Edición: Errata naturae, 2019 (trad. Miguel
Ros González)
Páginas: 168
ISBN: 9788417800130
Precio: 15,00 €
El país de las ranas, el único libro de Pina Rota Fo
(Sartirana Lomellina, 1903 – Luino, 1987), es uno de los secretos mejor
guardados de la literatura italiana del siglo XX, que ahora se publica por primera vez en
castellano. La autora, madre del premio Nobel Dario Fo, lo escribió en los años
cincuenta, en retazos breves, sueltos, y no vio la luz hasta 1979, de la mano de la
prestigiosa editorial Einaudi. Lejos de cualquier ambición literaria, Pina Rota
Fo redacta unas memorias de su niñez, en el seno de una familia de granjeros
del norte de Italia, con frases sencillas, pero incisivas. Como suele suceder
con los textos de personas ajenas al círculo intelectual, sus páginas rebosan
frescura, honradez y viveza. Evoca imágenes penetrantes del mundo rural de
antaño, de una forma de vida que quedó atrás, y recupera el «léxico familiar»
de sus padres, no exento de aspereza y tensiones.
Pina
Rota Fo pertenecía a una familia numerosa de trabajadores. Sus primeros
recuerdos se sitúan en torno a la Primera Guerra Mundial, que comenzó cuando
ella tenía once años. Con los hombres del pueblo en el frente, en casa les
preocupaba que la contienda se alargara, pues podrían llamar a filas a uno de
sus hermanos. Mientras tanto, ella observaba a las chicas que permanecían a la
espera de noticias de sus prometidos. Llama la atención cómo esta Pina preadolescente,
en busca de referentes femeninos ajenos al hogar, traba amistad con una
joven mayor que ella, Elisa, de la que habla con mucho afecto. Después de la contienda, llegó la epidemia de gripe española. Todo ello, unido a la dureza
inherente al campo, se traduce en una infancia sin algodón, la niña se
familiariza muy pronto con la enfermedad y la muerte, se curte en la cara menos
amable del ser humano, se hace adulta de manera precoz, algo que en las
generaciones posteriores se ha ido perdiendo.
Estas
no son, por lo tanto, unas memorias bucólicas. Tampoco un relato de
supervivencia, ya que todo se asumía como «normal»: la mortalidad infantil, los soldados que no regresaron, la tosquedad de la gente
del campo, la modesta escuela, el cuidado de los animales, las plagas, las supersticiones, el
orden patriarcal y la vulnerabilidad de las mujeres. En este retrato crudo, que
recuerda a algunas novelas de Cesare Pavese (de la misma generación que
Pina Rota Fo), sobresalen los padres de la autora: la madre, una mujer que lamentaba vivir
en ese lugar infestado de ranas, pero que se resignó a él («Luego mamá seguía
con su lamento: “En este pueblo no hay más que ranas, se te meten hasta en
casa. ¿Sabéis que las ranas fueron una de las plagas de Egipto?”», p. 22); y, sobre todo, el padre, obstinado y temperamental, que recelaba de cualquier noción de
«progreso». Era, además, ateo, y no lo ocultaba, para escándalo de los
creyentes más fervientes.
Pina Rota Fo |
La
terquedad del padre deriva en confrontación a medida que los hijos se
emancipan, puesto que no aprueba que se marchen para estudiar o trabajar en una
fábrica; un camino, el abandono del campo, que por aquel entonces se
entendía como un paso adelante. La autora también
alimentó ese deseo de irse, y lo hizo al casarse, cuando se instaló en la
ciudad. Este conflicto generacional entre padres e hijos, entre sus dos
cosmovisiones, constituye el núcleo más destacable de la obra, que, con todo,
no está exenta de ternura en su narración de la amistad, el afecto entre
hermanos o la decrepitud del progenitor. Encuentra el equilibrio justo entre el
cariño por los personajes recordados y la sobriedad expresiva, que da
veracidad al relato, más aún por cuanto reproduce el habla coloquial de los
campesinos.
El país de las ranas, en
suma, es un pequeño hallazgo, una inmersión en una forma de estar en el mundo
ya extinta y un recordatorio de que a veces, al escribir, menos es más y no hay
nada más conmovedor que una verdad sin artificios.
Gran labor la de estas editoriales, trayéndonos estas novelas. Una nueva novela que descubro gracias a ti.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, Errata está haciendo un trabajo de recuperación impresionante: Brigitte Reimann, Rosamond Lehmann, Dorothy Scarborough...
EliminarLibro original y fresco. Bueno y breve. Vale la pena leerlo
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