26 mayo 2018

La bella de Lodi - Alberto Arbasino

Edición: Siruela, 2018 (trad. Esther Benítez)
Páginas: 168
ISBN: 9788417308025
Precio: 17,95 € (e-book: 9,99 €)

En 1960, un joven Alberto Arbasino (Voghera, 1930) –hoy un narrador y ensayista con una larga trayectoria– publicó en un semanario el cuento que inspiraría La bella de Lodi (1963), la película de Mario Missiroli que protagonizó Stefania Sandrelli. Más adelante, el autor reescribió esa primera versión para darle forma de novela, un texto que vio la luz en 1972 y fue finalista del Premio Campiello. Ese libro permanecía inédito en castellano hasta hace unos meses, cuando Siruela recuperó una traducción de Esther Benítez (1937-2001), gran traductora del italiano y el francés. ¿Qué puede aportar esta publicación ahora, después de tantos años ignorada en el cajón? No es, desde luego, una «obra maestra», ni un «clásico moderno» (esas expresiones gastadas de tanto usarlas); pero tiene un punto atractivo: conocer la narrativa italiana que se desarrolló en los sesenta, con una vocación popular, «moderna» (es decir, enraizada en su época, testimonio de las tendencias de la juventud) y cómica; una lectura fresca, desenfadada y no exenta de crítica social que todavía puede disfrutarse en la actualidad.
Esta comedia romántica, ambientada en pleno «milagro económico», narra la aventura entre Roberta y Franco. Ella pertenece a la burguesía de Lodi y se ha criado con sus abuelos; una chica emprendedora y con carácter que está muy unida a su hermano. En cuanto a Franco, trabaja como mecánico y es el típico joven un tanto chulo pero con buen corazón. La pareja se conoce un verano en la playa y, a pesar de sus diferencias, o quizá (al menos en parte) gracias a estas, surge una fuerte atracción entre ambos. La relación comienza con intermitencias, encuentros accidentados, hasta que emprenden un viaje por carretera con el fin de que él se promocione y haga carrera en el entonces floreciente sector del motor. El suyo es un romance apasionado, intenso, impetuoso, en un ambiente de motos, fiestas y buena vida. Más allá de su historia, la novela esboza un retrato mordaz de la sociedad y las diferencias de clase; bajo su sentido del humor y su liviandad aparente, se palpa una mirada áspera y perspicaz que llama a las cosas por su nombre y no da puntada sin hilo.
Alberto Arbasino

No obstante, la mayor rebeldía del libro no está en el efecto redentor que tiene Roberta sobre Franco (un motivo literario mil veces utilizado y que sigue dando sus frutos), sino en el estilo experimental y renovador de Arbasino. La narración, en presente, se compone de fragmentos breves, directos, casi impresionistas, en los que se sucede escena tras escena, sin «envolverlas», al grano. El lenguaje se nutre de la oralidad y los coloquialismos, con párrafos de frases largas y ramificadas, y diálogo abundante. Es una voz que busca oponerse a las narrativas convencionales, en sintonía con el sentimiento de modernización de la Italia de los años sesenta. Un texto vivaz, rotundo, pícaro. que entronca con otras novelas del periodo, como Lunario del paraíso (1978; Periférica, 2018), de Gianni Celati (1937), que casualmente también se ha rescatado este año y relata asimismo el viaje de un chico y sus peripecias sentimentales. Un género, en suma, que en las primeras páginas puede costar porque se aleja bastante de lo que se escribe en estos momentos, pero que sigue siendo agradable de leer y curioso de descubrir.

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