24 marzo 2010

Un árbol crece en Brooklyn - Betty Smith

Editorial: Debols!llo
Páginas: 515
ISBN: 9788499081212
Precio: 9,95€

Betty Smith

Betty Smith nació en 1896 en Brooklyn, hija de inmigrantes alemanes. Empezó dedicándose al teatro, pero en 1943 publicó “Un árbol crece en Brooklyn”, que tuvo tanto éxito que se convirtió en una escritora famosa y pudo publicar algunas obras más. En 1944 se adaptó el presente libro al cine.

Enseguida se intuye que “Un árbol crece en Brooklyn” tiene puntos autobiográficos: la protagonista es una niña que nació unos años más tarde que Betty, pero también es hija de inmigrantes, vive en Brooklyn y su sueño es ser escritora. Aun así, como la propia autora dijo, la historia que se narra en la novela no es su vida tal y como fue, sino como debería haber sido. En la novela hay un momento en el que le dicen a la protagonista que escriba las cosas como tendrían que haber sido en lugar de plasmar la cruda realidad. A pesar del hecho de que me gusta mucho todo lo realista, creo que esta manera de escribir las cosas (como deberían haber sido) es algo precioso, otra manera de disfrutar de la cara de la vida que no vivimos.


Humildes, pero maravillosas

La protagonista de este libro es Francie, una niña a la que conocemos desde el momento de su nacimiento hasta la adolescencia. No es una niña especialmente guapa, parece que toda la belleza se la llevó su hermano menor, pero lo que sí es es inteligente y espabilada. Le inculcaron el amor por los libros desde pequeña, y cuando descubre la biblioteca se promete a sí misma que leerá un libro cada día. Como suele ser habitual entre los amantes de la lectura, a Francie también le gusta escribir: es la primera de su clase en la asignatura de lengua, y disfruta escribiendo sobre lo que imagina y también sobre la realidad.

Pero no todo es bonito y fácil en la vida de Francie. Pertenece a una familia pobre: su madre tiene que esforzarse en limpiar casas porque su padre es alcohólico y se gasta las propinas en bebida, lo cual los deja en una situación muy difícil. Francie y su hermano tienen que ayudar a su madre, pero aunque se maten a trabajar a veces les toca pasar días sin comer y nunca han tenido los mismos lujos que otros niños. Aun así, lejos de querer inspirarnos pena, la autora saca el lado positivo de la historia y nos transmite buenos valores. A pesar de todo lo malo, Francie puede disfrutar de la lectura, tiene una familia que la quiere y, cuando al fin puede darse un capricho, éste se disfruta mucho más que si lo tuviera todos los días.

Además de las dificultades por el tema económico, a veces Francie se entristece por otros motivos con los que es más fácil que un lector que no haya pasado apuros económicos se identifique. Por ejemplo, el dolor de Francie porque siente que su madre la quiere menos que a su hermano, aunque al mismo tiempo tiene una gran fortaleza para aceptarlo y eso la hace más parecida a ella. Creo que de este libro se pueden hacer varias lecturas: la de la niña pobre que ama los libros y tiene espíritu de superación, y la lectura de los sentimientos que hay detrás de esta historia, que para mí son lo que la hacen verdaderamente rica literariamente.

Otro tema que entristece a Francie y que nos invita a la reflexión es el hecho de que lo duro hay que vivirlo en nuestras propias carnes para poder hablar de ello. En una ocasión, la niña escribe una redacción sobre su padre para el colegio, y su maestra le pone una mala nota porque no explica una historia bonita, como suele ser habitual en Francie. Para ella es muy duro que su maestra menosprecie su trabajo por haber plasmado su realidad, una realidad que sólo una niña pobre como ella puede comprender lo suficiente como para saber que es cierta. Este hecho marcará a Francie a la hora de escribir, y a mí me hizo pensar dos cosas. Por un lado, es cierto que las experiencias duras hay que vivirlas y que no es agradable que alguien que no haya pasado por lo mismo le quite importancia al tema, casi sería mejor que ese alguien cerrara la boca. Por otro lado, hay gente que quiere decorar la realidad para que todo parezca más bonito, como la maestra de Francie, y de hecho me he encontrado con gente que no quiere leer libros sobre un tema duro para no pasarlo mal. Yo soy más como la niña, aunque las historias bonitas e inverosímiles también me gustan, las que más me suelen llegar son las que narran una realidad con más cosas malas que buenas.

Estoy hablando todo el rato de Francie, pero la niña no está sola. En su familia predominan las mujeres o, más que predominar, son las que tienen un carácter más fuerte y eso las hace destacar más. Esto nos da personajes femeninos con fuerza, algo que como ya sabéis me encanta. A la hora de leer, me resulta más fácil meterme en la piel de una mujer y por ello disfruto más de las protagonistas femeninas que de los masculinos. La madre de Francie tiene bastante peso en el libro, pero a mí en particular me encantó la tía Sissy, una mujer valiente con una mente avanzada a su época, que a pesar de su frustración por no poder tener hijos siempre transmite optimismo y alegría a los demás. Me parece el mejor personaje secundario de la novela, de hecho se podría haber escrito un libro entero sobre ella.

Por ponerle una pega al libro, en las últimas cien páginas Francie ya es adolescente y en esos momentos la historia perdió parte de gracia para mí. Los acontecimientos se dan más rápido, y el hecho de dejar de ser una niña hace que se pierda la ternura que suelen inspirar los niños. A mi parecer esta recta final no tiene tanto encanto como el resto del libro, pero tampoco es algo tan notorio como para bajarle la nota final. Casualmente, con “Las cenizas de Ángela” de Frank McCourt (una autobiografía de la infancia del autor, también llena de pobreza) me ocurrió lo mismo: cuando el protagonista deja de ser un niño, se pierde la gracia.


Un libro, ante todo, bonito

Precioso y bonito, dos sinónimos que para mí definen a la perfección la esencia de este libro. Mientras lo leía no dejaba de pensar que “Un árbol crece en Brooklyn” es un libro bonito, de aquellos que tienen sentimiento y consiguen llegarte. Hay libros que destacan por una gran historia, otros por enganchar muchísimo, otros por un personaje peculiar, otros por su originalidad, etc. Este destaca porque es bonito, tanto en la forma de estar escrito, como comentaré más abajo, como en su contenido.

Está claro que esto es muy subjetivo y depende de los gustos de cada persona, pero la historia de Francie me ha gustado en todos los aspectos. La niña pobre amante de la literatura, con espíritu de superación para llegar a la universidad y convertirse en escritora. Una familia llena de mujeres fuertes que saben sacar adelante a su familia y poner buena cara a la vida a pesar de las penas que les ha tocado vivir. Las redacciones de Francie, el orgullo por las buenas notas y la tristeza posterior por el desprecio de su profesora a una redacción sobre la vida misma. La tía Sissy, esa mujer extravagante que a pesar de no saber leer y escribir es un apoyo para todas sus hermanas. Y podría seguir. La autora ha sabido relacionar todas las tramas a la perfección, de modo que se unan en una sola historia llena de matices.

“Un árbol crece en Brooklyn” es un libro que transmite, no te deja indiferente. Está escrito con mucha ternura, no tiene nada de frialdad, consigue ponerte en la piel de la niña y del resto de personajes de manera que llegas a entenderlos a la perfección. Los personajes son muy humanos y, como tales, tienen sentimientos, unos sentimientos que te llegan a través de la lectura. Es una historia preciosa, con sentimientos preciosos, aunque esto no quiere decir que todo lo que se narra sea feliz y positivo.

Aparte de la historia en general, también quiero destacar que en el libro abundan las escenas que te hacen sonreír, sobre todo por la ternura que tienen y porque es admirable que se den ciertas cosas en un contexto tan, aparentemente, triste. Por poner un ejemplo, después del nacimiento de Francie hay una escena en la que su madre explica a su madre (la abuela de Francie) que tiene dudas acerca de como educarla y no sabe qué debe hacer para que esta nueva generación sea mejor que la anterior. De entrada, una confesión así de una hija a su madre me parece una situación entrañable aunque realista al mismo tiempo. Pero lo bonito viene con la respuesta de la abuela: le dice que cada día le lea una página de dos libros a Francie, saber leer y escribir es algo maravilloso para ella. Me pareció algo precioso, simplemente, y escenas de este tipo hay muchas (lo de la hucha también me parece entrañable, entre otras cosas).

Os copio el principio de la escena que os acabo de comentar, porque la manera de escribir de la autora hace que gane muchos puntos y así os podéis hacer una idea mejor de la narración de la novela:

- Ya empieza el progreso. – Cogió a la niña y la levantó entre sus brazos -. Esta criatura ha nacido de padres que saben leer y escribir. Para mí eso es maravilloso.
- Madre, soy joven. Tengo dieciocho años, soy fuerte. Voy a trabajar duro. Pero no quiero que esta criatura crezca para ser una simple bestia de carga. ¿Qué debo hacer, madre, qué es lo que debo hacer para construir un futuro mejor para ella? ¿Cómo puedo empezar?
- El secreto está en saber leer y escribir. Tú sabes leer. Todos los días debes leer a tu hija una página de algún libro; todos los días hasta que ella aprenda a leer. Entonces ella deberá leer todos los días. Ése es el secreto.


Estilo

Creo que con el fragmento que he puesto ya se puede ver que el libro está muy bien escrito. Es una pena que Betty Smith no escribiera más, aunque también digo que lo tenía muy difícil para superar esta novela. El libro está escrito con mucha ternura, poniéndole el máximo cuidado a cada palabra, cada frase. Se nota que su autora tenía vocación de escritora y no era una simple aficionada que quiso contar su infancia. Para quien desee una narración más directa el estilo de este libro le decepcionará, pero yo he saboreado cada una de sus líneas y es una novela que no me importaría releer. Estoy segura que a pesar de conocer su historia encontraría partes en las que seguir emocionándome por la belleza del contenido y de la forma de contarlo.

El ritmo es, en general, lento, no vamos a engañarnos. La realidad es que la novela se centra en Francie y su familia, por lo que no hay un misterio sobre el que investigar, simplemente se narran acontecimientos de su vida. Esto limitará más su número de lectores, pero como a mí me gustan las novelas sobre vidas de mujeres (niña en este caso) la he disfrutado mucho. Además, tengo que decir que cuando un libro es lento suelo aburrirme enseguida, pero con este no me ha ocurrido: está tan bien escrito y la historia es tan bonita que no se hace pesado en ningún momento, sino que tienes ganas de seguir leyendo (aunque no cumple el prototipo de libro que engancha y no puedes soltar). Esto último también es aplicable a su extensión: tiene unas quinientas páginas pero no se me hizo pesado, hay libros más cortos que este que me han durado más.


Comparaciones

“Un árbol crece en Brooklyn” recuerda un poco a “Las cenizas de Ángela”, de Frank McCourt (realmente tendría que ser al revés, pues la novela de McCourt es posterior a la de Betty Smith). Leí este libro hace años y, aunque me gustó, no llegó a entusiasmarme tanto como a otras personas y creo que la presente novela le da mil vueltas en todos los aspectos.

Ambos libros tienen en común la historia de un niño listo que proviene de una familia humilde y por ello tiene que pasar por muchas penurias, en ambos casos las penurias vienen en su mayor parte por un padre alcohólico (creo que hasta cantan las mismas canciones cuando vuelven borrachos, los dos son irlandeses). Casualmente, el que me parece el punto fuerte de “Las cenizas de Ángela” (la narración desde la perspectiva inocente del niño protagonista) no está presente en “Un árbol crece en Brooklyn”. Aquí todo gira en torno a la niña, pero no es ella su narradora. Sinceramente, creo que en este aspecto ambos libros están bien, cada uno en su estilo.

Pero la realidad es que uno me ha gustado mucho más que el otro. Creo que el de Betty Smith está mejor escrito, tiene más ternura y, aunque no me gusta tener que decir esto, es más femenino. Ojo, es un libro para hombres y mujeres, pero su contenido es más femenino, pues aparte de Francie están su madre y sus tías. En cambio, en “Las cenizas de Ángela” el protagonista es un niño con varios hermanos varones, creo que el único personaje femenino con cierto peso es su madre, Ángela. Esto dependerá del gusto de cada persona, pero si a mí me van más los temas de mujeres, es lógico que “Un árbol crece en Brooklyn” me haya gustado más.

Intentando ser un poco más objetiva, también pienso que este libro es mejor por su exquisita narración y por el hecho de involucrar el amor por la lectura en la trama. Lo veo más rico en matices; aunque ambos libros tengan el mismo punto de partida (niño/a pobre con afán de superación), con el de Frank McCourt sólo me quedé con esa historia y el de Betty Smith me ha gustado también por otros aspectos, como ya he comentado.


Conclusión

Creo que ya está todo dicho: cuenta una historia bonita, los personajes tienen fuerza, está muy bien escrito, hay mucha ternura en él y está lleno de matices que surgen a partir de cada trama. Es un libro muy bonito y me ha encantado.

Recomendado no, recomendadísimo. Si, como a mí, os gustan las historias sobre mujeres o niñas, os gustará. Pero eso sí, no os tiene que importar que sea lento, así que no lo leáis en un momento en el que os apetezca una lectura ligera que enganche. Hay que tomárselo con calma, este libro se disfruta más si se saborea cada una de sus líneas.



Mi valoración: 10/10

6 comentarios :

  1. Lo tengo muy visto en la librería y siempre pienso que algún dia lo leeré, y sin duda después de tu nota lo haré, aunque he de decir que no lo haré ahora pq ahora estoy en esos momentos de "lectura rápida que enganche" jejejejejeje ;)

    http://lectoradetot.blogspot.com

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  2. Yo lo tengo en la Biblio y lo he leído. Es una novela que me ha impactado, muy buena.

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  3. Quizás por haber oído hablar tan bien de él, me esperaba una pasada...y sí, me gustó, pero tampoco tantísimo. Un beso

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  4. Me lo compre el miercoles pasado, espero comenzarlo pronto

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  5. @Anónimo. Espero que lo disfrutes, ya ves que a mí me pareció una pequeña delicia.

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