Edición: Debolsillo, 2011
Páginas: 352ISBN: 9788499088372
Precio: 8,95 € (e-book: 5,99 €)
No es ningún secreto
que me gusta Tracy Chevalier (Washington,
1962), autora de novela histórica conocida por el éxito de La joven de la perla (1999), una historia inspirada en el famoso
cuadro de Johannes Vermeer que unos años más tarde se adaptó al cine. Descubrí
a Chevalier con este libro, que me gustó por su buen gusto al hablar de
sentimientos y por su habilidad para aproximarnos a la obra del pintor barroco de
forma amena. Aun así, en aquel momento no me pareció la novela excepcional que
esperaba, consideré que le faltaba fuerza.
Seguí leyendo a la autora con La dama y el unicornio (2003), que comparte su sutileza y el predominio de las
emociones sobre la acción, aunque esta vez me llenó mucho más, tal vez por
estar narrado desde diversas voces y pasearnos por Francia y Bélgica en el
siglo XV. En tercer lugar, leí Ángeles fugaces (2001), que hace una recreación excelente de los cementerios
ingleses de comienzos del siglo XX y nos habla de unas figuras históricas
interesantísimas, las sufragistas, pero en conjunto me resultó un poco descafeinado.
Estas experiencias me
han servido para darme cuenta de que Chevalier es una escritora que tiene
muchos rasgos que me gustan: sensibilidad
al narrar, cuidado de la psicología de los personajes, temas históricos de mi
interés. Sin embargo, resulta conveniente leerla con las cosas claras, es
decir, sin esperar una historia llena de adrenalina y fuegos artificiales,
porque entonces lo más probable es llevarse una decepción. El género histórico
se suele asociar a las aventuras y los misterios, pero Chevalier le da un
enfoque diferente, más sentimental, femenino y de ritmo tranquilo, en el que
importa más la experiencia vital de los protagonistas, casi siempre mujeres —la
propia autora ha reconocido que todavía quedan cosas que mejorar en la lucha
por la igualdad de sexos y le gusta recordar el papel de las heroínas del
pasado en sus obras—, que los hechos. Con esta mentalidad me acerqué a Las huellas de la vida, en la que recrea
las vidas de dos buscadoras de fósiles
en el siglo XIX que existieron en la realidad.
Elizabeth Philpot,
una mujer solterona de clase media, educada e intelectual, se traslada con sus
hermanos a una localidad de la costa inglesa y empieza a recoger fósiles. Allí
conoce a la joven Mary Anning, una muchacha pobre con un don para localizar
estas reliquias. Poco a poco, las dos se hacen amigas: Elizabeth le enseña a
leer e intenta ayudar a su familia, mientras que Mary le muestra su talento
natural para buscar fósiles y limpiarlos. Sus grandes hallazgos comienzan con
el fósil de una criatura que debería ser un cocodrilo, pero que Elizabeth
señala que presenta diferencias con respecto a estos animales, lo que la lleva
a plantearse qué ha podido suceder con esta bestia en términos evolutivos. No
obstante, la amistad entre las dos pronto se verá truncada por un hombre.
A pesar de que en la
vida real la gran buscadora de fósiles fue Mary Anning (Philpot también
existió, pero se la conoce sobre todo por ser colaboradora de esta), Chevalier
ha optado por dar el mismo protagonismo a ambas mujeres y por eso la novela
está narrada a dos voces: por un
lado, Elizabeth, la voz de la serenidad y la experiencia; por el otro, Mary,
más ingenua e impulsiva. Como me suele ocurrir, enseguida sentí debilidad por
Elizabeth, la mujer tranquila y cauta: me gustó su carácter observador y la
forma en la que analiza cuál es el órgano con el que vive cada persona; un
detalle muy hermoso e inteligente. Además, su personaje me parece bastante
interesante, dado que es una mujer que se salía del papel que se esperaba de
ella en la época: no se casó y disfrutaba de su independencia. En el caso de
Mary, probablemente lo más singular es su habilidad, esa enorme capacidad para
hallar los fósiles, un tema que Chevalier también plasma con delicadeza. En
esta novela no hay creaciones artísticas como en La joven de la perla y La dama y el unicornio, pero el arte es, de alguna manera, el don de Mary, un
talento innato como el de los artistas. Acompañan a Elizabeth y Mary unos secundarios
funcionales que cumplen con su papel sin llegar a destacar demasiado.
Como siempre, la
autora apuesta por dos protagonistas
femeninas fuertes, dos mujeres desconocidas para los no entendidos en la
materia que hicieron un importante descubrimiento relacionado con la evolución
antes de Charles Darwin. Chevalier toma como punto de partida los hechos reales
y a partir de ahí imagina sus vidas, como imaginó en su momento la pintura del
cuadro de La joven de la perla o la
confección de los tapices de La dama y el unicornio. Hace lo que se le da bien: narrar una relación de amistad entre dos personas de clases
sociales diferentes, una relación que se refuerza despacio, con un progreso
cuidado de los sentimientos de cada una. Además de por la toma de conciencia de
que el fósil de esa criatura parecida a un cocodrilo corresponde a un animal ya
extinguido, Las huellas de la vida
resulta interesante por la recreación del ambiente, del que casi es posible
sentir el aroma del mar, y el reflejo de las desigualdades de una época
histórica a través de la situación de las protagonistas, que aun con sus
diferencias tienen algo que las une.
En consecuencia,
estamos ante una novela que encaja en la descripción que he hecho al principio:
ritmo lento, poca acción; lo que importa
es conocer en profundidad a las dos protagonistas y aproximarse a un momento
histórico de una forma amena y elegante que no solo se centra en el
descubrimiento de un fósil, sino también en la cotidianeidad de las dos
mujeres. Las huellas de la vida es Chevalier en estado puro, se puede
reconocer en su prosa a esa Griet de La joven de la perla que posaba para Vermeer y después recorría las calles de
Delft hasta su hogar humilde, se pueden reconocer esos contrastes —de ambientes
y de madurez de los personajes— de La dama y el unicornio, se pueden reconocer la calma y los hechos que se
desvelan poco a poco de Ángeles fugaces.
He experimentado sensaciones parecidas a las otras veces que la he leído: me
gusta su sensibilidad (que no sensiblería), su buen gusto al escribir y su
capacidad para plasmar la introspección de los personajes, aunque en algunos
momentos no me habría importado que tuviera un poco más de ritmo y se
extendiera menos en las cavilaciones de (sobre todo) Elizabeth.
Tracy Chevalier. |
En cualquier caso, Las huellas de la vida me parece una
buena novela, una lectura agradable para los lectores dispuestos a saborear con
calma una historia que en apariencia es sencilla pero tiene más matices de los
que se detectan a primera vista. Entre sus puntos a favor, destacan la
recreación histórica, la excelente caracterización psicológica de las dos
protagonistas y el trato cuidado de las cuestiones sentimentales (que van mucho
más allá del amor). Por el contrario, si
lo que buscáis es un relato de acción trepidante en el que ocurran cosas
constantemente, mejor que ignoréis esta propuesta. Las huellas de la vida gustará mucho a quienes hayan disfrutado de
la autora previamente y también puede ser una buena opción para leerla por
primera vez si os atraen estos temas y la hermosa manera de narrar de Chevalier.
No tiene nada que envidiar al resto de su obra.
No lo conocía pero gracias a tu reseña tengo ganas de leerlo.
ResponderEliminarUn beso
Leí "La joven de la perla" hace muuuucho tiempo y recuerdo que me gustó. Esta novela me la anoto porque me resulta interesante.
ResponderEliminarBesos!
Llevo mucho tiempo con este libro rondándome en la cabeza y creo que después de leer tu reseña me voy a lanzar a leerlo.
ResponderEliminarGracias, un saludo!!
@Espe. Me alegro de haber despertado tu interés :).
ResponderEliminar@Kristineta. Si te gustó "La joven de la perla", te gustarán los demás libros de la autora.
@Inmish. Perfecto, ya me contarás qué te parece :).
Creo haberlo visto por la biblio... En mi próxima visita me parece que me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sólo leí La Joven de la Perla y tampoco me entusiasmó como para que me apeteciese leer más cosas de esta autora, pero quizá me anime ahora leyéndote... Bss
ResponderEliminar@Alba Úriz. Ja, ja, ¡qué cosas! :)
ResponderEliminar@Margari. ¡Qué bien! Ya me contarás qué te parece ;).
@Matiba. Sí, a veces viene bien dar una segunda oportunidad a los autores :).
Este libro me pareció PRECIOSO!
ResponderEliminarLa amistad entre las dos mujeres de extracción social tan diferente, pero con una pasión común.
Absolutamente recomendable!
@Maria Rosa. Totalmente de acuerdo contigo. Me alegro de encontrar a otra seguidora de Chevalier :).
ResponderEliminarAcabo de leerla y me ha gustado mucho, no por la trama en sí, ya dices tú que es una novela quizás algo lenta y sin la chispa que esperan otros lectores, sino por los temas que maneja: los fósiles/Dios/la evolución antes de ser descrita por Darwin; y el papel de la mujer en la época/las solteronas que no deben salir solas a la calle/ el no reconocimiento de la autoría de un descubrimiento científico... Muy buen libro.
ResponderEliminarNovela agradable de leer: tranquila, no aburrida, con sensibilidad, delicada,conritmo muy equilibrado y sobre todo muy interesante la parte histórica con ideas muy avanzadaspara la época sobre la evolución de las especies y sobre los escasos derechos de la mujer en comparación con los que tenía el hombre.
ResponderEliminarHola recién estoy en este sitio.y me gustaría leer estos libros ,pero no se como se hace.agradeceré cualquier información.gracias
ResponderEliminar¡Hola! Es muy sencillo: puedes comprarlos en una librería o puedes tomarlos prestados en cualquier biblioteca pública.
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