15 marzo 2019

Liberty Bar - Georges Simenon


Edición: Acantilado, 2019 (trad. Núria Petit)
Páginas: 144
ISBN: 9788417346355
Precio: 16,00 €

Liberty Bar (1932) forma parte de la extensa serie de novelas policíacas protagonizadas por el comisario Maigret del prolífico escritor belga Georges Simenon (Lieja, 1903 – Lausana, 1989). Esta vez, la acción se desarrolla entre Antibes y Cannes, en el paraje paradisíaco de la Costa Azul. Allí, el magnate australiano William Brown ha muerto apuñalado por la espalda. Nadie de la zona lo conocía mucho, apenas se sabe que vivía con dos mujeres, su amante y la madre de esta, en un viejo caserón. La policía avisa a Maigret para que se encargue del caso sin hacer ruido, para no alertar a los turistas.
Como suele ser habitual en el género negro, más que la resolución de la intriga, lo interesante está en la exploración del entorno del finado, esto es, los ambientes lúgubres del periodo de entreguerras, con los personajes turbios que pululan por ahí. El comisario Maigret lleva a cabo una investigación por los bajos fondos, un estilo de vida «decadente» que contrasta con la apariencia cálida y apacible de la Costa Azul. Por un lado, está la vieja mansión, con las dos mujeres que dependían de William Brown y ahora no tienen a quién aferrarse. Por el otro, el Liberty Bar, el local que este frecuentaba en sus escapadas, un sitio un tanto peculiar (y no diré por qué) donde lo esperaban otras dos damas, la propietaria y una joven prostituta. Los lazos que lo ataban a cada mujer se van descubriendo poco a poco. Basta adelantar que las cuatro, las de casa y las del bar, encarnan la sordidez, el instinto de supervivencia de quien muerde antes de que lo pisen.
Sin embargo, tal como el comisario va averiguando, el tal William Brown no siempre vivió así. Procedía de una familia adinerada, en el pasado llevó una existencia acomodada en Australia. En cierto modo, la novela plantea cómo un hombre como él –rico, educado, poderoso, libre– terminó frecuentando un lugar como el Liberty Bar, cómo se dejó seducir por las luces de la noche europea, el juego, el vicio, las mujeres con ropa hortera, los tipos oscuros, la «mala vida» en general. En cuanto al comisario, se muestra sencillo y amigable, un investigador discreto, ni un lumbrera ni un seductor. Está al servicio de la dimensión social de la novela.
Georges Simenon
Simenon se puede situar cerca de la tradición norteamericana de novela negra por su retrato de la degradación moral en ambientes lúgubres, de prácticas clandestinas; el puro reverso de la estampa turística de la ciudad. Aun así, no llega al suspense psicológico de un Raymond Chandler o una Patricia Highsmith, no da tanto «mal rollo», sino que mantiene una agradable pátina de ligereza en el relato. El autor convence en su evocación de aquellos años, en la caracterización de los personajes caídos en desgracia, la tensión narrativa y el desarrollo del misterio. Tiene un estilo ameno, con mucho diálogo, que en pocas pinceladas insinúa lo necesario. Así que bien, muy bien Maigret.

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