Edición: Lumen, 2013
Páginas: 336ISBN: 9788426421395
Precio: 22,90 € (e-book: 14,99 €)
Solemos decir que hay
cosas que no se pueden perdonar, o que nunca podremos perdonarnos. Y sin
embargo lo hacemos, lo hacemos a todas horas. «Vida querida», pág. 333.
Cuando me acerco
a la obra de un gran escritor suelo sentir una mezcla de respeto y atracción;
el temor de que no me guste tanto como a los demás conjugado con las ganas de
leerlo cuanto antes. La canadiense Alice Munro (Wingham, Ontario, 1931), autora
de doce libros de relatos y dos novelas, pertenece a este selecto grupo: ha
ganado reconocimientos tan importantes como el Man Booker International Prize 2009 y
su nombre suena año tras año para hacerse con el Premio Nobel de Literatura. Sus
cuentos se caracterizan por explorar las
relaciones humanas en contextos cotidianos y ella misma reconoce tener
influencias de figuras como Flannery O’Connor, Eudora Welty, Katherine Anne
Porter y Carson McCullers. Mi vida
querida (2013), publicada en España en edición de tapa dura y con una bella
cubierta, es su compilación más reciente y, según Munro, la última que publicará. Consta de diez relatos y cuatro textos adicionales, englobados bajo
el título de «Finale». Este final es, en palabras de la autora, «lo primero y
lo último —y lo más íntimo— de cuanto tengo que decir sobre mi propia vida».
Los cuentos que
conforman este libro recrean escenas rutinarias de gente humilde que, por lo
general, se sitúan en Canadá en la segunda mitad del siglo XX. Enseguida sorprende
la gran cantidad de detalles que contienen: son relatos para leer muy despacio, mientras prestamos atención a cada
párrafo, reflexionamos sobre lo que ha querido expresar la autora y, en
definitiva, disfrutamos de su extraordinaria prosa. No narran acciones
rocambolescas, sino que beben del realismo, de la recreación de ambientes que
en apariencia parecen tranquilos y previsibles, pero en los que en un momento
dado se produce un giro argumental que consigue cambiar la interpretación que el
lector había hecho hasta entonces. Ese es uno de sus méritos: construye con
meticulosidad una historia en la que todas las piezas encajan y logra asombrar al lector, hacerle pensar
durante un rato en aquello que le ha transmitido. Por eso me ha resultado
imposible leer estas narraciones del tirón; necesitaba un tiempo para
digerirlas.

La mayoría de relatos están protagonizados por niños o jóvenes —incluidos
los autobiográficos—, o por adultos que recuerdan lo que les ocurrió cuando
tenían esa edad. ¿Se debe al hecho de que en estas etapas vitales se producen
las experiencias que más nos marcan? ¿O tal vez a la nostalgia de una escritora
veterana? Quizá de todo un poco. No obstante, hay dos excepciones notables: «A
la vista del lago», un perturbador relato en el que una anciana se pierde
mientras busca un médico (con un desenlace un poco decepcionante para mi
gusto); y «Dolly», uno de mis favoritos, sobre un matrimonio de ancianos que
recibe una visita inesperada, una trama que en apenas veinte páginas plantea unas magníficas reflexiones
sobre la vida, con un final sorprendente y natural al
mismo tiempo, como si no pudiera haber sido de otra forma aunque durante un
rato nos hizo dudar. Un relato inmejorable para cerrar la selección antes de
dar paso al «Finale».
Por otro lado,
en muchos de los cuentos mencionados una parte de la acción transcurre en un viaje, lo que interpreto como el devenir de la existencia, que obliga a
moverse, a ir de un lugar a otro, a tener principios y finales (la muestra
más evidente es «Tren», sobre un hombre que se pasa la vida huyendo), tanto
para tareas cotidianas como para largas estancias en una tierra lejana. A
propósito de esto último, hay un relato, «Amundsen», otro de mis preferidos,
que narra la llegada de una maestra a un sanatorio. Considero que este texto se
sale un poco de la tónica: tiene un planteamiento más intrigante, la
ambientación deja sin aliento y transmite la sensación de que puede ocurrir
cualquier cosa (y, aun así, el desenlace se sale de lo previsto, como siempre).
Se cita Guerra y paz, y no por
casualidad, porque sospecho que hay mucho de esa atmósfera rusa en la
narración. Hablando de referencias literarias, varios personajes leen o
escriben, y en otros relatos se nombran novelas como Huckleberry Finn e Historia
de dos ciudades.

Antes de
terminar, quiero comentar los cuatro textos que componen el «Finale», escritos
en una primera persona de la propia autora. Ella misma dice que no son cuentos,
pero el oficio se le nota y lo que nos ofrece se lee igual de bien que el resto
del libro. Se podría pensar que estas páginas recogen los hechos más
significativos de su vida, qué se yo, una relación apasionada, una enfermedad o
un recuerdo traumático. Sin embargo, lo que cuenta Munro no son precisamente lo
que consideramos grandes gestas, sino que se
queda con lo pequeño, lo que parece anecdótico (una conversación nocturna
con su padre, una vecina extraña…), que
en sus manos se convierte en trascendental gracias a una mirada capaz de
dar valor al dato más nimio, una mirada que nos dice mucho más que el argumento
en sí (ya lo dijo García Márquez: «La vida no es la que uno vivió, sino la que
uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla»). Y, pese a partir de situaciones
tan sencillas, describe con tanta destreza que el lector puede imaginarse
perfectamente a esa Alice Munro niña cogida de la mano de su madre, temerosa de
que los niños de su clase se metan con ella. El último, «Vida querida», es
especialmente minucioso con su entorno familiar. Estos escritos, que suenan tan
francos y son de lo mejor del libro, me han hecho reflexionar sobre mi propia
vida y mis recuerdos, en lo que me apetecería explicar si tuviera que hablar de
ellos. Tenemos la tendencia a pensar en la vida como una sucesión de etapas
marcadas por esos hechos importantes a los que me refería antes, sin darnos
cuenta de que a menudo la forma en la que nos tomamos los actos cotidianos dice
mucho más de nosotros, de cómo somos y de cómo vemos la vida.
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Alice Munro. |
Munro es grande,
muy grande, y además tiene la virtud de escribir de forma amena, con una prosa
de las que llamo engañosamente sencillas, porque resultan tan cercanas que
parece fácil narrar así, que sale de forma natural, aunque al examinar cada
texto se constata que la autora lo ha controlado todo al máximo, que su arte no
nace de la nada. Si los cuentos se leen de forma superficial se puede correr el
riesgo de que sepan a poco, por eso aconsejo disfrutarlos con calma, con una
lectura pausada y atenta, a ser posible sin leerlos todos del tirón. Después de
terminar el libro, siento que me he llenado de vida, porque en Mi
vida querida desfila la vida misma, las relaciones humanas concentradas en
relatos, unas vidas más ricas que las de muchas novelas, dado que el universo de Munro gana complejidad a medida que avanza y nos
sumergimos de pleno en él. Nos deja la huella que
solo las grandes obras son capaces de provocar y nos recuerda que un
auténtico maestro de la literatura no necesita una historia de quinientas
páginas para demostrar su genio.
Gracias, Alice Munro,
por regalarnos tanta vida.
Llevo un tiempo detrás de algún libro de esta autora y veo que recomiendas muy bien este. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesos:)
@Sara. No te arrepentirás de leerla, es una gran escritora. Además, estoy segura de que el resto de sus libros también merecen la pena.
ResponderEliminarNo leo relatos, no he tenido buenas experiencias lectoras con ellos y hace tiempo que dejé de hacerlo. Pero sí te digo la verdad leyendo tu reseña, he sentido que me perdería una gran obra. Me echa un poco para atrás que me parezca"complicada" de leer, aunque dices que la apariencia del texto es sencilla. No lo descarto.
ResponderEliminarSi lees alguna de sus novelas ya nos dirás. Besos
@Carax. En el pasado yo tampoco tuve experiencias demasiado buenas con el relato, pero creo que en parte fue porque leí libros de autores que ante todo son novelistas y sus recopilaciones de relatos tenían pinta de ser el típico libro que les pide la editorial para hacer caja mientras terminan de escribir una nueva novela.
ResponderEliminarEl caso de Munro es diferente. Ella siempre ha destacado por los cuentos, la llaman la Chéjov de nuestros tiempos. Me ha parecido buenísima, y sus relatos tienen tantos detalles que son casi como pequeñas novelas. Creo que puede ser una autora estupenda para que te reconcilies con el relato :).
Leí varios cuentos de esta autora y me gustaron mucho. Me ha parecido una entrada muy interesante. Besos.
ResponderEliminar@Mixti Fori. Me alegro de que coincidamos en nuestras impresiones. Espero seguir leyendo más cuentos de Munro.
ResponderEliminarCon esta autora me pasa como con Philippe Claudel: que fui adquiriendo libros suyos pero los dejaba estar. Con Claudel ya se ha abierto la veda. Con Alice Munro tendré que hacer lo mismo porque ya se me cae de la estanteria.
ResponderEliminarLos autores que escriben con sencillez pero como quien no quiere la cosa te ponen delante de un espejo y no precisamente para reflejar lo superficial, me parecen de lo mejorcito. O al menos, los que a mi más me gustan. Porque lo cotidiano está lleno de grandes historias, no es necesario enredar mucho con inventos...
Saludos
@Ana Blasfuemia. Te entiendo, yo también tengo por aquí varios libros de autores a los que aún no he descubierto, va pasando el tiempo y siguen ahí. Con tanta novedad apetecible cuesta mucho abarcarlo todo :).
ResponderEliminarEn cuanto a Munro, me parece un ejemplo perfecto de lo último que comentas: las grandes historias cotidianas. Esta autora es capaz de hacer grande lo pequeño.
Últimamente sólo oigo hablar de Munro y después de esta reseña voy a tener que dejar de lado mi reticencia a los relatos y animarme.
ResponderEliminarMira que hace un tiempo no había ni oído hablar de esta autora (ignorante de mí) y desde que me encontré con un libro suyo en la librería, no he dejado de leer cosas acerca de ella.
ResponderEliminarAunque es conocida por sus cuentos, creo que voy a empezar por La vida de las mujeres, que es el que vi en la librería y he leído que es su primera novela,
También tengo apuntado el que nos traes hoy, tiene muy buena pinta.
1beso:)
Le tengo ganas, porque leí hace poco "Las lunas de Júpiter" y me pareció estupendo.
ResponderEliminarGracias por la reseña, que me anima aún más... aunque es casi peor, porque la lista de deseables no deja de aumentar y aumentar. ;)
Ya sé con qué libro voy a descubrir a esta autora. Me lo has dejado muy claro.
ResponderEliminarBesotes!!!
@Manuela. Con este libro está dando bastante que hablar, creo que ya va por la tercera edición y en una autora como ella es todo un logro (no es el típico best-seller). Es una estupenda opción para descubrirla.
ResponderEliminar@Elena:). A mí me ha ocurrido algo parecido, hace unos años ni me sonaba y sin embargo ahora escucho muchos comentarios sobre ella (y ahora que se acerca la entrega del Nobel seguro que la nombrarán bastante en los medios como posible candidata). Ya me contarás qué te parece "La vida de las mujeres", tiene muy buena pinta, aunque yo seguramente seguiré leyéndola con los relatos de "Demasiada felicidad".
@Aradia. Je, je, con libros como este no pasa nada porque la lista aumente, te lo aseguro :).
@Margari. No te arrepentirás. Aún no puedo decir si me parece mejor o peor que sus otros libros, pero desde luego es una excelente recopilación.
Hace tiempo que me recomiendan a esta autora, y creo que va siendo hora de que le dé una oportunidad. No he leído nada de ella, pero una amiga siempre me dice que la lea, que no me arrepentiré.
ResponderEliminarBESOTES
@¡Pensamientos de Patri. Yo también te digo que no te arrepentirás ;). Busca el momento adecuado ¡y a disfrutar!
ResponderEliminarLeer a Munro es encontrarse con la magia, es pura poesía.... No lo dudeis, merece la pena!!
ResponderEliminar@Elena Méndez. Me alegro de encontrar a otra seguidora de Munro :).
ResponderEliminarAdemás de ser un libro muy recomendable, esta edición tiene una cubierta muy bonita.
ResponderEliminar@Anónimo. Estoy de acuerdo, me parece una cubierta sencilla y bonita, impecable.
ResponderEliminarNo lo he leído, aunque desde que le han dado el Nobel sin duda va a ser editada por muchas más editoriales, así que probablemente si no ya este año (porque no queda nada y tengo varios pendientes que quiero leer antes de acabarlo) el año que viene me atreveré a descubrirla.
ResponderEliminarSaludos.
@Ro. La mayor parte de sus libros ya se habían traducido al castellano antes de la concesión del Nobel, pero sí, ahora va a ser mucho más leída, sin duda.
ResponderEliminarDesde que lei tu reseña y luego con el Nobel llevaba retrasando leerla porque a veces me da miedo enfrentarme a un grande de la literatura y que no me guste. Pero realmente este libro me ha encantado. Y eso que a mi normalmente el cuento me sabe a poco, pero es que estos relatos no tienen ni una coma de desperdicio, estas todo el rato conteniendo la respiracion y deseando que tengan una pagina mas. Y la manera de contarlo me ha parecido para disfrutarla despacito, leyendo y releyendo, dejando el siguiente para mañana para que te dure mas. La verdad es que me ha parecido un libro maravilloso
ResponderEliminarHacía mucho tiempo que no leía relatos y tras haber oído mucho hablar de Munro, a raíz de tu reseña me hice con esta colección. Hasta ahora no me había puesto con él y me alegro mucho de haberlo hecho, porque lo he disfrutado muchísimo. Ha habido veces en que al terminar alguno de los relatos, tenía que volver atrás y buscar un dato que se me había escapado. Me ha fascinado el hecho de que se trata de historias aparentemente cotidianas que en absoluto son historias corrientes sin interés. Verdaderamente, el oficio de un contador de historias se ve en Munro: convertir una historia aparentemente anodina en una obra de arte. Mi lista de pendientes es interminable, pero seguro que volveré a leer algo de esta autora, porque me ha maravillado.
ResponderEliminarHas explicado perfectamente lo que sentí al leer a Munro. Hasta me han entrado ganas de volver a leerla (y espero no tardar mucho en hacerlo).
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