Edición: Barbara Fiore Editora, 2006
Páginas: 32
ISBN: 9788493481117
Precio: 15 €
Las obras de arte más
espléndidas suelen estar donde no se las espera, escondidas entre una montaña
de libros llamativos que intentan hacerles sombra. Quizá por eso, cuando salen
a la luz brillan con tanta intensidad que se nos aparecen como una revelación,
un sentimiento que empieza a formar parte de nosotros y que deseamos compartir,
contagiar a los demás. Así es como me
he sentido al descubrir El árbol rojo
(2001), un álbum ilustrado de Shaun Tan (Fremantle, Australia, 1974), un
prestigioso ilustrador que ha publicado más de una decena de títulos y ha
recibido galardones como el Premio Memorial Astrid Linger 2011 y el Oscar al
Mejor Cortometraje Animado 2010 por la adaptación de su obra La cosa perdida. El árbol rojo se considera uno de sus libros más importantes, junto
al mencionado álbum La cosa perdida
(1999) y la novela gráfica Emigrantes
(2006). Él es autor tanto de las ilustraciones como del texto.
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Desde mi punto de
vista, el tema de El árbol rojo es la
tendencia a deprimirse, a ver solo el lado gris de la vida. Tan construye el
hilo a partir de la jornada de una muchacha pelirroja, que arranca con la
conmovedora frase «A veces el día comienza vacío de esperanzas». Se describe la
tristeza que todos hemos experimentado alguna vez, esa sensación de que todo va mal y nunca nos ocurre nada bueno, ese
vagar errático por la ciudad con un destino incierto y sin acompañantes que nos
reconforten. Pero, al final, llega la esperanza,
una esperanza en forma de árbol rojo que nos recuerda que los pequeños milagros
cotidianos son posibles. Las palabras están muy bien escogidas; logran decir
todo con un gasto de letras mínimo —aquí tengo que destacar el trabajo de los
traductores, que en la edición catalana que he leído yo, también de Barbara
Fiore, son Carles Andreu y Albert Vitó—.
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Por otro lado, me
gustaría hacer hincapié en el hecho de que se trata de un álbum ilustrado para adultos. He leído muchas reseñas —incluso
en medios profesionales— que se
refieren a él como una obra para niños o adolescentes, cosa que me parece un terrible
error: teniendo en cuenta la crudeza del tema, no se me ocurriría regalárselo a
un niño, porque, incluso aunque lo entendiera, me parece que ni la técnica de
las imágenes ni su fondo son los más recomendables para él (y hay mucha oferta
donde elegir). Cuando he hablado de álbumes como Abuelas de la A a la Z, de Raquel Díaz Reguera, he dicho que pueden
ser aptos para todas las edades, pero en este caso soy más tajante: el público
objetivo de esta obra es gente adulta. El problema, para variar, lo tenemos en
la falta de sensibilidad que hay en nuestro país para apreciar obras como esta,
esa mala costumbre de asociarlas solo a la infancia. Craso error: no hay límite
de edad para disfrutar de un buen trabajo de ilustración.
A propósito del tema, el
autor comenta en una entrevista que «Los libros ilustrados pueden ser casi un
test para comprobar lo cuidadosas que son las personas como lectores». Estoy de
acuerdo con él: los álbumes implican un esfuerzo diferente al que requiere la
lectura, hay que aprender a mirar, a
entender que la imagen no solo es un complemento, sino que también puede
expresar muchas emociones. Quien no esté acostumbrado a disfrutar de este tipo
de obras tal vez pensará que el álbum es caro para tener una extensión tan
breve, pero no hay que cometer el error de juzgar este tipo de composiciones
como si fueran una novela: no importa la cantidad, sino la calidad de las
imágenes, la capacidad del ilustrador para transmitir a través de los dibujos.
Creedme: en Shaun Tan, la excelencia es indudable.
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Shaun Tan. |
En conclusión, os animo
a dejar los prejuicios a un lado y dar una oportunidad a El árbol rojo, un álbum peculiar que plasma perfectamente los
sentimientos de tristeza y esperanza. Me parece una opción estupenda para
regalar a personas a quienes apreciamos, personas con gusto por el arte que
sean capaces de apreciar los matices de una obra tan delicada, bella y, al
mismo tiempo, oscura, una obra que consigue hacer poesía visual del
desconsuelo, pero que, al final, nos recuerda que no debemos perder la ilusión.
Plantemos nuestro árbol rojo.
Mil gracias a Jorge por descubrirme a este
ilustrador.
Pues sí que parece bonito este libro. Un saludo.
ResponderEliminarSiempre he querido leer un libro ilustrado, que al menos sea para adultos, pues amo los que tengo de cuando era niña.
ResponderEliminarMe encanta que reseñes estos libros, pues me encantaría darles una oportunidad.
Un abrazo.
¡Hola, qué tal!
ResponderEliminarMe encantaría poder ver y disfrutar de las ilustraciones de este hombre.
¡Saludos!
@Pilar Lou. Lo es, lo es :).
ResponderEliminar@Shanny. Si quieres leer álbumes ilustrados para adultos, en Shaun Tan tienes un buen filón. Tengo otro de sus libros, "Emigrantes", que también va en esta línea, con un tema más serio y unas tonalidades como de fotografía antigua. Nada que ver con el colorido de los álbumes infantiles.
@Tania R. Pues ya sabes, ¡a buscarlo! :)
Adoro los álbumes ilustrados y, como bien dices, muchas veces cometemos el error de identificarlos única y exclusivamente con la literatura infantil cuando muchos de ellos son tesoros para todas las edades o incluso sólo recomendables para adultos por su temática.
ResponderEliminarTomo nota de este título, tiene una pinta estupenda.
Un besin
Precioso, gracias por descubrirmelo
ResponderEliminar@Anuca. Exacto, hay álbumes para todas las edades y álbumes que incluso son más recomendables para adultos que para niños, como este.
ResponderEliminar@Anónimo. Qué rápido lo has buscado :). Me alegro de que te haya gustado.
Este precioso libro ilustrado debería ser un regalo obligatorio para "esa persona" especial que queremos!!!
ResponderEliminar...yo ya lo hice!!!!
Qué grata sorpresa encontrar aquí una entrada sobre El árbol rojo. Yo no leía ni coleccionaba libros ilustrados hasta que leí esta mágica obra de arte. Me lo regaló una compañera de trabajo, en un periodo difícil para mí. Aprendí muchas cosas de golpe. Luego lo regalé creyendo que hacía bien... Y probablemente hice bien y el libro cumplió su cometido de algún extraño modo... Gracias.
ResponderEliminarEs un libro muy especial, y debe de ser una experiencia maravillosa tener la oportunidad de compartirlo. Gracias a ti por recordármelo.
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