Edición:
Sexto Piso, 2017 (trad. Jesús Gómez Gutiérrez)
Páginas:
208
ISBN:
9788416677450
Precio:
20,00 €
Angela Carter (Eastbourne, 1940 – Londres, 1992) fue mucho más que una escritora de
género, mucho más que una escritora feminista, mucho más que una estudiosa
diligente. En los diez relatos magistrales que conforman La cámara sangrienta (1979) se conjuga todo eso —la fantasía de los
cuentos de hadas, la perspectiva de género, el conocimiento exhaustivo del
folclore europeo—, pero, además, denotan una riqueza, un genio literario y una
potencia estilística de un valor incalculable; más que suficiente para no
encasillar a su autora en las siempre limitadoras etiquetas. Por estas páginas
desfilan sus versiones de Caperucita Roja,
La Bella y la Bestia, Drácula y El gato con botas, entre otros; unas versiones posmodernas que
conservan, sin embargo, esa atmósfera asfixiante y oscura de los originales,
los que recopilaron los Hermanos Grimm y Charles Perrault, antes de que se
dulcificaran para no corromper a los niños. Las ilustraciones de Alejandra
Acosta para esta edición captan a la perfección su poderosa (y macabra)
imaginería.
Es
importante hacer hincapié en el hecho de que, pese a ser británica, Angela
Carter se distancia de sus compatriotas al beber de fuentes más centroeuropeas,
sobre todo, de la tradición francesa y del Romanticismo alemán, aunque también
hay cuentos que evocan criaturas de la mitología eslava. Esta influencia
va más allá de la localización de las historias: no solo recrea sus raíces,
sino que incorpora su tono, su estética. En otras palabras: es una heredera
extraordinaria de la literatura gótica dieciochesca, el espíritu de
decadencia, los paisajes sombríos, los elementos sobrenaturales, el
medievalismo, la sensibilidad romántica. Incluso se permite salpicar los
cuentos con referencias de otros cuentos; hasta tal punto llega su erudición,
hasta tal punto deconstruye para crear con más fuerza. Todo ello, con un estilo
prodigioso, barroco, exuberante, teñido de ironía y humor negro. Inmensa.
Es tan poco habitual descubrir a una escritora de la talla (intelectual y
literaria) de Angela Carter que uno solo puede quitarse el sombrero.
Los
relatos de La cámara sangrienta son
revisiones en clave feminista, sí, pero cuidado: adoptar una perspectiva de
género no significa convertir a la damisela en apuros en una joven fuerte,
emancipada y de nobles principios. Puede ser eso, o no. El feminismo bien
entendido no consiste en idealizar a las mujeres, sino en representarlas en su
pluralidad, darles voz, con sus virtudes y sus defectos, sus aciertos y sus
errores. Huir del cliché, tanto si el cliché las enaltece como si las rebaja.
En la práctica, en este universo lúgubre, esta mirada feminista se concreta en
protagonistas que no son necesariamente víctimas, o quizá sí, pero
tienen la capacidad de reconvertirse en villanas. Hay heroínas,
vírgenes, infieles, desobedientes, sádicas, seductoras, dominantes. Son, eso
sí, más activas que pasivas; la diversidad de roles las engrandece. Por
ejemplo, en el cuento que da título a la compilación (magnífico), un retelling de Barba Azul, la joven esposa se siente pérfida al ponerse su nueva
gargantilla («Y por primera vez en mi inocente y limitada vida, sentí en mí tal
potencial para la corrupción que me quedé sin aire», p. 15) y no tarda en
pervertirse tras desobedecer a su marido. Un desenlace insólito reivindica la
fortaleza de las madres y su compenetración con las hijas frente al lazo
(peligroso, desconocido, inquietante) del matrimonio.
El
enfoque feminista tampoco significa que este libro solo interese por esto, por mucho que en la actualidad el término
«feminismo» se utilice a menudo como reclamo. No, de ninguna manera: Angela
Carter es literatura de alto voltaje, puro dominio del lenguaje, de la
composición breve; una artesana de las letras. Estos cuentos merecen la pena
por sí mismos; su dimensión sociológica es un valor añadido, no lo único ni lo
principal. Hay tantas, tantas cualidades en estos textos, que hablar de
revisión feminista se queda corto. Su imaginario (brutal, erótico, cruel) es
una obra de arte: la sangre, el cuerpo, el sexo, el fetiche, la mutilación.
Está llena de imágenes perturbadoras y de elementos simbólicos (como la
mencionada gargantilla) en los que se da una vuelta de tuerca a su significado,
es decir, lo que en apariencia resulta inocente adquiere otra significación más
perversa. Con esta atmósfera de horror, melancolía y sensualidad, el final
feliz (porque hay final feliz) es de todo menos cándido; produce una sensación
de extrañeza, de provocación. Angela Carter pone sus reglas… y la compasión y
la ternura no le van.
Angela Carter |
Quien
más, quien menos, conoce los cuentos en los que se basan estas revisiones; no
hace falta recordarlos, no hace falta desvelar más de la cuenta (de alguno, por
cierto, se incluyen dos versiones, como La
Bella y la Bestia). Sí conviene, no obstante, advertir que la experiencia
no se parece a nada que se haya leído antes, porque esta autora es de las que
marcan un antes y un después en la vida del lector, una voz personalísima y
espléndida, que trasciende cualquier catalogación de género (por favor, que
nadie deje de leerla «porque es de fantasía…»). Ante semejante excelencia, solo
cabe preguntarse cómo es posible que no sea más reconocida por estas latitudes,
cómo es posible que no tenga más público, cómo es posible que sus novelas
(publicadas por Minotauro en los años noventa) estén descatalogadas. Al menos
queda la esperanza de que Sexto Piso está trabajando para recuperarla en
condiciones: además de La cámara
sangrienta, acaba de publicar Quemar
las naves, sus relatos completos. Ojalá no sea lo último.
Lo voy a reconocer: saqué este libro de la biblioteca hace tiempo (en una edición anterior de Minotauro), pero lo devolví sin haber leído más que unos pocos cuentos. Saltaba a la vista que era literatura de primera calidad, pero debió de pillarme en un mal momento: lo abandoné para buscar una lectura más ligera. Se me quedó la espinita, y tu reseña ha reabierto la herida. Espero meterle mano pronto.
ResponderEliminarMe alegra que te animes a intentarlo de nuevo. Es un libro extraordinario.
Eliminar¡Ha sido de mis libros favoritos del año! Magnífica reseña, describes a la perfección la riqueza literaria de esta autora.
ResponderEliminarPara mí también es uno de los preferidos del año. ¡Me alegro de que coincidamos!
EliminarFantástica reseña, como siempre! Y desde luego tengo que leer este libro, sí o sí.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es maravillosa, ya lo verás.
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