27 abril 2016

Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios - Marçal Aquino



Edición: Maresia, 2015 (trad. Mercedes Vaquero Granados)
Páginas: 252
ISBN: 9788494450105
Precio: 18,50 €

El planteamiento: un hombre y una mujer se enamoran.
El conflicto: ella está casada.
El desenlace: depende del optimismo del autor.
Esta es una historia que se ha contado muchas veces. Flaubert, Tolstói…, pero también las telenovelas. Del pulso del autor depende que se convierta en literatura o en un vulgar melodrama. No importa que el tema esté gastado: un narrador hábil puede (debe) crearlo desde cero, vestirlo con estilo para hacer de él un libro nuevo, fascinante, único. Darle una personalidad propia; tal vez ahí reside el interés de revisitar un tópico. El escritor y guionista brasileño Marçal Aquino (Amparo, Sâo Paulo, 1958), que cuenta con una larga trayectoria a sus espaldas y permanecía inédito hasta ahora en castellano, consigue que las páginas de Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios (2005) destilen el olor de las calles de Pará, una zona de Brasil donde se respira corrupción, violencia, drogas, prostitución y crueles venganzas. El amor, por supuesto, también está teñido de embrutecimiento y pasión, de oscuros secretos y descontrol. «Soy un hombre sin miedo, lo que es muy raro aquí, en este lugar» (p. 25), dice el protagonista. No es un mal comienzo.
Él se llama Cauby: un forastero de unos cuarenta años que narra esta historia en primera persona desde una pensión, cuando todo lo ocurrido ya ha pasado. Bueno, todo, todo, quizá no: en ocasiones sueña que lo matan, que lo matan por lo que hizo con ella. Es un hombre culto, que se gana la vida como fotógrafo. Independiente, listo, eficiente. Por lo demás, un tipo anodino para quien la entrada en escena de la mujer supuso un verdadero arrebato. Ella se llama Lavinia, tiene veinticuatro años y está infelizmente casada, cómo no, con un pastor evangélico mucho mayor que ella. Encarna el arquetipo de una fantasía masculina heterosexual: por un lado, es una femme fatale, una mujer atractiva, sensual, con un punto inestable, peligrosa; por el otro, tuvo una infancia difícil, conoce la miseria, se casó con el único hombre que se ha preocupado por ella y, en fin, cuando aparta su faceta seductora inspira una fragilidad que despierta el instinto de protección en Cauby. Lavinia permite que él se sienta realizado en la doble vertiente de amante y protector. Le atraen su misterio y su ardor, pero sin extremos; su pasado la «redime».
El amor entre Cauby y Lavinia «ya comenzó enfermo» (p. 54). Tienen una relación pasional, intensa, obsesiva, sexual. El amor que surge y de pronto nubla a los amantes. Sin medias tintas: o todo o nada. El morbo de lo «prohibido». Un tratamiento tópico del amor, sí, pero bien contado. Aquino tiene estilo: una voz potente, directa, ágil y lasciva, con ritmo cinematográfico y un excelente manejo del diálogo. Cauby se expresa con gran desenvoltura, como si estuviera hablando con el lector. Rememora su historia como quien deshace una madeja, paso a paso, en orden: reconstruye su relación con Lavinia desde el principio, con breves interrupciones sobre su presente en la pensión y diversas reflexiones sobre la naturaleza del sentimiento amoroso. En la segunda parte rompe la narración para volver atrás y contar el pasado de Lavinia antes de conocerse. En general, la insinuación de que hay un peligro que lo acecha, junto con la brutalidad que lo rodea (la turbulencia de la ciudad se plantea como motivo de fondo), acrecienta la tensión narrativa, la atmósfera sombría. Destacan asimismo las referencias a cuestiones «irracionales»: la astrología, las premoniciones, los sueños. Este retrato de Brasil revela una sociedad consciente de que hay cosas que escapan al control del ser humano (como el amor); un sistema de creencias impregnado de cultura popular.
Marçal Aquino
De forma paralela a su relato sobre la relación con Lavinia, Cauby reproduce la historia de (des)amor que otro huésped comparte en la pensión. La mujer, en este caso, también estaba comprometida, pero, a diferencia del romance entre el fotógrafo y Lavinia —un romance consumado de inmediato—, esta relación adoptó una dimensión más platónica. El hombre, el enamorado, se resignó a no intervenir, a ser solo su amigo, a conocerla sin tocarla. Aquino plantea de este modo dos historias amorosas con un desarrollo diferente, casi polos opuestos, que sin embargo tienen puntos en común y parecen estar igualmente abocadas al fracaso, como si el amor estuviera ligado por defecto a la insatisfacción. Aun así, no todo es negro. O, mejor dicho, todo sí es negro —negro como las amenazas, la podredumbre, el embrutecimiento colectivo de la ciudad—, pero en medio de las tinieblas hay un espacio para la esperanza. Una esperanza sin azúcar (no es para menos, dadas las circunstancias), pero un consuelo al fin y al cabo.
Imágenes de la película homónima basada en el libro, que se estrenó en 2011.

2 comentarios :

  1. No conocía esta novela. Pero en esta ocasión su temática no me llama mucho.
    Besotes!!!

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    Respuestas
    1. La publica una editorial pequeñita, recién nacida, que traduce narrativa brasileña contemporánea. Me parece muy interesante que alguien se lance a difundir una literatura tan poco conocida por estos lares. A ver si otros títulos suyos te llaman más la atención :).

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