Edición:
Errata
naturae, 2018 (trad. Regina López Muñoz)
Páginas:
432
ISBN: 9788416544714
Precio:
21,50 €
A
veces, al terminar un libro, siento la urgencia de recomendarlo
sin demora a las personas que más quiero. No porque se trate de la
obra literaria más perfecta u original, sino porque he encontrado en
sus páginas una autenticidad de hondo calado, una voz sensible e
inteligente, profundamente conmovedora. Un libro
del que no se sale igual, que remueve, que te cambia por dentro.
La última ocasión en que una lectura ha producido este efecto en mí
ha sido con Refugio
(1991), un título muy aclamado de Terry Tempest Williams (1955),
escritora y activista por la ecología, la preservación de la
naturaleza y los derechos de las mujeres, criada en el paisaje árido
de Utah, que hasta la fecha no había sido traducida al castellano.
Errata naturae lo publica en su colección de Libros salvajes o
nature writing;
pese
a no ser, en principio, el tipo de texto que más me interesa, su
estilo tiene tanta fuerza, tanta emoción, que trasciende cualquier
género.
Solemos reconocer un comienzo. Los finales son más difíciles de detectar. Las más de las veces sólo se distinguen después de una reflexión. Silencio. Apenas si somos conscientes del momento en que se inicia el silencio; sólo después nos percatamos de aquello de lo que hemos formado parte.
La
nature
writing
es un género de no ficción que indaga, desde múltiples
tratamientos, en el medio ambiente. Como en Refugio, suele combinar una aproximación a la naturaleza, a la vida
salvaje,
con la experiencia personal del autor en su relación con ese
entorno. Para Terry Tempest Williams, ambas vertientes resultan
inseparables: en los años ochenta, época en que se desarrolla esta
historia, el crecimiento del agua del Gran Lago Salado de Utah
alcanzó niveles tan altos que ponían en peligro la supervivencia de
sus aves. La autora, implicada en la preservación del
lago, trabaja para buscar soluciones mientras disfruta con la
observación de las diversas especies de pájaros de la zona. En
paralelo, su madre es diagnosticada de cáncer, una enfermedad
frecuente en las mujeres de su familia, a las que apoda «el
clan de las mujeres de un solo pecho». Tal como cuenta en el epílogo,
esta proliferación podría ser consecuencia de los ensayos nucleares
realizados en un desierto cercano de Nevada. Todo
remite, por lo tanto, a la naturaleza, a la importancia de su
protección, de su mantenimiento; a la postre, tanto
los animales como los seres humanos sufren los efectos de su
deterioro.
La escritura me ha enseñado que lo más personal es, en realidad, lo que nos une y nos acerca como seres humanos. El pasado se vuelve presente sobre el papel. Durante el acto de la lectura las palabras nos tocan el alma, se forjan relaciones, insuflamos vida al libro.
A
lo largo de la lectura,
apunté palabras como «sosiego», «delicadeza» o «contención»;
así es la narración de Terry Tempest Williams, un estilo elegante,
sutil, de un lirismo sin excesos, preciso, evocador, hermoso. Refugio
narra un periodo de transformación, de búsqueda interior para
sobrellevar la pérdida. O, mejor dicho, las pérdidas. Por un lado, la crecida del
lago, que por momentos parece irrefrenable. Por el otro, la
enfermedad terminal de la madre (y de otras mujeres de quienes se
habla en el libro). Aunque, como en cualquier creación literaria que
merezca la pena (Refugio
tiene mucha literatura, pese a no ser ficción), lo interesante no
está en el qué sino en el cómo. Y cómo escribe Terry Tempest
Williams. Cuánta humanidad, cuánta sensibilidad, cuánta verdad hay
en estas páginas. Qué pulcritud, qué finura para escribir sobre el
cáncer y la muerte, para convertir una despedida en un libro
precioso. No adorna nada, no cae en la cursilería ni el
sentimentalismo; esa es su potencia, mostrar la realidad sin
artificios. A ella le quedó un vacío irreemplazable, y sin embargo
su obra produce de todo menos vacío. Este es un libro que acompaña,
libera, reconforta, serena, sean cuales sean las circunstancias de
cada lector. Este es el refugio que todos necesitamos alguna vez.
Un individuo no contrae cáncer: lo contrae una familia entera.
La
autora pertenece a una familia mormona que, por supuesto, celebra sus rituales. Además, se relaciona con gente de culturas diferentes,
como una mujer keniata. Estos aspectos, lejos de aumentar la
distancia entre narradora y lector, resultan iluminadores por
cuanto revelan otras formas de estar en el mundo, otros sistemas de
creencias en los que los individuos se aferran a la tierra de un modo
singular. Las creencias, la fe, los elementos simbólicos y el
vínculo con la naturaleza, con las raíces, son una parte
fundamental de Refugio.
Se trata de una concepción de la vida y la muerte tan distinta a la de la
sociedad urbana, occidental y laica, que resulta inspiradora. En este
sentido, el libro abre puertas a otras sensibilidades (a menudo, más
sanas que las nuestras) y da más de una bofetada sin manos al
capitalismo que ha pasado por encima de tantos valores para imponer
su ley sin cuestionamientos.
Como hemos olvidado nuestro parentesco con la tierra, nuestra afinidad con los demás se ha debilitado. Evitamos asumir responsabilidades y compromisos. Optamos por mantenernos ocupados, que es muy distinto de estar comprometidos. En este país, el tiempo es oro. En Kenia, el tiempo son relaciones. Tenemos una concepción distinta de lo que es una inversión.
Terry Tempest Williams |
Escribo con la sensación de que me quedo corta. O, más
bien, de que no sé explicarme, no encuentro las palabras exactas
para expresar lo que ha significado este libro para mí. Puedo
analizar con más o menos tino temas, estilos, etcétera, pero no
consigo definir la emoción. Se me escapa. Habrá gente que, al
leerme, pensará «Uy,
esto no lo leo, que es duro».
Siempre existen ese tipo de reticencias (que personalmente detesto) cuando una obra explora la
enfermedad o el duelo. Bien. Yo os
digo que este libro no es duro. Lo duro es vivirlo, y no obstante se
vive todos los días. Este libro, esta maravilla que ha escrito Terry Tempest
Williams, nos reconcilia con la vida, con la familia, con el amor, con
la naturaleza (esas magníficas descripciones del paisaje y las
aves). Es un libro catártico, liberador, penetrante.
Si
alguna vez habéis confiado en mi criterio, leedlo. Haceos este
regalo.
Citas
en cursiva de las páginas 265, 391, 292 y 194.
Te haré caso porque normalmente cuando confío en tu criterio suelo acertar. Gracias por la recomendación. Saludos
ResponderEliminarGracias por la confianza. Este libro es diferente a lo que suelo recomendar, yo misma me sorprendí de lo mucho que lo disfruté. Es de los que se quedan contigo.
EliminarNo sé si verás este comentario pues ya ha pasado un tiempo de esta reseña. El caso es que acabo de terminar Refugio, me he releído tu reseña y ahora la entiendo mucho más. Es como lo cuentas, quizás no es el mejor libro pero te hace pensar y reflexionar y sobretodo sentir y sólo por eso yo también lo recomendaría. Gracias por traerlo al blog porque de lo contrario quizás nunca hubiese acabado en mis manos. Un abrazo!
EliminarMe alegra mucho que lo hayas disfrutado, gracias por dejar comentario (siempre los leo todos, me llegan al mail :)).
EliminarEs imposible resistirse a esta recomendación. El lunes compraré este libro y empezaré a leerlo. Gracias
ResponderEliminarMe alegro de haberte animado a leerlo. ¡Espero que lo disfrutes tanto como yo!
EliminarPues yo espero que el libro me guste tanto como la reseña que has escrito. La verdad, me ha encantado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, aunque todo el mérito es del libro, por provocarme esta reacción.
EliminarEs una suerte haberte descubierto. Una casualidad aunque no creo en ellas. De ser una gran lectora pasé a no leer apenas y un día inesperado cayó en mis manos una reseña tuya sobre un libro. El libro es “ un debut en la vida”. Después de ese libro he podido volver a leer. Gracias!
ResponderEliminarDeseo leerlo pero porqué no lo incluiste en los mejores del 2018?? No le ha sido??
ResponderEliminarTengo el libro desde que salió y no lo he leído todavía, quizás por esos prejuicios a los qué haces referencia. Tengo la enfermedad y la vejez en mi entorno más cercano y me daba pereza. Tras leer tu reseña, la he rescatado del estante donde dormía: espero ese canto a la vida.
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