Edición:
Lumen, 2016
Páginas:
416
ISBN:
9788426402684
Precio:
19,90 € (e-book: 11,99 €)
Dreaming Spires
(2014-2016), una trilogía de aventuras,
misterio y romance que bebe de la literatura gótica clásica, ha consolidado
a Victoria Álvarez (Salamanca, 1985) como una de las escritoras más
interesantes del género en España. La autora, doctora en Historia del Arte y
profesora de la Universidad de Salamanca, se dio a conocer en 2011 con Hojas de dedalera, una novela sobre una
joven médium en la Inglaterra victoriana, y poco después publicó Las eternas (2012), también de romance
paranormal, esta vez ambientada en Venecia a principios del siglo XX. Si bien
ambos libros tenían carencias, sus páginas dejaban entrever un buen pulso
narrativo, una voz curtida en lecturas que sabe contar historias y solo necesita pulirse. Desde entonces, Victoria Álvarez ha mantenido su gusto
por los temas paranormales y las pasiones turbulentas; aun así, en la trilogía se
aprecia un notable crecimiento como narradora, tanto en la escritura (más
depurada y ágil, sin excesos descriptivos) como en el entramado (mejor
hilvanado, con las subtramas más equilibradas). Además, demuestra una voluntad de
no encasillarse en lo puramente inglés, una voluntad de explorar otros ambientes, otras
posibilidades que enriquezcan sus historias. Sí, sin duda Dreaming Spires es su mejor trabajo hasta el momento.
Todo
comenzó con un viaje a un castillo irlandés en 1903. El profesor Alexander Quills, el tímido
estudiante Oliver Saunders y el mujeriego Lionel Lennox, autores de la revista sobre fenómenos paranormales Dreaming Spires, abandonaron unos
días su Oxford natal para investigar la presencia de una extraña criatura en un
pueblecito irlandés. Al final, no solo desentrañaron el misterio, sino que la
experiencia marcó un antes y un después en las vidas de todos ellos, tal como
se narra en Tu nombre después de la lluvia (2014), el primer volumen de esta trilogía. En Irlanda,
precisamente, entró en escena la enigmática señorita Stirling, por aquel
entonces un personaje secundario que asume el rol de antagonista, aunque su
papel se hace más complejo a medida que la saga avanza. En la segunda parte, Contra la fuerza del viento (2015), encontramos
a los protagonistas más maduros: han pasado dos años desde la aventura
irlandesa y parecen más asentados. En esta ocasión, les toca poner rumbo a una
plantación de Nueva Orleans, donde les espera el caso de un supuesto barco
fantasma. Y, de nuevo, Stirling está por en medio. El desenlace también supone
cambios importantes para ellos, unos cambios que ahora se reflejan en El sabor de tus heridas (2016).
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Karlovy Vary |
La
historia de El sabor de tus heridas
se sitúa en la Navidad de 1909, unos años después de su última investigación. Esta
vez la vida no ha tratado nada bien a los protagonistas y, por si fuera poco, están algo distanciados. No obstante, se verán obligados a juntarse, y no
para desentrañar un misterio, sino para salvarse a sí mismos y a las personas que más quieren. Ha
llegado la hora de la verdad: el príncipe Dragomirásky ha ido más lejos que nunca y los de Oxford —Alexander, Oliver, Lionel y Veronica— no pueden
permitir que se salga con la suya. Ni los de Oxford, ni otros enemigos del
príncipe que se cruzarán en su camino. También la señorita Stirling se enfrenta
a un gran peligro. Los sucesos los llevarán de Oxford a París, donde comienza
su misión, y de ahí a Karlovy Vary, cerca de Praga. Y, aunque emprenden el
viaje pensando en su futuro, la búsqueda los obligará a mirar hacia el pasado,
hacia los orígenes de la estirpe Dragomirásky,
para tratar de entender al fin su particular pacto faustiano… y cómo acabar con
él.
Por
la naturaleza de la trama —ya no investigan un caso como un grupo de detectives,
sino que ellos mismos se convierten en protagonistas de una novela de acción—,
este volumen tiene un ritmo más trepidante que los anteriores y abundan las escenas de alta tensión (enfrentamientos,
tiroteos, persecuciones). Ahora no se trata de ir desentrañando pistas, de
menos a más, puesto que desde el principio se ven envueltos en un enredo que
los deja intranquilos. Con todo, estos «efectos especiales» no son lo más
interesante de la novela —lo que no quita que entretengan mucho y sean muy
eficaces para mantener la atención—. No, lo más interesante no está en los
hechos concretos, sino en la evolución
psicológica de la señorita Stirling. La hemos conocido en muchas facetas:
la villana, la femme fatale, la niña
vulnerable, la mujer enamorada, la sierva encadenada. La autora ha sabido mostrar
esas transiciones hasta el punto de convertirla en el centro de la obra, por
delante de los tres hombres, que de entrada parecían los protagonistas. Todos experimentan
cambios, es cierto, pero ninguno brilla como ella, ninguno pasa por tantas etapas,
ninguno tiene su carácter, esa fuerte personalidad que sin embargo esconde
fisuras, matices, recovecos. Al pensar en la trilogía en conjunto, Stirling sobresale
como la esencia de Dreaming Spires.
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Victoria Álvarez |
¿Y
qué más? La
autora vuelve a sorprender con la recreación de lugares alejados de la ficción
española —el París bohemio de principios
del siglo XX y las ruinas de Karlovy Vary— y, por
supuesto, hay fenómenos paranormales, romances (conocidos e inesperados) y
algún que otro secreto. Todos los cabos quedan bien atados y se enlaza con lo
ocurrido en los libros anteriores, cosa que demuestra que Victoria Álvarez
tenía claro desde el principio lo que quería contar y no ha estirado el hilo en
vano. La trilogía se cierra con esa esperada batalla del Bien contra el Mal,
que (no podía ser de otra manera) se cobra algunas víctimas. En suma, El sabor de tus heridas es un buen final
para Dreaming Spires, a pesar de que,
valorándolo de forma individual, no es el mejor libro de la saga (no supera Contra la fuerza del viento, el paso
adelante más significativo que ha hecho la autora en cuanto a despliegue
narrativo y evolución de los personajes). En fin, echaremos de menos a Stirling
y a todo el equipo de Dreaming Spires…, pero
tampoco hay que estar tristes, porque Victoria Álvarez tiene cuerda para rato y
seguro que seguirá superándose.
Fotografía
de Karlovy Vary del Facebook de la autora.