Edición: Rayo Verde,
2013 (trad. Julio Grande)
Páginas: 240
ISBN: 9788415539629
Precio: 17,95 € (e-book:
7,50 €)
Leído
en catalán (Raig Verd, 2013, trad. Maria Rosich).

En
parte, el interés de la novela reside en descubrir por qué la protagonista huye,
por qué ni siquiera desvela su verdadero nombre ni se muestra receptiva con los
lugareños. Para ello, el autor alterna los fragmentos en tercera persona
dedicados a su rutina en la granja con escenas ocasionales de las personas de
su entorno, en los Países Bajos, que dejan entrever información sobre el pasado
y están decididos a encontrarla. Pero no nos engañemos: Diez gansos blancos no es un
thriller. Ni siquiera es una historia de intriga (ni falta que le hace). Tal
como ocurría en Todo está tranquilo arriba, Bakker sobresale en la
narración de lo diario, de lo íntimo; el detalle imperceptible que esconde
un significado profundo. Si en su primera novela se trataba de un hombre maduro
a punto de cambiar su vida después de haber pasado los años acaparado por su
padre, en esta ocasión la transformación vital de la mujer está vinculada a
aquello que oculta, unas circunstancias igualmente graves. En los elementos
discretos es donde Bakker insinúa cada matiz de su personaje: la percepción obsesiva
del olor de la antigua dueña de la vivienda, las salidas al centro de piedras,
los paracetamoles antes de dormir.
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Monte Snowdon, en Gales. |
Además
del carácter depresivo de los personajes, las dos novelas tienen otros puntos
en común, como la ambientación en un espacio
rural solitario y sin apenas aparatos electrónicos. El autor, jardinero de
profesión y filólogo, conoce esta zona de Gales y enmarca con precisión el
contacto con el entorno para una recién llegada que descubre con sorpresa los
caminos y los animales, entre los que destacan los tejones, que la muerden, y diez
gansos que desaparecen de forma progresiva desde que se instala allí. Los
protagonistas, asimismo, comparten una afinidad por las letras a pesar del distanciamiento
de la universidad; la sensibilidad para
la literatura se compatibiliza con la rudeza del campo, dos mundos en
apariencia opuestos. En ambas obras, por otro lado, aparece alguien decisivo
que cambia el devenir del personaje: un joven que piensa solo en sí mismo. El
contraste entre el muchacho inexperto, fresco, vital, choca con la monotonía
del granjero y la profesora adultos, los perturba; y, en su papel de
secundarios, los jóvenes se convierten en piezas fundamentales del desarrollo.
La
estructura también sigue unas pautas parecidas, aunque en su ópera prima
utilizaba la primera persona: la acción comienza con la protagonista
instalándose en su nuevo hogar, amoldando el mobiliario de una manera parecida
a la que el granjero de Todo está tranquilo arriba hacía reformas en su casa; es como si el autor necesitara
localizar el escenario en el que se mueven e identificar su ritmo de vida antes
de continuar, algo así como colocar los pilares antes de construir el edificio.
La escritura, pausada, fría, domina las elisiones
para mantener el misterio en lo relativo al secreto de la mujer; y los diálogos,
parcos, resultan muy realistas, porque a veces los gestos y las actitudes dicen
más de cada uno que las palabras expresadas en voz alta (con Bakker se hace
imprescindible leer entre líneas para entender). Con respecto a su debut, se
aprecia un estilo más depurado y directo, no tan insistente en el relato de ciertas
rutinas de la granja; una evolución frecuente en muchos escritores.
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Gerbrand Bakker |
Campo
y literatura, decadencia y juventud, distancia y cercanía, silencio y ruido de
fondo; así son los dos libros traducidos al castellano de este novelista
neerlandés, un autor que, a pesar de haber publicado solo tres novelas para
adultos y de haber comenzado a escribir relativamente tarde, ha conocido el
éxito —Todo está tranquilo arriba se
tradujo a más de veinte idiomas y se hizo con el Premi Llibreter 2012 y el
IMPAC de Dublín 2010; Diez gansos blancos,
por su parte, se llevó el Independent Foreign Fiction Prize 2013 a la mejor
novela extranjera publicada en el Reino Unido—. Casi nada. Las palabras de
Bakker evocan con tranquilidad las miserias personales, y es esa habilidad, la
de mostrar el vacío interior con elegancia y sutileza, la que
engrandece tanto estas páginas.
No pinta mal pero no es el tipo de lectura que me llama ahora en verano. Necesito algo más de acción :)
ResponderEliminarBs.
Entonces busca otra cosa, sí :).
EliminarParece interesante pero quizás para otras épocas, como dice Angela, besotes
ResponderEliminarEs una buena novela para el momento adecuado. Quizá su tranquilidad se asocia más con el sofá, la manta y el café :).
EliminarYo aun tengo pendiente Todo esta tranquilo arriba, que me mira con pena desde la estanteria porque quiero leerlo y aun no consigo hacerle un hueco. Evidentemente (si me gusta tanto como a ti) iré directamente a por esta otra. Besos
ResponderEliminar"Todo está tranquilo arriba" es una maravilla. Espero que consigas hacerle un hueco pronto (yo, al empezarlo, me arrepentí de no haberlo leído antes).
EliminarMuy buena, mucho. Ya sabes lo que opino de ella.
ResponderEliminarEs uno de esos ejemplos de lo mucho que importa el cómo se explica la historia. Con otro tono (más explícito, más cercano), la novela no hubiera aguantado y del relato íntimo se hubiera pasado al melodrama barato.
Bakker mantiene el pulso en la forma y en la sutileza.
Excelente.
Cierto. Despojada del estilo sutil de Bakker, la historia se quedaría en nada; un melodrama barato como tantos.
EliminarTengo ganas de saber qué opinas de "Todo está tranquilo arriba". Las dos son muy buenas, sin duda, pero creo que la primera aún tiene más mérito porque considero más complicado plasmar la situación de estancamiento del protagonista. Digamos que, en ese caso, me parece más difícil conseguir un desenlace "potente" como el de aquí, y por eso mismo me gusta mucho cómo trabaja toda la trama.
De todas formas, "Dies gansos blancos" gana en la depuración del estilo, no se entretiene tanto en la narración de algunas rutinas (en el anterior te vas a hartar de vacas, asnos y demás fauna).
Tenía apuntada Todo está tranquilo arriba y voy a tener que apuntar también ésta. Me gustan cuando las historias están bien contadas, y parece que éste es el caso.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo está, lo está. Gerbrand Bakker es un muy buen escritor.
EliminarYa sabes lo mucho que yo disfruté con su lectura, y me alegro de que para ti no haya sido menos.
ResponderEliminarSigo con "Todo está tranquilo arriba" pendiente. Espero poder hacerle hueco en breve.
Besos
Estoy segura de que también lo disfrutarás. Tienen bastante en común.
EliminarTengo muchas ganas de este autor y pensaba seguir el orden de publicación de las novelas, pero esa mención a Emily Dickinson acaba de darme un vuelco y quizá adelante este título. Parece valor seguro.
ResponderEliminarBesucos.
Je, je, cuando escribí la reseña pensé que la referencia a Emily Dickinson llamaría la atención de sus lectores acérrimos. En realidad su papel en la novela no es muy importante, aunque se citan algunos versos porque la protagonista conoce su obra a fondo y supongo que eso tiene cierta gracia para los que habéis leído mucho a la poeta.
EliminarYo leí las dos novelas de Bakker por orden de publicación, pero creo que con cualquiera acertarás, así que elige la que más te apetezca :).
Hola! me ha gustado mucho esta reseña, y desde ya me tienes por aquí para seguirte ;)
ResponderEliminarLa verdad es que ha despertado y mucho mi interés esta historia, había leído la sinopsis, pero como dices, creo que te hace tener una idea equivocada,más cercana al thriller que a una historia centrara en su protagonista y el día a día. Me la apunto para leerla, espero que pronto. Un saludo!
Gracias, Rubén. En cuanto al libro, sí, creo que catalogarlo como "thriller" no es adecuado. Tiene algo de intriga, pero se plantea de una forma muy diferente a la del thriller, con más tranquilidad.
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