Edición: Periférica, 2019 (trad. Manuel
Arranz)
Páginas: 80
ISBN: 9788416291892
Precio: 11,50 €
Este
pequeño libro reúne los tres relatos en que se basa la película El placer
(1952), de Max Ophüls; un tríptico de cuentos de excelente factura en los que
el maestro Guy de Maupassant (Dieppe, 1850 – París, 1893) pone de relieve los
contrastes de la sociedad. En todos ellos, los placeres mundanos –la noche, el
erotismo, la prostitución, los amores clandestinos– se cruzan con la quietud
aparente del día a día –la religión,
la familia, el matrimonio–, lo que da forma a un juego narrativo en el que lo profano, el
tabú, convive sin hacer ruido con la moral impuesta. Son, además, historias en
las que merece la pena detenerse a analizar el rol de las mujeres, el «grado de
opresión» (o de libertad) que padecen. El autor, fino observador de caracteres,
explora la relación entre hombres y mujeres fuera de los convencionalismos del
matrimonio tradicional. La perspectiva se fija en esas zonas de sombra donde las mujeres, en ocasiones, se hacen con el control de la situación, lo que los deja a
ellos a su merced, dependientes, vulnerables de una manera no siempre visible
para el espectador poco atento.
El
primero, «La máscara» (1889), narra la peripecia de un hombre que, en un
baile, esconde su rostro bajo una máscara. Todos los toman por un galán, pero,
cuando el médico lo atiende, descubre que tras la careta se esconde el rostro
marchito de un anciano. El quid de la historia, no obstante, no está en este
secreto, sino en el relato posterior de su esposa. En su calidad de
confidente, ella era la única conocedora del truco del marido, es decir, la única
consciente de sus complejos, sus miedos (a renunciar a la pasión, a envejecer,
a morir). En cierto modo, la mujer es una víctima, por cuanto se resignó a las
traiciones del esposo, al afán de este por rodearse de amantes jóvenes; sin
embargo, la entereza de ella al afrontar la decrepitud del hombre la revela
como una presencia firme, lúcida, frente al patetismo del anciano que no asume
su edad. Más que un relato sobre el sueño de la eterna juventud, Maupassant
refuerza la figura de la esposa que, como tantas otras, sostiene el hogar, y
al marido, mientras él se hunde. Es, también, una historia de opuestos: de la
ligereza de la celebración en la escena inicial a la sencillez del espacio
doméstico, del vigor del bailarín enmascarado al dolor del cuerpo ajado, de la
superficialidad del ambiente festivo a la habitación lúgubre del enfermo.
«La
casa Tellier» (1881), el relato más extenso, toma como centro un prostíbulo.
Las mujeres que trabajan en él emprenden un viaje al
pueblo de la propietaria para asistir a la primera comunión de la sobrina de esta.
Conforman una imagen curiosa: un grupo de prostitutas, las invitadas estelares
de una ceremonia religiosa, y con niños por el medio, en una localidad de
provincias. De nuevo, el contraste: frente a la solemnidad de la Iglesia, las
mujeres traen un jolgorio que aporta alegría a la comunidad;
frente al rigor de la primera comunión, ellas ponen una nota de coquetería. No tienen ningún problema para adaptarse: son chicas resolutivas, se
desenvuelven con facilidad entre los extraños. El camino de la ciudad al pueblo
encarna la adopción de otra identidad: allí no son prostitutas recluidas en el
burdel por la noche, sino asistentes a una fiesta, a plena luz, sin ocultarse. Como
el enmascarado del cuento anterior, tienen una u otra identidad en función del espacio. Es subrayable asimismo
la estructura circular de la narración, que sigue los pasos de unos
parroquianos –hombres «respetables» de día, clientes del negocio del placer de
noche– que esperan impacientes la apertura del local. Un relato lleno de humor,
sutileza y vivacidad, que retrata con pocas pinceladas y un toque esperpéntico
a cada personaje, en lo físico y lo psicológico (y no son pocos).
Guy de Maupassant |
Por
último, cierra el libro «La modelo» (1883), muy breve, sobre el
trágico romance entre un pintor y una modelo, que recuerda a la magistral Ethan
Frome (1911) de Edith Wharton. Para no entrar en detalles, basta con decir que
la mujer, enamorada, comete un acto desesperado que los obliga a permanecer
juntos. En este cuento, es un narrador externo quien narra su historia; la
elección de los puntos de vista resulta clave en todos los relatos de
Maupassant. En conjunto, El placer indaga en las relaciones de poder, en
cómo se entreteje la sinuosa red (a menudo tóxica) que mantiene unidas a las
parejas. Muy interesantes, también, los modelos de mujer que examina: la esposa del
primer cuento, las trabajadoras del burdel, la niña en su primera comunión, la
amante. Subvierte determinados lugares comunes, contrapone
símbolos de inocencia y corrupción. Por encima de todo, narra unas historias magistrales,
que mantienen la tensión y destilan ironía, con personajes que no precisan de
largas descripciones para cobrar vida. Por mucho tiempo que haya pasado desde
que el autor los escribió, y por añeja que nos resulte aquella Francia, estos
cuentos siguen teniendo mucho que decir, como gran literatura que son.
Pues justamente me había interesado en la película, y no tenía ni idea de que se basaba en un libro de Maupassant. De él conocía sus relatos de terror, pero no estos. Tomo nota, por lo que cuentas me han llamado la atención.
ResponderEliminarMaupassant tiene una obra muy amplia, también merecen la pena novelas como "Buen amigo". Estos relatos están muy bien, una buena toma de contacto con su obra.
EliminarNo era un autor que estuviera entre mis pendientes, pero lo voy a tener que colocar en la lista ya. Me has dejado con muchas ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es uno de los grandes de la historia de la literatura, y del cuento en particular. Este librito es perfecto para entrar en su universo narrativo.
EliminarGuy de Msupassant es uno de los buenos, un clásico que como tal no pasa de moda. Estos tres cuentos que no conocía me parecen muy atractivos y sugerentes. Msupassant explora en los recovecos del alma humana. Es un escritor naturalista que con frecuencia envuelve sus relatos en un ambi6gótico de lo más sugerente.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina por esta interesante reseña.
Un beso
¡Hola!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. Justo me los leí antes de verano, y enamoradita de su estilo, ya que era el típico autor que quería leer pero que llevaba años en mi estantería, así que ahora, después de probar con él, estoy deseando ponerme con Bel Ami^^
¡Un saludo!