Edición:
Siruela, 2014 (trad. del inglés de María Luisa Balseiro)
Páginas:
152
ISBN:
9788416208098
Precio:
17,95 €
En
sus últimas novelas, Junichirō Tanizaki (Tokio, 1886-Yugawara, 1965) —uno de
los escritores japoneses más importantes del siglo XX, junto a Yasunari
Kawabata, Kōbō Abe, Ōgai Mori y Natsume Sōseki, entre otros— abordó el deseo sexual desde un enfoque
controvertido, que relaciona el erotismo con la perversión y, además, con
personajes ancianos y enfermos como protagonistas. Utsugi, un hombre de setenta
y siete años, se obsesiona con Satsuko, su nuera, una atractiva mujer de pasado
turbio que, astuta, se aprovecha de la atracción que despierta en él para
conseguir regalos de lujo. De forma progresiva, entablan un juego particular,
en el que ella procura mantener viva la pasión de Utsugi con pequeñas
concesiones, y él, a cambio, se convierte en cómplice de los oscuros secretos
de Satsuko y le facilita las cosas en casa, donde no es demasiado querida por
su suegra y sus cuñadas. Utsugi se encarga de narrar los avances en su diario
personal, en el que también habla de sus problemas de salud.
Diario de un viejo loco
(1961) presenta muchos paralelismos con otra célebre novela del autor, La llave (1956) —de hecho, en la edición
inglesa de Vintage de 2004 se agrupan en un solo volumen—, como la estructura
en forma de diario, aunque en La llave se alternan los puntos de vista
del hombre y la mujer, mientras que aquí solo se conoce el de él y se pierde
parte de la ambigüedad que tanto se potencia en La llave. En segundo lugar, en ambas se produce un contraste entre
el hombre, cada vez más decrépito, y la mujer, seductora y dominante, que
emerge como la que marca el ritmo de la relación. Esta concepción del erotismo
no se basa únicamente en el contacto físico, sino que bebe del fetiche y la
fantasía, de la idea de estar cometiendo un acto «impuro». Eso excita
a Utsugi, que reconoce con una sinceridad abrumadora que ya no puede mantener
relaciones sexuales. El acercamiento a Satsuko tiene lugar en la ducha, donde
inician una rutina, como ocurría en la
escena en el baño de La llave.
Ni
a Utsugi ni al protagonista de La llave
les importa que el juego les haga daño, porque se saben en la recta
final de su vida y esta pasión es lo único que los incentiva a disfrutar del día a día. Satsuko lo fascina precisamente porque no es una chica
bondadosa; al contrario: le encanta su picardía y acepta con gusto su
manipulación («Es extraño, pero incluso cuando me duele tengo apetito sexual.
Quizá especialmente cuando me duele. ¿O debería decir que me atraen más, me
fascinan más las mujeres que me causan dolor?», pág. 25). El narrador insinúa
cierta conexión entre este ardor y sus progresivos problemas de salud, que se describen con tanto detalle que sorprende por su transparencia en el retrato de la vejez —Tanizaki también rondaba
esta edad cuando lo escribió—. Lo mismo ocurre con la sensibilidad del anciano:
Utsugi reconoce que lo han educado para ocultar sus sentimientos, pero en
cierto momento, junto a su nieto, no puede reprimir la emoción y lo cuenta en
el diario.
Esta
obsesión por la pulsión erótica va ligada a una progresiva indiferencia hacia
la familia, en concreto su esposa e hijas, que representan el lado tradicional,
políticamente correcto, de la mentalidad de la época. Utsugi toma
decisiones que asombran a todos: prefiere hacer regalos a Satsuko antes que
prestar ayuda económica a una hija, y no le importa engañar a su propio hijo,
el marido de Satsuko, para cubrir las espaldas a esta. La elección de Satsuko
como objeto de deseo no es baladí, puesto que representa a su vez la
transformación de la mujer japonesa con el paso de los años, la liberación de
costumbres que aún no se había producido durante la juventud de Utsugi y que
ahora él celebra con fervor. La perversión, por lo tanto, no se limita al
componente sexual, sino que tiene un sentido más profundo, de transgresión del orden establecido y,
en cierto modo, de advenimiento de nuevos tiempos, menos castos y reprimidos. Para
sus familiares, sin embargo, todo esto no es más que la fantasía de un pobre
viejo lunático.
Junichirō Tanizaki |
En
suma, este breve Diario de un viejo loco
recrea de manera espléndida una dimensión controvertida del erotismo, asociada
a la búsqueda de nuevas maneras de satisfacer el deseo cuando el protagonista ya
no puede mantener relaciones. Se trata, en buena medida, de una perspectiva
oscura, en la que prima la depravación y el abandono de las actividades tranquilas
que deberían ocupar al anciano. La narración en forma de diario, al igual que
en La llave, hace más partícipe del
juego al lector, que debe ir más allá de la versión del protagonista para
imaginar cómo su entorno recibe este comportamiento y decidir si, en efecto,
Utsugi le parece un viejo loco o hay algo de lucidez en su encaprichamiento. Tanizaki no da respuestas, pero plantea los interrogantes, tal como se
espera de un gran escritor.
Imágenes
de la adaptación al cine de 1987, Diary
of a Mad Old Man, dirigida por Lili Rademakers y protagonizada por Ralph
Michael y Beatie Edney. Hay varias adaptaciones más.
Me gustan mucho las novelas que estudian el alma humana, aunque no esta faceta, la verdad, me parece muy sórdida. Sí me ha gustado tu análisis del libro, sus puntos fuertes, su comparación con La llave... Siempre aprendo algo leyéndote, ;D. Abrazos.
ResponderEliminarJa, ja, es que el alma humana también tiene su lado perverso :).
EliminarNo he leído nada de este autor pero me ha gustado mucho lo que nos has contado de estas dos novelas. Tomo nota de los títulos. Seguramente lo busque en la biblioteca.
ResponderEliminarBesos!
Las dos novelas me han sorprendido gratamente (más "La llave" que "Diario...", porque al ser tan parecidas es inevitable que la segunda en el orden de lectura recuerde a la primera). Tanizaki sabe trabajar la ambigüedad, y al leerlo entras en un juego en el que no te puedes fiar de todo lo que cuenta el narrador y hay que leer entre líneas. Muy sugestivo, sin duda.
EliminarPues tengo que reconocer que no conocía al autor, pero me has dejado con ganas de buscar tanto La llave como esta novela. Me has dejado con ganas de saber más de este perversa y curiosa relación...
ResponderEliminarBesotes!!!
Son muy interesantes. Te lo pasarías bien leyéndolas.
EliminarMe gusto la reseña de los dos pero me podrias orientar cual deberia leer primero?
ResponderEliminarPuedes leer cualquiera de las dos; son totalmente independientes. En cuanto a cuál me parece mejor, quizá me quedo con "La llave" por la ambigüedad de los dos narradores, pero las dos son recomendables ;).
EliminarTodavía no he leído "La llave" y la verdad es que no sé porque, ya que disfruto mucho con los narradores orientales. Me parece que sus historias son muy singulares, con una delicadeza especial. Su manera de expresar las cosas, tan influenciada por su milenaria cultura, me resulta especialmente atractiva.
ResponderEliminarLo dicho, que empezaré por "La llave", que me llama algo más por lo de los dos narradores y seguiré por aquí.
1beso:)
Yo no soy muy aficionada a la literatura oriental, pero estas dos novelas de Tanizaki me parecen accesibles hasta para los neófitos como yo. Creo que las disfrutarás.
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