07 junio 2019

El sueño de una cosa - Pier Paolo Pasolini


Edición: Mardulce, 2019 (trad. Guillermo Piro)
Páginas: 215
ISBN: 9788494686573
Precio: 12,00 €

Narrador, poeta, ensayista, director de cine, dramaturgo. Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922 – Ostia, 1975) está considerado, con justicia, uno de los referentes de la intelectualidad italiana del siglo XX. Y, quizá precisamente por la amplitud de su obra, aún quedan textos suyos por descubrir con la debida atención, como El sueño de una cosa, la primera novela que escribió, en 1950, aunque no vio la luz hasta 1962, cuando ya contaba con varios libros publicados. Se trata de una ópera prima que esboza los temas en los que profundizó a lo largo de su carrera, como la clase obrera, la juventud, la amistad entre hombres o las penurias de la posguerra. Tiene, además, la cualidad de la inmediatez: sitúa la acción entre 1948 y 1949, en una Italia campesina castigada por la Segunda Guerra Mundial. Desde el principio, por lo tanto, Pasolini manifestó su compromiso político a través de la expresión artística; una voluntad de conjugar la narración con el análisis social que alcanzaría su cima en títulos como Chavales del arroyo (1955).
«Todos tenían muchos pensamientos en el corazón y poco dinero en los bolsillos» (p. 25). El sueño de una cosa sigue las andanzas de Nini, Milio y Eligio, tres chicos de la provincia de Udine que intentan abrirse camino en un país devastado por la contienda. La novela empieza con una fiesta popular, donde los muchachos se conocen. La celebración parece simbolizar las esperanzas de esta generación que todavía no ha cumplido los veinte años: la guerra ha quedado atrás, son jóvenes y rebosan energía; tal vez la vida les depare grandes éxitos. Sin embargo, Italia se encuentra sumida en graves problemas económicos, los hombres no encuentran empleo y los chicos deciden marcharse al extranjero en busca de oportunidades. Dos de ellos viajan a Yugoslavia, donde sufren el hambre, la miseria absoluta. El tercero se decanta por Suiza, donde vive su singular periplo y, además, un desamor. Desengañados, los tres regresan a casa. No hay trabajo ni en las fábricas ni en el campo, pero la gente comienza a organizarse para presionar a los propietarios. En medio del desasosiego, no faltan las ganas de vivir de la juventud: las mujeres, la camaradería, la diversión, las idas y venidas; esas pequeñas alegrías que, por fortuna, no se pierden del todo ni en estas circunstancias.
El libro puede leerse, para empezar, como una novela de aprendizaje: la pérdida de inocencia de unos muchachos desalentados por las condiciones socioeconómicas, el paso de la ilusión inicial a la desesperación y el dolor, primero en su experiencia en el extranjero, luego en su propia tierra. Les esperan suertes distintas a los tres personajes, pero ninguno escapa del malestar, de la renuncia en sus múltiples encarnaciones («Pero esos eran los días de la esperanza: la guerra ya parecía lejana y para la juventud comenzaba la vida», p. 35). Puede leerse, en segundo lugar, como una crónica de los estragos de la posguerra entre la clase trabajadora, en ese entorno rural áspero, violento, arraigado a sus costumbres, que recuerda a la literatura de los sureños norteamericanos. Es, en este sentido, una novela cargada de crítica social, que pretende promover la conciencia obrera, la lucha por los derechos del proletariado, difundir los abusos que padeció esta generación. El autor da voz a ese pueblo, con un estilo sencillo, coloquial, salpicado de dialecto, en una narración donde los personajes se reúnen para cantar tonadillas populares de la época. Capta ese «espíritu» neorrealista.
Pier Paolo Pasolini
Al leerlo es inevitable acordarse de su coetáneo Cesare Pavese, que asimismo cultivó una narrativa ligada al estrato social humilde, con las pandillas, la rusticidad del campo y las relaciones de amor, con unos personajes masculinos huraños que tratan de manera un tanto brusca a las mujeres. Si Pavese sobresale como narrador, Pasolini tiene más marcada la perspectiva antropológica, la mirada analítica, aunque la historia (basada en hechos reales) se disfrace de ficción. Esta dimensión social, con todo, no está reñida con la sensibilidad en el tratamiento de las relaciones entre los jóvenes, con la poesía de algunas imágenes, sobre todo en la recta final, catártica. Incluso en un ambiente tan árido, tiene cabida la emoción de un simple gesto, de una mirada, gracias a la fuerza evocadora de Pasolini. He aquí una ópera prima notable, que aún tiene mucho que decir a los lectores. Gracias a Mardulce por publicarla por primera vez en España.

2 comentarios :

  1. Y sigues descubriéndome autores! Y dejándome con muchas ganas de leer sus novelas. Apuntada me llevo ésta.
    Besotes!!!

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    Respuestas
    1. Te durará un par de horas y es una buena lectura. Vale la pena descubrir la obra de Pasolini.

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