Edición: Acantilado, 2018 (trad. Núria Petit)
Páginas: 152
ISBN: 9788417346225
Precio: 14,00 € (e-book: 6,99 €)
La
literatura francesa de la primera mitad del siglo XX no se puede entender sin la figura de Sidonie-Gabrielle Colette (Saint-Sauveur-en-Puisaye, 1973 – París,
1954), escritora prolífica, periodista, artista de music-hall y primera mujer en presidir la prestigiosa Academia
Goncourt. Comenzó a publicar sus novelas sobre Claudine, inspiradas en su
infancia, en 1900, firmadas sin embargo por su marido, Henry
Gauthier-Villars. Colette nunca se sintió cómoda en el rol de esposa obediente
y, después del divorcio, tomó las riendas de su vida. Frecuentó el ambiente
intelectual, trabajó en espectáculos y dio forma a un proyecto
narrativo en el que su impronta se halla muy presente, en su irreverencia y en la indagación fresca y sin tabús de la
liberación femenina en el marco de la clase acomodada parisina de la época. Toda una
personalidad.
Entre
su vasta producción, Chéri (1920) está considerado uno de sus mejores libros. En las líneas iniciales descubrimos a un
hombre que luce orgulloso un collar de perlas y se resiste a devolverlo a su dueña. Con
esta imagen de un joven coqueto, ligeramente travestido, ya se insinúa el
atrevimiento (y la astucia) de la autora para poner en jaque los cimientos de
la sociedad. El chico, además, es el amante de Léa, una cortesana madura que
apoda «Chéri» [Querido] al muchacho. Este idilio dura desde hace siete años, un
tiempo en el que él se ha graduado en las artes amatorias y ella ha perdido la
lozanía que le quedaba. Los dos siempre han sabido que su aventura tenía fecha
de caducidad: al fin, Chéri se casa con una cándida muchacha de familia rica. No
la ama, claro, pero le conviene.
Tanto
Léa como Chéri habían previsto este capítulo, no les supone un revés. Sin embargo,
en la práctica ninguno de los dos lo asimila («Mi pobre Chéri… Qué curioso es pensar que
al perder, tú a tu vieja amante marchita y yo a mi escandaloso y joven amante,
hemos perdido lo más honorable que poseíamos en este mundo…», p. 120). Con
fragmentos que alternan a los personajes, Colette narra cómo la ruptura conduce
a una pérdida de rumbo para ambos, a pesar de la frivolidad y la indiferencia que
parecen reinar en sus vidas. Esto lleva a un análisis de la relación con
diferencia de edad, con la mujer como la parte experimentada: Chéri está en el punto de partida, es un chico apuesto, que
ha descubierto el amor con Léa y tiene un camino por delante; mientras que
ella se acerca a los cincuenta, se aproxima al «final» de su
etapa como mujer sexualmente atractiva. Podrá tener a otros hombres, pero le
costará seducir a otro Chéri, le costará repetir una relación de siete años con
un joven al que dobla la edad.
Después
de un idilio tan largo con el mismo chico, Léa se ve incapaz de continuar como
si nada («Una relación de siete años es como irte con tu marido a las colonias:
cuando vuelves, nadie te reconoce y ya no sabes ni ponerte un vestido.», p. 123).
Percibe el envejecimiento de su cuerpo, echa de menos el ardor en los otros amantes,
descarta contraer matrimonio con alguien de su quinta pese a recibir
proposiciones. Chéri, no obstante, tampoco encuentra su sitio: a sus
veinticinco años, no tiene ninguna ocupación y vive de su encanto («aquel “niño
malo” –irreflexivo, desmemoriado, sin planes de futuro–», p. 137). Su esposa,
una chiquilla tan educada como inexperta, no le satisface, está lejos de la
versada Léa. Es importante destacar que la aventura de Chéri y Léa carecía de
romanticismo; Colette no relata la historia de dos enamorados caídos en
desgracia porque las convenciones sociales los obligaron a separarse, sino algo
así como la inquietud (y la desorientación, y el abatimiento) después de un
periodo de distensión y placer que se prolongó más de lo previsto.
Colette
deja entrever una idea subversiva (no solo para su tiempo): Léa y Chéri eran
felices juntos, con su diferencia de edad, su manera despreocupada de vivir,
sin ataduras, sin pensar en «dar un paso más» en su relación. ¿Está la sociedad
preparada para esta forma de habitar el mundo? Con todo, no se puede obviar el
factor del estilo de vida: ni él ni ella trabajan, son de naturaleza egoísta y
caprichosa, no tienen planes de futuro y están sanos. Quizá vivían en armonía
precisamente por hallarse en un limbo, un paréntesis condenado a
terminar; quién sabe si la relación hubiera perdurado de
haber surgido algún contratiempo. Por consiguiente, el tedio en que caen
tras la separación puede relacionarse con la falta de responsabilidades, la
ociosidad (¿excesiva?) que no garantiza ni mucho menos el bienestar
interior.
Colette |
Por
último, no se puede hablar de Colette sin prestar atención a su voz narrativa,
una voz impregnada de la alta sociedad y sus excesos (los afeites, la coquetería,
los lujos), una voz que rebosa cinismo y humor socarrón, acorde con las costumbres
de bon vivant. Denota
capacidad de observación y gusto por el detalle, sobre todo en la apariencia de
los personajes, con sus alusiones a la lozanía y la decrepitud de los cuerpos,
esos contrastes tan importantes en esta novela. El estilo, de falsa ligereza,
busca la palabra justa, con diálogos ágiles y un tono ameno. Colette hace que
escribir parezca fácil, pero que nadie se engañe: hay que esforzarse mucho para
conseguir esa concisión, para narrar con esa gracia, para dominar la sutileza,
para concentrar tantos matices en pocas páginas. Excelente.
Que buena pinta! Me gustan mucho estas historias que tocan temas controvertidos. Leyendo tu reseña se me ha venido a la cabeza Jezabel de Irène Némirovsky, que me encantó, así que me apunto esta! Bss
ResponderEliminarSon bastante diferentes (personalmente, me quedo con Irène Némirovsky), pero te podría gustar, sí. Ya me cuentas.
EliminarTengo otra edición del libro, muy antigua, que conseguí cuando sacaron la película. Recuerdo algo del argumento, que tú me has refrescado, pero tampoco creo que me impactara mucho, ni libro ni peli. Lo que pasa es que esta edición, es bien jugosa. Besos
ResponderEliminarLas ediciones de Acantilado suelen estar muy cuidadas, sí. Lamento que el libro no te entusiasmara.
EliminarA la autora la he conocido hace muy poquito por otras reseñas, pero todavía no me he animado a leer nada suyo. Me apunto este libro, que creo que sí, que me va a gustar.
ResponderEliminarBesotes!!!
No te llevará mucho tiempo, y la autora es un referente de la literatura francesa, así que merece la pena, al menos, leerla un poco.
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