Edición: Libros del
Asteroide, 2013 (trad. Miguel Aguayo; pról. Jean-Loup Chiflet)
Páginas: 189
ISBN: 9788415625568
Precio: 24,95 €
Desde
hace un par de años, Libros del Asteroide cierra su programación anual con un
cómic, a modo de sugerencia para regalar en las fiestas navideñas. Aunque el
pasado mes de diciembre ya queda lejos, el contenido de estas publicaciones no
caduca y es, de hecho, muy aconsejable para el verano (al menos para aquellos
que hacen honor a su fama de estación superficial y buscan lecturas «ligeras»).
Los cómics en cuestión son recopilaciones
temáticas de la revista The New Yorker,
dibujadas por diversos historietistas y fechadas desde 1920 hasta la actualidad:
El dinero en The New Yorker (2012), La oficina en The New Yorker (2013) y,
próximamente, Los libros en The New
Yorker (noviembre 2014). Las selecciones, publicadas por la editorial
francesa Les Arènes, corren a cargo del escritor y editor Jean-Loup Chiflet
(1942), que además prologa este libro.
Uno
podría pensar que el tema del empleo en una oficina no da mucho de sí, pero las
más de cien viñetas de este volumen demuestran lo contrario: escenas sobre la salida de casa para ir a
la empresa, las reuniones de trabajo, los jefes tiranos, el becario esclavo, las
llamadas de la secretaria, la hora de comer, los despidos. Todo esto y más
en una antología de casi doscientas páginas —una extensión generosa para un
cómic— que asegura el entretenimiento y las risas durante unas cuantas horas.
Quizá la pluralidad de autores y, por consiguiente, de estilos, de miradas, es
lo que permite semejante despliegue de momentos. El cómic, que se organiza por
tipos de situaciones relacionadas con la oficina, se puede leer de forma
desordenada, porque cada viñeta tiene su mensaje y no narran una «historia»
como tal, a pesar de que el orden elegido les da cierta coherencia temporal de
una jornada laboral.
Como
consecuencia de la enorme cantidad de autores, resulta difícil comentar el
estilo en conjunto; eso sí, todos tienen en común el blanco y negro, propio de
la impresión en un periódico, y la parquedad de palabras (en una sola viñeta no
se pueden desplegar largos diálogos). A partir de ahí, unos demuestran
predilección por el detalle, otros por los trazos simples, los hay que dibujan
figuras de gran tamaño, etc.; y, como es lógico, algunos simpatizarán más con
el lector que otros. De todos modos, más que por sus características formales, el
interés del cómic reside en el
tratamiento ingenioso de algo tan común como la oficina, un asunto que hace
reír a los empleados y no-empleados en ella.
Como
crítica, Chiflet afirma en el prólogo que «No ha cambiado nada», como una
justificación del interés que tiene hoy en día una recopilación de estas
características. Sin embargo, si se analiza desde una perspectiva de género, las cosas han cambiado y mucho:
los ejecutivos de las viñetas son casi siempre hombres, las mujeres solo son
secretarias y recepcionistas, las escenas en el hogar muestran a la familia
tradicional (el padre que se despide de su esposa y los niños para ir a
trabajar), etc. Se comprende que las tiras estén un poco obsoletas por la época
en la que se publicaron y por la mayoría de autores varones, pero la obligación
del prologuista era no quedarse en una apreciación tan superficial como ese «No
ha cambiado nada». El libro se justifica sin necesidad de ese argumento: merece
la pena por sí mismo, porque hace reír y saca mucho partido a la oficina,
porque el alto número de dibujantes enriquece la antología y la hace diferente a
otros cómics que se editan en la actualidad. El arte, sea del tipo que sea, no
debe parecerse forzosamente a la realidad contemporánea para valer la pena.
Tanto
si trabajáis en una oficina como si no la habéis pisado nunca, el buen rollo de
La oficina en The New Yorker os
amenizará los días y las noches. No dejéis pasar la oportunidad de leer (o de
regalar) una antología tan rica y mordaz como esta.
Parece una buena idea de regalo.
ResponderEliminarSí, este tipo de libros son muy útiles como regalo :).
EliminarNo consigo que me gusten los libros tipo cómic, no sé por qué, no tengo una razón lógica, simplemente me cuesta trabajo ir viendo viñetas. No obstante, tomo nota por si acaso me diera el siroco y me lanzara a romper moldes ;D. Abrazos.
ResponderEliminarTambién lo puedes tener en cuenta para regalar. No sé si a vosotros os pasa, pero yo me he encontrado más de una vez en la situación de querer regalar un libro original, algo que no sea novela, y no saber qué elegir. En estos casos, los libros de esta colección de Asteroide son una opción magnífica.
Eliminar¡Que propuestas tan interesantes! Soy nueva en el blog y poquito a poco iré haciendo una lista con tus recomendaciones. Te sigo ya!
ResponderEliminarGracias :). Espero que disfrutes con las recomendaciones.
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