Edición:
Lumen, 2010 (trad. César Palma Hunt)
Páginas:
96
ISBN:
9788426417749
Precio:
13,90 € (e-book: 9,99 €)
La casa de Silvia estaba en las afueras del pueblo, sobre una ladera de hayas. Brillaba una luz en un ventanal. Pese a todo el tiempo pasado, a todas las cosas terribles, ruinas e indignas de nosotros que hemos hecho, aquellos muros en la noche que cae, y la luz apacible y la galería umbrosa, me siguen pareciendo, al recordarlos, algo misterioso y maravilloso, como si allí hubiese transcurrido mi infancia, al lado de la suya. (P. 16).
Publicado
por primera vez en 1959, Camino de sangre
fue un hallazgo de Italo Calvino (Santiago de Las Vegas, 1923-Siena, 1985), por
aquel entonces editor de Einaudi, que encontró el manuscrito mientras
rebuscaba entre los papeles de Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950)
para publicar sus Cuentos completos. Se
trataba de una obra breve que Pavese escribió en 1946, en plena madurez creativa,
junto a su amiga Bianca Garufi (Roma, 1918-2006), que también formaba parte de
Einaudi. Cuando el libro vio la luz, llamó más la atención por motivos
extraliterarios que por su contenido: la relación entre los dos autores y la
naturaleza autobiográfica del relato hicieron correr ríos de tinta. Camino de sangre narra la historia de un
hombre y una mujer, Giovanni y Silvia, que estuvieron juntos pero ya no lo
están. Ahora ella debe regresar a su tierra natal para despedirse de un ser querido, y le
pide a Giovanni que la acompañe. Él, que está acostumbrado al carácter esquivo
de Silvia, podrá descubrir cómo se forjó su personalidad y qué secretos guarda.
Se alternan las voces de ambos personajes, con Pavese detrás de Giovanni, y
Garufi, de Silvia.
Maratea |
Pavese,
a través de Giovanni, plantea el tema de conocer el entorno de la persona amada, su pasado, su
familia y el ambiente de su infancia («Todo está en lo profundo de nuestra
sangre», p. 15). Silvia se crió en Maratea, un pueblo del sur de Italia, en pleno
campo. Se trasladó a la ciudad cuando aún era muy joven, aunque él desconoce
los motivos. En cierto modo, el autor sugiere la reflexión de que uno no llega
a conocer del todo a alguien hasta que se adentra en su espacio íntimo, el hogar
de su niñez, donde vivió las experiencias que lo han convertido en lo que es
hoy («Allí donde ha vivido un muchacho, donde ha posado su mirada, se ha creado
algo que sobrevive al tiempo y toca el corazón de cualquiera que guarde en la
mirada un pasado», p. 73). Este contacto tiene algo de perverso, porque Giovanni
llega allí como el elemento extraño, el forastero que se adentra en un terreno
desconocido, no sin cierta inseguridad, y contempla en primera persona la
fragilidad de Silvia entre sus familiares; se palpa el malestar, la tensión por
lo que se ha ocultado durante tantos años («La familia es un organismo de cosas
secretas y de otras cosas visibles. Por fuera, la piel, la expresión de los
ojos, el porte, la buena salud; por dentro, las entrañas, los desechos, el
elemento innombrable.», p. 43).
Además
de descubrir una faceta insólita de Silvia, el viaje también suscita en
Giovanni recuerdos de su propia infancia, un asunto que relaciona con la oposición entre el campo y la ciudad,
la conciencia de pertenecer a uno u otro lugar, un tema característico de
Pavese que se aborda en novelas como El bello verano (1949). Giovanni, un hombre de ciudad, siente un rechazo
instintivo hacia las costumbres que le parecen pueblerinas de los vecinos de
Maratea, a pesar de reconocer que él, en su memoria, guarda un buen recuerdo del
campo, de las colinas, probablemente porque pasó poco tiempo allí y la
distancia ha generado una idealización en torno al Piamonte rural. El hecho de
no asociar el pueblo a una idea romántica de bienestar —el pueblo como el lugar
de la tradición, de las habladurías que constriñen, de la falta de
oportunidades, donde todo se mantiene igual— se distancia de la clásica perspectiva
bucólica del campo. De forma secundaria, aparece el tema de la contraposición
verano / invierno con respecto a los sentimientos del personaje y el estado de su
relación con Silvia («Era invierno, y de repente me pareció que estábamos en
agosto», p. 13). Esta obra corresponde a la época de plenitud creativa de Pavese,
por lo que su escritura es espléndida y, como siempre, deja su sello en su tono íntimo, nostálgico y poético.
Bianca Garufi |
Garufi,
por su parte, desarrolla la figura de Silvia, una mujer joven pero
experimentada que regresa al pueblo con dos frentes abiertos. El primero es un
recuerdo traumático: hace diez años le ocurrió algo que la impulsó a marcharse de allí.
Un trance violento, sucio, que ahora revive en ella y que le hace percibir el hogar como un entorno hostil («Aquí
estamos siempre en medio del fuego», p. 48). En particular, se palpa la incomodidad
entre Silvia y su madre, una relación complicada, que tiene en el fondo el
choque entre tradición y modernidad, entre dos concepciones de la vida: «A mi
madre le tenía miedo, pero no me importaba que no me quisiera», p. 34. También
está el padrastro de Silvia, a quien ella se refiere como «el abogado». Silvia,
en suma, debe enfrentarse al pasado, a la infancia, a sus miedos. El segundo
frente es el encaje de Giovanni en este mundo, en su mundo de antes: las dudas sobre cómo será su relación después, o,
directamente, si será posible reanudarla. Garufi, que tenía veintiocho
años cuando la escribió, compensa la falta de experiencia con intensidad: su escritura
es apasionada, descarnada, abunda el léxico sensorial («sentí de pronto un
escalofrío», «la sangre me latía intensamente», «sentí frío», p. 17) y, si bien
no narra los pasajes esplendorosos de Pavese, convence por la veracidad de su
voz, una voz que surge del dolor («Al
principio con Giovanni fue bonito. Hacíamos planes. Le decía que no podía
enamorarme, pero él hacía planes tan hermosos que a veces incluso pensaba que
podrían cumplirse», p. 23).
Cesare Pavese |
Camino de sangre es
un hombre que descubre los secretos de su amada mientras piensa a su vez en sus
propias tinieblas. Camino de sangre
es una mujer que desafía sus miedos y tiene la generosidad de mostrárselos a
él, de dejar que él entienda. Camino de
sangre es un pueblo sucio, una familia sucia, unos acontecimientos sucios,
porque esa «sangre» no está puesta en el título de forma gratuita —a propósito,
Calvino lo tituló Fuoco grande, pero
para la traducción al castellano se tomó el original que escribió Pavese: Viaggio nel sangue—. Como trasfondo, los
problemas de la pareja, las dificultades
de entendimiento entre dos personas que se quieren, pero que han sufrido mucho.
Ambos tratan el tema con sutileza, dejando que el lector adivine lo
que esconden los silencios, porque la literatura, como la vida, tiene espacios
vacíos. Su honestidad, junto con la elegancia del juego de espejos que forman
las dos voces, convierte esta breve novela en una pieza hermosa, fascinante,
que no es ni será un hito literario, pero rebosa verdad. Como diría Elena Ferrante, «tiene sinceridad, naturalidad, y el misterio de la escritura que
solo tienen los libros auténticos»*.
*La
cita está tomada de Un mal nombre,
donde se utiliza para referirse a un libro ficticio.
Y sigues descubriéndome libros y sigues como siempre tentándome. Pero me encanta!
ResponderEliminarBesotes!!!
Para eso estamos, para seguir descubriéndonos libros los unos a los otros. Sería muy aburrido ver los mismos libros en todos los blogs, ¿no? :)
EliminarPues éste libro no me acaba de llamar tanto la atención. No ahora mismo, por lo menos. Me paso a ver el resto de las reseñas, que seguro que me tientas con algún otro:)
ResponderEliminarNo es un libro imprescindible, desde luego. De todas formas, si más adelante te animas a descubrir a fondo la literatura italiana, puede ser una buena lectura.
EliminarLo releí dos veces inmediatas. El final cuatro. Y no entendí el final. Asunto que tú eludiste. Estas fueron mis dudas: ¿Ella se involucró sexualmente o no con el abogado? ¿Su hijo es su hijo o en realidad es su hermano? ¿Se fue de la casa porque su mamá la echó por embarazarse (¿del abogado?) o porque simplemente partió a estudiar?
ResponderEliminarOjalá hayas encontrado la clave que yo no.
Quedo pendiente ;)
Hola, Oliver, ante todo gracias por pasarte por aquí a comentar el libro :). En la reseña no quise comentar nada del final para que quien se anime a leerlo no vaya con ideas preconcebidas.
EliminarSPOILER:
Te cuento lo que entendí yo: el niño es hijo de Silvia. La madre la obligó a estar encerrada en casa durante el embarazo, para ocultarlo en el pueblo y luego simular que era en realidad su hermano (en esa época y lugar, que una chica se quedara embarazada sin estar casada hubiera sido un escándalo. Hace tiempo leí otro libro en el que también ocurría esto y fingían que la hija era en realidad la hermana pequeña). Entiendo que, después de esto, Silvia no quiso permanecer en casa porque la relación con su madre era muy difícil, y se marchó en busca de otras oportunidades.
Sobre el padre del niño, creo recordar que se menciona que es de un trabajador del pueblo, un hombre de bajo rango, pero no estoy segura. La relación con el abogado es muy rara y no descarto que fuera de él. Yo también me quedé con dudas sobre este asunto.
2 años después leo el comentario.
EliminarDato curioso: Jack Nicholson es hijo de su "hermana".
Ya olvidé el libro, pero sí recuerdo que era intrigante y al final decepcionante no por su calidad sino por las mil dudas que deja.
Mi padre de 95 años recuerda la canción de la novela, quisiera obtenerla para que mi padre la escuche.
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