Edición:
Booket, 2013 (trad. Carlos Vitale)
Páginas:
128
ISBN:
9788432215513
Precio:
6,95 € (e-book: 5,99 €)
Leído en la edición en catalán de
Empúries, 2000 (trad. Jordi Gàlvez).
Tú,
mío
se publicó en italiano en 1998. Por aquel entonces, la crítica lo aclamó como
el mejor libro del autor hasta ese momento, aunque ahora no resulta fácil
identificar cuáles son los títulos más importantes de Erri De Luca (Nápoles,
1950), y no solo porque lleve cerca de medio centenar: De Luca se caracteriza
por su constancia, por mantener un nivel excelso en prácticamente todo lo que
toca. Lo hace, además, con una economía de argumentos sorprendente, ya que bebe
de su propia vida, de la memoria de la
infancia; es capaz de abordar una misma experiencia en muchas novelas sin
producir sensación de repetición, creando un mundo literario único en cada una.
Para esto hace falta estilo, un estilo intimista,
rico, poético, concentrado, capaz de condensar muchas ideas en pocas palabras
y de emplear las elisiones con elegancia y acierto. Tú, mío, a propósito, plantea muchos de sus temas recurrentes, como
la iniciación de un joven, una relación intergeneracional con
un amigo-mentor, el primer amor con una chica «problemática», el
descubrimiento del pasado marcado por la guerra y la proximidad del mar. Su
historia recuerda a novelas posteriores, como El día antes de la felicidad (2009), pero, como se ha dicho, cada
novela de De Luca compone su universo singular.
Lo dije porque necesitaba creer en el futuro cuando la noche hubiera pasado, a pesar de que no imaginaba nada para mí después del fuego. Ahí se había espesado un límite. Quizá así son los pensamientos de los animales, ciegos de futuro, abstraídos en la breve renovación del día. Quizá los pensamientos de los prisioneros son así. El viento nos obliga a arrimarnos a un muro. (114)
En los años cincuenta, un adolescente de
quien no se sabe el nombre pasa el verano en una isla napolitana. El verano,
como es bien sabido, en literatura suele simbolizar una transición: el abandono
definitivo de la infancia, de la ingenuidad, de la inocencia. Este muchacho,
que empieza a salir con el grupo de su primo, unos chavales mayores que él,
experimenta su particular transformación tras conocer a dos personas que marcan
un antes y un después en su vida: Caia, una chica judía que huye de un pasado
tenebroso, y Nicola, un pescador, que será quien trate de responder las
preguntas del protagonista sobre la guerra de la que Caia no quiere hablar
—como el portero de El día antes de la felicidad, aunque el papel de Nicola resulta más discreto—. Con este
planteamiento, sencillo en apariencia, De Luca teje una obra magistral en la
que la experiencia íntima del
aprendizaje se funde con un trasfondo de malestar social por las
consecuencias de la última contienda, que aún se huelen en Caia y en otros
habitantes de la isla. Es significativo que la historia transcurra durante las
vacaciones, junto al mar, en esa época en la que la rutina se interrumpe y todo
—los sueños, la libertad, el amor, la diversión— parece posible. Y todo, en
efecto, será posible para el protagonista, aunque estará impregnado de ese halo
de tristeza y añoranza que siempre empaña los relatos de iniciación.
Me dijo que buscar respuestas en los demás es como ponerse en el pie el zapato de otro, que las respuestas se las debe dar uno mismo, a medida. Los zapatos de los otros son incómodos. (57)
El narrador, el muchacho sin nombre,
está en la línea de otros protagonistas jóvenes de De Luca: un chico humilde, que
se ha criado entre figuras de autoridad masculinas (el pescador, el padre, el
primo, el tío), íntegro, sensible sin ser sentimental, aplicado en el trabajo en
el barco. Este esfuerzo físico, que curte su cuerpo, se desarrolla de forma
simultánea a su crecimiento interior, impulsado por Caia. Ella aúna dos
cuestiones fundamentales: el primer amor,
por un lado, y el descubrimiento del
pasado, por el otro. Gracias a Caia, el protagonista toma conciencia de la
brutalidad de la guerra, de esas historias de la gente anónima que nadie le
había contado; el horror de antaño se conjuga con la tranquilidad de unas
vacaciones de verano, su coming-of-age
se produce al enfrentarse a un presente que lo obliga a echar la vista atrás.
Caia, a su vez, es una chica atormentada, que se ha acostumbrado a guardar
silencio. El vínculo que la une al narrador surge, precisamente, por el
conocimiento que este tiene de su pasado: es el único que sabe pronunciar su
verdadero nombre, por eso le resulta cercano y doloroso al mismo tiempo, le
recuerda los días felices que no volverán. La joven de El día antes de la felicidad también era, a su manera, una chica
difícil; en ambos casos De Luca plantea un primer amor
violentado por la personalidad de ella, que rompe la candidez
del muchacho y, sin duda, se aleja de los romances azucarados.
Pienso que sí, ese era el punto esencial de la pregunta: el nombre. Todo venía de ahí, del accidente que acompaña a una persona durante toda la vida y que es más grande que una sombra, porque en la oscuridad la sombra desaparece y el nombre, en cambio, no. Y quiere devenir parte de una persona, pretende explicarla, presentarla: «yo soy» y después viene el nombre, como si se pudiera ser un nombre, en lugar de tener un nombre. (24)
Erri De Luca |
Se suele decir que la buena literatura
es la que suscita preguntas, la que nos enriquece la perspectiva sobre nuestra
forma de estar en el mundo, la que nos conmueve, nos implica en lo que se está
contando. Tú, mío pertenece a esta
categoría: con su habitual sutileza, De Luca nos invita a reflexionar sobre la
construcción de la identidad, el sentimiento de pertinencia y el modo en el que
las relaciones con los demás nos empujan a crecer. Como telón de fondo, está el abandono definitivo de la infancia, del protagonista y de Caia, que se
produce en medio de la tensión pasado-presente, entre el continente y la isla;
y que culmina con una catarsis
liberadora. El autor tiene una capacidad fuera de lo común para presentar
sus cavilaciones de forma concisa y lírica, convierte cualquier escena,
cualquier idea, en algo «hermoso», si es que se puede hablar de hermosura para
referirnos a la literatura. No sé si Tú,
mío es el mejor De Luca, pero desde luego es un muy buen De Luca.
Nota:
las citas son traducciones mías de la traducción al catalán, de modo que pueden
no coincidir con exactitud con la edición en castellano.
Este no lo he leído. Ahora mismo estoy con uno de sus libros de relatos. ¡Qué coincidencia!
ResponderEliminarMe está gustando mucho. Este hombre tiene algo especial.
Besos!
Me alegro de que también coincidamos con De Luca. Como bien dices, tiene algo especial, y creo que tiene que ver con esta voz tan poética e íntima. Siempre me parece que me quedo corta cuando comento sus libros, no es fácil explicar qué es lo que hace que sea tan bueno.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo he leído nunca a este escritor, pero ya veo que merece la pena tenerle presente. Me apunto la novela.
¡Un saludo!
Mucho. Creo que en España no es muy leído -ha pasado por varias editoriales, y esto no es buena señal-, pero en otros países, como Francia, está muy bien valorado. No me extrañaría que cualquier día le dieran el Nobel.
EliminarTengo que estrenarme con este autor, no me queda duda.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, ¡estrénate! Erri De Luca me parece un valor seguro.
EliminarMira, me has convencido. Acabo de encargar "El peso de la mariposa", porque si te han gustado todos los libros que has leído de este autor, por algo será. Y quiero saber qué es ese algo cuanto antes:)
ResponderEliminar¡Qué bien! Mi insistencia tiene que servir para algo, ¡ja, ja! Ya me contarás qué te parece :).
EliminarVoy a leer LOS PECES NO CIERRAN LOS OJOS ... ����
ResponderEliminarMuy buena elección. Lo leí a principios de este año y me gustó mucho. ¡Espero que lo disfrutes!
Eliminar