22 marzo 2019

El verano muere joven - Mirko Sabatino


Edición: Sexto Piso, 2018 (trad. Juan Ramón Azaola)
Páginas: 240
ISBN: 9788416677924
Precio: 19,90 € (e-book: 11,99 €)

Todo empieza como un juego de niños. El verano de 1963, Primo, Damiano y Mimmo tienen doce años y disfrutan de las vacaciones en una pequeña localidad italiana, uno de esos lugares donde se va a misa cada domingo, todos los vecinos se conocen y nunca ocurre nada extraordinario. Una tarde, la pandilla de los chavales mayores se propasa con ellos, y los tres amigos hacen un pacto de sangre: desde ese momento, cada vez que alguien les haga daño, se vengarán. Una promesa infantil, desde luego, pero el asunto se les complica. Porque están creciendo, se encuentran en una edad entre dos mundos y no tardarán en descubrir que hay problemas más graves que la paliza de un matón. Y de esos problemas más serios también querrán vengarse, cueste lo que les cueste. Esta es la historia que propone el escritor Mirko Sabatino (Foggia, 1978) en El verano muere joven (2018), su primera novela.
Novela de aprendizaje, verano, amistad, ritos de paso y perversión. Este libro demuestra que se puede hacer una literatura fresca y vigorosa a partir de unos motivos clásicos. ¿Cómo? En primer lugar, con unos personajes bien construidos, enraizados en sus respectivos núcleos familiares: Primo, el narrador, es un chico tranquilo, huérfano de padre, que vive marcado por esta pérdida en un hogar lleno de mujeres; Mimmo, rollizo y miedoso, un muchacho anulado por una madre acaparadora y un progenitor con trastornos mentales; y Damiano, lo más parecido a un líder, valiente y atractivo, hijo de una mujer que sacrificó su carrera como actriz por formar una familia en el pueblo, y de un hombre de campo arisco que no lleva bien que su esposa siga levantando pasiones. La historia está narrada desde el punto de vista del adulto que recuerda el momento de su pérdida de inocencia, con un estilo fluido y vivaz, de narrador puro. Esta vocación de contar una peripecia con aparente sencillez, en una época en la que abunda la autoficción mediocre y el preciosismo vacuo, se agradece.
Entre sus aciertos está el hecho de no limitarse a escribir una novela «de pandilla» y recrear, en cambio, el microcosmos del pueblo, con sus tabúes, sus rumores que se propagan en voz baja. Y con un gran elenco: el tipo que perdió la cabeza, el que no se habla con su hijo, el sacerdote, la viuda metomentodo, el canalla, la joven que frecuenta malas compañías. Detrás de la máscara de la religión, esta tierra esconde secretos oscuros, que los niños descubren a hurtadillas, en forma de verdades a medias que, precisamente por no comprenderlas del todo, les hacen ser imprudentes. También merecen una mención las familias de cada muchacho, cómo ese entorno determina la forma de desenvolverse y las aspiraciones (o la falta de ellas) de cada uno. Todo se integra en el rito iniciático de manera natural, sin que el costumbrismo resulte forzado. El pueblo, el espacio cerrado, puede entenderse como otro personaje; en los sesenta, un grupo de chiquillos carecía de distracciones que fueran más allá de este entorno.
Mirko Sabatino
En suma, una muy buena novela. Mantiene el nivel en todo: técnica literaria, personajes, desarrollo de la trama, símbolos, marco social, tensión in crescendo, estructura circular. Este equilibrio, fácil de decir, en la práctica cuesta de encontrar. ¿Que el argumento es poco original? Puede, pero no importa. Aquí no hay que entender los tópicos como una carencia, ya que se utilizan para enriquecer una tradición. Escribir no tiene por qué ser sinónimo de experimentar o romper esquemas, se puede seguir una senda conocida, no para dar otra vuelta de tuerca, sino para robustecerla y hacer compañía al escritor o género admirado. El verano muere joven, como El deshielo (2016; Seix Barral, 2017), de Lize Spit, o Agua salada, de Charles Simmons (1998; Errata naturae, 2017), por citar dos títulos recientes, devuelve al lector a esos veranos de transición que tantas páginas emocionantes nos han dado. Sabatino combina ingredientes de siempre con una voz propia. Un debut que respira vida.

4 comentarios :

  1. Muy interesante y prometedor
    Lo compraré el 23 de abril
    Muchas gracias

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  2. Interesante, nueva por aquí! leyéndote

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  3. Pues a mí no me ha gustado demasiado. Me parece un caso más de novela sobre hacerse adulto, pero siempre de niño a hombre (a diferencia de El deshielo, de niña a mujer). Y como en muchas otras ocasiones, ese hacerse hombre pasa por la violencia.
    Lo curioso (o lo que me desagrada) es que en realidad la mayor parte de la violencia que padecen los protagonistas es en realidad violencia contra "sus" mujeres (la madre, la hermana), y que ellos vengan como hombres, mientras que las mujeres que realmente han padecido esa violencia (por ser mujeres: violación, control, abuso sexual)parecen ser meros instrumentos del dolor de los protagonistas. Me explico, es como cuando en una serie o película te enseñan una violación centrándose en el sufrimiento que es le genera al novio de la víctma, por ejemplo, como si la mujer a la que están violando no fuera más que eso, el vehículo por que el que se genera dolor a ese hombre.
    En este libro se repite una vez más este esquema: hay que empatizar con ellos, que sufren con estas violencias sobre "sus" mujeres, pero ellas desde luego tienen una entidad, presencia o desarrollo mínimo, porque no hace falta.
    En fin, que no me parece mala novela, pero bastante normalita, y floja en este sentido de repetitivo.

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