Edición: Alba, 2014 (trad. Laura Vidal)
Páginas: 384
ISBN: 9788484289715
Precio: 19,50 € (e-book: 9,99 €)
Leído en versión
original.
Una
mujer condenada por asesinato pasa
sus últimos meses en la granja de una familia humilde. Se llama Agnes
Magnúsdóttir y esto es la Islandia rural de 1829. Mientras ella se prepara para
la ejecución, los granjeros la miran con recelo y el joven reverendo Tóti la
anima a hablarle de su vida. La situación es incómoda para todos, pero no les
queda otro remedio que sobrellevarla como pueden. Este argumento, que por su
intención de revisar la historia en clave feminista pasaría por el de una Tracy Chevalier nórdica, corresponde a Ritos
funerarios, la primera novela de la australiana Hannah Kent (1985), que se ha
traducido a veinte idiomas y ha logrado un notable éxito de ventas en los
países anglosajones. La autora, que la escribió como proyecto para su doctorado
en Escritura Creativa, se inspira en un caso real para imaginar cuáles fueron
los sentimientos de Agnes durante el proceso.

Más
allá de Agnes, la novela abusa de los
tópicos: el joven reverendo inexperto tiene todo lo que cabría esperar de
un joven reverendo inexperto y la familia de granjeros es puro cliché, apenas
se profundiza en el microcosmos de la granja y su relación con Agnes se
desarrolla tal y como cabría esperar, de los prejuicios al acercamiento. Ritos funerarios es una novela de un
personaje y lo demás ocupa un lugar secundario, a pesar de que el conjunto
ganaría con un mayor despliegue del escenario. Por otra parte, la escritura
adopta un registro serio, visual y lírico que emula la frialdad del paisaje
nórdico; se puede considerar una mezcla de novela histórica y gótica. En
algunos momentos alcanza un tono evocador bastante logrado, pero en otros la búsqueda de efectismo queda forzada,
como en los elementos simbólicos (cuervos), que se plantean de una forma tan evidente
que más bien parecen un intento torpe de hacer poesía por el simple hecho de
hacerla, un mero adorno.
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Hannah Kent |
En
general, uno no consigue olvidar que esta novela se escribió como trabajo para
la universidad, con todo lo que eso conlleva. Hannah Kent sabe escribir, su
obra denota ambición literaria, pero se centra tanto en demostrar esa ambición que de ahí nacen los excesos. Cumple en la
recreación de la atmósfera opresiva e introduce con sutileza la información
histórica; no obstante, le falta explorar las sombras del personaje, pulir la prosa
y ofrecer una mirada más imaginativa sobre el entorno. La calidad, sin ser mala,
no justifica el éxito abrumador que ha tenido. Este exhaustivo artículo analiza
las estrategias externas que se han seguido para que pareciera un gran libro desde antes de su publicación (conexiones
entre universidades y editoriales, pago de un adelanto importante, publicidad,
etc.). También se adaptará al cine con Jennifer Lawrence como protagonista,
dato que aumenta su interés. En fin, está todo dicho: Ritos funerarios se ha
vendido como más de lo que es. La autora seguramente mejorará cuando
escriba sin la presión de impresionar a un tribunal, pero, en lo que se refiere
a esta publicación, la considero prescindible.