12 abril 2019

Rialto, 11 - Belén Rubiano


Edición: Libros del Asteroide, 2019
Páginas: 240
ISBN: 9788417007751
Precio: 17,95 € (e-book: 9,99 €)

En la última década se han publicado muchos libros sobre librerías: novelas, como las de Penelope Fitzgerald y Marian Izaguirre; memorias, como las de Petra Hartlieb y, ahora, Belén Rubiano. Esta sevillana nacida en 1970 regentó una pequeña librería en su ciudad, en la conocida como plaza del Rialto, hasta 2002. El hecho de que tuviera que cerrarla ya advierte que esta no es una historia con final feliz, ni un canto ingenuo al amor por la lectura y demás tonterías que se suelen decir. Tampoco se trata, no obstante, de una remembranza escrita desde el lamento. En Rialto, 11, su primer libro, la autora comparte sus recuerdos con gracia y desparpajo, que dan como resultado un texto rebosante de honradez, tan interesante por su valor testimonial como por (no menos importante) la persona que junta las letras.
Antes de montar su negocio, Belén trabajó en una librería. Por aquel entonces tenía veinte años, ya estaba casada y había dejado los estudios. La contrató una «señora de Burgos» déspota y muy suya, a quien tuvo que convencer porque de entrada solo empleaba a hombres licenciados. Ahí aprendió el oficio, vendiendo Los pilares de la tierra a mansalva, aguantando los arrebatos de la jefa y permitiéndose alguna que otra libertad a escondidas. Más adelante, después de ser madre, puso en marcha su propia librería junto a su marido; pero al cabo de un año, tras el divorcio, se encargó ella sola. Una librería más exquisita que la de la señora de Burgos, ubicada en un local que hacía esquina, minúsculo pero elegante, frecuentado por lectores que el tiempo convirtió en amigos y por algún que otro cliente extravagante.
La autora encuentra el equilibrio entre las anécdotas, o victorias cotidianas –la recomendación de Jane Austen a una trabajadora aficionada al género romántico, los lectores curiosos, la pizarra, su incursión en la radio y la prensa como prescriptora, las entrevistas por teléfono a escritoras como Marina Mayoral o Rosa Regàs, el evento con Enrique Vila-Matas–, y las reflexiones, con autocrítica pero sin autocompasión, sobre las decisiones poco acertadas, que analiza con perspectiva. Porque, y esto es fundamental, ella no culpa al mundo del cierre de la librería. No escribe desde la posición de una víctima, sino que se toma las cosas con filosofía. Podría argüir su situación de mujer empresaria y madre divorciada, podría quejarse por los abusos del mercado o por el desinterés general por la lectura, pero no lo hace. Al mal tiempo, buena cara. Integridad, tesón, inteligencia, humor; con estas palabras la definiría.
Belén estableció su tienda en una época en la que las librerías se dedicaban a vender libros y aún no se habían reciclado en una parte activa de la agenda cultural de la ciudad como en los últimos años. Además, Sevilla no concentraba un círculo literario como Madrid o Barcelona. El carácter «local» da mucho valor a estas memorias, ya que retrotrae a un ambiente extinguido, los años noventa, la sociedad anterior a las redes, con otras tendencias, otros novelistas en boga. Hasta el estilo está impregnado de ese sur castizo, con su gracejo, su personalísima forma de hilar las frases, que resulta refrescante en un momento en el que la narrativa española, seguramente por influencia de las traducciones, parece tender a unificarse, a perder su riqueza. Belén Rubiano sabe escribir y, si quiere, no será «solo» la autora de este libro.
Belén Rubiano
Dicen que lo poco gusta y lo mucho cansa. Tal vez esta obra llega cuando algunos lectores ya se han cansado (no sin razón) de leer sobre el tema. A ellos les diría que esta no es la típica celebración de las librerías, que no se deshace en elogios al oficio ni pretende subir el ego de quienes las visitan; almíbar, aquí, el justo. Encontrarán, en cambio, a una voz cómplice e irónica, que se ríe de sí misma con tanta cercanía que estas páginas suenan casi como una charla. Encontrarán, también, el aire de esa Sevilla noventera, lejana pero no tanto. Y muchos nombres de escritores españoles que han tomado caminos divergentes. Un tiempo para la memoria. Bien está.

2 comentarios :

  1. Conocí a Belén, estuve en la Rialto (ya reconvertida en restaurante) y lo que cuentas es tal cual. Y sí, Belén lee, escribe y piensa de una forma muy especial, muy bien así que ojalá encuentre otras historias que contar. Gracias por la reseña.

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    1. Qué bonito lo que me cuentas, Carmen. Ojalá le vaya muy bien con este libro.

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