¿Debe
el escritor posicionarse políticamente?
Hace unos meses, un
contacto de Facebook relacionado con el mundo de los libros expresó su rechazo
hacia los escritores que no manifiestan indignación alguna por lo que está
ocurriendo en España en estos momentos. Según este conocido, permanecer en ese
«cómodo silencio» es una actitud reprochable; el autor debe mostrarse implicado
para con la sociedad y exponer sus opiniones en público. Yo no estuve de
acuerdo con él: considero que el posicionamiento sociopolítico nunca puede
considerarse una obligación para el novelista ni un motivo para que el lector reniegue
de él. Creo que es, sencillamente, una opción: resulta tan válido que el escritor se pronuncie como que opte por
callar. Quizá, como lectores, agradecemos que algunos pongan por escrito
aquello que muchos pensamos o que nos inviten a reflexionar más allá de los
lugares comunes de la opinión pública; no obstante, insisto en que esto no
puede ser jamás una obligación, porque la única obligación del autor (y ni
siquiera eso) es escribir literatura. De él depende si, además, quiere erigirse
en un intelectual comprometido.
Este tema me lleva a
plantear otros interrogantes. Para empezar, ¿qué escritores son los que
deberían posicionarse? Hoy en día la palabra «escritor», aunque esté
limitada al ámbito literario, engloba desde los aficionados que autopublican a
los autores consagrados, pasando por novelistas de géneros como la literatura
erótica o fantástica. ¿El lector espera lo mismo de todos? Lo dudo. Por lo
general, las columnas de los periódicos donde se expresan estas ideas están
reservadas para los escritores «serios», entendiendo por serio un autor de
cierto prestigio o, al menos, aspirante a conseguirlo, un autor que además de
escribir literatura tiene un alto nivel cultural que le permite hablar con
propiedad. Sin embargo, las redes sociales han cambiado ese panorama, por eso
en la actualidad resulta posible expresarse por múltiples vías. Esto me lleva a
la segunda pregunta: ¿dónde, en qué medios, debe producirse
ese posicionamiento? Mi contacto no se refería al canal tradicional de la
prensa (muy pocos escritores tienen la oportunidad de colaborar), sino más bien
al propio Facebook, a una simple actualización de estado. También están los blogs
y las revistas digitales. El autor puede expresarse más que nunca, aunque, eso
sí, no va a lograr la misma repercusión en todos los medios ni conseguirá que
esta labor se le remunere.
La diversidad de medios
para manifestarse conduce a otra cuestión: ¿cómo se debe exponer una opinión? No
compro el «todo vale»: un artículo trabajado que aporte datos y razonamientos
que no se limitan al sentido común tiene mucho más valor que un comentario del
tipo «Los políticos son unos sinvergüenzas» en una noticia compartida en
Facebook. En este sentido, soy convencional y, si queréis, elitista: si un
autor quiere posicionarse, le pido rigor, le pido que esté informado, le pido
me diga algo que aún no he pensado o que me haga profundizar más en ello, le
pido inteligencia. Las frases contundentes en las redes sociales se ganan el
clamor popular en forma de «retuits» y «Me gusta», pero, a la hora de la
verdad, no proporcionan ninguna reflexión que enriquezca al lector. Son
comentarios aceptables y respetables para cualquier persona; ahora bien, un novelista
que aspira a mostrarse comprometido no puede quedarse ahí.
En el fondo, todo esto
gira alrededor de un asunto muy presente en el sector literario: la construcción del autor como figura
pública, la imagen que de él percibe el público, a veces impulsada por las
editoriales en la prensa y a veces por el propio escritor en las redes. Algunos
evitan todo contacto con el lector (entrevistas, presentaciones, Internet) y se
venden como autores solitarios, centrados en escribir; algunos escriben en
periódicos sobre temas determinados (feminismo, política, cine) y su nombre
queda relacionado para siempre con esas ideas; algunos, ayudados por el marketing, se presentan como misteriosos
y raros, etc. La literatura, tal y como se entiende hoy en día, tiene dos
vertientes: la obra en sí y su promoción. Los movimientos del autor pueden
influir para bien o para mal en lo segundo; de él depende hacer un uso responsable de los medios a su alcance para crear una imagen acorde a lo que
escribe. Lo más recomendable para uno no tiene por qué ser lo que hace la
mayoría, y quizá a algunos no les conviene posicionarse políticamente, no
porque tengan ideas minoritarias, sino porque tal vez no encuentran la forma
adecuada de expresarlas o no necesitan exponerlas para ganarse la fidelidad de
una determinada parte del público. Ese cómodo silencio, en su caso, no tiene
por qué ser negativo.
Una entrada interesante, yo creo que deben hacer valer su opinión, me imagino que algunos no lo harán, para no perder posibles lectores, besotes
ResponderEliminarEl posicionamiento social o político de un autor debería estar en su obra. Vistos es la distancia del tiempo, Borges me parece tan revolucionario como Cortázar y mira que no podían ser más distintos. Muy interesante tu reflexión.
ResponderEliminarTampoco yo creo que sea obligatorio, ni siquiera necesario, que el escritor se posicione políticamente. Hay escritores comprometidos que ya lo hacen desde su obra, otros como figura pública y otros de ninguna forma ¿y qué tiene eso de malo? O de bueno, pongamos por caso. Cualquier forma me parece lícita siempre que se haga desde el respeto. Y la honestidad. Porque a veces no estoy segura de que el discurso de determinados autores no es más que una pose.
ResponderEliminar¿Que deben posicionarse? Pero ¿Contra quién? Muchos de los que ahora piden que se comprometan, estaban calladísimos hace unos años, cuando la situación no era ni mucho menos buena. No seamos hipócritas. Me enfadan mucho estos "intelectuales" comprometidos que no lo son siempre y exigen a los demás lo que ellos no siempre hacen. ¿Desde cuando es obligatorio proclamar tus ideas políticas? Cada uno es muy libre de decir lo que piensa, y de no decirlo. Me parece una postura bastante totalitarista la de este autor.
ResponderEliminarCreo que el posicionamiento político de un escritor no es obligatorio, hay quien opta por separar su vida profesional de la privada, y el posicionamiento político sin duda pertenece a la otra esfera, además que va a cambiar porque sepamos de que pie cojea, creo que todos estamos molestos con la situación tengamos la ideología que tengamos, pero con decirlo alto y claro tampoco vamos a solucionar mucho más. Soy de las que pienso que no hay que hablar en las redes sociales, si no en las urnas. Y como tu si un autor decide hacerme participe de su mal estar quiero que me diga algo que yo no he pensado, quiero que argumente, que utilice su prosa al servicio de la sociedad y no me sirve un simple estado en facebook o en twitter, porque donde dije digo puede decir Diego en cualquier momento
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo. No creo que sea obligatorio posicionarse en un sitio o en otro y además gritarlo a los cuatro vientos. Creo que si tu quieres hacerlo, eres libre, seas escritor o no. Pero no por ser una persona "pública" tienes que decir amén a todo y siempre soltar lo que piensas.
ResponderEliminarEllos deben escribir sus historias y deleitarnos con ella. A partir de ahí lo que piensen política o socialmente, es problema suyo personal.
BESOTES