Edición:
Entre
Ambos, 2017 (trad. Carlos Vitale)
Páginas:
336
ISBN:
9788416379071
Precio:
21,90 €
Walter Siti (Módena, 1947), escritor, crítico y ensayista italiano de
larga trayectoria, que cuenta en su haber con el prestigioso Premio
Strega por la novela Resistere
non serve a niente
(2012), entre otros reconocimientos, permanecía inédito en
castellano hasta que la editorial Entre Ambos recuperó El
contagio
(2008), que ha sido adaptada el cine bajo la dirección de Matteo
Botrugno y Daniele Coluccini. En este libro sin concesiones, lleva a cabo una radiografía social descarnada de un barrio de la
periferia de Roma; una estampa
muy distinta al esplendor con que se suele representar la
ciudad como reclamo turístico. El foco se sitúa en un
edificio; los protagonistas son sus inquilinos, que van y vienen a lo
largo de los años. Personas de clase humilde, en general, pero
también algún burgués que, en esta época de individualismo y
libertad de elección, se mezcla por voluntad propia con el populacho
y se deja contagiar
sus formas toscas, su léxico vulgar y su naturaleza febril,
proclive al enfrentamiento, a la pasión exaltada.
No
es casualidad que Siti sea, además, un gran especialista en la obra de
Pier Paolo Pasolini, que en títulos como Chavales
del arroyo
(1955) retrató la degradación de los jóvenes de baja extracción
en la Roma de posguerra. Siti, con una
mirada
asimismo etnográfica,
adapta su método para plasmar el «espíritu»
de las barriadas en
nuestros tiempos. Con una construcción coral, se suceden las escenas
sobre los diversos personajes, como
una cámara que los sigue de cerca:
Marcello,
un tipo físicamente atractivo, asiduo a la noche y otros vicios;
Gianfranco, vendedor de droga y miembro de un matrimonio desastrado;
Attilio, el hombrecillo maduro y sombrío que vive con su madre, envejecido, repelente, que
a todos desprecia y por todos es despreciado; Bruno y su esposa, Flaminia, ella de familia cultivada, más tranquila, más ordenada,
él un compañero de fatigas y amante furtivo de los hombres de su
entorno; Fernanda, la prostituta brasileña, que maneja a su antojo
al Trompo, loco por ella; Francesca, una mujer discapacitada pero muy
observadora, pendiente de todos y de todo. Y luego vienen otros; la
estabilidad no es la marca de la casa en estos hogares.
Más
que una narración, El
contagio
es un estudio de caracteres. Además
de por su hondura psicológica (personajes muy bien
perfilados, ricos en matices, que denotan una capacidad de
análisis extraordinaria), se caracteriza por crear una sensación de
desasosiego colectivo, de fastidio, ira, rabia; un clima de
irritación creciente en el que los ritmos difieren por completo del
modelo promovido por la élite dominante. En otras palabras, este
vecindario constituye un microcosmos propio, cuyas
aspiraciones se alejan, y mucho, de la llamada noción de progreso.
He aquí los residuos del neoliberalismo, los desechos de esta
sociedad desigual, que no se abordan desde la compasión ni con una
voluntad «salvadora»,
sino en toda su crudeza de personajes abocados al abismo y a la
desesperación. Destaca la tendencia a la doble vida, con la
consiguiente manipulación del otro, por parte de muchos
protagonistas. Este retrato social se define por la turbiedad, la
impudicia, el patetismo, la precariedad (esto último, en más de un
sentido). En los bajos fondos, la humanidad se deshumaniza.
Walter Siti |
Walter Siti
es un novelista que bien podría ser tildado de «incómodo».
No plantea una novela de costumbres amable ni divertida, sino un trabajo de campo
disfrazado de ficción en el que se revela la peor cara del ser
humano: drogas, obsesiones, prostitución, violencia, sexo desenfrenado y reprimido, pobreza, inmigración,
infidelidad, nocturnidad… Este es un submundo sórdido, duro, embrutecido, los
márgenes de la ciudad de los que la clase media aparta la vista;
aunque tampoco esta clase se halla a salvo: entre líneas se lee una
crítica feroz a las prácticas degradantes que se extienden más
allá de su hábitat natural a
priori.
Se trata, en suma, de un libro de alto voltaje, rotundo, intenso de principio a
fin, que no da tregua a los personajes sino que, al contrario, los
lleva al límite. Mención aparte merecen los episodios en los que el
autor juega con los protagonistas e «inventa» relatos a modo de ejercicio metaliterario.
Los lectores que aprecian el enfoque antropológico sobre el mundo que nos rodea lo disfrutarán.
Pues como la vida misma (o parte de ella). Ahora mismo le echo un ojo, gracias!
ResponderEliminarDesde luego. Su parte más cruda.
EliminarNo suele gustarme este tipo de historias. Demasiada crueldad y demasiada realidad...
ResponderEliminarBesos!
No es un libro fácil, en efecto. Por suerte, ¡hay tanto donde elegir...! :)
EliminarPues creo que me gustaría, pero es que ya son tantos pendientes... Ya son muchos caprichos...
ResponderEliminarBesotes!!!
Je, je. Estamos todos igual.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe pasa como a Margari, que tengo muchos pendientes, pero me lo apunto por si acaso XD
Este tipo de historias me llaman mucho, y más siendo de barrios así, que me recuerdan al mío.
¡Un saludo!
Sí, ese barrio no es muy diferente a los de aquí. Las historias costumbristas italianas, en general, tienen bastante en común con las nuestras.
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