Edición:
Libros del Asteroide, 2016 (trad. José Manuel Álvarez Flórez)
Páginas:
320
ISBN:
9788416213627
Precio:
19,95 € (e-book: 13,99 €)
¿Qué es la vida sino el
tránsito de las espinillas a las arrugas en pos de la sabiduría?
(p. 209)
Después
de leer unos cuantos títulos anglosajones publicados por Libros del Asteroide,
resulta fácil identificar sus rasgos comunes, que se han convertido en marca
de la casa: protagonistas jóvenes, pero no en exceso, entre los veintimuchos y
la treintena; tramas sobre sus relaciones de amor y amistad, además del viaje
interior de los personajes; ambiente urbano de clase media-alta, por lo
general culto y bohemio; estilo ameno, ágil, con frecuencia salpicado de un
sentido del humor que hace más «llevaderas» las situaciones
dramáticas. Estas características se cumplen tanto en novelas recientes, como Qué fue de Sophie Wilder (2012), de
Christopher R. Beha, ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? (2012), de Hillel Halkin, o Las crónicas de la señorita Hempel (2008), de Sarah Shun-lien Bynum, como en
recuperaciones de la segunda mitad del siglo XX, como Tantos días felices (1978), de Laurie Colwin, o la que me ocupa
hoy, El hermano del famoso Jack
(1982), de Barbara Trapido (1941), escritora nacida en Sudáfrica y afincada en
Inglaterra. Esta fue su primera obra.
El hermano del famoso
Jack
es una novela de aprendizaje
protagonizada por Katherine Browne, una joven británica que en los años setenta
comienza sus estudios de Filosofía y Letras. Ella nos habla en primera persona cuando
ya ha sucedido todo lo que va a contar; adopta el punto de vista de una mujer
adulta que recuerda y reflexiona sobre su pasado con una personalísima voz:
Katherine no es apocada ni remilgada, sino que se expresa con desenvoltura,
descaro y un poco de cinismo; una voz
fresca, impúdica, preñada de referencias eruditas punzantes, capaz de
desdramatizar y reírse de sí misma. No en vano su libro favorito es Emma, de Jane Austen —otra protagonista
irreverente—, sobre el que sugiere una interpretación poco convencional. Es
hija de una inglesa conservadora, viuda de un verdulero, pero sus compañías la
alejan del círculo cerrado de su hogar. En el fondo, bajo esta apariencia de
mujer moderna y segura de sí misma, se esconde cierta fragilidad, aunque (y
esto es un punto a favor de Trapido) la fragilidad no se utiliza para
justificar errores ni traumas; Katherine no pierde nunca su vitalidad, su brío,
por muchas desgracias que le pasen.
Gracias
a su singular lectura de Emma, la
protagonista impresiona a Jacob Goldman, un profesor judío alemán que vive en la
campiña inglesa con su familia. Katherine se relaciona con el clan Goldman, experiencia
que marca su entrada en el mundo adulto. El profesor, un erudito de modales
embrutecidos e inclinaciones izquierdistas, se erige como el referente masculino
con el que compara a los hombres que se cruzan con ella. La relación entre
ambos no es ni la del mentor bondadoso que ayuda a su alumna ni la del que se
enamora de ella; es una figura nueva en el mapa de referentes de Katherine. Su
esposa, Jane, no se queda atrás: una mujer de estirpe aristócrata, madre de
seis hijos y aficionada a cultivar un pequeño huerto. Jane revienta los tópicos
sobre la clase alta: no es refinada ni lo pretende (reconoce abiertamente que
vive en una casa «muy sucia»), ni tampoco tiene la personalidad cariñosa de una
madraza (baste señalar que los hijos llaman a sus padres por su nombre de pila).
Al contrario: es directa y ácida. Entre ellas surge una complicidad femenina
que resulta importante para ambas: para Katherine, porque Jane no se parece a
su madre y le ofrece otra perspectiva de cómo ser una mujer («Quería ser
romántica sin dejar de ser mordaz. Eso lo aprendí de Jane», p. 310); para Jane,
porque los sucesivos embarazos la han mantenido apartada de la vida social y la
irrupción de la joven le aporta aire fresco, alguien con quien conversar, alejada
de su núcleo familiar.
Además
del matrimonio y de esas relaciones
intergeneracionales, destacan los dos hijos mayores. Katherine se enamora de Roger, un muchacho culto y responsable (y
encantado de conocerse), con quien, sin embargo, en ocasiones se siente
insegura, «inferior». Con él descubre los sinsabores del primer amor, que desgrana
con su chispa habitual (véase el siguiente fragmento). Jonathan, el segundo
hijo, es más tosco y descarado, pero no por ello menos inteligente («Jonathan
estaba muy influido por la contracultura. Alternaba los cómics más atrozmente
vulgares llenos de sangre y lujuria con formas de literatura intelectual de
vanguardia», p. 122). Las cosas, en cualquier caso, no son blancas ni negras, y
las diferencias entre ambos se van matizando con el tiempo. Hay otro
personaje relevante: John Millet, un bisexual maduro, amigo de los Goldman, que
insta a Katherine a adoptar una imagen más andrógina. Él también marca un antes
y un después en ella. En fin: el primer
amor, el descubrimiento del mundo adulto, el abandono del hogar materno… La
protagonista no tarda en salir del cascarón después de frecuentar a esta
peculiar familia.
Roger y yo, permitidme que lo confiese, nunca conseguimos hacerlo del todo bien en la cama, aunque disfrutáramos de la cercanía reconfortante de la piel del otro. No me parecía nunca muy diferente de las clases de educación física del colegio y me dejaba igual de sudorosa y exhausta y dirigiendo miradas furtivas al reloj para ver cuánto tiempo más podía durar aquello. Roger me sorprendió en una ocasión y, siendo como era un joven arrogante e inseguro, se ofendió. Yo no había comprendido aún que alguien tan guapo e inteligente como Roger pudiera estar tan asediado por las inseguridades como cualquier otro hombre. Por lo que a mí respecta, era bastante insegura, con una colección de dudas diferentes a las suyas. Al pensarlo ahora me doy cuenta de que había incorporado mis inseguridades a mi forma de comportarme con los demás, con la esperanza de darles así la dignidad de una presencia. (p. 109)
Un
gran acierto de Trapido es el hecho de no limitarse a esta etapa, entre los
dieciocho y los veinte años —como puede parecer al comenzar la lectura—, y extenderse
hasta los treinta, para mostrar la
evolución de la protagonista y sus amistades a lo largo de una década. En un
determinado momento, Katherine se marcha de Inglaterra —un periodo
de alejamiento que le sirve para curtirse— y a su regreso se reencuentra con
los Goldman, que también han cambiado. En cierto modo, la joven ha perdido la
ingenuidad con que los miraba antes, esa sensación de entrar en un espacio
nuevo, lleno de primeras veces. Lo que antes era importante ya no lo es tanto,
lo que antes resultaba desagradable ya no lo parece tanto («Ya no me preocupa
demasiado el sufrimiento de los peces. Mi corazón se ha encallecido», p. 232).
Es algo así como volver a ver a alguien a quien conociste cuando aún eras muy
joven, alguien a quien idolatraste y ahora ya le puedes hablar de tú a tú, tomando
conciencia de que no es perfecto.
Barbara Trapido |
Se
han escrito muchas, muchísimas novelas de formación. ¿Por qué leer El hermano del famoso Jack? Trapido
construye una historia muy bien trazada, con diálogos ingeniosos y una
brillante introspección psicológica, que sigue los pasos de la protagonista con
oportunas elipsis. Mantiene ese difícil
equilibrio entre el dolor y el humor, gracias a una familia en apariencia
grotesca que no obstante se arraiga en las tribulaciones cotidianas; esto es,
no se trata de una comicidad banal, sino que va anclada a la realidad, a la
vida. Cada personaje nace de una particular combinación de elementos
extravagantes y profundos. Su voz irónica, lasciva, de una sinceridad descarnada,
se expresa sin tapujos sobre las
inquietudes de una mujer joven, divertida e inteligente de su tiempo (o quizá no solo
de su tiempo). De acuerdo, no es una
obra maestra, pero es buena. Muy buena.
Tiene buena pinta :)
ResponderEliminarEstá muy bien. Me parece incluso más interesante y "profundo" (dentro del tono ameno) de lo que aparenta a primera vista.
EliminarSuena bastante tentador. Y de nuevo no lo conocía. Puede llenar una libreta solo con tus recomendaciones!
ResponderEliminarBesotes!!!
Se publicó en febrero, así que todavía es muy reciente. De momento las críticas lo están poniendo bien, así que seguramente oirás hablar más de él.
EliminarNo sé por qué aún no he leído ninguna de las novelas que mencionas en la introducción, sobre todo teniendo en cuenta que sé que disfrutaría con ellas. La eterna lista de pendientes tiene la culpa, supongo:)
ResponderEliminarÉsta tiene también muy buena pinta. Me la llevo anotada y ya veremos a cuál le toca primero el turno.
Asteroide tiene libros muy buenos. Ninguno de los que menciono arriba me parece una obra maestra (es que es difícil encontrar obras maestras...), pero sí novelas de un nivel muy digno. Cuando busco una historia entretenida, inteligente y conmovedora, en su catálogo la encuentro.
EliminarHola Cristina, no conocía tu blog y encontrarlo ha sido una sorpresa agradabilísima.
ResponderEliminarEn realidad, estaba buscando el porqué del título del libro de Bárbara Trapido. Lo estoy leyendo, voy por la mitad y no veo ninguna relación con el título. ¿Tu sabes a qué hace referencia?
Por otra parte, he estado leyendo tu blog y en cuanto acabe con Bárbara me embarcaré con Elena Ferrante.
Muchísimas gracias por tus aportes y tus comentarios y espero, de corazón, que encuentres tu sitio.