Edición:
Salto de Página, 2015
Páginas:
246
ISBN:
9788416148219
Precio:
17,90 €
Se
avecina un fuerte temporal en La Solana, una pequeña localidad ficticia de la
costa mediterránea —el tipo de pueblo que en temporada alta se llena de
turistas, mientras que permanece casi desierto durante el resto del año—. Se
avecina un fuerte temporal también para los cuatro personajes que coinciden
allí, que viven su particular temporada baja. Por un lado, Víctor y Valeria, un
matrimonio cosmopolita de mediana edad y sin hijos que pasa unos días en la
zona por negocios, aunque el viaje se verá enturbiado por sus problemas conyugales.
Él está metido en chanchullos de la construcción; y ella, todo frivolidad, es
una esclava de su imagen. Completan el elenco dos solitarios vecinos de La
Solana que apenas se conocen a pesar de llevar años cruzándose por allí:
Brigitte, una guía turística francesa que llegó al pueblo huyendo de un pasado
doloroso; y Breogán, un artesano un poco ermitaño que imparte talleres para
discapacitados psíquicos. Con este planteamiento arranca El límite inferior, la segunda novela de Nere Basabe (Bilbao, 1978),
que se ha comparado (reiteradamente) con Chirbes y se puede encuadrar en
la llamada literatura de la crisis.
Si
bien Basabe no escribe mal, no define
personajes mal ni desarrolla la trama
mal, El límite inferior me parece una novela fallida. No por sus
carencias, sino más bien por sus excesos; pero vayamos por partes. La autora
demuestra ser muy perfeccionista: el libro se divide en dos bloques, «Los
vientos» y «Las mareas», que a su vez se componen de capítulos titulados con clases
de vientos y mareas, metáforas del contenido de cada uno. La primera mitad está
dedicada a presentar a los personajes y esbozar las relaciones (conocidas y
secretas) entre ellos. Al definir a cada par (el matrimonio y los vecinos),
Basabe traza una serie de paralelismos y
contrastes entre ellos: Víctor y Valeria, dos v, Brigitte y Breogán, dos b
—mismo fonema, diferente grafía—; los primeros de clase alta, los segundos de
clase media-baja; unos casados (pero infelices) y los otros solteros (y también
infelices); unos cometen la corrupción y los otros la padecen; Valeria,
italiana, Brigitte, francesa, dos mujeres extranjeras en España. La desaparición de un niño después del temporal es el punto de
inflexión que marca la transición a la segunda mitad, en la que los
acontecimientos se precipitan, aunque sin pretender convertirse en una novela
de intriga.
Decía
que Basabe me parece una escritora perfeccionista, y tanto la estructura como
los personajes prueban un trabajo minucioso para que todo encaje, para que todo
tenga un significado más allá de la historia pura. Esto suele considerarse un
acierto; no obstante, cuando se busca tanta excelencia formal, tanta
complejidad, se corre el riesgo de perder la empatía y caer en la frialdad, tal
como ocurre aquí. Además, hay otros problemas: a pesar del esfuerzo por
retratar a los personajes (todos torturados, amargados), el matrimonio se queda
en el cliché del corrupto chulesco y la femme
fatale pija. Breogán y sobre todo Brigitte están mejor perfilados, más que
por la reconstrucción de su pasado —un tanto tópica: el personaje traumatizado
que actúa así porque le ocurrió algo—, por su trabajo con los discapacitados y
los jubilados, respectivamente, que da lugar a unos fragmentos espléndidos que
muestran el tedio en el que están inmersas sus vidas y a la vez la pureza que
encuentran al conocer a otras personas despreciadas por la sociedad. Basabe es una gran narradora del lado
sombrío de la realidad y pone el dedo en la llaga; tal vez por eso convence
más en esta faceta que en la de los problemas de la pareja.
El
relato de cómo estos dos pares de personajes se entremezclan prometía. Con
todo, hace falta desarrollar más las conexiones entre ellos; hay mucho de cada
uno por separado —de sus particulares tormentos, sus recuerdos, su soledad— y
poco de cuando se juntan e intercambian roles. No se les saca todo el partido
posible, y como consecuencia se pierde
tensión narrativa: hay pasajes muy bien escritos, muy lúcidos, que sin
embargo no animan a seguir leyendo porque les falta cohesión con el conjunto. La
desaparición del niño, que tenía que ser el desencadenante de reacciones,
tampoco termina de funcionar y parece un giro forzado para tratar de darle (sin
éxito) la emoción que le faltaba. El estilo, además, peca de excesos: una prosa densa, intrincada y poética,
de largas oraciones, que a veces deslumbra por lo ingenioso de algún juego de
palabras, pero que en general resulta recargada, como si buscara siempre el
prurito, lo que le resta fluidez y naturalidad. En los diálogos del matrimonio y
los interrogatorios se abusa del vocabulario malsonante (la palabrota no es la
única forma de reflejar el mal ambiente). Está narrada en tercera persona, con
abundantes digresiones y recursos como el estilo indirecto libre y el monólogo
interior (Breogán hablando solo con su perra, por ejemplo), en ocasiones de relleno.
Nere Basabe |
En
suma, creo que la autora ganaría mucho si
aplicara el principio de «menos es más» y buscara más el pulso de la vida que
la metáfora perfecta. El límite
inferior, en cualquier caso, se une a las (muchas) novelas que los
escritores jóvenes están escribiendo sobre la crisis, como La trabajadora (2014), de Elvira
Navarro, o Inercia (2014), de Ariadna
G. García, entre otras. Cabe precisar, en el caso de Basabe, que no se habla de
crisis solo por la ambientación en estos años —de hecho, da a entender que se
sitúa justo antes de que todo saltara por los aires («¿Sabe la última del
gobierno? Estos socialistas nos van a llevar a la ruina…», pág. 21)—, sino por
la sensación que impregna sus páginas, una sensación de que todo (lo material y
lo personal) está a punto de derrumbarse, y que se identifica tanto en la
crisis matrimonial y personal de los protagonistas como en la desolación de ese
pueblo que en otras épocas fue la imagen del esplendor.
No conocía este libro, pero me parece que esta vez no lo disfrutaría. Ser tan perfecto termina siendo una imperfección...
ResponderEliminarBesotes!!
De todas formas, te animo a buscar otras reseñas para tener otros puntos de vista. Algunos lectores lo han disfrutado mucho.
EliminarHola!!!al principio me llamaba, pero despues de leer tu opinion, y ver que esta llena de excesos y que su perfeccion la hace fria, creo que lo dejaré pasar. Gracias por la reseña
ResponderEliminarPor cierto, acabo de descubrir tu blog, y ya te sigo y te invito a visitar mi blog
Un abrazo
Como le decía a Margari, te recomiendo que busques otras reseñas para contrastar opiniones (hay quien considera que esta prosa recargada es lo mejor que tiene...).
EliminarQuizás a veces ese exceso de control de la estructura termina por encorsetar una narración... que parece el caso. En mi caso no miraré más reseñas, Rusta, aunque sé que las lecturas son personales y que sobre gustos está todo escrito. Pero ya hay mucho por leer...
ResponderEliminarUn abrazo
Te entiendo: cuando un libro no te llama lo suficiente, a otra cosa. De todas formas, me vi en la obligación "moral" de recomendar otras reseñas porque no me gustaría que nadie se quedara con la idea de que es un mal libro y punto. Cuando leo un libro malo de remate, no me tiembla el pulso al decir "No pierdas el tiempo", pero este tiene de todo, aciertos y aspectos que no terminan de funcionar (algo normal en una segunda novela, por otra parte), por eso su valoración es más compleja.
EliminarPues me parece que lo voy a dejar pasar. De un tiempo a esta parte, me resulta igual de importante la forma de contar una historia que la historia en sí misma. Pero creo que por trabajar una, no se debe de dejar la otra de lado.
ResponderEliminarQuizás, la autora lo resuelva mejor en futuros libros. Mientras tanto, a otra cosa:)
Por desgracia, algunos autores entienden la calidad literaria como un estilo recargado y afectado, y no... no necesariamente, al menos. Me encantaría que aquí tuviéramos a un autor como Erri De Luca, con su parquedad de palabras y, sin embargo, tan lleno de contenido.
EliminarA mí me ha encantado la novela y en lo único en que estoy de acuerdo contigo ,es en que los personajes de Víctor y Valería son un poco estereotipados.
ResponderEliminar