02 septiembre 2013

Croquetas y wasaps - Begoña Oro



Edición: SM, 2013
Páginas: 232
ISBN: 9788467551907
Precio: 9,95 € (e-book: 7,49 €)

Te cuento todo esto por si eres tan imbécil como lo fui yo. Por si te estás quedando al borde de la piscina cuando podrías tirarte de cabeza, cuando, de hecho, todo tu cuerpo te grita que te tires; pero tú, en vez de extender los brazos sobre la cabeza, te quedas a mitad de camino y te tapas las orejas con las manos. (Pág. 5).

Este verano he regresado a mi adolescencia, a los corrillos del instituto, a la primera decepción amorosa. Este retorno podría ser una tortura, salvo que se haga con Croquetas y wasaps, la última novela de la zaragozana Begoña Oro, una historia tan simpática y actual como sugiere su título. La autora dio el salto a la literatura hace poco más de dos años, cuando ganó el Premio Gran Angular de literatura juvenil con Pomelo y limón (2011), pero su experiencia en el sector viene de lejos, puesto que ha trabajado como editora, escritora de libros de texto y traductora, siempre vinculada al ámbito de la literatura infantil y juvenil. Yo la descubrí con Pomelo y limón, una obra que me fascinó por su capacidad para dar un nuevo giro a un tema tan manido como el amor. Desde entonces me he vuelto una yonqui de todo lo que escribe (incluido su blog).

Croquetas y wasaps tiene bastante en común con Pomelo y limón. Si en la primera novela los protagonistas eran dos adolescentes enamorados que tenían prohibido verse porque la prensa los perseguía, esta vez el argumento vuelve a centrarse en el amor, aunque con algunas diferencias: Clara, esa chica tan agradable que hizo de mensajera de Jorge y María en Pomelo y limón, está pillada por Lucas, el guapo-guapísimo de la clase. En ocasiones parece que él también quiere algo con ella, pero después es… un imbécil. Sí, esto es una historia más sobre el amor no correspondido, las falsas esperanzas, el autoengaño, la caída y, por fin, la luz. ¿Quién no se ha sentido nunca así, sobre todo a esta edad? Me gusta que la autora haya elegido este tema porque muchas chicas (y chicos) se identificarán con Clara (y los que superamos esa edad tendremos un déjà vu). Además, la protagonista no es una chica perfecta: tiene carácter, pierde los nervios, se equivoca; me parece una personalidad creíble que rompe con la tendencia de las muchachas tranquilas y correctísimas. Lo mejor: el optimismo del mensaje final (qué bonito, qué bonito, qué bonito).

No obstante, en la primera parte el bucle de Clara se me hizo un poco pesado, creo que habría venido bien alternarlo con otras subtramas (están las de Unai y el abuelo, pero en esas 70 páginas quizá todavía son demasiado sutiles y quedan eclipsadas por el estado de Clara). La escena de la excursión para mi gusto roza lo «paranoico», no logré creérmela y me sobró tanta charla sobre pájaros, a pesar de su valor simbólico. Tampoco me convencieron los fragmentos en los que Clara sueña despierta, aunque reconozco que son un detalle original. Entiendo lo que la autora quiere plasmar con ellos —las fantasías en las que Clara se refugia cuando no está satisfecha con su vida, que desaparecen a medida que abre los ojos—; sin embargo, en ese primer tramo me resultaron repetitivos y me incomodaba encontrármelos en medio de la narración, desvían la atención sobre el hilo principal. Por suerte, el libro va de menos a más y a partir de la segunda parte me convenció por completo.

Pero no solo se habla de amor y desamor; si algo bueno tiene Begoña Oro es su capacidad para condensar muchas ideas en poco espacio. Ya he avanzado que hay dos tramas secundarias: por un lado, la de Unai, el gordito de la pandilla, un chico raro que siempre viste de negro porque su padre murió cuando él era pequeño; por el otro, el abuelo de Clara, que desde que falleció su esposa pasa mucho tiempo en casa de su hija, con la que parece haber discutido por algo que la protagonista desconoce. Ambas historias tienen en común el tema de la pérdida, la dificultad para decir adiós, una dificultad que de algún modo se relaciona con la incapacidad de Clara para dejar atrás el recuerdo de Lucas (el imbécil). Con estos hilos argumentales consigue intrigar al lector —no se sabe la verdad de la muerte del padre de Unai ni lo que oculta el abuelo—, pero, sobre todo, conmueve, conmueve en lo más hondo porque toca las teclas de la empatía, y lo hace tan bien que incluso en esas escenas pone una nota de humor.

Para conseguir esto hacen falta unos secundarios a la altura de la protagonista. Los hay: el abuelo, divertido y carismático; Unai, tan misterioso como adorable; los compañeros de clase, con roles fáciles de identificar; los padres de Clara, definidos con pocas pinceladas. En este punto quiero destacar el equilibrio entre el ámbito familiar y las amistades, entre las escenas en casa y en el colegio, algo que también caracteriza Pomelo y limón. Este rasgo de la autora me parece bastante interesante porque logra que todo parezca más cercano y natural (con esos momentos entrañables con el abuelo y las broncas de la madre). En la literatura juvenil se suele producir el fenómeno de «matar a los padres» para centrar toda la acción fuera del hogar; en cambio, Begoña Oro no evita este componente (fundamental en la vida de cualquier adolescente) e incluso lo potencia (en sus dos novelas los personajes pasan más tiempo del normal en casa). Me gusta, es valiente y demuestra que del ambiente casero también puede salir una buena novela.

En cuanto al estilo, me ha fascinado tanto como en Pomelo y limón. En esta ocasión no combina diversos tipos de texto, sino que lo da todo en una primera persona de la protagonista narrada en fragmentos breves —se nota que además de novelista es una buena articulista—: píldoras de chispa que derrochan humor y frescura, pequeñas reflexiones sobre la vida, wasaps (toman el relevo de las redes sociales de su primer libro), abundantes referencias al cine, la música y los libros (que combinan lo actual y lo tradicional), y muchas, muchísimas metáforas que le dan ese tono único que me cautivó cuando la leí por primera vez. También tengo que mencionar el uso de recursos tipográficos para hacer que la voz de Clara suene como una chica de hoy en día (palabras en mayúscula enfática, emoticonos, letra más pequeña, letra gris para lo que se imagina…). La única pega que le pongo es el título: considero mucho más adecuado Mandarinas y croquetas o viceversa —quienes lo hayan leído me entenderán—, que además seguiría la línea de comida de Pomelo y limón. De todas formas, supongo que los wasaps pueden atraer a más lectores por aquello de ser actuales (y son muy útiles para presentar el libro de una forma curiosa en la contracubierta, lo reconozco).

He disfrutado mucho de Croquetas y wasaps, de este reencuentro con las palabras de Begoña Oro, que se hacen más grandes a medida que avanza la obra; aun así, me sigo quedando con Pomelo y limón. Aparte de los problemas de la primera parte, en mi opinión es menos original, tanto en la estructura (narración en primera persona a secas frente a narración en tercera persona, cartas, punto de vista de las lectoras del blog y más dibujos) como en la trama (los dos giran alrededor del amor, pero Pomelo y limón también hablaba de la privacidad y lanzaba una crítica a la prensa rosa, un tema que me parece mucho más insólito que los que se plantean en Croquetas y wasaps, salvando tal vez el secreto del abuelo). No obstante, las croquetas ganan en algo: la capacidad para emocionar. En esto la autora sí que se ha superado.

Begoña Oro.
En suma, una lectura muy recomendable para un adolescente (y para adultos acostumbrados a la literatura juvenil). La novela aúna lo moderno de la comunicación entre jóvenes con lo tradicional de las relaciones familiares, lo universal del primer desamor con lo particular de la escritura de Begoña Oro, lo divertido y lo triste de la vida, lo sencillo y lo complejo de las emociones. Sé que hoy en día queda mal hablar de libros con «valores» —los asociamos a una obra que nos dice lo que tenemos que hacer, demasiado políticamente correcta y uniformadora—, pero Croquetas y wasaps los tiene y me parecen un punto a su favor, porque surgen de la vida misma, sin forzarse, utilizan el humor como recurso y, lo mejor, animan a ponerse en marcha, a tirarse a la piscina y no pasarse la vida entre lamentaciones. Unos valores, desde mi punto de vista, maravillosos. Espero que la autora no tarde mucho en invitarnos otra vez a comer (croquetas, frutas… o lo que sea).

Si os ha llamado la atención, podéis empezar a leerlo aquí.

25 comentarios :

  1. Me gusta lo que nos cuentas, y mi hija ya lo tiene anotado en su lista de "me lo pido"
    Muchas gracias por tu reseña ;)
    Besos

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  2. Tengo apuntado el de "Pomelo y limón" desde que leí la reseña que hiciste sobre él. Éste también me lo apunto porque hablas muy bien de él y tiene buena pinta.
    Un beso!

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  3. ¡Hola, Rusta!

    Interesantísima la reseña. La tendré como referencia cuando me lo lea en las próximas semanas. Estaba en Italia cuando lo publicaron y me impresionó mucho la originalidad del "book-tráiler". La reseña de Alba Úriz hizo que lo anotase en mi lista de cosas que comprar, así que cuando a mi vuelta a España lo vi en la librería de barrio a la que iba de niña con mi padre lo adquirí sin pensármelo dos veces. Me gustó mucho "Pomelo y Limón" aunque no lo haya reseñado y la valentía de la autora por narrar cuestiones polémicas, actuales y cotidianas, y todo con un buen hilo conductor.

    Besos,
    Elena Velarde.

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  4. Ya veo que es capaz de condensar varias tramas en muy pocas hojas y con buen resultado
    A pesar de que tanto este libro como sobre todo el anterior, están recibiendo muy buenas críticas, no veas la pereza que me da leer otra vez literatura juvenil...
    Besos

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  5. Mira que este libro no me llamaba nada la atención, porque no suelo leer juvenil realista, pero me has convencido. Aún así, creo que empezaré con la autora por Pomelo y limón, que lo tengo apuntado desde que hiciste la reseña y aún no lo he leído.
    1beso:)

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  6. @AlyPH. Pues a por él ;).

    @Cristina_Roes. Espero que os guste a las dos :).

    @Kristineta. Los dos merecen la pena, sin duda.

    @Elena Velarde. A mí también me encantó el book-tráiler. Normalmente no los miro porque me resultan monótonos, pero este me pareció sencillo y original al mismo tiempo. Tengo ganas de saber qué te parece "Croquetas y wasaps", a ver si coincidimos en ponerlo un poco por debajo de "Pomelo y limón".

    @Laky. Te entiendo, esto va por rachas. Yo ahora tampoco tengo mi época más juvenil, pero hago algunas excepciones con autores que me gustan (Begoña Oro, Richelle Mead...).

    @Elena:). Sí, recomiendo empezar por "Pomelo y limón". Ya verás como la forma de escribir de la autora te sorprende.

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  7. Hola!

    Begoña Oro es una de mis pendientes. El día que vi Pomelo y Limón en la librería me llamó la atención, aunque pensé que no me gustaría y acabé por no cogerlo. Al cabo del tiempo, leí reseñas y me di cuenta de que sí me habría gustado. Cuando vi este nuevo libro me dije, esta autora seguro que me gusta, me hacen gracia los títulos, las portadas y leo la sinopsis y me gusta también.

    Así que tengo sus dos libros en compras pendientes, para mi próxima peregrinación a la librería. Me gusta leer novela juvenil y rememorar algunas cosas de mi pasado, como bien dices, porque te sientes identificada con tu vida y eso hace que puedas meterte más en la historia.

    BESOTES

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  8. @iPensamientos de Patri. Por lo que comentas, creo que Begoña Oro te puede gustar. Además, la chispa que tienen los títulos y las portadas también está en el texto, tiene un estilo muy personal y eso es algo que valoro mucho.

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  9. Croquetas y wasaps, un libro para dejar volar la imaginación aun que ya no formemos parte de la juventud en adolescencia, siempre es bueno leer un libro de este tipo que nos trae gratos recuerdos.

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  10. @Óscar Herrera. Sí, a los adultos nos trae recuerdos, aunque el libro merece la pena por muchos motivos más :).

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  11. No sé si me quedan muchas ganas de volver al instituto :D Pero claro, me fio de tu criterio así que voy a seguir tu recomendación y me lo anoto. Pero eso sí: lo mío va a ser sensación de "déjà vu" pero de largo ;)

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  12. Tengo ya en mi lista Pomelo y limón de cuando leí tu reseña. Me apetece mucho, pero creo que la etiqueta de novela juvenil siempre me hace posponerlo. Este también me lo anoto.. A ver si salvo las reticencias
    Besos

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  13. @Ana Blasfuemia. Je, je, lo puedes reservar para un momento en el que te apetezca una lectura diferente a lo que lees normalmente :).

    @Carax. Cuando estamos acostumbrados a la literatura "adulta" cuesta pasarse a la juvenil, pero una vez lo haces puedes llevarte muchas alegrías.

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  14. Aunque no es el tipo de libros que leo, el título es muy original

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  15. @Nahua. Y lo mejor es que no decepciona :).

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  16. @Girl Pink. Ale, ¡a la librería! :)

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  17. ¡Hola, Rusta!

    Anoche me lo terminé de leer y estoy preparando la reseña para publicarla en un par de semanas. Te avisaré mencionándote en un tuit cuando la publiqué por si la quieres leer. ;-)

    Acabo de volver a leer la tuya y coincido contigo en que tardó en engancharme, que es bastante conservadora en muchos aspectos importantes y que prefiero "Pomelo y Limón". Aún así, "Croquetas y wasaps" me ha gustado lo suficiente como para recomendar su lectura y valorarla con un 8/10.

    Besos,
    Elena Velarde.

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  18. No leo juvenil de forma habitual, pero este libro me llamó la atención desde la primera vez que lo vi (por el título, no te voy a mentir), consiguió despertar mi curiosidad. Aún así, todavía no lo he leído.
    Saludos.

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  19. @Elena Velarde. Me alegro de no ser la única que prefiere "Pomelo y limón". De todas formas, las croquetas también merecen la pena :).

    @Ro. Je, je, no me extraña, es un título muy simpático. A ver si te animas a leerlo.

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