Edición:
Libros del Asteroide, 2016 (trad. Eduardo Jordá)
Páginas:
172
ISBN:
9788416213641
Precio:
17,95 € (e-book: 10,99 €)
Es importante, si alguien te pregunta cuál ha sido tu momento más feliz, que reflexiones no solo sobre la pregunta, sino también sobre quién te la ha hecho. Si te la hace alguien a quien quieres, es justo inferir que esa persona confía en aparecer en la evocación que ella misma ha propiciado. Pero si fueses injusta y además tuvieras un corazón perverso, podría ser que olvidaras ese hecho tan elemental y entrañable y te refirieras, en cambio, a un momento en que vivías sola en el campo y nadie necesitaba nada de ti, ni siquiera amor. Y entonces podrías decir que ese fue tu momento más feliz. Pero si lo hicieras, hablar del momento más feliz haría infeliz a la persona a la que siempre quieres ver feliz.
Si
los estados de Facebook de una persona se convirtieran en novela, el resultado
sería algo parecido a Departamento de
especulaciones (2014). En Facebook un usuario puede publicar desde
meditaciones sobre su vida a sencillas anécdotas cotidianas, pasando por citas
del libro que está leyendo, comentarios más o menos superficiales sobre
cualquier asunto de su interés u observaciones sobre una charla que ha
escuchado en el autobús. Lo profundo y lo banal se reúnen en un mismo muro, a
modo de fragmentos en apariencia dispersos que sin embargo adquieren coherencia
cuando se piensan como la expresión de la mente de un único individuo, la expresión
de sus inquietudes, altibajos y excentricidades. En Departamento de especulaciones no se
hace referencia a ninguna red social, pero Jenny Offill (Massachusetts, 1968)
adopta el registro narrativo propio del hipertexto, a saber: ruptura de la
linealidad, fragmentación, desorden; literatura entendida como una red de
conexiones y no como relación causal. Con esta obra, su segunda novela, fue
finalista de los premios PEN/Faulkner y Folio.
Los recuerdos son
microscópicos. Partículas diminutas que se agolpan y se dispersan. Gente
minúscula, los llamó Edison.
Departamento de
especulaciones va de un matrimonio estadounidense de clase media, de
la maternidad y de las aspiraciones profesionales frustradas. Pero también va
de los pensamientos fugaces que se le pasan por la cabeza a la protagonista,
las preguntas sin respuesta que le hace su hija y las citas de personajes célebres
que parecen describir su realidad. Se trata de una novela fragmentaria, de frases breves y sobrias, que bajo su
aparente simplicidad compone un rompecabezas de piezas sueltas que solo tienen
sentido para la narradora, porque al fin y al cabo explican su vida, su forma
de estar en el mundo, entre el trabajo y el hogar, entre la reflexión y la
trivialidad, entre lo íntimo y lo exterior, que convierte en propio al entrar
en sus cavilaciones. Esta deconstrucción de la trama lineal imita el
funcionamiento de la mente, que salta de una idea a otra constantemente; Offill
entronca, salvando las distancias, con autoras posmodernas como Jeanette Winterson o Ali Smith, e incluso con obras anteriores como Agua viva (1973), de Clarice Lispector, con la particularidad de que
Offill, a diferencia de las escritoras mencionadas, se mueve en el terreno
costumbrista de una mujer urbanita; aunque, claro está, con este
tratamiento formal se aleja por completo del
realismo convencional.
Si tuviera que resumir
lo que hizo conmigo, diría lo siguiente: hizo que yo me pusiera a cantar todas
las canciones malas que sonaban en la radio. Mientras me quiso y cuando dejó de
hacerlo.
Aun
con la dificultad de acotar «de qué va» esta novela, se reconoce un tema
principal: la crisis de un matrimonio
de mediana edad. La narradora, una escritora frustrada que se gana el pan como profesora
de escritura creativa y negra literaria, hilvana recuerdos para reconstruir,
con las palabras justas, la relación con su marido desde los inicios de su
noviazgo hasta la actualidad, cuando tienen una hija en común y el matrimonio
se resquebraja. Combina, por lo tanto, el tiempo pasado con el presente. El
título viene de los comienzos de la relación: se enviaban cartas con
el remitente «Departamento de especulaciones». Las especulaciones, los sueños
de convertirse en todo menos en lo que es ahora, la dificultad para compaginar
una profesión artística con el ámbito doméstico —cuestión que también se
plantea en Dos amigas (2011-2014), de
Elena Ferrante—, la insatisfacción tras años de convivencia, la transformación brutal
que supuso el nacimiento de la niña. La autora explora el desencanto de la vida
conyugal, de la vida que a partir de cierta edad se vuelve gris, monótona. Con
todo, no se trata de un enfoque pesimista en extremo: hay un espacio para el
afecto que aún se tienen y, por lo tanto, la posibilidad de esclarecer los
conflictos está ahí. Hay esperanza, y la protagonista escribe estos retazos
para tratar de encontrar ese punto en el que su historia se descarrió.
Los días con la niña
parecían muy largos, pero no tenían nada digno de mención. Cuidarla me exigía
repetir una serie de tareas que tenían la curiosa peculiaridad de parecerme
urgentes y tediosas a la vez. Cortaban el día en pequeños fragmentos.
Offill,
haciendo honor a su profesión —como la narradora, enseña escritura creativa en
diversas universidades—, se muestra especialmente habilidosa y pulcra con la
forma. El punto de vista, en un principio, es una primera persona de la mujer,
que con su propia voz hace memoria, reflexiona sobre el presente y en ocasiones
se dirige a un «tú» que es su esposo. No obstante, a medida que la pareja entra
en crisis, la narradora se refiere a sí misma como «la esposa», en tercera
persona, para marcar el alejamiento con respecto a lo que era antes, la sensación de dejar de ser ella misma,
de desviarse del camino como consecuencia del dolor; un recurso bien
encontrado. La aparente dispersión de los fragmentos va en consonancia con la sociedad occidental del siglo XXI: la sobreinformación (la narradora recoge ideas escuetas
y variadas que ha leído en alguna parte) o esa constante impresión de dividirse
entre mil obligaciones, desde llevar a la niña al colegio a corregir exámenes. Uno
de los aciertos de esta obra reside en el hecho de que no solo habla de un tema
contemporáneo, sino que reproduce el modo en el que se experimenta, el modo en
el que se piensa en él.
Ya está harta de las
terribles miradas de agobio de las personas casadas. ¿Estaban siempre así y no
se había dado cuenta hasta ahora?
Jenny Offill |
La voz, además, se caracteriza por el distanciamiento: no construye «personajes» como tales, no
pone nombre a sus allegados (son «el marido», «la hija»), como si quisiera
preservar su intimidad, contar esta historia en voz baja; o, simplemente, para mostrar la alienación que siente hacia sí misma y hacia todo lo que la rodea. También
se puede interpretar como una emulación del creciente individualismo y la falta de
comunicación cara a cara en el contexto de una sociedad hiperconectada. El
estilo, sutil y preciso, no deja espacio para lo superfluo; y abundan las
elisiones, porque otro rasgo característico de la escritura fragmentada es no dar nada masticado. Con este planteamiento, sería fácil caer en esa especie
de «frialdad» que afecta a algunos autores posmodernos; por fortuna, Offill
solventa ese riesgo con pequeñas dosis de ternura y humor que dan calidez a la
prosa. Es distante, sí, pero no de hielo. Sea como sea, ha escrito una obra meritoria: narra una historia tan manida como la crisis matrimonial sin que parezca más de
lo mismo, y, por si esto fuera poco, consigue que el lector le siga dando
vueltas una vez terminada para tratar de comprender qué quiso decir y por qué
decidió expresarlo así. No es poca cosa.
Ella piensa antes de
actuar. O para decirlo con más precisión, piensa en
vez de actuar. Eso es un defecto, no una
virtud.
Citas
en cursiva de las páginas 96, 11, 17, 32, 117 y 135.
Pues esta no me la anoto. No me termina de atrapar.
ResponderEliminarBesotes
Lástima que no te interese. Es un buen libro.
EliminarHola
ResponderEliminarOír hipertextualidad y se me levantan las orejas, allí coinciden varios de mis más queridos autores y libro: Pavic, Berger, Queneau, CAlvino y...Perec. Si es parte de esa literatura me interesa y mucho..
Cierto es que tu blog está siendo para mí una mina de futuras lecturas, en este libro me atrae todo lo que escribes de él. Además coincide una circunstancia que desde hace mucho me ayuda a encontrar buena literatura -en especial femenina- que es en ganadores o en finalistas de premios literarios. Autores desconocidos aquí -al menos para mí- pero que les doy una oportunidad a través de esos premios - podría ser de otra fuente , pero esta es tan válida como otra cualquiera- así he descubierto a la, no sé cómo describirla, ¿impresionante? Anne Michaels, o Julia Otsuka o Julia Glass, Judy Budnitz, Nancy Houston... ASï que te agradezco un nombre atractivo más a esa lista de enormes escritoras desconocidas para mí
un saludo
No es tan deslumbrante como los autores que mencionas, pero sí que tiene características posmodernas. Es algo así como una historia costumbrista típica contada con un estilo fragmentario, ecléctico y en ocasiones metaliterario. A mí también me interesan este tipo de libros, y tengo que decir que este me ha parecido bueno pero no excepcional (en cuestión de experimentación formal, es difícil superar a autoras como Lispector o, de las vivas, Winterson).
EliminarEstoy de acuerdo con tu apreciación sobre los premios literarios anglosajones. La mayoría se entregan a novelas ya publicadas, y entre las nominadas suele haber obras muy interesantes. Qué diferente es el panorama de aquí :(.
Tengo sentimientos encontrados con este libro. Más bien, intuiciones encontradas. Después de leerte creo que voy a animarme. No sé qué me pasa últimamente con Libros del asteroide que prometen mucho y se quedan en historias bastante mediocres. Me fío de tu criterio, como siempre! Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha parecido una buena novela, pero tampoco una "obra maestra" (la promoción siempre tiende a hinchar los libros más de la cuenta). Es un poco diferente a otros libros de la editorial, eso sí, más "original" en la forma.
EliminarNo sé si termina de convencerme. Y mira que esta editorial me gusta mucho...!
ResponderEliminarBesos
Por cierto, en mayo Asteroide publica a un italiano: "Muerte de un hombre feliz", de Giorgio Fontana. ¿Sabes algo de él?
Eliminar¿No me digas? ¡Qué buena noticia!
EliminarLa novela fue ganadora del Premio Campiello en 2014. Le tengo en casa desde hace tiempo y aún no la he leído pero pinta muy pero que muy bien.
Me fijé en el libro al leer el catálogo. Tiene muy buena pinta, y me apetece leer a algún escritor italiano joven.
EliminarHay unos cuantos ahora que son muy interesantes. La literatura italiana viene pisando fuerte :)
EliminarLo terminé de leer ayer, así que paso a compartir mis impresiones.
ResponderEliminarNo me ha venido mal leer tu reseña para aclararme un poco las ideas:) Me parece muy acertada tu comparación con los estados de Facebook, no podría haberlo descrito mejor.
Desde el punto de vista formal es un ejercicio de originalidad muy interesante, el lenguaje se me antojo bastante poético, muy agradable de leer.
Al empezar te sientes como si hubieras irrumpido de repente en los pensamientos de alguien, no sabes muy bien de qué va la historia y solo poco a poco, uniendo retazos de información, consigues hacerte una composición de lugar (o más bien de persona). Mentiría si dijera que he entendido todas las referencias o el sentido de algunas de las citas que utiliza. Me he sentido perdida en ocasiones, he sentido empatía en otras tantas, tal y como supongo que pasaría si de verdad tuviéramos un acceso sin filtros a la mente de otra persona.
Aún así, no me ha acabado de conquistar. Hubo un momento en torno a la mitad de la novela que perdí algo el interés, se me hizo algo tediosa, no sabía a dónde quería llegar. Me alegro de haber tenido paciencia, porque en la segunda mitad recuperó mi atención.
En resumen, un libro muy interesante y original, que a pesar de no ser totalmente satisfactorio, me ha dejado con ganas de estar pendiente de la autora.
Pues a mi me ha encantado. Es original, describe los sentimientos tras una infidelidad con maestría , y nos permite entrar en la mente de otra persona ( aunque sea imaginada )y ver todo aquello que nunca mostramos a los demás.
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