Edición: Siruela, 2005 (trad. Carlos Gumpert)
Páginas: 128
ISBN: 9788478447411
Precio: 15,00 €
Somos dos, el contrario de uno y de
su soledad suficiente.
(P. 105)
Erri De Luca (Nápoles, 1950) no esconde la naturaleza autobiográfica de su obra. Entre
sus decenas de libros, ha explorado su infancia en la posguerra, los veranos
iniciáticos en la costa napolitana, los maestros que le enseñaron a andar por
el mundo, las incursiones a la naturaleza, el conocimiento del yiddish y los
textos religiosos. Entiende la literatura como un medio para canalizar la
memoria, para abrirse con honestidad, siempre con una impronta poética inconfundible.
El contrario de uno (2003; Siruela,
2005) recoge una serie de relatos o, mejor dicho, remembranzas. En su mayoría,
se centran en su juventud, entre los dieciocho y los treinta años, etapa que no
ha abordado tanto como la niñez. Gracias a su estilo preciso, delicado,
profundo, dota la anécdota de textura literaria; así trasciende lo particular
para atañer al lector, que se recrea en la hondura de sus palabras. En la
producción de Erri De Luca –en la de casi cualquier escritor serio, en
realidad– no importa el qué, sino el cómo; su voz, tan rica, tan envolvente,
tan sabia, asegura el deleite con independencia del tema tratado.
Esta
compilación toma el título de la idea de conjunción con otro. El «contrario de
uno» se entiende como una suma, una interacción, que tanto puede ser una
relación asentada, como una pareja o un familiar, como el fruto de un
encuentro casual, efímero, con un desconocido. El autor comienza con un poema
dedicado a la madre, el primer «contrario de uno». En los textos aparecen muchos de sus motivos recurrentes, como el
compromiso con el movimiento de extrema izquierda en un periodo de agitación
política; el trabajo como operario, ya que no quiso continuar sus estudios; la
etapa en que se marchó a Turín para tomar las riendas de su vida, con su posterior regreso a
Nápoles; el voluntariado en África, cerca de otras culturas; el alpinismo,
la montaña, donde se conoce a gente insospechada («La mala historia»). Hay
también aproximaciones a las mujeres, desde cruces de un solo día a relaciones
establecidas, en relatos como «La falda azul», «Anuncio jamás enviado» o
«Ayuda». Erri De Luca no se prodiga tanto en el amor de pareja como en la
infancia o la familia (hablando del conjunto de su obra, no solo aquí), pero,
cuando lo hace, lo hace de maravilla, del descubrimiento juvenil al respeto
entre dos adultos, serenidad, confianza, narración contenida.
Erri De Luca |
El
libro comprende un ciclo sobre mediados del siglo XX, llamado «Los golpes de
los sentidos», que se inspira en las historias que le han contado, desde la
guerra a la erupción del Vesubio; el ciclo se enmarca en sus raíces, Nápoles,
la posguerra, una suerte de marco con respecto a sus memorias. En definitiva, El contrario de uno no tiene nada que
envidiar a los títulos más conocidos del autor (El día antes de la felicidad, El peso de la mariposa, Los peces no cierran los ojos y tantos otros); es una compilación espléndida y coherente
con su proyecto, que deja reflexiones lúcidas y páginas de gran belleza. Vale la pena insistir (una
vez más) en el hecho de que Erri De Luca fue un escritor tardío; debutó en
1989, con casi cuarenta años, después de una vida alejada del circuito
intelectual, en contacto con la clase trabajadora y algunas épocas en el
extranjero. Esta perspectiva del hombre hecho a sí mismo, humilde, escéptico y
a la vez sensible, se nota en lo que escribe, en la «sabiduría» que emanan sus
recuerdos. Leerlo, de algún modo, reconforta.
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