Edición: Minúscula, 2018 (trad. Palmira
Feixas)
Páginas: 208
ISBN: 9788494675478
Precio: 18,00 €
Después
de narrar el exilio de una familia española en Sueños olvidados (2012), y de evocar a un
Michelangelo Buonarroti atormentado en Pietra viva (2013), la violinista y escritora francesa Leonor de Recondo (1976)
vuelve a encontrar la inspiración en el pasado en su cuarto libro –el tercero traducido
al castellano–, Amores (2015), con el
que ha recibido el Prix des Libraires y el Prix RTL-Lire. En 2017 publicó Point cardinal, merecedor del Prix du
Roman des Étudiants France Culture/Télérama, que también se traducirá al
castellano. Premios aparte, para quien haya seguido su trayectoria no cabe duda
de que su narrativa se ha robustecido y ha
ganado en matices con la experiencia.
Esta vez, la acción se sitúa en 1908, en el seno de una
familia adinerada de provincias: dos mujeres tratarán
de liberarse del yugo del patriarcado. Durante
el día, el señor se encierra en su despacho, concentrado en sus obligaciones. Su
esposa, Victoire, se ha resignado a la gris monotonía de su matrimonio. Aún no
se ha quedado embarazada, lo que le causa un gran pesar; siente la presión de sus
allegados, que esperan ansiosos la llegada del heredero. Por la noche, su
marido visita la habitación de Céleste, la joven sirvienta, una muchacha de
campo a quien nunca educaron para oponer resistencia al amo. Cuando Victoire
descubre que Céleste espera un bebé de su esposo, se las ingenia para llevar a
cabo un plan que las liberará a ambas del dominio masculino. O, al menos, esa
es su intención… En la práctica todo resulta más complicado.
Con este
planteamiento, Leonor de Recondo aborda la búsqueda de emancipación
de dos mujeres y la solidaridad femenina entre ellas en el marco de una sociedad lastrada por
las diferencias de clase y género. De
entre sus tres novelas traducidas, esta es la que tiene unos personajes
femeninos más elaborados, así como un fondo «feminista», por cuanto las
protagonistas rompen las convenciones sociales de la época. La autora
contrapone dos perfiles tradicionalmente enfrentados (la esposa y la amante, la
dueña y la criada) que sin embargo comparten la subordinación con
respecto al hombre. Por un lado, Victoire, una mujer que, a ojos de los demás,
ha contraído un buen matrimonio y carece de motivos para sentirse desdichada. Aun
así, sus dificultades para concebir, junto con el cambio en la relación con su
marido después de casarse, la han convertido en una persona triste y desvaída,
que solo se ve defectos. Céleste, por su parte, es una chica sencilla y de
valores nobles, acostumbrada a obedecer. No sufre por su condición humilde; su
malestar viene dado por los abusos del señor.
A pesar de las diferencias entre ambas, están unidas en lo más íntimo: el control de su sexualidad. La decisión de Victoire refleja rebeldía e independencia, una negativa a seguir expandiendo la hipocresía y la desigualdad de la clase privilegiada. El mensaje de dos mujeres juntas contra la adversidad resulta hermoso, pero a la
larga se hacen patentes los conflictos: una está más «atrapada» que la otra.
Porque las ataduras no se limitan al patriarcado; la distancia social se
termina por imponer. Ante los planes, sin duda bienintencionados, de Victoire, sobrevuela
una pregunta: ¿es Céleste realmente libre?, ¿puede elegir? El desenlace va acorde con la realidad histórica: las
primeras mujeres en lograr su independencia fueron las que poseían recursos. Las demás –las pobres, las campesinas, las analfabetas– todavía tenían (todavía
tienen, sobre todo en determinados lugares del mundo) un largo y tortuoso camino por delante.
Leonor de Recondo |
El
estilo, como en sus libros anteriores, se caracteriza por su fluidez y
elegancia: una prosa intimista, delicada, depurada hasta lo esencial. Esta
novela gana en narratividad con respecto a sus otras obras, que son más impresionistas y no desarrollan tanto el
hilo. Lo que sí conserva, además de esa inclinación por el pasado, es
el detalle de incluir un motivo artístico / musical de forma secundaria:
Victoire toca el piano en sus momentos de plenitud; la música como símbolo de pasión
y esperanza. Leonor de Recondo escribe con un tono suave, amable, que
contrasta con la crudeza de algunas escenas y en ocasiones tiende a la
cursilería (como en los párrafos finales), aunque en general está más contenida
que antes. Amores, en suma, es una lectura idónea para intercalar entre
novelas «duras» o densas; tiene una levedad bien entendida que se bebe como
agua.
Tengo muchas ganas de leerlo y ahora más
ResponderEliminar¡Espero que lo disfrutes! Ya me contarás.
EliminarTiene muy buena pinta, no he leído nada de la autora. La edición de Minúscula es preciosa, vaya maravilla de portada.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo: la cubierta es bellísima. "Amores" y "Pietra viva" me parecen buenas opciones para descubrir a la autora. Tiene un estilo muy fino, muy fluido. Sus libros se leen en dos sentadas.
EliminarMuy recomendable,me ha encantado a pesar de la dureza del desenlace.
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