Páginas: 736
ISBN: 9788426417657
Precio: 21,90€
La historia de Andras y Klara
Año 1937. Andras Lévi es un joven húngaro judío que gracias a una beca tiene la oportunidad de trasladarse a París para estudiar Arquitectura en una de las facultades más prestigiosas del país. Pertenece a una familia humilde: su padre tiene un pequeño negocio después de pasar por muchos problemas; su hermano mayor, Tibor, lleva años ahorrando para estudiar Medicina en Italia; y el pequeño, Mátyás, está terminando el bachillerato y sueña con convertirse en artista.
Antes de partir rumbo a París, la esposa de un banquero le encarga que lleve un paquete a su hijo, que también estudia en Francia. Sin embargo, al ir a recogerlo, Andras se encuentra con algo más: un sobre dirigido a un tal C. Morgenstern que, por desconfianza del correo húngaro, resulta conveniente que lo eche en un buzón francés. Con lo que el chico no contaba era que esa carta le llevaría hasta una mujer, Klara, madre de una hija adolescente y profesora de ballet clásico. Le invitan a comer con la excusa de que conozca a la muchacha, pero en quien él se fija es en Klara. Desde el principio se hace patente que la diferencia de edad entre ambos y la presencia de la hija serán dos conflictos difíciles de paliar, aunque tal vez lo más grave sea la certeza de que Klara todavía ama a su fallecido marido, un tema del que ella se niega a hablar. Además, está el asunto de no poder enviar la carta desde Hungría. ¿Qué oculta esta mujer?
Por suerte o por desgracia, la estancia de Andras en París no se limita a una historia de amor. Se hace amigo de otros tres chicos judíos: Polaner, un estudiante discreto y buenazo que solo desea sacarse el título y pasar desapercibido; el atractivo y encantador Ben Yakov, irresistible para las chicas; y Rosen, el cabecilla intrépido del grupo. Andras congenia mucho con Polaner, puesto que ambos son jóvenes humildes y trabajadores, aunque hay buen rollo entre los cuatro. Por otro lado, en cierto momento el protagonista se ve obligado a ganar dinero para pagar una parte de sus estudios, lo que le lleva hasta el Teatro Sarah Bernhardt, donde el director —húngaro como él— le da un empleo.
Los campos de trabajo nazis
Por mucho que las apariencias nos transmitan que estamos ante una bella historia de amor, la realidad es un poco distinta: el periodo histórico no deja lugar a dudas, los conflictos políticos hacen su aparición e influyen en la vida de los protagonistas de forma directa . Naturalmente, hablo del nazismo y sus consecuencias en los países europeos, un trasfondo que se ha utilizado mucho en la literatura, aunque debo decir a favor de El puente invisible que el enfoque de esta novela no se centra en lo mismo de siempre.
En su estancia en París, Andras ya notaba que algo no marchaba bien: los judíos se veían discriminados por el resto de compañeros y la posible entrada de Francia en la guerra amenazaba directamente sus intereses estudiantiles. El ambiente estaba caldeado en la bella ciudad de París, se notaba que algo grave ocurriría. A todo esto, en esta parte todavía hay un pequeño lugar para la guerra civil española, de la que se hacen varias menciones a través las noticias de los periódicos franceses.
Llegado el momento, Andras se ve obligado a regresar a su país natal y de ahí lo trasladan a diversos campos de trabajo, tanto de Hungría como de países cercanos. Estos campos de trabajo no están tan presentes en la literatura como los de concentración y las situaciones cotidianas de la Alemania de la época, de modo que pienso que parte del interés de El puente invisible reside en este hecho y por ello no merece ser considerada “otra novela más sobre la época nazi”. Las cifras de muertos en los trabajos forzados fueron mucho menores que las de los campos de concentración, pero no por ello dejan de ser escalofriantes.
El objetivo de dichos trabajos era facilitar las cosas a las divisiones de soldados en guerra, con actividades que iban desde cavar una trinchera a marcar una carretera en un territorio lleno de minas. Trabajos durísimos, con los hombres esclavizados, muertos de hambre y con una atención sanitaria deficiente (lo habitual era reservarla para los enfermos graves, aunque a veces ya era tarde para hacer algo por ellos). Algunos fallecían a causa de su debilidad física, otros enfermaban, otros morían en accidentes del propio trabajo… Y también los había asesinados a cargo de sus superiores para dar una lección al resto de la tropa. Andras tenía a su favor su juventud y fortaleza; además, tuvo la suerte de entrar en la misma división que un antiguo compañero suyo, Mendel Horowitz, un ex corredor al que no dejaron participar en los últimos Juegos Olímpicos por su condición de judío. Juntos, uno como ilustrador y el otro como redactor, crearon diversos diarios para evadirse de la angustia y distraer también a sus compañeros. Esa fue su manera de luchar contra las adversidades y mantenerse cuerdos en la terrible situación que atravesaban: un panfleto que se tomaba con humor las vivencias diarias en los campos de trabajo.
Andras es el protagonista absoluto de la novela, pero no nos olvidemos de Klara, sus hermanos y los amigos de la facultad. Los chicos también han sido conducidos a destinos parecidos al de Andras, pero la familia y Klara lo esperan en Hungría. Unos y otros sufren por no saber cómo se encuentran sus seres queridos; además, a medida que la guerra avanza, las cosas se complican también para las mujeres de las ciudades. El título del libro hace referencia a estas separaciones, a los puentes invisibles que se deben montar para mantenerse unidos a pesar de la distancia y el dolor. Una bonita metáfora para un escenario tan terrible, ¿verdad?
El libro en sí
En mis últimas lecturas cinco estrellas se dio la casualidad de que los libros (La mujer del viajero en el tiempo, Luna y Juana la Reina, loca de amor) me parecieron soberbios desde las primeras páginas, de modo que echaba de menos encontrar una novela que de entrada me pareciera normalita para seguidamente mejorar y mejorar hasta convertirse en inolvidable. Esto es lo que me ha ocurrido con El puente invisible: al principio lo consideraba una buena historia, sin más, pero fue llegar a la segunda mitad y las emociones que transmite se dispararon hasta límites insospechados.
No es de extrañar que se produjera tal cambio. En la novela hay dos partes claramente diferenciadas: por un lado, la estancia de Andras en París, cuando estudia en la facultad y empieza su relación con Klara; por el otro, todo lo que vive Andras en los campos de trabajo, mientras su familia y allegados sufren en la distancia. Ambas merecen la pena y están bien contadas; no obstante, para mi gusto la prosa de Julie Orringer pega más con lo segundo. Su estilo es correcto, con descripciones crudas y sin florituras, apto para cualquier lector. El tono en todo momento transmite seriedad, por lo que me parece más apropiado para transmitir las vivencias de una guerra que los cimientos de una relación de amor. Hablando de la narración, me gustó que se mantuviera algunos términos en francés durante la primera mitad, ayudan a ambientar mejor la historia.
Así pues, la trama mejora mucho a medida que avanza. No soy especialmente aficionada a las novelas situadas en esta época —he leído bastantes porque la temática es recurrente en la literatura, pero digamos que no las voy buscando expresamente—, así que valoro muy positivamente que esta me haya aportado algo que no había hallado hasta ahora. Hablo, naturalmente, de los campos de trabajo y el nazismo en un país que no es ni Alemania ni Austria. Me ha parecido interesantísimo descubrir de forma detallada y amena cómo funcionaban, la manera en la que los superiores trataban a los hombres (había de todo, claro) y las duras condiciones de vida que tenían que soportar. En mi opinión, es uno de esos temas que al oír hablar de él te parece duro, pero al leer y conocerlo más a fondo te impresiona mucho más. A pesar de las apariencias, El puente invisible es una historia dura, muy dura. Porque aunque sepamos de antemano (por la sinopsis de la editorial) que tuvo un final feliz para la pareja protagonista, hubo mucho dolor por el camino y se perdieron oportunidades. Pero sobre todo, se perdieron amigos, padres, hermanos… Se perdieron personas.
No obstante, lo que más destaco de la lectura tras haberla terminado no es el interés sobre el tema tratado (aunque también), sino los sentimientos que transmite. Esto es, su historia no dejará indiferente a nadie, es de las que consiguen llegar al lector e implicarlo en la trama. Con esto ya podría terminar la opinión, pues me parece el sentido de cualquier obra literaria, pero todavía voy a ir más allá: al cerrar el libro, me llevo las vidas de Andras, Klara, Tibor, Polaner, Ilana, Mendel y compañía, las vidas de todos y cada uno de los personajes que aparecen, hasta este punto han calado en mí. Andras es el protagonista indiscutible, pero incluso el más secundario tiene su aquel y está bien perfilado. Diría que las vidas que más me han llegado son las de Polaner y Tibor (amigo y hermano de Andras, respectivamente). Al terminarlo no dejaba de revivir mentalmente las escenas protagonizadas por ellos, con la angustia y el malestar interior que ello implica. Como podéis suponer, el desenlace es de los que te dejan tocado y necesitas tomarte unos días “de duelo” (me refiero a estar unos días sin empezar ningún otro libro y seguir dándole vueltas a este, no tanto a llorar la muerte de alguien en particular). Ha sido esto lo que ha inclinado la balanza a favor del sobresaliente que le otorgo (durante la primera mitad tenía clarísimo que se iba a quedar en un notable, mas luego comprendí que son muy pocos los libros que llegan de ese modo y sería injusto darle una valoración inferior).
A todo esto, lo que se narra es la historia real de los abuelos de la autora. Creo que Orringer ha conseguido transmitir muy bien lo que quería contar: unos hechos verídicos, con amor, dificultades y, al final de todo, esperanza. Todo desde el respeto y el cariño que siempre supone hablar de personas cercanas. A propósito de esto, me ha gustado el epílogo, en el que una preadolescente Julie Orringer se plantea preguntar a sus abuelos qué ocurrió exactamente durante la guerra para escribirlo en su cuaderno. Me pareció una forma curiosa y literaria de explicar de dónde vino la idea que dio forma a esta libro, mucho mejor que contarlo en presente y con un tono normal. Mi enhorabuena a la autora y a su editor por tener esta idea para cerrar la historia.
En lo relativo a la edición, si bien alabo la preciosa cubierta y la edición en tapa dura, no puedo decir lo mismo del interior: la letra me parece demasiado pequeña, más incluso que la de las ediciones de bolsillo. En el blog ha salido este tema más de una vez y somos varios los que coincidimos en que no nos gusta dejarnos la vista cuando leemos. El libro iba a ser largo de todas formas, así que no venía de aumentar el cuerpo de la fuente y con ello sumarle cien páginas más (o las que fueran).
Julie Orringer |
Enlaces de interés:
Web de Julie Orringer
Mi valoración: 9/10
Me han entrado unas ganas enormes de leer este libro gracias a tu reseña. Amor, sufrimiento, diferencia de edad, amistad, personajes atractivos, con aspiraciones... Lo tendré en mi punto de mira. ¡Gracias por darnos a conocer estas historias! ¡Besos!
ResponderEliminarEstaba claro que por la época histórica en la que se desarrolla la novela, no podía ser una historia de amor sin más. Me gusta eso de que acabes un libro y te hayan calado tanto los personajes que sigan estando contigo. Y también que en principio sea una novela normalita y luego vaya la cosa a más.
ResponderEliminarAunque no me apetece leer por ahora más libros de esta época este que reseñas parece bastante interesante, más con la valoración que le pones, me lo apunto porque me gusta leer libros que te transmitan algo y no solo por el entretenimiento. Saludos!
ResponderEliminarRusta, lo primero que hago con tus reseñas es ver qué puntuación le has dado al libro y luego leérmela de cabo a rabo.
ResponderEliminarNo sabes las ganas que me han entrado de cogerlo de la estantería y empezar a leer ¡Ahhh! Creo que cuando llegue la semana santa, me daré una buena panzada de lecturas de las que tengo en casa y veo tan buenas críticas. Las voy juntado en una estantería para hincarles el diente en cuanto pueda.
Besos
@Jesús. De nada :) Ciertamente, es un libro que tiene muchos puntos fuertes, así que espero que te animes con él.
ResponderEliminar@Espe. Sí, es difícil encontrar novelas que lleguen tanto. Estoy segura de que pasarán los meses y todavía recordaré algunas escenas (y esto pasa con muuuy pocos libros).
@Tatty. Entonces este es una opción perfecta, porque aporta mucho más que entretenimiento ;)
@Bookworm. Creo que lo de mirar primero la valoración lo hacemos unos cuantos, ¡je, je! Haces bien en reservar el libro para Semana Santa, vale la pena leerlo con calma :)
en estos momentos tengo abiertos muchos frentes, demasiados libros de prestamo en casa y dos no renovables, he ojeado el libro y me he dado cuenta de lo de la letra y he decidido leerlo más adelante, e incluso igual se lo regalo a mi madre y así es mio y lo leo cuando pueda, porque es muy largo, y estar sujeta a plazos me parece complicadisimo. Una reseña muy completa y muy buena..
ResponderEliminarbesotes
lo que más me ha gustado es lo que has dicho de "días de duelo", muy buena expresión. También recuerdo los libros que me dejaron algo fuera de contexto, totalmente embrujada. Después de leer 1Q84 estaba una semana entre dos mundos...
ResponderEliminarpinta muy bien este libro, gracias por una reseña muy detallada - como siempre.
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ResponderEliminarMe gusta todo: la portada, el título, lo que cuentas de él... lo tengo que leer!
ResponderEliminar@Carmina. Ese es uno de los motivos por los que no suelo coger libros de la biblioteca, me siento incómoda al tener una fecha marcada (y más cuando se trata de un libro largo). En fin, espero que algún día encuentres el momento adecuado para leerlo ;)
ResponderEliminar@Karo. Para mí también tiene mucho valor que alguien diga que un libro le ha llegado hasta ese punto. Hay tanto por leer que a veces toca ser selectivo para quedarse con lo que puede aportarte algo.
@Laky. Je, je, ¡es que está genial en todo! Y como coincidimos bastante en gustos estoy segura de que no te defraudará ;)
Este libro fue regalo de Reyes (bueno, en verdad me trajeron otro pero como ya lo tenía lo cambié por éste) y por su extensión lo estoy dejando para cuando tenga algo más de tiempo, pero con tu reseña me has dejado con unas ganas de leerlo...
ResponderEliminar@Luisa. Qué difícil lo suele tener la gente para acertar cuando nos regalan libros, ¡je, je! En fin, buena elección, espero que lo disfrutes ;)
ResponderEliminarPues no tengo nada que añadir, me lo apunto y punto. A mí historias así me siguen atrayendo. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarUn beso.
@Antonio. Me alegro de que mi reseña te haya hecho sentir interés por el libro ;)
ResponderEliminarMe ha llamado muchísimo la atención, gracias!
ResponderEliminar@Sonia. De nada, me alegra que te haya llamado :)
ResponderEliminarJustamente hoy he empezado el libro, y he leído 130 páginas de una sentada. De momento me está gustando, y me gusta la ambientación.
ResponderEliminarHe leído sólo los primeros párrafos de tu entrada, para no destriparme nada del argumento. En cuanto acabe el libro leeré el artículo entero :)
@Carmen. A mí al principio me costó un poco arrancar, aunque la historia me gustaba. Espero que lo sigas disfrutando :)
ResponderEliminarEste me lo leí en un fin de semana en el que prácticamente no despegué el culo del rincón de leer. Me gustó y es uno de esos títulos socorridos para recomendar en la librería. Me gustó mucho como la autora consigue trascender el hecho de ser una colección de recuerdos de sus abuelos para hacer literatura. Como con una historia de personas anónimas, alcanza la universalidad.
ResponderEliminarY no sé si me pillo en un momento cotilla, pero me gustó más la primera parte. La historia de amor en París, el ambiente, las relaciones...
@Jorge. A mí me gustó mucho el ambiente de la primera parte, aunque en conjunto me llegó más lo de después. No me sorprende que sea uno de los más recomendados, es uno de esos libros que puede gustar mucho a la gente :)
ResponderEliminarFinalmente lo he acabado y he podido leer tu reseña completa. El libro me ha gustado mucho, aunque quizá más la primera parte, la que transcurre en París, porque me ha gustado más la ambientación. Coincido contigo en lo que comentas sobre el enfoque original que le da al tema de la II Guerra Mundial al narrarlo desde los campos de trabajo y no los de concentración.
ResponderEliminarTambién es un libro que recomiendo, aunque me ha gustado menos de lo que preveía.
Gracias, gracias, gracias por recomendarme este libro. Me ha encantado, impactado y emocionado desde la primera frase. ¡Una maravilla!
ResponderEliminarBesos
¡Me alegro mucho, Sandra!
ResponderEliminarTerminado esta misma mañana. Totalmente de acuerdo con tu valoración, me ha parecido una historia desgarradora, que no por re-sabida, conviene leer de vez en cuándo. Comparto el dividir la novela en dos, la primera más o menos plana, bien escrita y fácil de leer que, una vez termina la Guerra Civil Española, te monta en la vagoneta de una montaña rusa hacia el looping más escalofriante y poco a poco, sin poder desengancharte te rebusca en las emociones y, una vez estalla la Gran Guerra, hace que éstas, ya despiertas definitivamente queden expuestas al relato. El final es como el de la montaña rusa, terminas exhausto, casi agotado y, efectivamente, se te hace imposible elegir un nuevo libro inmediatamente.
ResponderEliminarUn saludo
@Anónimo. Me alegro de que coincidamos, especialmente por la sensación final: me parece maravilloso que una novela consiga hacernos sentir tanto.
ResponderEliminarYo lo he terminado hace un par de dias y todavia sigo dandole vueltas a algunos personajes, es verdad que el principio me cautivo menos, pero va mejorando de forma tan espectacular que al final me quedo con la sensacion de que me ha encantado de principio a fin. Como decias, pienso que la autora narra mejor el dolor (sufrimiento del gordo, no de banalidades), que la felicidad y si bien la historia de amor no ha conseguido emocionarme, el resto de experiencias que sufren los protagonistas lo ha conseguido con creces. Mis favoritos: los secundarios, Tibor, Polaner, Mendel, los padres. No me los quito de la cabeza. Muchas gracias por la recomendacion
ResponderEliminar@Maria Jesús Nieto Camacho. Me identifico plenamente con tus palabras; creo que hemos "leído" el libro con los mismos ojos. Esos secundarios son extraordinarios; a pesar del tiempo que ha pasado desde que lo leí, aún soy capaz de recordarlos.
ResponderEliminarA mí me ha encantado. Una de las mejores lecturas que he hecho este año. :)
ResponderEliminar¡Nos leemos! :)