Edición:
Ediciones B, 2014
Páginas:
368
ISBN:
9788466655095
Precio:
18 € (e-book: 2,49 €)
La
novela histórica goza de buena salud en el mercado literario español, a juzgar
por la cantidad de obras que se publica todos los años y por las nuevas ornadas
de escritores del género. Lea Vélez (Madrid, 1970), guionista de televisión, se
puede contar entre estas voces emergentes, aunque su debut en solitario, La cirujana de Palma (2014), me parece
una obra fallida; y debo precisar que, más que una novela histórica, como la
cataloga la editorial, es un melodrama con tintes policíacos. La acción se
sitúa en 1835, cuando Tana de Ayuso, una mujer bella e inteligente, se instala en Palma de Mallorca como la esposa del nuevo médico forense, en una
casa donde se sospecha que hay una habitación encantada. Pronto se evidencia que Tana es más de lo que aparenta: se ha formado como cirujana y tiene instinto
para resolver crímenes, por lo que colabora con la resolución de un
caso. Además, su llegada coincide
con la de un militar desertor que, después de cierto embrollo, se hace pasar
por su marido, un engaño que conviene a ambos para ocultar sus verdaderas
identidades.
En
principio, Vélez plantea una historia sugerente y bien delimitada: la protagonista
que llega de otro país y rompe la monotonía del lugar por su perspicacia (encarna
el tópico de la mujer adelantada a su tiempo mil veces utilizado, que puede ser aceptable en el género), los
personajes de pasado incierto, la habitación supuestamente encantada, una serie
de crímenes y movimientos extraños en la isla, y el punto de vista de un
narrador enamorado que cuenta la historia en retrospectiva mientras yace
enfermo en la cama. Hasta ahí, todo correcto. ¿Qué falla? Excesos y tópicos por
todas partes que diluyen el esquema inicial. Para empezar, se equivoca al
abarcar tantas tramas: además de lo resumido aquí sobre Tana y el militar, se
relatan con detalle las vidas de una marquesa, de los hijos de esta, de una
criada, de una prostituta… Y todos, todos, son puro tópico, con enredos
folletinescos, incluido el triángulo amoroso del que forma parte la
protagonista. Las historias se entrecruzan, pero para relacionarlas se abusa de
las casualidades, de resoluciones apresuradas y de clichés románticos. Como
resultado, nos encontramos con un mejunje rocambolesco, con tantos líos, y tan
intrincados, que cuesta retener todos los giros y se pierde la verosimilitud.
Los
excesos no solo se encuentran en la construcción: el texto pide a gritos la
mano de un editor para recortar paja, divagaciones, cursilerías y diálogos que
se alargan como un bucle. La recreación de Palma cae en el tópico del elogio al
paisaje y no aporta nada significativo; además, la autora se
complica innecesariamente al emplear expresiones en balear. Hay que decir, a su
favor, que tiene dotes para la narración: se le nota el oficio en el manejo del
diálogo y la personalización de las voces según carácter y clase social, es
capaz de alternar escenas de diferentes tramas con soltura y tiene un sentido
del humor muy agradable que introduce con naturalidad, recurso que la distingue
del tono solemne de otras novelas similares. Con todo, estas habilidades se
diluyen porque las conversaciones cómicas, que funcionarían como gag de una comedia episódica, se pierden
en rodeos que solo añaden líneas de más.
Lea Vélez |
Mi
valoración se resume en una frase: menos es más. Menos líos, menos clichés,
menos descripción, menos páginas. Creo que la autora es capaz de escribir una buena
novela histórica de suspense y romance, pero sería conveniente trabajar mejor
el desarrollo de la trama, centrarse en un esquema definido, evitar los
remansos que rompen el ritmo y cuidar más la
psicología de cada personaje. Sé que hay quien opina que con un libro de este
tipo —escrito en clave de entretenimiento, sin pretensiones de ser la nueva
promesa de la literatura española— no hay que ser exigente, porque para pasar
el rato todo vale. No estoy de acuerdo:
cualquier novela debe ofrecer lo mejor dentro de sus posibilidades, y considero
que La cirujana de Palma no lo
consigue.
¡Buenos días, Rusta!
ResponderEliminarYo la leí en verano un poco presionada por la propia autora (de ahí que la sobrevalorase algo más de lo debido) aunque ya me llamaba la atención. No recuerdo muy bien los aspectos negativos que comenté en mi reseña (ahora te la enlazo en un tuit para que le eches un vistazo si quieres) pero creo que no comenté nada respecto a los clichés pero sí lo que me confundí al principio con los repentinos cambios que había en la trama y en el narrador. Es entretenida pero se puede prescindir de ella aunque haya personas a las que les pueda gustar mucho, por ejemplo, mi abuelo.
Saludos cordiales,
Elena Velarde.
Vaya, pues había leído reseñas positivas, tan positivas que me habían convencido de que tenía que leerlo. Ahora me siento menos culpable de no haber encontrado el momento de hacerlo.
ResponderEliminarBesos!
No conocía el libro, pero por lo que dices tampoco me pierdo nada. A la que sí tenía echada el ojo es a la autora. Tengo anotado su libro "El jardín de la memoria", que tiene muy buena pinta y está publicado por Galaxia Gutenberg, quizás el trabajo de edición y corrección haya sido mejor. Por lo que dices, tiene madera de escritora, aunque este sea un libro fallido, así que seguramente lo intentaré con el que te he comentado.
ResponderEliminar1beso!
No conocía a la autora, pero me gusta la trama, me lo anoto!!
ResponderEliminarBesos!!
A mí si me gustó y me entretuvo, no recuerdo haber leído o pensado en clichés. Yo sí la recomiendo.
ResponderEliminarSaludos
Lo tengo en el kindle, es decir, en el baúl de los recuerdos... Pero creo que, aun y tus peros, lo leeré algún día, o algún año... Besos.
ResponderEliminarYo la tengo pen diente desde que salió. Lo mismo este verano me hago mi propia opinión.
ResponderEliminarque buen libro... magnico.¡¡ :))
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