Edición:
Pre-Textos, 2017 (trad. de la autora)
Páginas:
204
ISBN:
9788416906543
Precio:
20,00 €
Después
de dos libros de relatos y varios títulos para el público infantil, Katixa Agirre (Vitoria-Gasteiz, 1981), doctora en Comunicación Audiovisual y una de
las nuevas voces de la narrativa en euskera, debuta en la novela con Los turistas desganados (2015), que ella
misma ha vertido al castellano. Está planteada como una road-novel
fresca y desacomplejada sobre una pareja que recorre el País Vasco
contemporáneo, con la ligereza del viaje por placer, pero también con la
gravedad de los recuerdos que empañan estas tierras para la protagonista, unos
recuerdos que remiten al terrorismo, aunque no lo definiría como un libro
«sobre ETA», sino como una crónica novelada en la que el tema surge porque
estuvo ahí, en su pasado. La narradora, Ulia, quiere compartir el lugar de su infancia con su novio, Gustavo; esa es
la motivación de este viaje por carretera, una motivación que potencia la complicidad. Ella, además, está haciendo una
tesis doctoral sobre el compositor Benjamin Britten.
Pese a los premios que recibió cuando se publicó en euskera, y pese a su
planteamiento a priori atractivo (la exploración de los espacios simbólicos de la infancia, la relación de una pareja joven), Los turistas desganados me
parece una novela fallida. Para empezar, más que una road-novel, tiene la estructura de un cuaderno con apuntes
dispersos, a caballo entre el dietario, el ensayo y el libro de viajes, con
todo lo que esto implica: tan pronto avanza en el trayecto como hace
digresiones sobre su tesis, recuerda un episodio del pasado o apunta la receta de
un cóctel. Pierde el hilo. No es la primera autora en construir una obra
experimental (o un artefacto, como lo llaman últimamente) y el género tiene su interés, por supuesto. Es solo que, en mi opinión, aquí (repito:
aquí) no funciona. Desde el principio tuve la sensación de estar ante un
texto deslavazado: fragmentos inconexos y mediocres que, por mucho que pretendan conformar
un collage de la vida de la
narradora, están demasiado sueltos, poco hilvanados. Muchos resultan
prescindibles, intrascendentes. El estilo tampoco convence, creo que todavía no ha encontrado una voz personal: hay fragmentos que podrían ser un post de Facebook (ligeros, triviales), mientras que en otros adopta
un registro periodístico común, o, directamente, enciclopédico (como los
relativos a su tesis, que rompen el tono). Le falta «textura»
literaria, y se le notan los vicios de la escritura académica (demasiadas referencias).
Katixa Agirre |
Casi
podría repetir la misma crítica que he hecho a otros autores de narrativa
española: los escritores jóvenes de hoy son muy inteligentes, tienen una sólida
formación cultural, pero escribir ficción, narrar, no es lo mismo que investigar o
redactar un ensayo, ni aun aceptando la existencia de géneros híbridos. No hay voluntad
alguna de contar una historia, de construir unos personajes interesantes, que
despierten el interés por seguir leyendo y no suenen a un alter ego demasiado evidente de la autora. Le sobra paja
intelectual, tiene tendencia a contar más de lo necesario. Por otra parte, la
literatura surge de la vida, de acuerdo, pero conviene «vestir» las
experiencias, darles esa textura literaria de la que hablaba. En este libro se
plasman tal cual (o, al menos, da esa impresión, que es peor), como una especie
de álbum de recuerdos, con esos detalles que importan a quien le sucedieron
pero no a quien los lee (como el fragmento sobre los atentados del 11-M en
Madrid, cuando la pareja se conoció). Mi valoración se resume en que le sobra
anécdota (por mucho que la anécdota remita a sucesos graves) y le falta
literatura.
Parecen más preocupados en demostrar lo preparados que están que en contar una buena historia... Esta vez no me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ay, quizá he sido demasiado dura, pero es que se me caía de las manos :(.
Eliminar