Edición:
Baile del Sol, 2016 (trad. Iballa López Hernández)
Páginas:
214
ISBN:
9788416794058
Precio:
15,60 €
Myriam, de unos cuarenta años, monta
un restaurante en una zona tranquila de París, aunque llamarlo «restaurante» tal vez resulte demasiado
generoso, dada su apariencia tosca, desaliñada, todavía por pulir. El local no
es lo único que necesita reformas. Myriam lo bautiza como Mi Casa y, en efecto,
se convierte en su hogar, su habitación propia, una extensión de sí misma que
le permite realizarse y abrirse a los demás. Porque Myriam arrastra una
profunda decepción, un error que
trastornó su vida y la distanció de lo que más quería. Los últimos años
llevó una vida errante, trabajando como cocinera en un circo. Ahora, mientras
pone en marcha el restaurante, también trata de reactivarse a sí misma. Cómeme (2006), una novela de la
escritora francesa Agnès Desarthe (París, 1966), relata en primera persona del
presente el viaje emocional de la protagonista desde que inaugura el
restaurante, si bien en momentos determinados retrocede al pasado para recordar
lo que le ocurrió. Entre fogones, pues, Myriam habla de manjares, de clientes…,
pero sobre todo de sí misma.
Cómeme, que toma su título de Alicia
en el País de las Maravillas, tiene múltiples capas de lectura y, también
inspirándose en la obra de Lewis Carroll, juega al equívoco y los dobles significados en
su uso del lenguaje. El propio Cómeme alude a la comida, pero asimismo tiene
connotaciones sexuales. Y ambos temas, la comida y el sexo, en cierto modo lo
normativo y lo oculto, la cara amable y
la cara furtiva del placer, están presentes en la novela. La primera frase revela
igualmente su tono travieso: «¿Soy una mentirosa?», se pregunta Myriam. Ella misma se responde que sí y no. La verdad depende de
cómo se cuenta… y Desarthe domina el arte de la persuasión. En una
interpretación superficial, Cómeme puede
leerse como una novela de personajes inadaptados
que se conocen y traban amistad: la propia narradora, el camarero que la ayuda
a mejorar el negocio, las dos adolescentes que comen en el local, etc. Al
hablar de este tipo de libro, pienso en el best-seller
de otra autora francesa, Juntos, nada más
(2004), de Anna Gavalda. Con todo, hay que decir que el estilo de Desarthe es
más denso; Gavalda, por su parte, trabaja la trama y el desarrollo de todos
los personajes, no hace un libro-soliloquio como Desarthe.
Más allá de esta primera lectura, hay un fondo más
psicológico y perturbador. La mujer se expresa de forma divertida, punzante, aguda, pero de hecho esconde una honda amargura. Ese
es el truco de Desarthe: narrar escenas distendidas, del día a día,
intercalándolas con fragmentos melancólicos en los que deja fluir la conciencia.
La tristeza como un sentimiento latente, nunca en primer plano. Los motivos del
dolor de Myriam se van desvelando poco a poco en forma de flashbacks: estuvo casada, tuvo un hijo, pero ocurrió algo muy grave
que la empujó a marcharse. Entonces se unió al circo. Desarthe retrata una cara
controvertida de la maternidad, por un lado, y de la atracción sexual, por el
otro. Myriam echa de menos lo que tenía antes; aun así, aquella vida tampoco
era apacible. A esos problemas se les une el complejo que siempre ha arrastrado
con respecto a su hermano, más exitoso que ella. Cómeme, en este sentido, es una novela introspectiva sobre una mujer que intenta salir a flote
después de sentir que ha fracasado en todo; una novela que muestra cómo la
sociedad puede convertirse en un entorno hostil para quien rompe sus normas no
escritas.
Agnès Desarthe |
Desarthe firma un texto muy francés, esto es, un
libro que apenas tiene trama como tal, en el que toda la fuerza reside en la
voz narrativa, su retórica, sus monólogos, sus cavilaciones. El estilo es rico,
elaborado, de frases alambicadas, recargado; una voz muy «paladeada», por así decirlo, que funciona en pequeñas dosis, pero que no se integra bien en el conjunto. Ese es su problema: escribe con
gracia, es ingeniosa, pero tiene dificultades para construir una novela. La obra se compone
de fragmentos de pocas páginas, que abarcan desde asuntos cotidianos a recuerdos, pasando por meditaciones de temas como la filosofía o la literatura (porque, además, Myriam es una mujer culta) que a
menudo están de más. Cada episodio breve, por sí solo, funciona, en el sentido de que
tiene el estilo suficiente para despertar el interés. No
obstante, al hilvanarlos se notan las costuras. Demasiadas divagaciones, demasiado lucimiento de prosa vacuo. Falta
de cohesión. El resultado es una novela un tanto espesa; las pretensiones se
comen ese libro corrosivo que podría haber sido.
Pues me parece que en este caso voy a pasar. En relación a Anna Gavalda, ¿qué opinión tienes actualmente de sus novelas? Pregunto porque recuerdo que tus reseñas era muy entusiastas, pero ya no están en el blog. ¿Crees que te gustarían tanto si las volvieras a leer ahora?
ResponderEliminarMe alegra que me lo preguntes, porque a menudo pienso en la evolución que he tenido como lectora desde que puse en marcha el blog. Recuerdo con cariño mis primeras lecturas de Anna Gavalda, allá por el año 2008, pero con el tiempo es una autora que ha dejado de interesarme, igual que me ha ocurrido con Isabel Allende o Carlos Ruiz Zafón, por citar a otros escritores a los que hace diez años leía con devoción. No creo que Anna Gavalda sea mala escritora, solo que se mueve en el territorio comercial, y yo me he encaminado hacia otro tipo de literatura. Aun así, sigo pensando que "Juntos, nada más" es un estupendo best-seller. Lo disfruté mucho, me enamoré de sus personajes, de su escritura, de su encanto. Si tuviera que recomendar un libro suyo, elegiría este sin dudar.
EliminarEstá bien saberlo:) Puede que lea "Juntos, nada más", pero ya no me urge tanto.
EliminarYo creo que también lo voy a dejar pasar. Me interesa mucho la explicación que has dado sobre tu evolución como lectora, porque me siento identificada. Me he leído prácticamente todo publicado por Anna Gavalda y si bien disfruté muchísimo con "Juntos nada más", "La amaba", "Quisiera que..." y "La sal de la vida", los demás no me han gustado especialmente. "El consuelo" casi no lo termino, al igual que "Una vida mejor" y "Billie" lo empecé y lo dejé; puede que algún día lo retome, porque no me gusta dejar los libros a la mitad. Pienso que vamos evolucionando y ahora que tengo tan poco tiempo para dedicarle a la lectura, quiero leer libros que de verdad me interesen, y son tantos, que hay que ser selectivos. Gracias por tus reflexiones.
ResponderEliminarJa, ja, me pasó lo mismo con "El consuelo", cómo me aburrí. En fin, evolucionamos, sí, ¡y menos mal que lo hacemos...! Me habría perdido a muchos grandes autores si me hubiera estancado en la narrativa más comercial que leía hace años. Y lo mismo puedo decir de la música, el cine, etc.
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