21 agosto 2019

Fresas silvestres - Angela Thirkell


Edición: Gatopardo, 2019 (trad. Patricia Antón)
Páginas: 250
ISBN: 9788417109653
Precio: 19,90 € (e-book: 9,99 €)

Gatopardo, una de las editoriales independientes más interesantes de los últimos años, está haciendo un hueco en su catálogo a escritoras británicas notables del siglo XX, que tuvieron su momento de esplendor en su país, pero eran bastante desconocidas para el lector español. Barbara Pym, Elizabeth Taylor o su última incorporación, Angela Thirkell (Londres, 1890 – Bramley, 1961), se están revelando como (pequeños) fenómenos literarios, pues conectan con el público de hoy gracias a la frescura de sus comedias de costumbres y a ese humor inglés al que nunca le faltan adeptos. De las tres autoras mencionadas, es posible que Angela Thirkell sea la más «ligera»: de familia intelectual, esta prolífica novelista empezó su carrera durante el periodo de entreguerras y continuó escribiendo un libro al año hasta su muerte. Permanecía inédita en castellano hasta hace solo unos meses, y el título escogido para darla a conocer es Fresas silvestres (1934), una de sus obras más aclamadas. Como curiosidad, en Un alma cándida (1964), de Elizabeth Taylor, también publicada por esta editorial, un personaje lee una novela de Angela Thirkell para evadirse, lo que da una idea del alcance popular de la autora.
El planteamiento esboza un cuadro costumbrista a la vieja usanza: vacaciones de verano, una gran finca, un clan de ingleses excéntricos. Son los Leslie, una familia en la que no faltan una anciana matriarca tan metomentodo como divina, un marido tan estirado como bonachón, una prole que resiste unida contra viento y marea y un nieto adolescente ávido de travesuras. Este año, han invitado a una sobrina, la joven Mary Preston, a pasar el verano con ellos. Es una muchacha primorosa, aunque de familia venida a menos. Las mujeres esperan emparejarla con John, el hijo viudo, un hombre responsable y trabajador, aún no demasiado mayor para la chica. Sin embargo, Mary se fija en otro de los hijos, el bohemio y despreocupado David, que además es un seductor. Ya se sabe: los planes no salen como uno espera. Por otra parte, la sobrina no será la única veraneante de la zona: el párroco ha alquilado su casa a una familia francesa. Los Leslie tienen ciertos recelos, se hacen todo tipo de prevenciones antes de su llegada; pero, cuando se instalan, los franceses resultan ser bastante parecidos a ellos.
Angela Thirkell
El éxito de Fresas silvestres reside en dar exactamente lo que se espera: una comedia de costumbres escrita con oficio, liviana (en el buen sentido), irónica, con diálogos ácidos, personajes funcionales, enredos de resolución sencilla y situaciones cómicas por doquier. Tan apacible que uno la termina antes de tener tiempo de ponerle objeciones. Ofrece el placer del reconocimiento de un tópico bien trabajado: la joven enamorada del chico caradura; el coqueteo de la edad de merecer; la matriarca quisquillosa adorable; los forasteros extravagantes... Hace asimismo una ligera radiografía social de la transición que supusieron los años treinta para la sociedad, por cuanto contrapone a la chica delicada de familia tradicional con la mujer trabajadora emancipada, a la matriarca arquetípica del viejo orden con las nuevas generaciones, o a los franceses ilustrados con los ingleses devotos de sus convicciones añejas. Como telón de fondo, las heridas de la Gran Guerra, el hijo muerto; la pérdida que está ahí aunque intenten hacer como si nada (qué remedio). En cualquier caso, este no es un libro para llorar, sino para sonreír. Un buen divertimento para resistir el calor.

4 comentarios :

  1. Tiene muy buena pinta este libro, no me importaria leerlo.

    Saludos

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    1. Es una lectura agradable, perfecta para sobrellevar el calor :).

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  2. Me gusta mucho esta editorial y de ella he leído alguna que otra novela de Bárbara Pym que, aunque me ha gustado, no me ha fascinado de la misma manera que a otros lectores. Esta novela que reseñas puede ser de las mías, así que tomo nota!

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    1. Te entiendo. Me gusta Barbara Pym, pero tampoco siento esa "fiebre". Tanto ella como Angela Thirkell son escritoras con oficio, pero en un registro más liviano que otros autores. Para cuando necesitamos algo ameno están muy bien, eso sí.

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