Edición: Periférica, 2018 (trad. Laura Salas
Rodríguez)
Páginas: 160
ISBN: 9788416291700
Precio: 16,00 €
… me di cuenta de que mi madre me había enseñado sobre todo a ser invisible, o al menos a transformarme en sombra, para que nadie pudiese atacarme, para atravesar paredes y confundirme con el entorno. Ella siempre me decía que, en el arte de la guerra, la primera lección consistía en dominar la desaparición, que era a la vez el mejor ataque y la mejor defensa. […] siempre había creído que mi madre prefería a sus hijos por costumbre, por amor hacia mi padre. El eco de mi voz recluida entre los brazos de Vincent me llevó a comprender por fin que mi madre deseaba criarme de manera distinta, lanzarme hacia otros derroteros, procurarme un destino diferente del suyo. Me hicieron falta dos continentes y un océano para darme cuenta de que había tenido que violentar su naturaleza para aceptar confiar la educación de su hija a Hà, a otra mujer, lejos de ella, opuesta a ella.*
En ocasiones, un libro «pequeño» (breve, íntimo, sutil; lo opuesto al mainstream) puede abarcar mundos amplios,
complejos. Lo mismo ocurre con la gente: quién sabe qué esconde la persona más
discreta, silenciosa, prudente, quién sabe qué abismos guarda en su
interior. La protagonista de esta novela es una vietnamita destinada a
pasar inadvertida desde su nacimiento: su nombre, Vi, significa «minúscula», y
ella no trata de demostrar lo contrario, no se rebela («me esforzaba todo lo
posible por ser una “Vi”, una niña microscópica. Invisible», p. 30). Con una
voz sosegada, acorde con la cautela inculcada desde su infancia, Vi narra su
peripecia vital, que sin duda tiene mucho de autobiografía de la autora, Kim Thúy (Saigón, Vietnam, 1968), que huyó de la guerra de Vietnam junto a su
familia en los años setenta y desde entonces reside en Canadá. Escribe en
francés, y por el momento se han traducido al castellano tres libros suyos: Ru (2009), Mãn (2013) y Vi (2016).
Esta
es la historia de una mujer entre dos culturas. Entre las raíces vietnamitas y
una Norteamérica que le abre las puertas no sin reservas. Entre la lengua
materna y la que todavía no domina. Entre el árbol genealógico lleno de
recovecos y un futuro en blanco aún por pintar. El relato de la huida de una
guerra, de un viaje para cruzar el océano en condiciones más que degradantes
(«La historia de Vietnam y de los vietnamitas se vive, se amplifica, se vuelve
compleja sin ser escrita ni contada», p. 106). El relato de una adaptación nada
sencilla, en la que ella solo es una refugiada entre muchos. La escritura de
Kim Thúy se desvela poco a poco, por acumulación, en fragmentos de apenas un
par de páginas; un ritmo paulatino que indaga en los orígenes del clan, en los
personajes que se cruzan en el camino de Vi en algún momento, en las ciudades
en las que vive, en la propia Vi, que arrastra el peso de su pasado. Más que un
hilo, la novela se asemeja a un cuadro que se colorea por partes y solo
adquiere sentido a medida que las imágenes, las evocaciones, cobran forma.
Esta
es, también, la historia de una mujer entre mujeres. O, mejor dicho, la
historia de una chiquilla que construye su identidad proyectándose en quienes
la rodean. Vi, la menor de cuatro hermanos, la única muchacha, tiene a menudo la
sensación de que su madre se muestra más dura con ella que con los chicos. Sí,
esta es –y uno se da cuenta conforme avanza la narración– una historia de una
madre y una hija, de esa relación llena de contradicciones, de frialdad, de
distanciamiento, con la figura del padre ausente como motivo de fondo
(«Abandoné la relación con mi madre. Abandoné a mi madre. Como la había
abandonado mi padre.», p. 101). En paralelo, una amiga de la madre, más joven,
más moderna, más occidentalizada, ejerce
una influencia distinta en Vi. Más adelante, en la universidad, llegará otra
amiga para Vi, otra puerta abierta a una forma de estar en el mundo. Solo con
el tiempo aprende Vi que su madre, al hacerla invisible, no quería atarla, sino
ofrecerle una libertad singular a la que ella no pudo acceder. He aquí, en mi
opinión, el gran tema de este libro, su mayor aportación.
Kim Thúy |
Esta
es, por último, la historia de una búsqueda, un aprendizaje, un desarraigo. Y de un amor. De muchos amores. De relaciones que obstaculizan y relaciones que ofrecen
un anclaje firme, fortalecedor. Con toda su contención estilística, toda su
morosidad (tiene más de narradora oriental que de francófona), Kim Thúy logra construir
una novela conmovedora y sin dramatismo. Resulta
enriquecedor acercarse a tradiciones literarias poco difundidas; en este sentido, tiene interés tanto por su trasfondo histórico –la guerra de Vietnam,
los refugiados, la adaptación a Occidente y sus secuelas– como por
su indudable valor –una narración de trazos tenues,
insinuante, concentrada, pulcra–.
Un libro «minúsculo», puede ser, pero muy sugerente.
*Cita
inicial de las pp. 127-128.
De esta autora me he leído "Ru", que más que una novela al uso, es un conjunto de pinceladas impresionistas enlazadas que muestran los temas que aquí mencionas. Me gustó mucho porque era muy diferente a lo que había leído hasta ese momento; muy sutil.
ResponderEliminarEl mismo estilo que aquí, entonces. Tengo ganas de leer más de esta autora.
EliminarMe tope con "Ru" hará un par de años, me enamoro su prosa, se puede hablar de dolor y crudeza sin caer en la escritura de lágrima fácil, voy a buscar este nuevo título. Saludos.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con tu apreciación. Por cierto, de esta autora Periférica también publicó "Man", por si te interesa.
EliminarRu, publicado por Alfaguara en 2010, es un libro maravilloso. Lo reseñé en La tormenta en un vaso, por si quieres consultar la crítica. Te lo recomiendo vivamente. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ariadna. La leeré.
EliminarEste año he leído dos libros de escritoras vietnamitas que me han gustado bastante, así que creo que este es el próximo que tengo que añadir a la lista. ¡Gracias!
ResponderEliminarPor curiosidad, ¿qué autoras eran? No conozco a ninguna vietnamita más :).
Eliminar