Edición:
Errata naturae, 2016 (trad. Regina López Muñoz)
Páginas:
176
ISBN:
9788416544059
Precio:
17,90 €
La sociedad construida sobre el dinero destruye las cosechas, destruye a los animales, destruye a los hombres, destruye la alegría, destruye el mundo auténtico, destruye la paz, destruye las riquezas verdaderas.Tenéis derecho a las cosechas, derecho a la alegría, derecho al mundo auténtico, derecho a las riquezas verdaderas de aquí abajo, ahora mismo, ya, en esta vida. No debéis seguir obedeciendo a la locura del dinero (p. 30).
El
libro comienza con un retrato de las calles de París en una jornada laborable. Las
prisas, la insatisfacción, la rutina dependiente de la maquinaria, las vidas
sin sentido. «Nada de lo que han cantado los poetas sobre la ciudad incumbe a
estos hombres» (p. 37), reflexiona Giono, que en todo momento habla en primera
persona, dirigiéndose al lector. En esta época se mostró muy crítico con la
industrialización de las ciudades, enseguida entrevió que lo que se proclamaba
como progreso era en realidad una forma de dominación que generaba desigualdad
y nutría las guerras («En toda la faz de la tierra, todos los animales libres
comen hasta saciarse. En la sociedad del dinero, sólo el veintiocho por ciento
de los hombres come hasta saciarse», p. 29). Se queja asimismo de las personas
convertidas en una masa, que dejan de ser sí mismas para encajar en el
engranaje de la ciudad. Todo mecanizado, todo igual un día tras otro. «¿Cuántas
[personas] serían capaces de reiniciar los gestos fundamentales de la vida si
se encontrasen mañana al alba en un mundo desnudo?» (p. 49), se pregunta. Eso
es exactamente lo que propone: una
llamada a la insubordinación.

El
resto de la obra se centra, ya sí, en sus vivencias rurales. Giono, un narrador
versátil, no relata una crónica convencional, sino que combina las escenas
costumbristas con las reflexiones que estas le suscitan, contadas siempre con una voz lírica y luminosa, alejada del estilo
panfletario a pesar de su mensaje contundente. Hay que precisar que Giono, más
que idealizar la naturaleza en sí, hace un
elogio de la sencillez, el paisaje donde el ser humano no ha intervenido, la
capacidad para liberarse de las necesidades superfluas y valerse por uno mismo
(«hace tiempo que busco los gestos primordiales en los campos y en los pueblos
de los alrededores, en los corrales de las granjas o en las plazas de los
pueblos…», p. 81). Parte de la base de que la ciudad industrial, en lugar de poner
las cosas más fáciles, ha contribuido a erradicar las habilidades más valiosas del
individuo y ha hecho de él un sujeto dependiente del mercado, las máquinas y la red de comunicaciones.

La
experiencia de Giono se sitúa en la década de la Gran Depresión, de modo que no
es de extrañar que busque caminos alternativos y plantee el motivo del regreso
a lo rural —en la actualidad está ocurriendo algo parecido— después de que las
máquinas hayan invadido el espacio social («… no me gusta el trabajo. No es un
orgullo, sino una obligación. Si hay menos trabajo para el hombre en la
actualidad es porque existen las máquinas», p. 91). El autor habla asimismo de
los jóvenes preocupados porque no encuentran un empleo acorde con su formación.
Les dice: «Han debido de decirte que hay que triunfar en la vida; yo lo que te
digo es que hay que vivir, ése es el mayor triunfo del mundo. Te han dicho:
“Con lo que sabes, ganarás dinero”. Yo te digo: “Con lo que sabes, ganarás
alegrías”. Es mucho mejor.» (p. 167). Sus obras eran bien
recibidas sobre todo por los jóvenes, que podían identificarse más
con su mensaje, tanto por su curiosidad por explorar nuevas posibilidades como
por el hecho de poseer la fuerza y la independencia necesarias para ponerlas en
práctica.
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Jean Giono |
¿Qué
interés tiene Las riquezas verdaderas
para el lector de hoy? Para empezar, el malestar social sigue
vigente e incluso ha ido a más con la aparición de los medios de comunicación
de masas, con su fuerte poder para canalizar los deseos de la población. Existe
una presión constante acerca de lo que uno debe hacer, lo que debe comprar, lo
que debe ponerse e incluso lo que debe pensar. La respuesta no es hacer las
maletas e irse al campo, pero leer un texto como este actúa como un acto de resistencia del que se
extraen ideas interesantes, ideas para sentirse «libre» incluso dentro de la
sociedad: el hecho de acostumbrarse a vivir con poco, reducir las necesidades
superfluas; la importancia de realizar tareas manuales o creativas como autorrealización
y, por encima de todo, la búsqueda de la felicidad en los bienes inmateriales,
en el interior («Para ser feliz hay que destruir esta sociedad construida sobre
el dinero», p. 169). La simple lectura del libro, tan poético y evocador, ya es
de por sí una experiencia de lo más gratificante.
Fotografías
de Contadour (Provenza), la comunidad donde Giono organizaba sus encuentros.
Siempre estás descubriéndome libros y autores. Esta vez no me voy a lanzar a por él, porque no es el tipo de lectura que busco ahora mismo. Pero lo tendré en cuenta para más adelante.
ResponderEliminarBesotes!!!
Giono es un clásico del siglo XX. Vale la pena tenerlo en cuenta para cuando te apetezca algo sobre estos temas.
EliminarHola
ResponderEliminarSiempre es agradable leer sobre Giono, he leído de él "el hombre que plantaba árboles" que me gustó mucho, pero aún más "el húsar en el tejado" que lo tengo apartado entre mis novelas esenciales. Este libro que describes, parece discurrir por los caminos que recuerdo que recorre´"el hombre que plantaba árboles" así que la apuntaré
gracias
Sí, en la faja pone que la experiencia que narra en "Las riquezas verdaderas" inspiró "El hombre que plantaba árboles". Yo ya he fichado este libro en la biblioteca, así que espero seguir leyendo a Giono en el futuro próximo.
EliminarMe lo he leido en el ordenador pero me gusta mas en papel donde lo podria encontrar?
ResponderEliminarNo he sido capaz de terminarlo.
ResponderEliminarInmensamente aburrido, sin sustancia, lleno de tópicos.
ResponderEliminarCompré este libro hace tiempo y lo he cogido estos días para simultanearlo con otro muy diferente. Buscando información sobre él he encontrado tu blog y he decidido seguirlo ya que tienes lecturas muy variadas y, sobre todo, está muy bien escrito. Un saludo
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