02 julio 2010

El ardor de la sangre - Irène Némirovsky

Editorial: Salamandra
Páginas: 160
ISBN: 9788498381290
Precio: 13€

Hace una semana pude disfrutar de la lectura de un libro de Irène Némirovsky. Conocí a esta autora gracias a las reseñas de LAKY y enseguida me llamó la atención: todas las opiniones que he leído sobre sus obras son positivas, y gente con gustos afines a los míos coincidían al decir que se trata de una magnífica escritora. Gracias a Bookmooch pude hacerme con este libro hace unos meses, aunque hasta ahora no me ha apetecido ponerme con él.

“El ardor de la sangre” es el libro de Némirovsky que más me llamaba la atención por su argumento, a pesar de que los seguidores de la autora no lo consideran su mejor obra. Yo lo he disfrutado, será cuestión de seguir leyéndola para ver con cuál de sus libros me quedo.

Nota: voy a añadir algunos fragmentos del libro en cursiva. Me ha apetecido ponerlos porque a mi parecer hay frases de “El ardor de la sangre” que merecen ser apuntadas, y así de paso podéis saber cómo escribe la autora, pero si no queréis leer esas partes os las podéis saltar y listo, mi opinión sigue teniendo sentido al eliminarlos.


Irène Némirovsky

Irène Némirovsky nació en Rusia en el año 1903 y murió en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. En el año 1918 tuvo que huir de su país por la revolución rusa. A partir de ahí vivió en Francia y escribió en francés hasta que fue deportada por su origen judío, aunque se había convertido al catolicisimo en el año 1939.

Fue educada por una institutriz francesa y por ello el francés prácticamente se considera su lengua materna, aunque hablaba otros idiomas. En 1926 se licenció en Letras en la Sorbona. Publicó diversas obras, de las cuales se han traducido al castellano las siguientes: “David Golder”, “Fogatas”, “Las moscas del otoño o La mujer de otrora”, “Los perros y los lobos”, “Suite francesa”, “La vida de Chejov”, “El ardor de la sangre”, “El maestro de almas”, “Un niño prodigio” y "El caso Kurilov".


Un drama rural

Tranquilidad es su palabra favorita; para ellos es sinónimo de felicidad, o más bien sustituye a la falta de felicidad.

En la Francia de las primeras décadas del siglo XX, una joven educada y recatada, Colette, va a casarse con un buen hombre que le ofrecerá una vida agradable y estable. Los padres de Colette, Hélène y François, valoran mucho que su hija se case con un hombre trabajador y tranquilo: ellos dos son un matrimonio modélico, que se han amado desde su más tierna juventud, y espera que su hija siga el mismo camino. Todos ellos viven en un lugar en el que las apariencias cuentan mucho, excepto para una persona: una joven adoptada a la que no le importa que la gente no la vea felizmente casada, está acostumbrada a que la miren mal desde que nació. No quiero desvelaros nada más del argumento porque la novela es cortita, pero ya podéis suponer que a partir de estos personajes suceden cosas y no todo es tan sencillo como parece.

Las personas mienten, pero las flores, los libros, los retratos, las lámparas, la suave pátina que el uso deposita en todos los objetos, son más sinceros que los rostros. Antaño solía observar todas esas cosas y pensaba: “Son felices el uno por el otro. Es como si el pasado no hubiera existido. Son felices y se quieren.”.

El narrador es curioso: se trata de un narrador testigo, el anciano primo de Hélène. En algunos momentos interviene en la historia, pero aun así yo no lo consideraría el protagonista. Creo que la mayoría de personajes que aparecen aquí tienen un peso similar en la obra, no hay un solo protagonista. Normalmente no me gustan los experimentos con los narradores: me gusta un narrador protagonista en primera persona o un narrador omnisciente en tercera persona, pero debo reconocer que aquí el punto de vista está muy logrado y no he tenido dificultades para meterme en la trama.

La historia que cuenta me ha gustado y a mi parecer va de menos a más: en las primeras páginas me parecía una historia normalita pero se va haciendo grande a medida que pasan las páginas. Aun así, tengo que sacarle un pero: el final es un poco precipitado para mi gusto. Al final del libro hay unas páginas que hablan de la obra de Némirovsky en general, pero cuando leía el libro no sabía que estaban allí y sin darme cuenta leí las últimas líneas de lo que es la novela pensando que aún quedaba más texto. Entre una cosa y otra, el final me chocó un poco y creo que lo habría disfrutado más si no llegara de manera tan repentina.

El ardor de la sangre

O un nuevo amor, sí. Pero lo mejor para que llegue, y me refiero a un amor auténtico, limpio y sano, es no pensar demasiado en él, no llamarlo. Si no, te equivocas. Le pones la máscara del amor a la primera cara vulgar que se te presenta.

El ardor de la sangre, esos impulsos, ese deseo de juventud que después eres incapaz de justificar y que pasados los años pierdes. Más o menos, así es como nos explican el significado del título de la novela. ¿Qué relación tiene con el argumento? Para saberlo hay que leer el libro. Precisamente esto me parece uno de sus atractivos: el porqué del título se va descubriendo a medida que avanza la lectura. Podemos saber su significado, pero la relación con el contenido del texto se hace más clara conforme avanzamos. Puede parecer una tontería, pero es un detalle que me ha gustado y que me permite decir que el título de la novela está muy bien escogido.

¿Quién conoce a la verdadera mujer? ¿El amante o el marido? ¿Son realmente tan distintas la una de la otra? ¿O están tan sutilmente mezcladas que resultan inseparables? ¿Están hechas de dos sustancias que una vez combinadas forman una tercera que ya no se parece a las otras dos? Lo que sería tanto como decir que a la verdadera mujer no la conocen ni el marido ni el amante. Sin embargo, se trata de la mujer más sencilla del mundo. Pero he vivido lo bastante como para saber que no hay corazón sencillo.


Una lectura atemporal

Cuando dejes este mundo, no tendrás que echarlo de menos, o más bien cuando el mundo te deje a ti, como ha hecho conmigo… - comenté, porque a veces tengo la sensación de que la vida me ha escupido como un mar encrespado y he ido a parar a una orilla triste, como una barca vieja aunque todavía resistente, pero con los colores desteñidos por el agua y corroídos por la sal.

Esta obra se escribió aproximadamente en el año 1941. Esto podría echar para atrás a algunas personas: hay que ser realistas, cada uno tiene sus gustos y a ciertas personas los clásicos le suelen aburrir (yo podría incluirme en este grupo, hay obras clásicas que me han encantado pero no son mis lecturas habituales). Aun así, creo que en este caso deberíamos olvidar la fecha en que se escribió y tomarnos el libro como una lectura de nuestra época.

¿Por qué digo esto, si por el argumento sí que puede dar la impresión de estar un poco desfasado? Pues porque el libro tiene aspectos que lo convierten en una lectura atemporal, que se adapta a todas las épocas y que cualquier lector puede entender sin necesidad de documentarse sobre el contexto en el que se escribió. “El ardor de la sangre” va de pasiones y sentimientos, y estas cosas no cambian con el paso del tiempo. Cambian las personas que los viven, pero en esencia son lo mismo en el año 1941, en el 2010 y en la Edad Media. Mientras leí no me aburrí ni sentí que el libro estuviera muy pasado, así que no debéis tener en cuenta que ya tenga sus añitos a la hora de leerlo.

Hablando de sentimientos, la hipocresía es otra de las claves de este drama rural, y la había tanto en aquella época como ahora. No voy a decir nada más al respecto para no desvelaros el argumento, pero ya digo que es uno de los temas principales y que Némirovsky lo trata con gran maestría.


Estilo elegante y conciso

Había leído que Némirovsky escribe muy bien y por eso tenía ganas de hincarle el diente a sus libros. Tengo que decir que mis expectativas no sólo se han cumplido, sino que se han visto superadas. Antes de nada, quiero aclarar que aunque “escribir bien” a veces se relaciona con textos cultos difíciles de entender y que requieren una gran concentración, aquí no es así. Lógicamente, la prosa no es tan simple como la de “Crepúsculo”, pero cualquier persona que sepa leer puede acceder a ella sin complicaciones.

El estilo de Némirovsky me parece muy elegante. Me cuesta un poco definir qué entiendo por estilo elegante, es algo que va más allá del hecho de no usar tacos y que se ve mejor leyendo uno de los fragmentos del libro que intentando describirlo con palabras. No sé si es casualidad, pero a menudo los autores cuyo estilo al escribir califico como elegante son franceses (aunque los traductores también tienen su parte de mérito). Tengo que descubrir a más autores de este origen, independientemente del contenido de sus obras, su manera de escribir me gusta y mucho, es ese tipo de prosa que sabe llegarte con sus palabras y no únicamente con su historia.

Como os decía, esta autora escribe muy bien. No sólo en el sentido formal, sino también a la hora de plasmar lo que nos cuenta: enseguida te mete en la historia y te atrapa, aunque tampoco esperéis la adicción y la intriga de un best seller. Esto sonará un poco raro, pero con pocas páginas leídas olvidé que estaba leyendo a Némirovsky y simplemente me sentía dentro de la historia, disfrutando de los personajes y de lo que les ocurre. Con otras novelas que no nos llenan tanto, al leerlas es frecuente pensar “a ver si este –título de la novela- se pone interesante”, “vaya rollo ha escrito –nombre del autor-“, etc. Aquí esto no me ocurrió, leía y estaba en Francia, presenciando un drama rural. Dejé de estar en casa leyendo a Némirovsky durante el tiempo que duró la lectura.

La brevedad de esta novela al principio no me atraía. Sé que la extensión no tiene nada que ver con el hecho de que un libro sea mejor o peor y lo he comprobado varias veces, pero aun así me echaba un poco para atrás y pensaba que una historia tan breve no podría dejarme huella. Me equivocaba: estas 160 páginas tienen tanto contenido que no podrían estar mejor (salvo por lo que os he dicho del final). En cuanto te metes en la historia, sólo puedes disfrutarla, no hay tiempo para aburrirse. Ya lo dicen: lo bueno, si breve, dos veces bueno.


Conclusión

La novela me ha gustado mucho, aunque para mi gusto el final es un poco precipitado y si la autora se hubiera extendido un poco más sería mejor. Aun así, no deja de ser una lectura muy recomendable: a pesar de haberse escrito en torno al año 1941, los sentimientos y pasiones de los que habla son atemporales y también podemos entenderlos en nuestra época aunque el ambiente de drama rural nos suene a algo más desfasado. Por otra parte, me ha gustado mucho la manera de escribir de la autora, tiene un estilo elegante y conciso, espero que “El ardor de la sangre” no sea lo único que lea que ella. Creo que es un libro que puede gustar a todo el mundo independientemente de sus gustos; además, su argumento te puede gustar más o menos, pero no creo que a nadie le parezca un libro infumable: sólo por lo bien escrito que está ya merece la pena. De todas formas, si lo que os apetece ahora es una lectura ligera que engancha sin hacerte pensar, mejor que busquéis otra cosa.


Mi valoración: 7/10

9 comentarios :

  1. A mí ya sabes que me gustó aunque mi preferido, hasta ahora al menos, es El baile, también una obrita corta pero cargada de ironía.

    ResponderEliminar
  2. apuntado queda en mi libreta de viajes!

    ResponderEliminar
  3. Hola Rusta, buscando opiniones sobre este libro he dado con tu blog.
    Veo que coincidimos bastante en la opinión sobre la novela así que me he permitido enlazarla en mi entrada (si te parece bien).
    A mí me gustó mucho este libro al igual que "El baile" también de Nemirovsky que leí hace tiempo.
    Enlazo tu blog en mi "Viajes desde el sillón" para poder ver lo que vas reseñando.
    Un saludo!!

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Pulgacroft, por el enlace y por seguirme ;) Precisamente ahora estoy leyendo la última novela de Irène Némirovsky que han editado en España, así que supongo que publicaré la reseña la próxima semana.

    ResponderEliminar
  5. Me parece un libro fantástico. Sigo las novelas de esta autora desde hace unos 3-4 años y me encantó éste. Un análisis del amor maduro en contraposición a la pasión juvenil.
    Enhorabuena por tu blog.

    ResponderEliminar
  6. @Asunp. Gracias. Yo también sigo a Némirovsky desde este tiempo, más o menos, y nunca me ha defraudado.

    ResponderEliminar
  7. Tas haber acabado hace unos días "Palmeras en la nieve" que me dejó exhausta con tanta pasión amatoria y ese desenlace tristísimo :), decidí, tras leer tus reseñas, comenzar con este libro de Irene Nemirovsky.

    No había leído nunca nada de ella y he de reconocer que me ha sorprendido, y me está gustando mucho: una lectura serena y muy entretenida que me está viniendo muy bien.

    La historia de su vida personal también acompaña, así que me temo ha ganado una nueva fan ;)





    ResponderEliminar
  8. @Mariuca. Desde luego, ¡menuda vida! Este año leí "El vino de la soledad", su novela más autobiográfica, y me pareció impresionante: la mala relación madre-hija, su apego a la institutriz, la emigración por problemas políticos... Es bastante más duro de leer que "El ardor de la sangre", pero vale la pena.

    ResponderEliminar
  9. Pues anda que no están bien las novelas cortas! De hecho en francés se llaman "nouvelles" y los tochos "roman". Y la verdad mis preferidos son las novelitas cortas. Yo estoy leyendo este mismo que describes pero en francés, no sé qué pasa que en ese idioma los clásicos o el lenguaje "elegante" como tú lo llamas me gusta más. Portanto puedo opinar...y suscribo que atrapa, el final estoy llegando a él y también me parece precipitado pero si lo piensas bien...cómo sería en la vida real? Yo creo que cuando se empiezan a destapar cosas...ya va todo seguido.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails