Edición:
Alianza, 2017 (trad. Alicia Martorell)
Páginas:
200
ISBN:
9788491046820
Precio:
15,50 € (e-book: 10,99 €)
Hay
novelas que son inseparables del momento vital en el que el autor las escribió.
No tanto por su contenido (se puede escribir sobre cualquier tema a cualquier
edad) como por la mirada, una mirada en la que se condensan unos intereses,
unas experiencias y una madurez inherentes a cada etapa. Por este motivo, no
es lo mismo escribir sobre la juventud mientras aún se es joven que hacerlo
después, echando la vista atrás. Por ese motivo, El despertar, el debut de la francesa-vietnamita Line Papin (Hanói,
1995), captura esa locura de los veinte
años con la frescura de quien tiene esos veinte años. El libro, publicado
en Francia en 2016, donde la autora reside desde su infancia, ganó el Premio
Transfuge a la mejor primera novela y el Premio Literario de la Vocación. Poco
a poco, las librerías se van llenando de nuevos escritores nacidos en los noventa
(Luisa Geisler, María Pérez Heredia, Alba Ballesta…) y parece que Papin ha irrumpido con
fuerza en ellas.
En
la ciudad de Hanói, con su calor húmedo y sofocante, se entrecruzan las vidas
de cuatro jóvenes expatriados. Juliet, hija del embajador australiano, es una
adolescente que vive su particular despertar
sexual con un camarero francés al que no se pone nombre, un tipo unos años
mayor que ella que sin embargo parece igual de perdido. Se conocieron en la
fiesta de cumpleaños del director del Instituto Francés, y desde entonces se
han sucedido los encuentros entre ambos, unos encuentros huidizos, intensos,
pasionales, propios de quien se siente libre de ataduras y disfruta de cada
instante. No obstante, Juliet no es la única mujer en la vida del chico: entra
en juego Laura, francesa como él, una amiga especial a la que sigue recordando.
Pero no es un recuerdo inocente: Laura lleva de la mano la enfermedad, la
inestabilidad, el peligro, un peligro que, ya se sabe, puede resultar de lo más
sugerente... El cuarto personaje es Raphaël, colega del joven, que adopta el
rol de confidente.
La
autora da forma a una novela intimista que se apoya en la expresión cercana a
la oralidad (es un libro más «hablado» que «narrado», si se puede expresar
así). Por un lado, algunos capítulos consisten por completo en diálogo con
Raphaël, en los que se sacan a colación las circunstancias de los demás
personajes. Por el otro, se alternan las voces de Juliet y el camarero,
diferenciadas con un sencillo truco (ella, más fina y dulce; él, un poco más
bruto), que reconstruyen su historia desde el primer encuentro usando el
monólogo interior y dejándose llevar por las sensaciones. Papin tiene un estilo elegante y poético, más que
notable para una ópera prima, pero a veces le sobra afectación; presenta esa
tendencia al lirismo desbordante tan habitual en los primeros textos. La
estructura, esa alternancia de voces, termina por resultar estática y
previsible, lo que resta emoción a la novela. Sería interesante que hubiera trabajado más
otros recursos, como la descripción o la narración, para compensar la verborrea
y dar más fluidez al relato.
Line Papin |
El
hecho de situar la novela en Hanói no es un simple guiño a sus orígenes, como
tampoco resulta baladí la condición de expatriados de los cuatro protagonistas.
Papin nos habla de lo efímero, de las relaciones que no están hechas para
durar, ni tampoco lo pretenden. Nos habla, en fin, de la naturaleza provisional de la vida del expatriado, y de la falta
de ataduras de la juventud, ese tranquilo no-tener-nada-que-hacer que practican los personajes. Hay mucha
pulsión erótica, mucho juego, mucha (demasiada) intensidad. Muestra el instante del placer, de lo volátil,
en paralelo a ese «despertar» de la protagonista, que a su manera también es un
momento fugaz, porque en cuanto se detiene a pensarlo ya ha dejado de
despertar. Todo esto, junto con su lirismo, da como resultado un cierto aire de
ilusión, de algo contemplativo, etéreo. Tiene la ligereza de los años locos; le
faltan matices, sugestiones que la enriquezcan. En cualquier caso, El despertar no pretende ser más que «una
locura pasajera, una locura de juventud, de Hanói, de sol y de embriaguez…» (p.
196). Y no está nada mal para empezar.
hola! acabo de leer tu reseña sobre la chaise victoriana y de paso me llevo esta tambien, dos o tres autores por conocer, es lo maravilloso de los blog. gracias infinitas y te esperamos de vuelta. abrazosbuhos.
ResponderEliminarMe alegro de haberte descubierto a estas autoras. Espero que disfrutes de los libros :).
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