Edición:
Impedimenta,
2015 (trad. Jon Bilbao)
Páginas: 240
ISBN: 9788415979968
Precio: 20,95
€
La puerta de los ángeles
(1990), finalista del Premio Booker, tal vez sea uno de los títulos
menos conocidos de Penelope Fitzgerald (Lincoln, 1916 – Londres, 2000).
Corresponde a su última etapa, en la que, tras una década escribiendo
biografías y libros inspirados en su propia vida –entre los que se cuentan La librería (1978) y A la deriva (1979; Premio Booker)–,
cultivó una narrativa histórica eminentemente literaria, que dio lugar a sus
mejores obras, El inicio de la primavera (1988) y La flor azul
(1995). Su concepción del hecho literario aúna los rasgos de la comedia de costumbres
británica con un ingenio que se nota, por
ejemplo, en la estructura: suele empezar in
medias res para luego volver atrás; explora caminos que desconciertan a
menudo a los lectores, también en el desarrollo de los personajes, con una narración
sutil y ocurrente (sí, ocurrente), que con pocas pinceladas da forma a
universos insospechados. Ese podría ser su sello: lo inesperado en una
tradición (en apariencia) conocida.
Esta
novela narra cómo dos personajes (y todavía más: dos cosmovisiones) contrapuestos se
cruzan después de un encuentro casual. De algún modo, rompe con esa creencia de
que la vida sigue un curso determinado por las circunstancias materiales de
cada uno: la casualidad, el libre albedrío, existen, y pueden transformarlo
todo en el momento más insospechado (esta pequeña reflexión no es gratuita: se
relaciona con el contexto del libro). En el primer capítulo, el joven Fred Fairly
pedalea rumbo al college St.
Angelicus, en el Cambridge de principios del siglo XX, un selecto centro donde
imparte clases de física y le auguran un gran futuro como profesor. Eso
sí, no podrá casarse; las mujeres tienen prohibida la entrada allí. Fred charla
con el director, y este alude a un accidente que Fred tuvo con la bicicleta.
Este accidente, lejos de ser anecdótico, cambió el destino del protagonista, y a
continuación la acción retrocede para reconstruirlo. Entra en escena una chica,
Daisy Saunders –el otro universo–, con quien coincidió durante el percance. En
el prefacio, Hermione Lee explica que Penelope Fitzgerald solía decir: «Me
llama la atención la gente que parece haber nacido ya derrotada, o incluso
profundamente perdida» (p. 8). A su manera, tanto Fred Fairly como Daisy
Saunders lo están.
Dos
personajes, dos rectas perpendiculares. Por un lado, Fred Fairly
(cuyo apellido se puede traducir como «justo», «limpio», «recto»): profesor en
un colegio de renombre en el que los hombres están obligados al celibato. El
hecho de instalarse en el college lo
alejó de su familia, y por extensión de la calle, de las
tribulaciones de la gente sencilla. Fred vive recluido en el entorno académico,
regido por las ciencias, la teoría, la investigación. En su visita a casa de
sus padres, resulta significativo que se sorprenda al descubrir que su madre y
sus hermanas están inmersas en el sufragismo; él permanece ajeno al movimiento
que está dando la vuelta al país. La paradoja del ambiente
universitario: se considera el conocimiento más «elevado», pero al mismo tiempo el St. Angelicus constituye una isla que
funciona con sus propias reglas y desconoce los problemas diarios de la
sociedad. Fitzgerald plantea una crítica sutil a la rigidez del academicismo y
a la idea de que mantener determinadas tradiciones es sinónimo de prestigio. Por aquel entonces algunas universidades admitían a mujeres; sin embargo, el St.
Angelicus permanece anquilosado en sus viejas costumbres.
En
el otro lado, Daisy Saunders, una muchacha de los suburbios de Londres que
podría ser una huérfana dickensiana. Tras la muerte de su madre se queda sola y
comienza a trabajar como aprendiz de enfermera en un hospital. Ella representa
la otra faceta de la ciencia, opuesta al estudio en el laboratorio: menos
conocimiento teórico, pero contacto directo con la enfermedad, el cuerpo, la
decrepitud. Daisy, que solo posee su fuerza de trabajo, adquiere
una instrucción que no se imparte en el St. Angelicus. Daisy y Fred encarnan la confrontación de
la práctica y la teoría, la sordidez cotidiana y el elitismo intelectual. Esta
experiencia, además, le hace perder el pudor a la joven, elimina todos los tabús con
respecto al cuerpo humano, lleva a cabo las tareas más ingratas de los sanitarios.
Mientras tanto, los cultivados profesores del St. Angelicus cumplen su voto de
castidad desde su atalaya.
Penelope Fitzgerald |
Queda
claro lo que pretende Penelope Fitzgerald al poner a Daisy en el camino de
Fred, y viceversa. El título alude a una puerta de acceso al college medio oculta, que no se usa,
pero para los protagonistas tendrá su utilidad (y no, no para citas furtivas de
dos enamorados a medianoche. Esta autora nunca es tan previsible). Aunque de
entrada el protagonista parezca Fred Fairly, resulta interesante cómo el punto
de vista se centra en otros, se desplaza a través del tiempo y los lugares;
tiene ese matiz sorprendente, que demuestra lo bien hilada que está la obra.
Hay una galería de secundarios espléndida: del profesor que escribe cuentos de
fantasmas al periodista amigo de Daisy, sin olvidar a la madre y hermanas sufragistas
y a la amiga del hospital, todos con su lado cómico y bien integrados en el
relato. En suma, La puerta de los ángeles
es una novela breve muy lograda, con la ironía fina y la hondura que
caracterizan la prosa de Penelope Fitzgerald, en la que lo elevado y lo
terrenal se cruzan con mucho humor y una pizca de desamparo.
Me gustaría leer algo de esta autora, pues vi la película de Coixet y me encantó, así que estoy segura de que la novela me gustará aún más. Esta novela que reseñas también me parece interesante, por ese choque de opuestos que se produce. Tomo nota pues. Un saludo.
ResponderEliminarPues, pese a la fama, "La librería" no me parece su mejor novela. De todas formas, espero que la disfrutes y te animes a descubrir el resto de su obra.
EliminarMuy buena pinta tiene, me gustaria leerlo y darle otra oportunidad a la autora que con La libreria no termino de conquistarme.
ResponderEliminarSaludos
Tiene libros mucho mejores. Este o "El inicio de la primavera", por ejemplo, podrían gustarte.
EliminarNo conocía este libro, pero tiene muy buena pinta todo lo que nos has contado… Yo no sé de dónde voy a sacar tiempo para leer todo lo que tengo pendiente…
ResponderEliminarBesos!
Al menos este es cortito :).
EliminarHola!esta editorial me gusta mucho así que tiene el si asegurado!!
ResponderEliminarEl catálogo de Impedimenta es espléndido, sí.
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