráis vosotros mismos a través de la lectura.
Estilo
Desde el primer momento me llamó la atención la exquisita narración del libro: está muy bien escrito, con una prosa poética y fragmentos dignos de enmarcar. En algunos libros de este género hay carencias en el estilo porque sus autoras no son escritoras de profesión, pero afortunadamente aquí se notan las tablas de Yolanda Scheuber, que supo encontrar el momento idóneo para plasmar sobre el papel la historia real de su abuela. Aun así, no todo es perfecto: en algunas partes he echado de menos un corrector para pulir ciertos detalles, aunque en conjunto no deja de ser un mal menor y mi opinión sobre el libro no se ve influenciada por ello.
Por otra parte, se aprecia un tono nostálgico y evocador en la forma de narrar de Scheuber. Como comentaré más abajo, la historia plasma muy bien los sentimientos y no deja indiferente al lector, de modo que el estilo influye positivamente para lograr ese efecto. En general, la autora me ha causado buena impresión, tiene una prosa cuidada y se nota que escribió esta historia con muchísimo cariño y respeto por la figura de su abuela (y se agradece, pues sería una pena que una vida tan impresionante como la de Olga no tuviera una narración a su altura).
La novela se estructura en capítulos de diez páginas en las que la narradora es la propia Olga, a pesar de que ocasionalmente se hacen saltos al presente y se relatan los diálogos de abuela y nieta cuando la primera le contaba su historia. Desde mi punto de vista, hay un problema en el enfoque: se nota excesivamente que Olga le está contando su vida a alguien. ¿Y qué problema hay?, os preguntaréis. En este tipo de libros prefiero que el autor se adentre en las entrañas del personaje y nos hable de sus cosas como si de un diario personal se tratara, con menos ‘narración externa’. De todas formas, comprendo que las circunstancias en las que se escribió este libro tal vez no son las más adecuadas para intentar ponerse en la piel del otro, ya que narrar la historia de un ser querido debe de imponer mucho y me parece comprensible que la autora haya optado por recrear las charlas con su abuela en lugar de ser ella misma quien le pone voz.
Impresiones
Estoy acostumbrada a leer libros basados en historias reales de mujeres: la temática me encanta y considero que esas experiencias difíciles no deben caer en el olvido porque se puede aprender muchísimo de ellas. Aun así, cuando ya se han leído unos cuantos libros de este género una tiene la sensación de que todos se parecen (las injusticias que sufren las mujeres en los países musulmanes, enfermedades, malos tratos, etc.) y en ese aspecto El largo camino de Olga ha supuesto un soplo de aire fresco para mí, pues que yo recuerde no había leído ningún libro similar sobre la inmigración y el proceso de adaptación a un nuevo país, además de la disgregación de la familia. Curiosamente, la novela que leí justo después de esta (Dos chicas de Shanghai, de Lisa See ) también trata el tema de la inmigración, pero en su caso es ficción y la recreación es totalmente distinta aunque obviamente hay sentimientos comunes.El libro transmite una gran fuerza y espíritu de superación. Uno de los motivos por los que Yolanda Scheuber quiso escribir esta historia fue no dejar caer en el olvido la valentía que mostró su abuela a lo largo de su vida, desde el momento en que tuvo que decir adiós a su hermana mayor hasta las dificultades a las que se enfrentó una vez asentada en su nuevo hogar. Desde mi punto de vista, ha cumplido su propósito: tras leer una historia tan dura y cercana a la vez, el cuerpo no se queda igual y sientes más energía para afrontar tus propios problemas.
Destaco por encima de todo la importancia que se da al significado de nunca más, dos palabras con las que Olga debe aprender a convivir desde pequeña: nunca más volverá a abrazar a su hermana Lidia, nunca más volverá a ver a su padre, etc. ¿Cómo puede una niña de doce años dejar atrás a sus seres queridos y empezar de cero en un país desconocido? A principios del siglo XX las cosas no eran como ahora, la gente no tenía la misma facilidad para viajar y no existían medios de comunicación rápidos como Internet o el teléfono. El único contacto de Olga con sus hermanos es el correo tradicional, lento e insuficiente para sentir que está cerca de ellos. Mientras leía no he podido evitar pensar que es una triste ironía que su vida haya pasado de ser el nunca jamás al para siempre que ha conseguido su nieta al escribir el libro.
Olga vivió más de noventa años y sólo estuvo doce estuvo junto a sus parientes más cercanos (a excepción de su hermana Julia, que se quedó con ella en Argentina). En cierto modo resulta llamativo que el recuerdo de esos doce años estuviera tan presente para Olga a pesar del paso del tiempo, impresiona ver cómo siempre pensaba en sus padres y hermanos y no los olvidó. Supongo que las experiencias que vivimos de pequeños nos dejan las heridas más difíciles de cicatrizar y por ello resulta difícil dejarlas atrás, sobre todo cuando hablamos de una separación tan traumática.
Además de la vida de Olga en sí, que como digo está repleta de experiencias para aprender y sentimientos que no dejan indiferente a nadie, la obra tiene otro elemento digno de mención: el contexto y la evolución política de la época. En el subtítulo del libro hacen mención a las dos guerras mundiales, pero la realidad es que estas no influyen de verdad hasta la recta final del libro y se dedica más espacio a los hechos acaecidos en Rusia al comienzo de la novela y al crack del 29, entre otros temas. En cualquier caso, no se puede negar que la ambientación está muy bien hecha y valoro que la autora no se haya limitado a hablar de la vida de su abuela de forma aislada (al fin y al cabo, las políticas y demás nos afectan directamente, de un modo u otro).
En mi opinión, lo peor de la trama son algunas descripciones del contexto, que se me han hecho un poco pesadas (por ejemplo, las del principio, porque se habla antes del imperio ruso que de la familia de Olga y su forma de vida). No obstante, como ya he dicho comprendo que estas partes también son necesarias para dar credibilidad a la historia y aumentar su valor literario.
Por último, no quiero olvidarme de comentar que el final me ha llegado muchísimo, es de los que emocionan y pasados unos días siguen dentro de ti. Parecía que con la vida de Olga más normalizada ya no me iba a llevar sorpresas, pero en las últimas páginas se narran nuevos hechos que te dejan con el corazón en un puño y sólo puedes sentir admiración por el coraje y la entereza que mostró esta mujer a pesar de todo lo que le tocó sufrir. Gracias a esa recta final se ha ganado medio punto más, y es que adoro los desenlaces que no dejan indiferente al lector.
Conclusión
Sé que la temática de este libro no resultará atractiva para la mayoría de lectores: a unos les dará pereza por ser una historia real y otros se echarán atrás porque no les apetece leer sobre un tema duro. Aun así, como defensora de las historias reales, nunca me cansaré de repetir que vale la pena dejar los reparos a un lado y dar una oportunidad a este tipo de relatos. En el caso particular de El largo camino de Olga, además, podréis recrearos con su deliciosa prosa y hacer un viaje por los hechos más importantes del final del siglo XIX y principios del XX. Más que tristeza, os transmitirá el mensaje de que no hay que rendirse nunca y tenemos que luchar para salir adelante a pesar de las adversidades. ¿Hay algún sentimiento más reconfortante que este? Por mucho que el libro no sea perfecto y se me haya hecho pesado en algunos momentos, sus virtudes compensan con creces estos pequeños fallos y no puedo hacer otra cosa que recomendarlo encarecidamente a todos.
Mi valoración: 7,5/10
Me lo anoto, es una historia de las que me gustan y gustan también a los lectores de la Biblio. Besos
ResponderEliminarYo le tengo echado el ojo desde la reseña de Bookworm, y ahora con la tuya lo confirmo ¡lo quiero! Un besazo
ResponderEliminarMuy bueno el comentario que has plasmado sobre mi libro El largo camino de Olga. Me siento feliz de haber podido transmitir lo que realmente deseaba: la valentía, la fortaleza y el valor, para seguir en la vida, pase lo que pase. La vida de Olga ha sido un ejemplo para mí y ojalá ayude también a tanta gente que como ella se encuentra lejos de su tierra y sus afectos.
ResponderEliminarEnhorabuena por la página "Devoradora de libros", me ha gustado mucho porque ayuda a divulgar la literatura.
Un fuerte abrazo desde Argentina.
Yolanda Scheuber
Muy bueno el comentario que has plasmado sobre mi libro El largo camino de Olga. Me siento feliz de haber podido transmitir lo que realmente deseaba: la valentía, la fortaleza y el valor, para seguir en la vida, pase lo que pase. La vida de Olga ha sido un ejemplo para mí y ojalá ayude también a tanta gente que como ella se encuentra lejos de su tierra y sus afectos.
ResponderEliminarEnhorabuena por la página "Devoradora de libros", me ha gustado mucho porque ayuda a divulgar la literatura.
Un fuerte abrazo desde Argentina.
Yolanda Scheuber
La verdad es que tiene una pinta muy buena. A ver si los Reyes se estiran....
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro un montón de que lo hayas disfrutado tanto. Fíjate que a mí lo que cuenta sobre el imperio ruso no se me hizo nada pesado, pero estoy de acuerdo contigo en que era necesario en el contexto de la historia para darle credibilidad.
ResponderEliminarEspero que todos los que dicen que les apetece leerlo puedan hacerlo porque realmente es de esos que vale la pena.
Espero que los Reyes se "estiren" con Susana ¡je,je!
Un beso
Este lo tenía apuntado de Mertxe yo creo, pero ya leyendo otra buenisima reseña lo apunto doblemente..jejejejeje, así tiene más peso!
ResponderEliminarBesos
Me ha encantado tu reseña. A mí también me llamó mucho la atención este libro cuando lo vi en el blog de Bookworm y entre ella y tú me habéis convencido del todo. Estoy de acuerdo contigo en lo que dices de las historias reales, a mí también me gustan mucho, es cierto que suelen ser muy duras, pero también llegan mucho más, son más intensas. Muchos besos.
ResponderEliminarCuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com
@Ysabel. Sí, aunque de entrada no sea un título llamativo este tipo de historias suelen tener su público.
ResponderEliminar@Carol. Yo también me fié de la reseña de Bookworm y no me ha decepcionado nada, así que a ver si te animas tú también.
@Yolanda Scheuber. Muchísimas gracias por comentar en mi blog, es todo un honor. La historia de Olga es de aquellas que no conviene olvidar, así que felicidades por el libro.
@Susana. Como dice Bookworm, espero que los Reyes se estiren contigo, je, je.
@Bookworm. Estoy totalmente de acuerdo contigo, es una de esas lecturas que te aportan algo y vale la pena darle una oportunidad.
@Sonia. Me alegra que te haya llamado la atención, es de esas historias que vale la pena leer.
@Goizeder. Exacto, las historias reales pueden ser más duras y quizá menos llamativas de entrada, pero se aprende mucho con ellas y es difícil que dejen indiferente.
A mí también me gusta leer historias reales, aunque a veces duras no te dejan indiferente.
ResponderEliminarMe apunté este libro cuando lo reseñó Booki, y espero hacerme pronto con él.
Un saludo.
@Luisa. A ver si puedes leerlo, es de esas historias reales que vale la pena conocer ;)
ResponderEliminarlindo
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